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sábado, 12 de octubre de 2013

ESPIGUEO Y ALTAS REFLEXIONES

Espigueo.


Oiga, muy flojo eso que ha escrito usted sobre política, muy flojo, ahórrenos los discursos.

El cepogordista no pasa de ser un vulgar practicante del espigueo más descarado. ¿No me diga? Pues si mire usted, así son las cosas.

Ni Angelino Loputto, el asesino de masas, por falta de presupuesto, ni Jaccomino Fanculetti, el demagogo, por falta de tarima para las arengas, parecen capaces de poner fin al desvarío. El mercenario italiano y la vulpeja de los Abruzos, en definitiva la escoria de la otra península, nos fallan, es una pena. ¿Qué hacer? Material nacional no tenemos y aunque fuera más barata la contratación, tampoco habría parné. Parece que estamos condenados a la inacción. ¿Deseamos un estallido de violencia? ¿Desearíamos por ejemplo que las masas enfurecidas tiraran a la alcaldesa de Madrid por la ventana? Si no fuera por la multa esa que van a poner por tirar basura a la calle, pues a lo mejor hasta nos parábamos a considerar la idea. Pero con calma no, no deseamos que haya violencia aunque empieza a parecer que para salir de la inacción, para salir de la trampa en que nos tiene cogidos el sistema político europeo puede ser la única vía, reventar el absceso y que salga el pus, masas enloquecidas, palo, hordas, fuego, políticos a la fuga o ensartados, Savonarolas y nuevos demagogos. Esperemos que las cosas puedan moverse de otra manera. Movimiento es lo que necesitamos. Oiga usted la palabra movimiento precisamente… Apela usted a la violencia, es usted un fascista. Bueno yo me entiendo, y usted, se va a tomar vientos.

He saltado la barrera con torpeza, como un sapo sucio y gordo, le decía Tato a Doroteo el otro día.

Cuando en aquél viaje a Bilbao nos paramos delante del monumento a Sabino Arana, en la plaza de los jardines de Albia, enfrente de Sabin Echea, la sede central del PNV, anochecía. Un viejales se puso a mirarnos. No nos quitaba el ojo de encima mientras asentía, perverso y bobalicón, como aprobando que rindiéramos pleitesía al brujo de la tribu, cuando la realidad es que le estábamos poniendo verde, a parir, acordándonos de toda su parentela, recordando el daño hecho, el mal presente y reconociéndole eso sí, las cualidades de gran brujo supremo, de gran embaucador. Pues no hay duda de que lo sucedido en las regiones vascas de España tiene mucho de enajenación mental colectiva. En el año 2000, según leemos en la prensa, el cuarenta por ciento de los nombres más utilizados en la comunidad eran los inventados por Arana cien años antes. No hay duda de que el pájaro conocía el medio en el que se movía y que fue maestro en adoctrinar paletos (no se me enfaden que lo rural es lo rural, por mucho aprecio que se le tenga). Lo malo es la ausencia de contra-discurso, el silencio que no responde al ruido que hacen unos pocos. El gran tema de nuestro tiempo es la Mentira. La mentira de masas, el embaucamiento generalizado. Y frente a eso no cabe la inacción, o la insidia se hace verdad, a fuerza de repetirla, como hace muchos años proclamó con toda la razón la comadreja que fue ministro de propaganda del Reich nazi.

Contra-discurso, o mejor dicho, afirmación, proyecto, explicación cierta y válida de la realidad:

“Conviene antes, camaradas, que hagamos una advertencia, a modo de ilustración y guía de todo el Discurso: que en España no van bien las cosas, al parecer desde tiempos remotos, lo saben ya los españoles desde que nacen. Hay y existen mil interpretaciones, mil explicaciones acerca de los motivos por los que España camina por la historia con cierta dificultad, con pena y sin gloria, es hora de renunciar a todas ellas. Son falsas, peligrosas, y no sirven en absoluto de nada. Bástenos saber que sobre España no pesa maldición alguna, y que los españoles no somos un pueblo incapacitado y mediocre. No hay en nosotros limitación, ni tope, ni cadenas de ningún género que nos impidan incrustar de nuevo a España en la historia universal. Para ello es suficiente el esfuerzo de una generación. Bastan, pues, quince o veinte años.”

“Aparte de que no es en la historia, en el pasado histórico, dónde hemos de dar nosotros la batalla. Necesitamos, si ésta ha de ser eficaz, enemigos cercanos y concretos. Por eso, en vez de remontarse España atrás, en busca del hecho fatídico, el hombre culpable o las ideas virulentas a quienes imputar las responsabilidades por la patria deficiente que hoy tenemos, nos corresponde percibir y descubrir los hechos, los hombres y las ideas de esta misma hora. En otro caso, correremos el peligro de luchar contra fantasmas y contra enemigos ilusorios, lo que nos convertiría a nosotros también en fantasmas y repugnantes desertores.”

“Ahora bien, la dimensión histórica es por fortuna inesquivable. Saberse nacido en el seno de un gran pueblo, en el  que gentes de la misma sangre que uno, poco más o menos igualmente dotados que uno, realizaron empresas de relieve histórico formidable, es sin ninguna duda un ingrediente de gran fertilidad. Se tiene así la certeza de moverse en el círculo de las ambiciones legítimas, y de que sólo es cuestión de ingenio, de heroísmo y de voluntad, atrapar de nuevo las riendas del triunfo".

Las tres citas son del Discurso a las juventudes de España, de Ramiro Ledesma Ramos. Si, si, ya lo se, oiga usted, mire usted, no puede ser.

Altas reflexiones. Putas a la sombra de una acacia, y gitanos comprando un jamón y un kilo de chicharrones, para hacer en tacos. Son seis, incluyendo lo que parece una madre o tía, auténtica tiorra en forma de peonza, de faldones y moño negro, que llevará algún afilado fierro en el refajo. Pero que es a un tiempo afectuosa y maternal con la tropa que comanda, tipo de tabernera extinguido, que reparte a su alrededor pescozones, interjecciones con voz ronca y cantarina, abrazos y afectuosos pellizcos. Suben todos a un gigantesco todo terreno lujoso de color negro, con cristales ahumados, que les esperaba con el motor en marcha. El cepogordista, que ya sólo fuma cigarros pequeños, tipo cilindrín, pensó que se trataba de un coche oficial –de los que se pagan con la parte del cigarro que el cepogordista ha dejado de comprar, que remedio oiga usted-, y casi acierta, a no ser por la matrícula que le confirma su error.

Hay días en que uno vive paseando por el guión de una película truculenta.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

HUMO EN LOS TOROS O TAXONOMÍA DE TRAGONAS

Gordo, acepción sexta del RAE (anticuada): 6. adj. ant. Torpe, tonto, poco avisado. 
Hay gordas flacas y flacas gordas. Y gordas gordas. Ya me entienden. Hablamos de mentalidad, gordas ligeras y gordas o flacas plúmbeas, que son como una bola de granito de bovino mirar, que revientan el suelo con la presión de sus tobillos tubulares. Combinaba Bergamota un hondo desprecio a las miserias de la tropa, a sus absurdeces a sus constantes salidas de tono de toda suerte, ordinarieces, cópulas y emparejamientos estrambóticos, ansiedades por figurar y sentirse objeto de la atención del prójimo; combinaba ese desprecio, mezclado de indiferencia, que le empujaba a la retirada y al aislamiento, al sosegado silencio, con un hondo sentimiento cristiano, incluso con una fe verdadera. Bergamota olvidada entonces sus monstruosas prevenciones y era capaz de acoger al prójimo, de escuchar a la tropa, de mirar con benevolencia a los demás, de tratar de entender y comprender sin juzgar. Una joya Bergamota. Ante la infecta gorda sentada, mejor dicho despatarrada en la delantera de andanada de la plaza, ¿cuál de las dos caras de Bergamota triunfaría? En primer lugar y a primera vista, todo condenaba a la infecta, no había por dónde cogerla. Y por encima de todo merecía ser molida a palos por su falta de carácter. Esas miraditas, girando la cabeza de medio lado hasta alcanzar a verle, reprochándole que fumara, reprochándole con ojos de perro enfermo las volutas de humo, que según parecía decir con la mirada boyuna la estaban asesinando, machacando, haciendo la vida imposible, ahí en los altos de la plaza, al aire libre, con brisa y sin calor.

Una gorda de verdad se hubiera levantado de un brinco a montar un pollo, quejándose del tabaco, del humo, de la gente, del derecho por su ausencia y de la gente por gentuza. Sólo a gritos de “señora a ver si se calla” se la hubiera podido reducir a silencio. Una gorda con carácter, con raza, con nervio, una gorda de cien arrobas se hubiera quejado de que el cigarro no fuera habano: A ver si fuma usted algo decente pelagatos, si va a molernos a humo, por lo menos que sea del bueno, tío piernas, muerto de hambre. A callar tiorra, si no le gusta el humo vuélvase a la portería y al ajo frito, usted a comer pipas como los loros. Yo a este tío señorito le casco, lo crujo, serénate Gertru que te pierdes, sujetadme que le ahogo… ¡Deje ya de bramar señora que los toros están en el ruedo….! La amable escena imaginada hubiera sido imposible con la gorda de ayer, turista, extranjera, borrega, llorona, asesinada, falta de todo carácter. ¡Qué aspecto tenía la pájara! Como era posible que una señora así, gigantesco monigote de trapero, de uñas despintadas, piezarros, cogotón, pelo a tazón mal teñido, como era posible que el mico se sintiera con derecho a quejarse, cuando constituía ella misma, con su sola presencia, una ofensa estética, la más brutal agresión a la vista que concebirse pueda entre los espectadores de un acto público. ¡¡Bergamota!! ¡Lo que dice usted falta a la caridad, es usted un fascista! De haber estado tranquila, nadie hubiera dicho nada y nada habría pasado. Pero la tiorra exigía. Bergamota le lanzó una mirada gélida, desde otro mundo, y a partir de ese momento, dejó de hacer esfuerzo alguno para influir sobre la dirección del torbellino de humo del potente tabaco del Valle de San Andrés. Hasta la primera queja lo había intentado, esperar a la brisa contraria, soplar hacia arriba o hacia abajo. Pero ya no. Sólo expelería y dejaría que fuera el airecillo de la tarde el que decidiera. Pues el airecillo, desde ese momento, apunto con firmeza, sin vacilaciones y ya para siempre al cogote de la sufragista antitabaco, convertida de repente en el faro al que acudieron los humos de los tres cigarros, el de Alcides, el de Doroteo y el de Tato, los tres del Valle, pero gigantescos además los de Tato y Doroteo. Al siguiente toro se fueron el mico y toda su parentela.

CIRCULO TAURINO AMIGOS DE LA DINASTÍA BIENVENIDA

El cepogordismo, con el retraso que le caracteriza, nueva demonstración de su torpor y lentitud, reproduce a continuación los premios correspondientes a la Feria de San Isidro 2013, concedidos por el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida. Copiaremos literalmente el fallo del jurado, tal y como aparece en su página güeb, en la dirección siguiente:


Vaya por delante que si lo reproducimos es porque compartimos plenamente el fallo. Y si lo compartimos es también porque el cepogordimo, aunque es lento y normalmente renquea, para lo que importa no se chupa el dedo y espabila. Y es que allí estuvimos: en la corrida de José Escolar y en la corrida de Cuadri. Aplaudimos los toros de José Escolar, vimos la estocada de Robleño, nos pusimos de pie con la cuadrilla de Castaño y aplaudimos al matador por su verdad delante de los torazos de Cuadri. En fin. No añadimos más. No se pierdan estas cosas y vengan con el cepogordismo a los toros.

A continuación el fallo del jurado.

Madrid, 8 de junio 2013.- Tras la reunión celebrada en el "Cuarto Bienvenida" del restaurante "Sotero" de la capital de España, el diestro Javier Castaño y los integrantes de su cuadrilla, la ganadería de José Escolar y el matador Fernando Robleño han sido galardonados por el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida con sus trofeos correspondientes a la feria de San Isidro 2013.

•La XIV "Fábula Taurina" que premia la labor lidiadora más brillante y enjundiosa de los toreros, en su XIV edición, ha correspondido al matador Javier Castaño y sus subalternos Marco Galán en la brega, Fernando Sánchez y David Adalid con los palos y el picador Tito Sandoval en un tercio de varas de mucha pureza. Todos ellos dirigidos y alentados por su jefe de filas, Castaño, desataron el clamor en Las Ventas y protagonizaron la primera vuelta al ruedo de una cuadrilla, tras lo cual el matador ofreció una magistral y valerosa actuación ante la corrida de Cuadri.

•La VI "Fábula Ganadera", fue para el la corrida de la ganadería de José Escolar lidiada el 12 de mayo, por su excelente presentación, y magnífico juego en todos los tercios de la lidia.

•El VI Trofeo "Pepe Bienvenida" a la mejor estocada fue para el matador Fernando Robleño por la perfecta preparación y ejecución de la suerte suprema en su primer toro, de José Escolar, en festejo celebrado el 12 de Mayo.

•También, y a propuesta del presidente del Círculo, por acuerdo de la Junta Directiva, se otorgó el X Premio "Bienvenida" Juan Ruiz Palomares, apoderado de Javier Castaño y de una trayectoria impecable al servicio de la Fiesta desde su descubrimiento, apoderamiento y lanzamiento de uno de los toreros más importantes de la historia como es Enrique Ponce, y por su labor al frente de la carrera de Javier Castaño, como artífice de su triunfo y el de su cuadrilla.

•El trofeo VII Pañuelo de Oro que se otorga a la destacada labor del equipo presidencial ha recaído en el veterinario de servicio en los festejos taurinos de la plaza de Las Ventas, Fernando Mirat Arellano, por su magnífica y dilatada trayectoria como integrante de los equipos facultativos, ejemplo de conocimiento y solvencia en materia de su competencia.
En el jurado que otorga estos galardones, cuya presidencia de honor ostenta Miguel Mejías Bienvenida, último eslabón por ahora de la gloriosa dinastía taurina, están representados todos los estamentos de "la Fiesta" y con la novedad de haberse incorporado el bibliófilo mexicano, Jorge Espinosa de los Monteros, presidente del Capítulo de México del C.T.A.D.B., y el galo Jean Pierre Ferro, presidente de la Peña Lutecia de París.

Presidente
Sr. D. Miguel Mejías "Bienvenida"

SecretarioSr. D. José Ramón García García

Vocales
Sr. D. Mario Alonso Pastor
Sra. Dª Beatriz Badorrey Martín
Sr. D. Gustavo Blázquez Manso
Sr. D. Pedro Javier Cáceres Alonso
Sr. D. Fernando Claramunt López
Sr. D. Felipe Díaz Murillo
Sr. D. José Manuel Durán Jiménez
Sr. D. Jorge Espinosa de los Monteros
Sr. D. Jean Pierre Ferro
Sr. D. José María Garrido Garrido
Sr. D. Fernando Herrero Moreno
Sr. D. Javier Hurtado Gutiérrez
Sr. D. Juan Pablo Jiménez Pasquau
Sr. D. Juan Lamarca López
Sr. D. Marcos Martín Merlo
Sr. D. José Ramón Márquez Glez. de Rueda
Sr. D. Alberto Mateos Arroyo
Sr. D. Javier Morales Fernández
Sra. Dña. María Dolores Navarro Ruíz
Sr. D. Juan Miguel Núñez Batles
Sr. D. Carlos Ruiz Villasuso
Sr. D. Ignacio Ruiz Quintano
Sr. D. Javier Sánchez Arjona
Sr. D. Julio Stuyck Collado
Sr. D. Antonio Tejerina Castellanos

jueves, 19 de septiembre de 2013

MANIFIESTO DEL PALO

Manifiesto del palo.

1.      Somos más bien contrarios a los manifiestos, más proclives a la acción, al gesto, al palo. Palo, palo, palo.
2.      Nos adherimos a todos los que defienden el Toro de la Vega, en Tordesillas, para defenderlo también. Apoyamos a los que asisten al torneo, a pie o a caballo, con o sin lanza. Defendemos el torneo bien hecho y dentro de las reglas. Nosotros, ni con lanza ni con vara larga: Nosotros vamos con garrote, para cascar a los reventadores, a los mesócratas de lo políticamente correcto, a los ciudadanos del mundo, a los amantes de Disney y protectores de Bambi –¡cuánto daño a hecho esa película!-, a todos aquellos que confunden la naturaleza de las cosas y de los seres, a los igualadores por abajo, a los enemigos de la libertad, a los bocazas, los choriceros, botarates y mendrugos de la modernidad hispano progre, cuya quintaesencia es boca sandía Pérez Reverte, ese chisgarabís que todo lo sabe y de todo habla con la fatuidad del cateto seguro de sí mismo, títere del periodismo, zascandil de la Academia, maestro lechuga de casi todo, verdadera plaga de nuestra Historia en la que revuelve como el chancho hoza en la charca, desolación de la escritura. Sentimos no haber podido acudir este año al Toro de la Vega, lo intentaremos el que viene. Y mientras, puliremos amorosamente los garrotes. Palo, palo, palo.
3.      Nos manifestamos contrarios al indulto de las reses bravas en las corridas de toros, no soportamos más buenismo bichero, más bambi animalista, más imperio de los cretinos, más tauromaquia ZP, más café descafeinado. El estoque hasta la bola, la mano manchada y el toro rodando. Si la res no es brava, si la res es descastada, si nos vuelven a servir descafeinado frío de sobre, pues que el último apague la luz ya del todo, pero que primero se corra a garrotazos a los responsables. Palo, palo, palo.
4.      Deseamos pronta recuperación a David Adalid, banderillero de la cuadrilla de Javier Castaño herido por un toro de Miura, cogido dos veces, en dos encuentros sucesivos con el mismo animal. Matador y cuadrilla nos regalaron dos tardes en San Isidro el año pasado en las que nos trasportaron a otra época, vimos como cobraban vida en el ruedo aguafuertes de Goya, estampas de La Lidia, esencias de algo eterno y profundamente español. Que rechinen los dientes de los envidiosos, los resentidos, los apalancados, los figuras del mono encaste y los toros elegidos, que por lo que le están haciendo a la fiesta merecen…Palo, palo y palo.
5.      No sabemos que es la España negra, ni sabemos que es la España profunda, ni nos avergonzamos de nuestra ignorancia. Y a todos los modernillos chancleteros, a todos los electrónicos tontunos que hablan tontinglés, a todos los vigoréxicos perseguidores del buen comer, del buen beber y del buen fumar, a toda esa horda armada de piquetas, a todos esos memos promotores del derribo general para construir la Nada, a todos esos reyes de la camiseta, deseamos… Palo, palo y palo.

Firman a continuación en prueba de su adhesión a lo anterior: Alcides Bergamota, Tato, Doroteo, Calvino de Liposthey, don Manolito, don Estrafalario, Argimiro (para o ser menos), Lentini Spotti (por si acaso y a ver si le hacen académico) y un largo etcétera.

domingo, 15 de septiembre de 2013

CURRUTAQUISMO

Cuando se quiere opinar, y es obvio que casi todos quieren opinar, pese a lo cansado y a veces tedioso que resulta, conviene sacudirse un poco la pereza. Y que mejor forma de sacudirse la pereza que dedicar unas horas de calma y silencio a leer. ¡Cuántas cosas se descubren! Cuantos juicios deberían quedar en suspenso, hasta haber dedicado esas horas de silencio –el que las encuentre- a un poco de lectura. Siguen a continuación algunos ejemplos que deberían invitar a la prudencia a tanto currutacos, opinadores y botarates. Se refieren a la historia de España, y salen todos del mismo libro, que cualquiera puede comprar por cuatro perras gordas en una librería. Y falta hace, en este presente, y empezamos con los ejemplos, “de nacionalismos periféricos inventores de una nueva historia”, recibida por tanto perezoso botarate con ignorante, perezosa (hay que volver a utilizar la palabra…) y boba credulidad. Todos los subrayados, mayúsculas y énfasis –si cabe añadir algo con ellos a los textos que transcribimos- son de este pobre cepogordista. Vamos allá:

España, a finales del siglo XVIII, poseía la segunda flota mercante del mundo, la segunda cabaña lanar de Europa, la tercera potencia sedera y algodonera (teniendo en cuenta la importancia que por entonces tenía el textil) y se habían ya dado pasos en la metalurgia. Por detrás de España se encontraban la mayoría de países europeos, Prusia, Austria, Italia y, por supuesto, los países nórdicos y del este europeo. (…) En el siglo XVIII España era un país floreciente. (…). España estaba atrasada con respecto a Gran Bretaña, pero no comparada con otros países europeos. Como parte de su peso en Europa, España era la tercera potencia en poderío naval al doblar el siglo. Su marina era en número, tonelaje y armamento prácticamente igual a la francesa y se aproximaba a la inglesa, si bien ésta última aventajaba a las dos tanto técnicamente como en la formación de sus hombres.

“La guerra de sucesión no fue una guerra civil. (…). Guerras civiles fueron las carlistas del siglo XIX, pero no la de sucesión ni la de Independencia en 1808, que incluso quieren convertir ahora algunas tendencias “guerracivilistas”, de origen nacionalista, en también guerra civil, proyectando hacia el pasado situaciones del siglo XX, que tienen su propio contexto, muy diferente del mundo hispánico de finales del Antiguo Régimen.”

Y para acabar:

“Una vez más, y dado el hecho histórico de la honda interiorización que los propios españoles hacen de la visión extranjera –especialmente de la francesa en el siglo XVIII, ampliamente admirada por la élites hispanas-, merece la pena recordar los escritos de Maravall, Caro Baroja, Anes, Iglesias, etc., contra los tópicos esencialistas que atribuyen los reveses históricos al carácter, supuestamente el mismo a través de los siglos, de esta país. A la pereza intelectual y moral existente detrás de ese determinismo histórico, se suma la facilidad de tomar la literatura y los relatos de todo tipo al pie de la letra, sobre todo si se desconoce una historiografía crítica competente.”
*          *          *

Para que añadir más. Esperemos que los anticuerpos anteriores puedan contribuir un poco a parar, o incluso sanar, la enfermedad que padecen tanto peleles currutacos a los que deseamos con todo cariño una pronta mejoría. Desde luego el tratamiento ha hecho efecto en don Estrafalario que se encuentra cada día mucho mejor y reconciliado con la historia de España, país en el que vive, y a cuya mejoría espera poder contribuir un poco a partir de ahora, en el pequeño círculo de modesta influencia en el que puede actuar, al opinar en las tertulias del Casino libertad, con don Manolito, Alcides, Tato, Pomarada, Lentini Spotti, Argimiro e invitados.

domingo, 8 de septiembre de 2013

OLIMPISMO


La verdad es que nos alegramos mucho, en el fondo, de que Madrid no haya sido elegida sede olímpica. Superficialmente puede escocer un poco ver lo mal que se desenvuelven nuestros políticos en estos tinglados internacionales, a los que acuden con ingenuidad (es decir desconociendo las reglas del juego y por tanto mal preparados) o mal asesorados respecto de la cuantía de los sobornos que es necesario emplear (tal vez dinero,  a lo mejor también prostitutas, efebos para esos viejales que deciden en el comité olímpico internacional, chantajes, grabaciones, etc.), es decir, nuevamente mal preparados.

Pero en el fondo nos alegramos mucho. En primer lugar y sobre todo, porque el pobre y sufrido contribuyente español se va a ahorrar la gigantesca inversión económica que hubiera supuesto acoger los juegos. Se habla, tirando por bajo y siendo conservadores, de al menos 1.500 millones de euros. Importe que normalmente la realidad se encarga de incrementar. Contrariamente a la campaña de apoyo al tinglado que asegura que los juegos traerían resultados económicos positivos, está comprobado que suelen ser ruinosos para la ciudad elegida. Dudamos mucho de que una horda de turistas en chancletas fuera a dejarse en un mes en Madrid una cantidad superior a la invertida, ni que se consiguiera el dinero necesario con los patrocinios de la empresa privada.

Los que se lamentan por lo que llaman derrota explican que recibir los juegos sería dar un impulso económico a la ciudad, turismo, ocupación hotelera, construcción. Pero no suelen referirse a quien paga la cuenta. Desde luego, pagarían la cuenta en su gran mayoría las administraciones públicas una mayoría, lo que significa que las pagaría el ciudadano de a pie. Usted y yo. El pringado. Un gasto un gasto suntuario más añadido al escandaloso despilfarro en que sigue consistiendo nuestra vida pública, dónde no existen ni las reformas ni la austeridad. Desde que dio comienzo la crisis se ha incrementado el gasto público, apenas se ha reducido la estructura de la administración, ha aumentado el número de funcionarios y para mantener todo este tinglado ha sido necesario aumentar los impuestos de forma drástica. El más terrible keynesianismo, la más feroz socialdemocracia, todo eso envuelto en las grandes mentiras. Que no son grandes mentiras españoles, sino europeas. Hoy decía la presidenta del Fondo Monetario Internacional que había que poner fin a las duras políticas de austeridad. No señor, lo que hay que hacer es extenderlas de una vez y aplicárselas por ejemplo a ella (300.000€ libres de impuestos).

Pero es que además nos invade una gran sensación de repugnancia ante todo el bochornoso espectáculo. Nos repugna ver a Madrid representada por esa señora Botella, que ¡menudo buey!, como decían ayer en una corrida de pueblo de la pobrecilla que paseaba por el ruedo el cartel con la reseña de cada toro. Esta señora repintada que parece una cocinera de fonda de arrieros enriquecida, sin una idea, sin una creencia, más que el convencimiento de la propia valía. Menudo espectáculo, mezcla de polichinela y Annie Manzanas, la vieja de la película de Frank Capra.

Nos repugna hasta la ahorcada ver que escribe en el ABC el antiguo periodista de la cadena SER Paco González, una de las personas más bastas de la creación, un boca buzón reyezuelo del infecto mundo del comentarista deportivo, llegado al viejo periódico vía la COPE dónde aterrizó con todo el equipo de la SER cuando la cadena de los obispos se deshizo de Jiménez Losantos. Gran jugada de los obispos. Así está la España teóricamente de derechas, tan desfondada como el partido que debía representarla, entregado al socialismo, la partidocracia, la mediocridad y el trinque. Nos repugna ver que el periódico de Corrochano, de Pemán, de Diaz-Cañabate, de Julio Camba, incluso de Martín Ferrand, que en paz descanse, pueda dar espacio a semejante botarate. Otro que se toma en serio – medio país va en pelota pero no tenemos niño que señale, como en el cuento- y que se permite escribir que “ha tenido la suerte de conocer varias sedes de juegos olímpicos  y esas ciudades pasan a ser capitales abiertas al mundo, modernas, envidiables y envidiadas. Eso es lo que perdimos ayer.” ¿Merece la pena que comentemos el exabrupto, por cierto guiado por el rasero de la envidia? Parece que Madrid no existía hasta la fecha y que a Boca Buzón no le suena el Museo del Prado, por ejemplo. Tópicos y basteces. Tato añade además que se hace de todo en la modernidad y los modernos…

Pero es que si nos repugnan las lamentaciones, no queremos imaginar lo que hubieran sido los triunfalismos… La fotografía de los nipones celebrando el suyo, su triunfo (por cierto todos muy feos y mal vestidos, en eso como Paco González, las cosas como son) es realmente, además de fea, repugnante. Casi llegamos a la náusea. Uno prefiere mil veces la tan poco moderna y sí mucho más natural y serena contención de nuestros antepasados, el sosegaos de Felipe II, el aire que se respira en la Rendición de Breda de Velázquez. Preferimos incluso, fuera de España, mil veces, al inmutable victoriano pronunciando el “¿Doctor Livingstone supongo?” o vistiendo un traje oscuro con corbata de lazo para cenar en medio de la sabana, fumando en pipa buen tabaco contra los mosquitos.

Finalmente, ya puestos en repugnancia, diremos que nos repugna el olimpismo moderno, el espíritu olímpico, vendido, prostituido, profesionalizado, patrocinado, dopado, negociado, transmitido y retransmitido, la gusanera de sus organizadores, los oscuros vejestorios que manejan el tinglado, las pantallas gigantes, las masas de memos y el olor a podrido que se respira en comités, delegaciones, politicuchos y resto del tinglado.

Así que estamos encantados de que todo esto se aleje de Madrid por unos años y de que no nos endosen una cuenta más. Dicho queda.

lunes, 26 de agosto de 2013

FORZADOS AL MODERNISMO DE CUOTA, UN MAL SUEÑO

Reunión de urgencia. Los redactores de Cepo Gordo son convocados por el Presidium del Círculo Cepogordista. 

Es la primera vez que sucede. Nunca se vió mejor momento para emplear la frase hecha "la tensión se palpaba en el ambiente". 

Alcides comparece tarde, como siempre, pretextando no sé que retraso del tren, Tato, que es uno de los potentados que financian el invento se remueve inquieto en su sillón, Doroteo trata de calmarlo silbando por lo bajinis una copla, Sanglier se agita un poco, como hace a menudo en su charca literaria, tratando de encontrar el hueco en el enorme sofá que le ha tocado en suerte. El humo azul asciende en volutas hacia el techo perdiéndose entre las recargadas tallas del artesonado. El Presidium, trajes oscuros, caras largas y cigarros humeantes permanecen sentados en silencio, con los ojos semicerrados y el gesto adusto que corresponde a todo consejero de alguna institución que se precie. Por fin llega El Escriba que viene, como no, de un funeral o de un versnissage y se queja de haber sido advertido con tan poca antelación. La reunión puede dar comienzo.

El secretario, un abogado joven atildado y con voz de falsete toma la palabra y se dirige al auditorio.

-Señores, nos hemos visto en la obligación de convocarles ante la avalancha de comentarios críticos que los lectores de cepo vienen registrando a propósito de ustedes, de su temas, de sus razones y estilo.

-Pero...trata de decir Alcides que interrumpido de inmediato por el miembro más grueso y ceñudo del Presidium.

- Cállese, especialmente usted debe permanecer en silencio hasta que el secretario concluya su alegato. 

El secretario hace un gesto con la cabeza.

-Como les decía, desde hace unas semanas se ha registrado un creciente y preocupante aumento de quejas por parte de los lectores. Las críticas no nos preocuparían si no fuera porque tras analizar lo publicado en esas fechas por los colaboradores, señores Alcides Bergamota, Doroteo y Sanglier, hemos de admitir que las quejas son justificadas. Tras un detenido análisis en el que han participado algunos asesores externos que figuran entre lo más granado de la progresía social y literaria (y que dicho sea de paso nos han cobrado un pico...largo por el detallado estudio de folio y medio) hemos llegado a la conclusión de que en manos de ustedes Cepogordo se ha convertido en una publicación apolillada y carca. Ustedes sólo hablan de toros y de libros, de cigarros, de asuntos inguinales, de autoproclamadas grandezas históricas y heráldicas, de noticias provincianas que a nadie interesan. Exaltan ustedes con total impudicia las virtudes del chocolate con picatostes, del vino tinto, del queso en aceite, del bacalao al pil-pil, de la caza a mano y con galgo, del libro intonso, de la monja de clausura, del conquistador español, del Tercio y la pintura negra, todo esto resulta IN-TO-LE-RA-BLE.

El secretario, que se está gustando en la faena, se detiene unos segundos para beber unos sorbos de agua mineral y referescarse la incipiente calva con una toallita de colonia Loewe que extrae del bolsillo interior de la chaqueta. Tras apretarse el nudo de la corbata con gesto mecánico retoma la palabra. 

Alcides, Doroteo y Sanglier, sentados en primera fila contienen a duras penas sus respectivos ataques que se manifiestan en una gama cromática que pasa del bermellón al grana. Tato, con la boca abierta, da la sensación de haber sufrido una apoplegía, el aspecto de El Escriba no trasluce ningún síntoma de cabreo, se limita a tomar notas pulcramente en su cuadernillo, a saber que terribles represalias está pergeñando en su cerebro.

-Les recuerdo a ustedes que Cepo Gordo se instituyó para ofrecer un canal independiente de comunicación que permitiera opinar de manera libre sin prescindir de las necesarias convenciones del mundo actual y con un respeto exquisito a los valores del mundo moderno, en especial la igualdad valorativa de todas las opiniones, el multiculturalismo, la defensa de la opción LGBT...

El discurso es interrumpido por un bramido -al unísono- que escapa de las gargantas de Alcides y Sanglier. Doroteo comienza a patear y Tato sólo es capaz de ponerse en pié y gritar "¡Jamás!, con mi dinero eso si que no, ¡Jamás! El Escriba llama por teléfono a un Notario amigo y le pide que acuda de inmediato.
El secretario, petrificado ante el bramido de la raza, se ve alzado por cuatro manos que lo zarandean hasta bajarlo del estrado. Los miembros del Presidium contemplan la escena con indiferencia, han vivido tanto.

Reducido el secretario al que han amordazado con un pañuelo de Doroteo y han atado con los cordones de la cortina más cercana, Alcides toma la palabra situándose frente a la mesa que ocupa el Presidium.

-Señores, no sabemos de dónde ha salido éste mequetrefe ni tampoco de dónde ha sacado doctrinas tan desviadas y lamentables. Cuando ustedes nos ofrecieron su desinteresado apoyo económico para financiar la difusión de nuestro órgano de expresión cepogordista, nunca, y repito, nunca, se acordó un ideario modernista y desnaturalizado, inhumano y antiespañol. Nuestro benefactor aqui presente -se dirige con un gesto hacia Tato, que sigue el discurso petrificado, haciendo gala de una generosidad rayana en la prodigalidad cubre los modestísimos gastos de nuestra publicación y distribución ordinaria. Si accedimos a recibir la ayuda y colaboración de su grupo Internacional de Ideas y Publicaciones Culturales, fue porque consideramos la oportunidad de hacer llegar nuestras modestas inquietudes a nuestros hermanos de Iberoamérica y America del Norte que a tenor de las estadísticas nos siguen con devoción. Ahora bien, si su colaboración estaba viciada de inicio y su aparente munificencia no era sino un pretexto para corromper nuestros espíritus y torcer nuestras voluntades, entonces, yo, Alcides Bergamota - ¡El Grande! gritaron Doroteo, Tato y Sanglier al unísino- reniego de ustedes, reniego de esta colaboración maléfica y prefiero mil y una veces regresar a nuestro estadio anterior dónde difundíamos nuestras ideas e inquietudes desde la tranquilidad espiritual y económica, desde la modestia y austeridad que son propias a la provincia hispánica..Dicho ésto Alcides tomo asiento con la mayor dignidad y encendió una perla de González Márquez.

Al punto tomó la palabra Sanglier que con tono poco amable se dirigió al Presidum que continuaba inmóvil y humeante.

-Señores, y les llamo así por emplear un trato convencional, ya que al parecer gustan tanto de los convencionalismos, a lo dicho por mi maestro, amigo y compañero de redacción Alcides Bergamota no cabe añadirle ni quitarle nada. Quiero meramente dejar constancia de que hemos sido engañados de forma artera. Ustedes prometieron una colaboración sin condiciones, hicieron protestas de devoción ante nuestros textos, nuestros gustos y pareceres que dijeron compartir. Cuales son sus razones ya no me interesan. Al dejar hablar a ese pelele que denominan secretario y al convocar esta reunión con intención malévola y nulo aprecio por las buenas formas se han retratado ustedes y el ánimo que les dirige. Desde hoy pueden dar por finiquitada nuestra relación y no les quepa duda que cualquier intento de presión será severamente reprimido por la vía de la ley y por la vía de los hechos. En resumen, que como se vuelvan a presentar en cualquier acto cepogordista les vamos a partir la cara y no se pongan farrucos con esos escoltillas horteras que les acompañam porque no conocen todavía a los hermanos Mendicutía y a los cofrades del Santo Niño de la Roca que llevan treinta años jugando a pelota sin vendajes.
Tras esta amable intervención, Sanglier tomo asiento junto a su amigo Alcides que sonreía con simpatía al tiempo que agitaba la humeante perla en señal de victoria.

Doroteo y Tato se pusieron de pie al unísono como movidos por el mecanismo de un gigantesco e invisible resorte.

- Secundamos lo dicho - dijo Doroteo, de inmediato Tato tomo la palabra:

- Financiaré con sumo gusto la edición nacional de Cepo como hasta ahora y prometo a los presentes que buscaré suscriptores entre lo más granado de mis amigos, socios y clientes a fin de lanzar la edición americana por nuestros propios medios, sin necesidad de partenershipes ni jointes-ventures ni gentlemanes-agreements. ¿Queda claro?. Pues eso.

 Terminada la intervención de Tato, que causó hondo pesar en el Presidium a juzgar por el aspecto de unos rostros, poco antes esculpidos en roca que comenzaban a agrietarse, se escuchó la voz clara y bien modulada de El Escriba que desde el fondo de la sala:

- Y sepan ustedes y quede reflejado en el acta, que desde hace una hora y pico está presente en la reunión a petición mía Don Isidoro Vaca de Parladé y Tritón de Riofrío, notario de Madrid y entrañable amigo, que procederá a levantar acta de esta reunión-trampa, de este inequívoco intento de extorsión.

Los rostros del Presidium comienzan a resqubrajarse. Veo narices desprenderse, orejas sin lóbulo, arcos occipitales caer sobre el tapete verde que cubre la mesa....en ese instante me despierto. ¡Que horror! ¡Menuda pesadilla! Ayer no debí de cenar tanto, Alcides y Doroteo son una mulas, a quien se le ocurre cenar torreznos y atascaburras y zamparse un Reblochon entero de postre, ahora, bueno estaba muy bueno, riquísimo...en fin, ya ha pasado, un vasito de agua y a dormir hasta las siete y media que aún queda un rato. ¡Que gusto da saber que uno es libre para escribir de lo que le interesa y hablar de lo que le apetece..! En fin, mañana será otro día y si alguien se siente incómodo con los cepogordistas y las cepogordadas que se compre el Telva o El Pais o cualquier panfletillo modernista, que gustan mucho...abur que me quedan dos horitas, ¡que maravilla!

Sanglier.

domingo, 30 de junio de 2013

PENA DE JUAN Y JOSÉ

El toro de Santa Coloma, autor Adolfo Rodríguez Montesinos.

El cepogordista es un modesto aficionado a los toros y alguna vez en Cepogordo le hemos dado una vuelta a la cosa taurina, tanto en la forma de reseña de una tarde en la plaza, como a modo de sesuda reflexión sobre la Fiesta.

Un poco a trancas y barrancas y como hemos podido, pero ha salido alguna conclusión. La primera de todas es que si la fiesta está de alguna forma amenazada, no es por la política y sus prohibiciones, que también, sino por su actual discurrir, es decir, por su actual decadencia, interesada y fomentada por una mayoría de directores del espectáculo y una mayoría de toreros, con las figuras a la cabeza. En resumen, la amenaza política y nacionalista es una amenaza general contra la libertad, y por eso contra todos nosotros y contra lo que se supone que una sociedad abierta y libre debería ser. Los problemas de la fiesta son otra cosa: la adulteración del espectáculo con un toro sin fuerzas, sin casta y que no es bravo, toreado por supuestas figuras que naufragan vergonzosamente en cuando salen de esa rutina (véase Talavante con los Victorinos en Madrid), espectáculo frente al que los niños bostezan, porque no transmite nada y los cursis se extasían antes posturas y culillos en pompa. No queremos extendernos más, para no repetirnos. Pero enlazando un tema con otro, la mejor defensa de la Fiesta, la que volvería a llenar las plazas, es la defensa del toro bravo, de la lidia, realizada por maestros que la conozcan, y no la tontería de la cultura, el arte y decir que a Picasso o a quien fuera le gustaba el asunto de los toros, que qué nos importa. Ya nos explicaremos con más calma si no se ha entendido. Pero cedemos la palabra a alguien mucho más entendido que los que esto escriben y se despiden dando una larga cambiada.

En el epílogo del libro El toro de Santa Coloma de Adolfo Rodríguez Montesinos, podemos leer lo siguiente (por otra parte algo obvio y conocido entre los aficionados a los toros, que no a las posturas y a las figuras y demás, como decíamos):

“La importancia histórica de la raza de lidia debería bastar por si sola para convertir al toro bravo español en un animal mimado por las Administraciones Públicas, las cuales deberían proteger y estimular los esfuerzos de los ganaderos por seleccionar y mejorar la cabaña brava. Nada más lejos de la realidad, porque el toro ha sido y sigue siendo un animal marginado por los poderes públicos, ignorado dentro del marco de la política agraria de nuestro país y hasta vilipendiado cuando las corrientes de la moda han soplado en contra de la fiesta nacional.

En esas circunstancias, la existencia del toro de lidia es mérito exclusivo de los ganaderos que han invertido y siguen arriesgando su patrimonio en la producción del ganado bravo y, como no, de todas las personas que acuden a las plazas de toros y con su aportación económica posibilitan la supervivencia de esta raza y mantienen una complicada estructura en la que se integran todos los profesionales que, de forma directa o indirecta, viven la fiesta de los toros.

No obstante, la galopante mercantilización del espectáculo taurino surgida en los últimos tiempos y que está alcanzando cotas desmesuradas en la década de los noventa, está imponiendo por vía dictatorial la supremacía de los valores económicos sobre cualquiera de las virtudes de tipo ético y estético que, tradicionalmente han constituido el mejor patrimonio de la fiesta y que están abocadas a la desaparición en un plazo de tiempo muy breve. [Nota cepogordista: este párrafo y el siguiente serán objeto de comentario aparte, pues merecen matizarse]

Hoy día la corrida de toros es un simple producto de consumo, como lo son igualmente las figuras del toreo y el resto de los integrantes de la cadena de producción del espectáculo. El torero ha perdido mayoritariamente el sentido y la capacidad de la lidia y parece programado para repetir únicamente la misma faena ante el mismo tipo de toro (descastado, suave, blando, y carente de toda emoción), impuesto por los amos del “circo taurino”. [Nota cepogordista: como hemos dicho en otras ocasiones, hoy no hay figuras del toreo, lo son únicamente aquellos diestros que todavía son capaces de ponerse delante de los Albaserrada –Victorino y Adolfo Martín, José Escolar-, Cuadri, Cebada Gago, Torrestrella, Miura, etc.]

A base de enfrentarse siempre a un ejemplar sin contenido alguno, cuyas mayores complicaciones son falta de fuerza y falta de interés por acometer a los engaños, los toreros son cada día más incapaces de solventar cualquier tipo de dificultad emanada de la casta y se ven desbordados o se acobardan cuando sale un toro que conserva algo más que reminiscencias de bravura y repite media docena de embestidas.

Quienes manejan el entramado organizativo de la fiesta son conscientes de estas limitaciones crecientes en la capacidad de los diestros y por ello velan escrupulosamente para que solo salga a la plaza el tipo de toro que no complica la vida a los profesionales del toreo y además, en la generalidad de los casos, que salga de la forma que resulte más agradable para los diestros, de modo que el fraude mayor no es la mutilación de las defensas de las reses, sino la manipulación genética para mermar o eliminar su casta.

El concepto del espectáculo taurino manejado por los profesionales se basa en la ignorancia de lo que es un toro de lidia que tienen la mayor parte de los asistentes a las plazas, mientras que los verdaderos aficionados que ocupan los tendidos son una minoría. Así las cosas, se intenta aburrir al aficionado serio para que deje de ir a los cosos y se promocionan socialmente las figuras del toreo para que la mayoría de las plazas se llenen de un público festivo, ávido seguidor de la prensa rosa y sin exigencia alguna. Este tipo de clientela profana en la materia no tiene interés real por el espectáculo taurino, sólo le interesa ver a los toreros del momento, va a rendir pleitesía a sus ídolos y aplaude con el mismo calor lo mismo que lo inadmisible.

Pero para los rectores de la Fiesta, estos “aficionados eventuales” tienen muchas ventajas, ya que realizan su aportación económica en las taquillas de las plazas, no plantean problemas a la hora de admitir como bueno un espectáculo adulterado, devaluado o degenerado, como el que se está ofreciendo tarde tras tarde, feria tras feria.

En esto, como en todo, también hay algunas excepciones (Madrid y pocas plazas más), pero, salvo en la capital de España, los mentores de las figuras del toreo actúan a su antojo y cuando no pueden imponer sus exigencias, se “caen” de los carteles.

El proceso degenerativo que sufre el espectáculo taurino induce irremediablemente a la crisis de la ganadería de lidia, dónde la bravura y la casta son objeto de persecución implacable por parte de quienes dominan el negocio taurino, condenando al ostracismo o a la desaparición a las dividas que aún poseen lo que antes fuera el mayor tesoros de la raza.

Adolfo Rodríguez Montesinos. El toro de Santa Coloma.
Consejo General de Colegios Veterinarios de España, 1997
ISBN 84-923276-0-X

sábado, 29 de junio de 2013

LA FERIA DEL LIBRO

Hace unos días terminó la feria del libro de Madrid. Y como entre las manías del cepogordista se encuentra la manía libresca, en la forma de afecto desordenado, mezcla de extravagancia y tendencia al furor, decidió acudir a darse una vuelta, para saciar la vista de libros y disfrutar también del resto del espectáculo. No sabe que parte le ha gustado más.

Era una de esas tardes de verano inclemente, repentino, como si nos hubieran echado a todos una gruesa manta de la más compacta lana. Luz lechosa, difuminada, engordada por el bochorno. Libros por todos lados, y también multitud de tipos. Con el calor, sensación de poca ducha y demasiada chancleta. Tatuajes, piernas peludas, y no sólo las de ellos, también ellas, sobre todo en las casetas progres, aquellas de grupos editoriales de ultraizquierda presididas por efigies del Che, que siguen predicando la ruina del mundo con absoluto orgullo y entusiasmo. Y es gracioso que sigan en un combate que en realidad, a día de hoy tienen ganado, puesto que estatismo, dirigismo, progresismo y nihilismo están a la orden del día. Pero como buenos iluminados, ellos a lo suyo. Pronto no quedará nada que derribar y no sabemos que harán con la maza. Tato dice que se la me… Bueno las cosas que dice Tato a veces es mejor no repetirlas. Tampoco era demasiado bonita la caseta de una editorial o librería, no recuerda el que esto teclea, para gais. Ya me entienden, asuntos de maricones. Pasamos corriendo. En general, tal vez por el calor traicionero que se nos echó encima sin avisar y cogió a la gente desprevenida y sin los afeites convenientes, vimos fealdad, bastante fealdad. ¡Que viva el Tercio y se mueran los feos! gritaba el otro día Curro en A mí la legión. Pues de cumplirse el deseo hubiera quedado la feria mermada de público, la verdad. Pero estas pequeñas cosas, estos detalles inevitablemente observados por el cepogordista son la excepción, y dan color solanesco a la feria. También lo dan las absurdas colas, a pleno sol, en plena cocción, para conseguir la firma de no se sabe que autor juvenil que está de moda. Afortunadamente, no sabemos ni quién es ni que ha escrito En la caseta Verde, libro sobre reflexoterapia o masaje sexual. Pues claro, que puede esperarse acudiendo a la caseta verde. Otro detalle verde fue el libro escrito por Giovanni Verga titulado Eros que publica Gadir. Hay cierta lógica entre el apellido del autor, uno de los grandes de finales del XIX italiano, y el título del libro. Por supuesto lo hemos comprado. Veamos una de sus frases: “Las primeras inquietudes del corazón depositaron en su mente la semilla funesta del análisis”. Gadir publica la pequeña colección El Bosque Viejo, grandes autores clásicos para todas las edades, es decir, para niños. Pequeños libros bien editados, bien ilustrados, atractivos con magníficos textos accesibles, que nos permiten huir de la espantosa literatura infantil (así la llaman), con su horrible desfile de brujas buenas, lobos tímidos y otras cursilerías, ñoñeces y demás. Ya lo decía don Wenceslao: “No es fácil escribir un libro de lecturas para la infancia. Muchos creen que para esto basta con que el autor carezca absolutamente de talento. Es un error.” Para el que tenga curiosidad remitimos a la entradita dónde copiamos el resto de las palabras de don Wenceslao: http://cepogordo.blogspot.com.es/search/label/Wenceslao%20Fern%C3%A1ndez%20Florez. Cuando la bruja deja de serlo, cuando el lobo es cariñoso, el gigante va al psicólogo para curar su miedo a la oscuridad y el ogro hace pasteles vegetarianos, es decir cuando se subvierten las categorías, se vacían de principios y sentido y el cuento se convierte en una gilipollez, en una moralina ñoña que nada refleja de nada, el siguiente paso cuesta abajo es que Blancanieves se lie con todos los enanos a la vez, la Bella Durmiente sea una militante lesbiana, los tres cerditos, pues imaginen ustedes, y Caperucita Roja decida con el lobo aplicarle a la abuelita un tratamiento al amparo del derecho a la eutanasia (adquirido por la nieta, ¿por qué no?), que ya es hora que la vieja nos deje la casa. Así que para huir de todas estas horrible cuestiones, el Bosque Viejo, de Gadir.

Las casetas, en el tramo más largo de la feria, formaban un pasillo muy largo por el que se movía la masa de visitantes, de una caseta a otra. En ese pasillo, salvo por momentos en que corría el aire, se concentraba el calor, por estar cerrado, y por la acumulación de gente. Hubo momentos en que pensó el caminante que circulaba por un pasillo entre dos chiqueros. Sin embargo, algunos de los paseantes se distinguían del resto por su elegancia o su porte. Un chico alto y bien vestido, pantalón y camisa en tonos marrón claro caminaba erguido y no sudaba, indiferente a su alrededor, con los ojos puestos en los libros. Otro personaje trotaba cargado de bolsas, se veía que iba a tiro hecho a darse el atracón, vicioso él. Vestía traje bien cortado de tres piezas, impecable barbita rala, nudo de corbata sencillo que desde que lo hizo por la mañana no se le había movido y llevaba una novia que cual mora trotaba detrás de él, como podía, intentando no perder rueda. Un grupo de señoras charlaba en un descanso, y era como para quedarse mirando: peinado de peluquería, collares de perlas, pendientes de perlas, vestidos, sobriedad, elegancia, sonrisas, iban luego a merendar juntas, seguro. A lo lejos, Martínez Campos a caballo, seguía un año más ahí, en su eterna caballada.

La feria parece que remonta, que ha ido bien. Ha conseguido más ventas que el año pasado. Al parecer, un nueve por ciento más. Y es que, según nos explican, la gente ha acumulado títulos. Es decir, en esta feria del 2013, ha pedido títulos del 2012. Es decir, la tropa se ha estado aguantando las ganas y ahora se gasta el dinerillo. Para que luego se meta la gente con España y los españoles. Mientras tanto, una administración local, destina hace unos días 484.716 euros en forma de subvención a la “mejora de la alfabetización mediática” con el fin, entre otros, de contribuir a “revelar la identidad propia” de los habitantes de esa región española (parece ser que no acaban de conocerse a sí mismos del todo). Estas son las dos Españas. Las del personal que acude sudoroso a la feria a comprar los libros del año pasado y la de los sacamantecas demagogos. No hay otras y no las ha habido nunca.

Dice Tato que al que le vuelva a sacudir con eso de las dos España para explicar lo que pasa hoy le devuelve el golpe, pero con la bota y en todo el hocico. Doroteo ha dicho que a esas ferias que no va, que son para las masas, que a él con la biblioteca de su casa la basta y le sobra y que sólo puede leer en libros encuadernados en piel, porque si no le pican las manos y estornuda.

domingo, 23 de junio de 2013

CONFERENCIA EN JUNIO

Conferencia en junio. Una gorda polaca les enternece porque es gorda y ama a los Estados Unidos y ama más aún a la empresa, a la corporación. Es gorda y sonríe como una gran magdalena rellena de chocolate, es un gran muffin como se dice ahora. Todos sonreímos. Pero antes de seguir criticando o describiendo con la ojeriza que provocan el cansancio y las formaciones cerradas, pensemos un poco de dónde venimos todos. Antes de que llegaran estos sonrientes y bélicos norteamericanos, con sus principios, su inocencia y su organización, todos cosechando patatas, en el mejor de los casos, y ahora hablando inglés. Termina la gordita. Gran aplauso. Ya nos hemos ablandado y ya la queremos un poco, la formación cerrada hace su efecto y ya no es la gorda sin más, le hemos cogido afecto, tierna gordita, gorrionciote. Pero no sólo porque enternece, sino porque es una fiera eficaz, y cosecha más gavillas de trabajo que otras cinco personas juntas, es una apisonadora laboral, dicho sea sin segundas y sin faltar. Sube al estrado un enano cabezón con apellido insoportablemente italiano y un careto de norteamericano que apenas se puede resistir: estructura cuadrada, cráneo al descubierto pelado a máquina, quijada, pómulos salientes, hoyuelos por todos lados boca mascadora. Más adelante le sigue un tal Ajgndhmidfgghghr, un indio de la India que ha dejado las sectas y el acerado kriss y acepta por unos días cenar pasta y ensaladas en lugar de ojos de carnero y cerebro de mandril viejo al curry. Y aquí estamos los dos, hermanados por el Gran Hermano para el que todos trabajamos y al que todos queremos entrañablemente.

Como puede verse, el cronista, que diría el gran don Camilo, está un poco hasta las narices de la cháchara internacional, de la corporación, de la jerga, de sus recomendaciones, de sus amenazas y de su cariño. Pero el cronista, como don Desiderio Papús Garriga[i], necesita llenar la despensa a fin de mes. Así es la vida, y suerte que tiene el cronista, que por lo tanto se ha pasado la semana sonriendo y dando conversación, doblando el espinazo ceremonioso, como si recogiera patatas, y dando las gracias en tres idiomas y en el lenguaje de los signos, y a Dios el primero.


[i] “Don Desiderio Papús Garriga, cabeza visible de familia numerosa, se había pasado la existencia tratándole de buscar una raíz científica al hecho — sucesivo e inexplicable — de llegar todos los meses a fin de mes.” El Hacendista. Nuevo Retablo de don Cristobita. Camilo José Cela. Editorial Destino.

lunes, 13 de mayo de 2013

TOROS EN MADRID

Dice Baroja, don Pío, con su acusado pesimismo post romántico que “Las condiciones en que se desliza la vida actual hacen a la mayoría de la gente opaca y sin interés”. Es posible que tenga cierta razón, aunque tenemos al respecto nuestras reservas. Y desde luego hay una circunstancia y un lugar dónde esto no se produce nunca: una tarde de toros, en particular y sobre todo, una tarde de toros en la madrileña plaza de Las Ventas. Se da en una tarde de toros en Las Ventas un fenómeno misterioso, una conjunción de factores en la que se acumulan tal variedad de tipos, tal variedad de caracteres, en la que coinciden tal multitud de personas de diverso origen que por una parte, lo anodino, lo gris, lo vulgar desparecen en el bullir de la plaza que cobra vida y por otra parte, eso mismo: la plaza vive por si misma y adopta por unas horas la personalidad más viva, despierta, vital, abigarrada, apasionada, agradecida, exigente, gruñona y contradictoria que imaginarse pueda. El gran don Pío desconocía esto y quizá sea este su mayor defecto, el único que le ponemos como escritor, aceptando su mal carácter, su espíritu gruñón y contradictorio que tan naturalmente se hubieran sentado en un tendido o en una andanada a dar su opinión y a participar, incluso desde la más extrema individualidad, o por eso mismo. Es uno de los asombros de la Plaza (con mayúsculas) y uno de los motivos para agradecer y admirar, pese a todos sus errores, la presencia del SIETE, formado tarde tras tarde como una legión imperturbable, sin un claro entre sus prietísimas filas, exigente, gozoso y agradecido a un tiempo, participando. No sólo el siete claro está, pero también. Gutiérrez Solana, contemporáneo de don Pío, nos ha dejado crónicas en las que resalta a un tiempo su horror por el espectáculo de caballos reventados, faltos de la protección del peto, y de torerillos y maletillas bestiales, y su profundo conocimiento de las suertes y de la corrida, la misma contradicción que se da entre su profunda religiosidad y su brutal clerofobia. Contradictorios somos, contradictoria es la plaza y espléndida la tarde de toros, en su dureza y en su hermosura, haciendo de reflejo condensado, comprimido, de lo que la vida es y ofrece. De lo que la vida regala. Hay un elemento especialmente difícil, y duro en esta Fiesta, también con mayúscula. Un elemento que también comparte la Fiesta con la vida misma y del que hasta hoy, con todo el sentido, no ha querido desprenderse. Y es que está presidida, como quien no quiere la cosa, por la terrible calva. La Muerte, en imagen solanesca, está ahí, unas veces con el huesudo mentón apoyado sobre un burladero, desde dónde observa la lidia con su risa petrificada; otras veces, con las tibias cruzadas, sin necesidad de almohadilla, sentada en un tendido, o escondida en lo alto entre el público de alguna andanada. Esta es la verdadera tragedia del espectáculo que sin el riesgo del toro verdadero, de la bestia poderosa e imponente pierde su emoción y razón de ser. Deseamos desde aquí a todos los diestros y cuadrillas que estos días pisan el suelo de la plaza para lidiar una corrida de toros, la mayor suerte y la protección del Altísimo, para que puedan actuar sin dar el mínimo triunfo a la solanesca calva. Y dedicamos estas buenas intenciones y estas pobres líneas a todo ellos, pero muy en especial a los que se enfrentan al Toro (nueva mayúscula), verdadero centro y piedra angular, con el miedo que su poder despierta, de la Fiesta. Ese toro hoy lo traen algunas ganaderías. Permítasenos que bajemos por un momento de las alturas para entrar un algo en la arena: nos referimos al toro con pies, al toro que no se cae, al toro que llena la plaza con su sola presencia, al toro codicioso, al todo que exige mando, al toro que no perdona que se le hagan mal las cosas, al toro que se arranca ya muerto. Los vimos ayer con la corrida que trajo a Madrid el ganadero José Escolar. Don José Escolar. Aplaudimos a los toros, admiramos a diestros y cuadrillas, que con su valor ante ese enemigo que lo es, mantienen viva la Plaza y con ella a ese mundo de siglos, en el que los espectadores que acudimos alguna vez a Las Ventas, a ver ciertos toros, tenemos el privilegio de participar, ausente toda vulgaridad. ¡Chimpón!