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martes, 14 de enero de 2014

CHINOISERIE

En puebla de Goliardos es la hora tonta, después de comer, sin sueño, sin ánimos para un paseo, tarde gris de fuerte viento que muge a intervalos regulares.

Tato y Doroteo animan al gran Bergamota. Alcides lleva unos días taciturno, alicaído. El éxtasis barroco parece que ha cesado.

- Venga Alcides, una de chinos, un poco verde, un poco picantona – lanza Tato.

- Tato siempre con lo mismo –contesta Doroteo. Nada de eso, una de la montaña en el horizonte a la que nunca llega el viajero que camina dando pasitos cortos, o de farolillos de papel que se enciende al atardecer, o del último sampán saliendo del puerto a mar abierto antes de que el Emperador cerrara China al mundo…

Bergamota sonríe divertido y halagado también por los desvelos de sus amigos:

Chuan Chu y Wong Li paseaban juntos por el bosque. El leve roce de sus túnicas de vivos colores con la hierba húmeda fue suficiente para levantar un bando de perdices grises que echaron a volar asustadas.

Chuan Chu dijo a Wong Li:

- Huyen como los días en la vida gris del funcionario imperial, azuzados por el miedo a la sombra del Emperador.

Wong Li dijo a Chuan Chu:

- Huyen como las cortesanas que susurran y ríen cuando las persigo durante mis visitas a la casa sobre la laguna, con mis manos gordezuelas agitándose y el duro jade al descubierto.

Los dos amigos han escuchado con atención y sigue al final de la improvisación un aplauso breve, de una mano móvil que da tres palmadas sobre la otra quieta. La tarde se anima y empiezan las glosas al improvisado relato. 

- Más que duro jade será blanda piedra de jabón, dice Tato que le ha oído la expresión a Sanglier hace un rato, mientras compartían tertulia y café en el Círculo.

- Sí, claro, o tenso pepino rugoso – añade Doroteo que no quiere quedarse atrás si hay que seguir por la senda de lo chocarrero.

- Por favor, silencio que os va a oír la Condesa de la Croqueta y le va a dar un soponcio otra vez.
* * *

lunes, 9 de diciembre de 2013

ARGIMIRO Y CALVINO DE LIPOSTHEY


La comida había empezado a la hora de siempre. La puntualidad era norma de la reunión y como en los toros, a la hora prevista se empezaba. Puesto que era habitual que algún comensal incauto se retrasara, uno de esos que piensa que lo fino es siempre llegar tarde, algún memo invitado por error que al llegar dejaba caer que era persona muy ocupada y por tanto importante, utilizando expresiones que la pequeña tertulia tenía vetadas, como que estaba hasta arriba, que tenía mucho lío, que perdonaran pero que el despacho exigía mucho, daban como tiempo de cortesía el aperitivo. Al último que había acudido resoplando e hinchado de importancia lo había sentado de culo Doroteo con un bufido:

-            Claro, claro, los demás no tenemos nada que hacer y por eso somos puntuales, haga el favor de no contarnos batallitas profesionales que no nos interesan nada. Tenga en cuenta que todos nos conocemos, que esto es una ciudad al fin y al cabo pequeña y que de camino le hemos visto salir del Hotel Picadero, sonriendo y silbando una tonadilla ligera. Si hubiera usted empezado por ahí le habríamos aguantado el retraso y hasta invitado a comer. Pero zalamerías hipócritas no.

Argimiro seguía la escena con los pelos de punta, aterrorizado por la reprimenda, espantado por el fondo del asunto, asombrado por el nombre del hotel. Calvino de Liposthey que tenía una paciencia infinita tuvo que explicarle que no, que ese no era el nombre del hotel, sino una forma discreta de identificarlo. Y en cuanto al resto, que quiere usted Argimiro, esta pobre humanidad es así, gula, envidia, orgullo, lujuria, pereza, codicia todos trotando de un lado a otro. En fin. Mírese a sí mismo que es a veces perezoso hasta en la lujuria. ¿Quién le ha contado qué? Calle, calle, atienda.

Se terminaron los aperitivos, sin que el convidado los catara apenas. Para compensar se le sirvió el vino en primer lugar, dándole así una segunda oportunidad. Con solemnidad levantó el vaso, miró a todos y pronunció un breve brindis -por esta tertulia de gruñones cornudos- que fue seguida de un estruendoso aplauso. Sólo Argimiro aplaudía con menos entusiasmo. El gran Bergamota, como era conocido, vivía su exilio provinciano en soledad, Doroteo era viudo, Tato soltero y Calvino de Liposthey formaba con su mujer una unión tan sólida y compenetrada que era imposible considerarle incluido en alusión alguna. Sólo Argimiro, tan inseguro él, se decía que tal vez… Bueno no.

La conversación siguió por los derroteros habituales, lo propio, lo ajeno, el chiste, la actualidad, hasta llegar a las grandes honduras a las que inevitablemente conducía la presencia grandiosa de Alcides Bergamota, quien en relativo silencio y con movimientos de ceja dirigía con mano diestra la tertulia, organizando turnos de palabra cuando el griterío sobrepasaba la normal.

-            Que poco me gustan las mujeres con los pies para adentro – dijo Tato.
-            Hombre, tampoco creo que a ellas les gusten mucho los tíos con el pie revirado – contestó Doroteo.
-            No, hombre no me refiero a un defecto, sino a la postura rebuscada, como forma de ser, de coqueta pose. Suele ser un pie calzado con alguna horrible zapatilla, ya sabe, redonda, gomosa, moderna, de colores, de cordón blanco de las que luego meten en la lavadora y ponen a secar sujetas con unas pinzas de plástico. Y lo dejo en el sentido de la vista sin pasar a los demás.
-            Sólo de pensarlo uno se marea.
-            Esa pose de los pies para adentro –continuaba Tato ya lanzado en su teoría- es un síntoma de filiforme ñoñez, una simulación de indefensa vulnerabilidad, que suele ir acompañada de poses intelectuales, la exhibición de algún libro espantoso asomando de los bolsillos de una trenca, alardes de independencia y mundo, tal vez algún idioma. Pero todo ello esconde irrefrenables ansias de procrear sin freno y de reinar con salvaje autoridad en las fronteras del imperio una vez conquistado.
-            ¿Pero de que está hablando? – preguntó Argimiro que no entendía nada y era padre de siete hijos.
-            Nada hombre, tranquilo, son tonterías. Pero usted escuche, hágale caso que a Tato le gusta recrearse.
-            Yo prefiero un modelo que pise recto, que enseñe la pantorrilla maciza, de cadera, taconeo y flor en el pelo, que se mueve con paso firme y de vez en cuando pegue un respingo gracioso.
-            Hombre Tato, sobre gustos no hay nada escrito, mire usted, de toda hay en este mundo y no hace falta ser dogmático en estos temas que tocan las fibras más personales – era Fidelio Lentini Spotti, siempre político, que vivía subyugado por una coleccionista de zapatillas para lavadora.
-            De ninguna manera Lentini, yo no transijo, yo no compongo, y además, ahora mismo, para no partirles la cara y quedarme a gusto, ¡voy a bailar un taran tantán, encima del güito!

Mientras Tato se levantaba para tirar a continuación el güito sobre la mesa, en un susurro Argimiro se dirigía a Calvino, para hacer la enésima pregunta.

-            Oiga Calvino, ¿eso del güito que es?
-            El sombrero hombre, el sombrero hongo, ¿es que se ha vuelto usted gilipollas?
-            Oiga sin faltar… ¿Pero cómo va a bailar encima?
-            Porque lo tiene blindado claro, por las cachiporras ya sabe. En estos tiempos de registradores de la propiedad en la presidencia del gobierno en cualquier momento le sacuden a uno por la espalda.

Tato subido a la mesa dio un brinquito sobre el güito y entre aplausos y olés empezó un taconeo frenético, acompañado por la guitarra de Doroteo, que dejando por una vez a un lado las delicadezas del Cancionero de Palacio, rasgaba la guitarra a pleno sentimiento, con los ojillos entrecerrados y el ceño fruncido pero sin olvidar de tirar del cigarro que tenía sujeto en la comisura de los labios. Tato se abrió la chaqueta y con gracia sin igual, en inverosímil equilibrio sobre su güito blindado, chasqueaba los dedos de sus manos regordetas mientras los brazos subían y bajaban con lentitud graciosa y sentimiento, unas veces; con garbo y fuerza otras, cruzándose por la espalda. Palmas y olés, un que se joda al que no le guste y algún ¡ea! formaban la más extraordinaria ritmada y cadenciosa algarabía que imaginarse pueda. Aquello culminó cuando Tato, convertido en flamenca peonza, cesó de repente todo movimiento, dio a continuación un brinquito que movió con gracia sin igual su cuerpo de rechoncha firmeza y sobre sus pequeños botines se puso a remedar los saltitos de tensa emoción, aquellos de Julio Aparicio al rematar una tanda con la muleta a aquél toro de Alcurrucén, aquella tarde de San Isidro. Bergamota embargado por la emoción decía en tono pausado:

-            ¡Cumbre has estado cumbre, Tato.

La noche estaba helada y seca, el frío invitaba a caminar con ritmo, con el cuello de los abrigos levantado. Calvino de Liposthey se había ofrecido a acompañar a Argimiro hasta la puerta de su casa, e incluso a esperar unos minutos por si se la encontraba cerrada, por castigo de la Merche. Argimiro seguía asombrado por lo que había presenciado, y su verborrea de preguntas no cesaba, poniendo verdaderamente a prueba la infinita paciencia de Calvino. Oiga Calvino, pero no entiendo, si ninguno es andaluz. Argimiro, no deje que las demarcaciones administrativas le pongan un velo ante los ojos. Y además Argimiro, si no fuera por el riesgo de colapsar a estas horas tardías su mente inocente le contestaría con la boutade de que Andalucía, lo que usted entiende por Andalucía no existe. Pero le diré otra cosa, joven, espabile hombre, espabile, que a veces parece usted tonto de capirote.

lunes, 4 de noviembre de 2013

CONFERENCIAS Y AGRESIONES DE ALCIDES BERGAMOTA (UNA MAS)

Eufonía.

(Del lat. euphonĭa, y este del gr. εφωνα, armonía).

1. f. Sonoridad agradable que resulta de la acertada combinación de los elementos acústicos de las palabras

Nuevamente la maldad y el infortunio se iban a cebar en el gran Alcides Bergamota, maestro de políglotas. En efecto, de políglotas. Porque el amigo Bergamota hablaba de carrerilla diez o doce idiomas y se manejaba en algunos dialectos regionales. El dialecto de Milán, por ejemplo (Bravo el mè Baldissar! Bravo el mè nan/ L'eva peuè de vegnó a trovamm:/t'el seet mattascion porch che manemann/l'è on mes che no te vegnet a ciollamm...). Cediendo por una vez y con carácter excepcional a los ruegos del Casino de la Puebla de Goliardos, y abandonando por pocas horas su exilio provinciano, acudió para impartir una breve charla sobre el idioma Portugués. Esa maravilla que hablan nuestros vecinos. Remontándose al pasado se evocaron las circunstancias del nacimiento del vecino reino, la absurda separación, la breve reunificación en tiempos del gran Felipe (segundo de España y primero de Portugal), sellada en las Cortes de Tomar; el nuevo y definitivo desgarro, la reivindicación del movimiento pan-ibérico, apoyado en los argumentos del gran Oliveira Martins. ¿Cabe siquiera pensar que no evocara el gran Alcides el bilingüismo de los Montemayor y Camoens, que no evocara las gestas de Tructesindo Ramires durante la Reconquista, cuyo espectro acudió a combatir a las Navas de Tolosa, no pudiendo sufrir en la fría tumba que se librara la batalla sin él? ¿Y qué decir de la emoción suscitada entre el auditorio al llegar a Pepe Queiroz? Tuvo primero que precisar que bajo ese apelativo familiar se escondía José María Eça de Queiroz, tal vez el más grande de los novelistas europeos del siglo XIX, autor de ese libro único que es La correspondencia de Fadrique Mendes. ¡No faltaron tampoco a la cita Anthero de Quental, ni Almeida Garrett ni el gran Camilo! Y Pessoa claro, bajos sus variados heterónimos. Me dirán ustedes, y dónde están el infortunio y la maldad que no aparecen por ninguna parte. Pues bien, llegaron justo en el momento en el que el gran Alcides ilustraba a su auditorio sobre las bellezas del idioma y para hacerlo leía en voz alta frases representativas, bien de la delicadeza de la entonación, bien del melancólico parlar, bien del gutural y áspero gruñido de ciertas palabras de enfado. Cuando pronunció la primera frase que elegida para ilustrar las propiedades eufónicas del idioma en su vertiente popular y más chusca,  Bergamota llevaba ya dos horas de charla y estaba completamente perdido entre las nubes, delirando en portugués. Así que no se dio cuenta del ejemplo apuntado por Tato al preparar la charla, un tanto descuidadamente, convengamos en ello y, sin pensarlo dos veces, pronunció la frase: “Um preto com um bom nabo”. La eufonía era obvia, evidente maravillosa, emes por todas partes, vocales, repetición de la o, labios en forma de canuto para pronunciarla. Lo malo fue cuando doña Gertrudis un poco congestionada y de forma un tanto brusca interrumpió para preguntar:

-       Creo, me parece… ¡Desolada estoy de haberlo entendido todo! ¡Sólo necesito que me confirme que la palabra preto es negro para montar aquí la de San Quintín! ¿Pero que se ha creído? ¡Que yo he venido aquí con mi sobrina que no está en edad de oír los delirios de un maníaco!
-       Oiga señora, yo no le permito… La eufonía es evidente, estemos a lo que tenemos que estar, vea: Preto, con o al final, y nabo, con la o también…- no pudo terminar por los gritos de doña Gertrudis.
-       ¡A callar sátiro! ¡Mi sobrina!

Doroteo, que había acompañado esta vez al ilustre conferenciante y por tratarse de una charla sencilla para un auditorio femenino no iba armado, recogía a toda prisa, sin poder evitar que Bergamota replicara feroz, dando rienda suelta a su temida dialéctica.

-       ¡¡Semejante loro!! Ya está bien señora. Eufonía señora, eufonía en portugués, eso es lo que hemos venido a enseñar aquí, eso es lo que le hace falta a su sobrina, que por lo visto está un rato buena y a lo mejor de hortalizas sabe más que usted!!
-       ¡¡Aaaaagggg!!- doña Gertrudis se lanzó al ataque blandiendo las largas agujas de su labor de punto y flanqueada por dos amigas que gritaban enardecidas- ¡¡Dale Gertrudis que este va a pagar por todos!!

Como siempre la intervención de Doroteo, el flemático Doroteo, fue decisiva. Con toda serenidad empujó la mesa sobre las asaltantes en el momento en que trepaban a la tarima del orador, lo que dio tiempo a que pudieran subir al coche los dos y escapar del pueblo.

Nuevamente el oscurantismo había triunfado, dando muestras de su poder. Nuevamente se había dado importancia a lo accesorio, en este caso el contenido, cuando la frase elegida ilustraba únicamente una cuestión de forma y sonoridad, nuevamente la frivolidad y la maledicencia, atentos a las miserias de la vida y dispuestas a retorcerlo todo bajo su perverso prisma habían prevalecido, sin que el natural comedimiento del gran Bergamota hubiera podido hace nada. De todas formas, al llegar a casa hablarían con Tato.

sábado, 12 de octubre de 2013

ESPIGUEO Y ALTAS REFLEXIONES

Espigueo.


Oiga, muy flojo eso que ha escrito usted sobre política, muy flojo, ahórrenos los discursos.

El cepogordista no pasa de ser un vulgar practicante del espigueo más descarado. ¿No me diga? Pues si mire usted, así son las cosas.

Ni Angelino Loputto, el asesino de masas, por falta de presupuesto, ni Jaccomino Fanculetti, el demagogo, por falta de tarima para las arengas, parecen capaces de poner fin al desvarío. El mercenario italiano y la vulpeja de los Abruzos, en definitiva la escoria de la otra península, nos fallan, es una pena. ¿Qué hacer? Material nacional no tenemos y aunque fuera más barata la contratación, tampoco habría parné. Parece que estamos condenados a la inacción. ¿Deseamos un estallido de violencia? ¿Desearíamos por ejemplo que las masas enfurecidas tiraran a la alcaldesa de Madrid por la ventana? Si no fuera por la multa esa que van a poner por tirar basura a la calle, pues a lo mejor hasta nos parábamos a considerar la idea. Pero con calma no, no deseamos que haya violencia aunque empieza a parecer que para salir de la inacción, para salir de la trampa en que nos tiene cogidos el sistema político europeo puede ser la única vía, reventar el absceso y que salga el pus, masas enloquecidas, palo, hordas, fuego, políticos a la fuga o ensartados, Savonarolas y nuevos demagogos. Esperemos que las cosas puedan moverse de otra manera. Movimiento es lo que necesitamos. Oiga usted la palabra movimiento precisamente… Apela usted a la violencia, es usted un fascista. Bueno yo me entiendo, y usted, se va a tomar vientos.

He saltado la barrera con torpeza, como un sapo sucio y gordo, le decía Tato a Doroteo el otro día.

Cuando en aquél viaje a Bilbao nos paramos delante del monumento a Sabino Arana, en la plaza de los jardines de Albia, enfrente de Sabin Echea, la sede central del PNV, anochecía. Un viejales se puso a mirarnos. No nos quitaba el ojo de encima mientras asentía, perverso y bobalicón, como aprobando que rindiéramos pleitesía al brujo de la tribu, cuando la realidad es que le estábamos poniendo verde, a parir, acordándonos de toda su parentela, recordando el daño hecho, el mal presente y reconociéndole eso sí, las cualidades de gran brujo supremo, de gran embaucador. Pues no hay duda de que lo sucedido en las regiones vascas de España tiene mucho de enajenación mental colectiva. En el año 2000, según leemos en la prensa, el cuarenta por ciento de los nombres más utilizados en la comunidad eran los inventados por Arana cien años antes. No hay duda de que el pájaro conocía el medio en el que se movía y que fue maestro en adoctrinar paletos (no se me enfaden que lo rural es lo rural, por mucho aprecio que se le tenga). Lo malo es la ausencia de contra-discurso, el silencio que no responde al ruido que hacen unos pocos. El gran tema de nuestro tiempo es la Mentira. La mentira de masas, el embaucamiento generalizado. Y frente a eso no cabe la inacción, o la insidia se hace verdad, a fuerza de repetirla, como hace muchos años proclamó con toda la razón la comadreja que fue ministro de propaganda del Reich nazi.

Contra-discurso, o mejor dicho, afirmación, proyecto, explicación cierta y válida de la realidad:

“Conviene antes, camaradas, que hagamos una advertencia, a modo de ilustración y guía de todo el Discurso: que en España no van bien las cosas, al parecer desde tiempos remotos, lo saben ya los españoles desde que nacen. Hay y existen mil interpretaciones, mil explicaciones acerca de los motivos por los que España camina por la historia con cierta dificultad, con pena y sin gloria, es hora de renunciar a todas ellas. Son falsas, peligrosas, y no sirven en absoluto de nada. Bástenos saber que sobre España no pesa maldición alguna, y que los españoles no somos un pueblo incapacitado y mediocre. No hay en nosotros limitación, ni tope, ni cadenas de ningún género que nos impidan incrustar de nuevo a España en la historia universal. Para ello es suficiente el esfuerzo de una generación. Bastan, pues, quince o veinte años.”

“Aparte de que no es en la historia, en el pasado histórico, dónde hemos de dar nosotros la batalla. Necesitamos, si ésta ha de ser eficaz, enemigos cercanos y concretos. Por eso, en vez de remontarse España atrás, en busca del hecho fatídico, el hombre culpable o las ideas virulentas a quienes imputar las responsabilidades por la patria deficiente que hoy tenemos, nos corresponde percibir y descubrir los hechos, los hombres y las ideas de esta misma hora. En otro caso, correremos el peligro de luchar contra fantasmas y contra enemigos ilusorios, lo que nos convertiría a nosotros también en fantasmas y repugnantes desertores.”

“Ahora bien, la dimensión histórica es por fortuna inesquivable. Saberse nacido en el seno de un gran pueblo, en el  que gentes de la misma sangre que uno, poco más o menos igualmente dotados que uno, realizaron empresas de relieve histórico formidable, es sin ninguna duda un ingrediente de gran fertilidad. Se tiene así la certeza de moverse en el círculo de las ambiciones legítimas, y de que sólo es cuestión de ingenio, de heroísmo y de voluntad, atrapar de nuevo las riendas del triunfo".

Las tres citas son del Discurso a las juventudes de España, de Ramiro Ledesma Ramos. Si, si, ya lo se, oiga usted, mire usted, no puede ser.

Altas reflexiones. Putas a la sombra de una acacia, y gitanos comprando un jamón y un kilo de chicharrones, para hacer en tacos. Son seis, incluyendo lo que parece una madre o tía, auténtica tiorra en forma de peonza, de faldones y moño negro, que llevará algún afilado fierro en el refajo. Pero que es a un tiempo afectuosa y maternal con la tropa que comanda, tipo de tabernera extinguido, que reparte a su alrededor pescozones, interjecciones con voz ronca y cantarina, abrazos y afectuosos pellizcos. Suben todos a un gigantesco todo terreno lujoso de color negro, con cristales ahumados, que les esperaba con el motor en marcha. El cepogordista, que ya sólo fuma cigarros pequeños, tipo cilindrín, pensó que se trataba de un coche oficial –de los que se pagan con la parte del cigarro que el cepogordista ha dejado de comprar, que remedio oiga usted-, y casi acierta, a no ser por la matrícula que le confirma su error.

Hay días en que uno vive paseando por el guión de una película truculenta.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

HUMO EN LOS TOROS O TAXONOMÍA DE TRAGONAS

Gordo, acepción sexta del RAE (anticuada): 6. adj. ant. Torpe, tonto, poco avisado. 
Hay gordas flacas y flacas gordas. Y gordas gordas. Ya me entienden. Hablamos de mentalidad, gordas ligeras y gordas o flacas plúmbeas, que son como una bola de granito de bovino mirar, que revientan el suelo con la presión de sus tobillos tubulares. Combinaba Bergamota un hondo desprecio a las miserias de la tropa, a sus absurdeces a sus constantes salidas de tono de toda suerte, ordinarieces, cópulas y emparejamientos estrambóticos, ansiedades por figurar y sentirse objeto de la atención del prójimo; combinaba ese desprecio, mezclado de indiferencia, que le empujaba a la retirada y al aislamiento, al sosegado silencio, con un hondo sentimiento cristiano, incluso con una fe verdadera. Bergamota olvidada entonces sus monstruosas prevenciones y era capaz de acoger al prójimo, de escuchar a la tropa, de mirar con benevolencia a los demás, de tratar de entender y comprender sin juzgar. Una joya Bergamota. Ante la infecta gorda sentada, mejor dicho despatarrada en la delantera de andanada de la plaza, ¿cuál de las dos caras de Bergamota triunfaría? En primer lugar y a primera vista, todo condenaba a la infecta, no había por dónde cogerla. Y por encima de todo merecía ser molida a palos por su falta de carácter. Esas miraditas, girando la cabeza de medio lado hasta alcanzar a verle, reprochándole que fumara, reprochándole con ojos de perro enfermo las volutas de humo, que según parecía decir con la mirada boyuna la estaban asesinando, machacando, haciendo la vida imposible, ahí en los altos de la plaza, al aire libre, con brisa y sin calor.

Una gorda de verdad se hubiera levantado de un brinco a montar un pollo, quejándose del tabaco, del humo, de la gente, del derecho por su ausencia y de la gente por gentuza. Sólo a gritos de “señora a ver si se calla” se la hubiera podido reducir a silencio. Una gorda con carácter, con raza, con nervio, una gorda de cien arrobas se hubiera quejado de que el cigarro no fuera habano: A ver si fuma usted algo decente pelagatos, si va a molernos a humo, por lo menos que sea del bueno, tío piernas, muerto de hambre. A callar tiorra, si no le gusta el humo vuélvase a la portería y al ajo frito, usted a comer pipas como los loros. Yo a este tío señorito le casco, lo crujo, serénate Gertru que te pierdes, sujetadme que le ahogo… ¡Deje ya de bramar señora que los toros están en el ruedo….! La amable escena imaginada hubiera sido imposible con la gorda de ayer, turista, extranjera, borrega, llorona, asesinada, falta de todo carácter. ¡Qué aspecto tenía la pájara! Como era posible que una señora así, gigantesco monigote de trapero, de uñas despintadas, piezarros, cogotón, pelo a tazón mal teñido, como era posible que el mico se sintiera con derecho a quejarse, cuando constituía ella misma, con su sola presencia, una ofensa estética, la más brutal agresión a la vista que concebirse pueda entre los espectadores de un acto público. ¡¡Bergamota!! ¡Lo que dice usted falta a la caridad, es usted un fascista! De haber estado tranquila, nadie hubiera dicho nada y nada habría pasado. Pero la tiorra exigía. Bergamota le lanzó una mirada gélida, desde otro mundo, y a partir de ese momento, dejó de hacer esfuerzo alguno para influir sobre la dirección del torbellino de humo del potente tabaco del Valle de San Andrés. Hasta la primera queja lo había intentado, esperar a la brisa contraria, soplar hacia arriba o hacia abajo. Pero ya no. Sólo expelería y dejaría que fuera el airecillo de la tarde el que decidiera. Pues el airecillo, desde ese momento, apunto con firmeza, sin vacilaciones y ya para siempre al cogote de la sufragista antitabaco, convertida de repente en el faro al que acudieron los humos de los tres cigarros, el de Alcides, el de Doroteo y el de Tato, los tres del Valle, pero gigantescos además los de Tato y Doroteo. Al siguiente toro se fueron el mico y toda su parentela.

CIRCULO TAURINO AMIGOS DE LA DINASTÍA BIENVENIDA

El cepogordismo, con el retraso que le caracteriza, nueva demonstración de su torpor y lentitud, reproduce a continuación los premios correspondientes a la Feria de San Isidro 2013, concedidos por el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida. Copiaremos literalmente el fallo del jurado, tal y como aparece en su página güeb, en la dirección siguiente:


Vaya por delante que si lo reproducimos es porque compartimos plenamente el fallo. Y si lo compartimos es también porque el cepogordimo, aunque es lento y normalmente renquea, para lo que importa no se chupa el dedo y espabila. Y es que allí estuvimos: en la corrida de José Escolar y en la corrida de Cuadri. Aplaudimos los toros de José Escolar, vimos la estocada de Robleño, nos pusimos de pie con la cuadrilla de Castaño y aplaudimos al matador por su verdad delante de los torazos de Cuadri. En fin. No añadimos más. No se pierdan estas cosas y vengan con el cepogordismo a los toros.

A continuación el fallo del jurado.

Madrid, 8 de junio 2013.- Tras la reunión celebrada en el "Cuarto Bienvenida" del restaurante "Sotero" de la capital de España, el diestro Javier Castaño y los integrantes de su cuadrilla, la ganadería de José Escolar y el matador Fernando Robleño han sido galardonados por el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida con sus trofeos correspondientes a la feria de San Isidro 2013.

•La XIV "Fábula Taurina" que premia la labor lidiadora más brillante y enjundiosa de los toreros, en su XIV edición, ha correspondido al matador Javier Castaño y sus subalternos Marco Galán en la brega, Fernando Sánchez y David Adalid con los palos y el picador Tito Sandoval en un tercio de varas de mucha pureza. Todos ellos dirigidos y alentados por su jefe de filas, Castaño, desataron el clamor en Las Ventas y protagonizaron la primera vuelta al ruedo de una cuadrilla, tras lo cual el matador ofreció una magistral y valerosa actuación ante la corrida de Cuadri.

•La VI "Fábula Ganadera", fue para el la corrida de la ganadería de José Escolar lidiada el 12 de mayo, por su excelente presentación, y magnífico juego en todos los tercios de la lidia.

•El VI Trofeo "Pepe Bienvenida" a la mejor estocada fue para el matador Fernando Robleño por la perfecta preparación y ejecución de la suerte suprema en su primer toro, de José Escolar, en festejo celebrado el 12 de Mayo.

•También, y a propuesta del presidente del Círculo, por acuerdo de la Junta Directiva, se otorgó el X Premio "Bienvenida" Juan Ruiz Palomares, apoderado de Javier Castaño y de una trayectoria impecable al servicio de la Fiesta desde su descubrimiento, apoderamiento y lanzamiento de uno de los toreros más importantes de la historia como es Enrique Ponce, y por su labor al frente de la carrera de Javier Castaño, como artífice de su triunfo y el de su cuadrilla.

•El trofeo VII Pañuelo de Oro que se otorga a la destacada labor del equipo presidencial ha recaído en el veterinario de servicio en los festejos taurinos de la plaza de Las Ventas, Fernando Mirat Arellano, por su magnífica y dilatada trayectoria como integrante de los equipos facultativos, ejemplo de conocimiento y solvencia en materia de su competencia.
En el jurado que otorga estos galardones, cuya presidencia de honor ostenta Miguel Mejías Bienvenida, último eslabón por ahora de la gloriosa dinastía taurina, están representados todos los estamentos de "la Fiesta" y con la novedad de haberse incorporado el bibliófilo mexicano, Jorge Espinosa de los Monteros, presidente del Capítulo de México del C.T.A.D.B., y el galo Jean Pierre Ferro, presidente de la Peña Lutecia de París.

Presidente
Sr. D. Miguel Mejías "Bienvenida"

SecretarioSr. D. José Ramón García García

Vocales
Sr. D. Mario Alonso Pastor
Sra. Dª Beatriz Badorrey Martín
Sr. D. Gustavo Blázquez Manso
Sr. D. Pedro Javier Cáceres Alonso
Sr. D. Fernando Claramunt López
Sr. D. Felipe Díaz Murillo
Sr. D. José Manuel Durán Jiménez
Sr. D. Jorge Espinosa de los Monteros
Sr. D. Jean Pierre Ferro
Sr. D. José María Garrido Garrido
Sr. D. Fernando Herrero Moreno
Sr. D. Javier Hurtado Gutiérrez
Sr. D. Juan Pablo Jiménez Pasquau
Sr. D. Juan Lamarca López
Sr. D. Marcos Martín Merlo
Sr. D. José Ramón Márquez Glez. de Rueda
Sr. D. Alberto Mateos Arroyo
Sr. D. Javier Morales Fernández
Sra. Dña. María Dolores Navarro Ruíz
Sr. D. Juan Miguel Núñez Batles
Sr. D. Carlos Ruiz Villasuso
Sr. D. Ignacio Ruiz Quintano
Sr. D. Javier Sánchez Arjona
Sr. D. Julio Stuyck Collado
Sr. D. Antonio Tejerina Castellanos

jueves, 19 de septiembre de 2013

ADHESIONES AL MANIFIESTO DEL PALO

Recibo un mensaje urgente que por su indudable interés para la parroquia cepogordista transcribo literalmente:

Querido Sanglier, dilecto amigo:

Enterados de la proclama del Manifiesto del Palo firmado por nuestros entrañables camaradas Alcides, Tato, Doroteo y compañía, nos hemos visto en la obligación de convocar con carácter extraordinario y urgente a la asamblea plenaria de socios del Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil.

Tras haber procedido a la lectura en voz alta del Manifiesto y su posterior debate, la asamblea ha decidido por unanimidad extender una papeleta de adhesión que será firmada por todos aquellos socios, familiares y amigos que así lo deseen.

Adjunto le envío una fotocopia del libro de firmas con la relación de adhesiones recogidas esta misma tarde:

- Leoncio Santa Coloma , Presbítero.
- Andrés de la Pomarada y Rodríguez de Villafranca.
- Jacinto Infante de Larra 
- Alfonso Rodríguez de Villafranca y Riofrío.
- José María Isidro de Mendicutía y Bebecolarrea
- Luis María Hugo de Mendicutía y Bebecolarrea
- Mateo María Ignacio de Mendicutía y Bebecolarrea
- Margarita María Bebecolarrea Vda de Mendicutía.
- Enriqueta Calzón y Pedernell
- María de los Dolores Valle y Barranca
- Remigio Calzón  de la Pomarada
- Gervasio Calzón de la Pomarada
- Celestino Fontecha, Agricultor
- Augusto Cepa, Manijero
- Sebastián Pellejo de Garnacha, Bodeguero
- Toñín Fudre, Encargado
- Aristóbulo Peñafría, Procurador de los Tribunales.
- Segismundo Enlosado, Abogado
- Sebastián Granito, Doctor en Derecho
- Tarsicio Moreno de Vera, Rentista.
- Indalecio Canastilla, Industrial del mimbre.
- Mateo Ventosilla, mozo de espadas.
- Jeremías Enclenque, aficionado 
- Purita Fontecha, soltera (lo pongo por si acaso, detrás dejo el móvil)
- Dimitros Canteloupis, profesor de lenguas muertas. Doy clases de griego clásico, acadio y arameo. Arreglo jardines y coloco cercas ganaderas, para referencias preguntar en la Cooperativa Santo Niño de la Roca o dejar recado en el Bar El Pringue dónde lavo platos de dos a seis.
-Eduardito Méndez, estudiante de bachillerato (me he apuntado el telefono de purita para mandarle cochinadas por sms)
- Gabino Morera, distribuidor de tejidos finos.
- Mimí Gutierrez-Saña , señora de Vaca de Parladé.

Sepa usted y esto lo escribo a título privado, que al salir de la asamblea hemos recibido diversas adhesiones orales si bien procedían de elementos conocidos por su filiación política próxima a lo que usted ha bautizado cómo la  Banda del Empastre y por tanto, me temo que no tendrán el valor de firmar la carta de adhesión

Se despide, con un viril y afectuoso abrazo, su amigo y corresponsal.

Andrés de la Pomarada y Rodriguez de Villafranca.

MANIFIESTO DEL PALO

Manifiesto del palo.

1.      Somos más bien contrarios a los manifiestos, más proclives a la acción, al gesto, al palo. Palo, palo, palo.
2.      Nos adherimos a todos los que defienden el Toro de la Vega, en Tordesillas, para defenderlo también. Apoyamos a los que asisten al torneo, a pie o a caballo, con o sin lanza. Defendemos el torneo bien hecho y dentro de las reglas. Nosotros, ni con lanza ni con vara larga: Nosotros vamos con garrote, para cascar a los reventadores, a los mesócratas de lo políticamente correcto, a los ciudadanos del mundo, a los amantes de Disney y protectores de Bambi –¡cuánto daño a hecho esa película!-, a todos aquellos que confunden la naturaleza de las cosas y de los seres, a los igualadores por abajo, a los enemigos de la libertad, a los bocazas, los choriceros, botarates y mendrugos de la modernidad hispano progre, cuya quintaesencia es boca sandía Pérez Reverte, ese chisgarabís que todo lo sabe y de todo habla con la fatuidad del cateto seguro de sí mismo, títere del periodismo, zascandil de la Academia, maestro lechuga de casi todo, verdadera plaga de nuestra Historia en la que revuelve como el chancho hoza en la charca, desolación de la escritura. Sentimos no haber podido acudir este año al Toro de la Vega, lo intentaremos el que viene. Y mientras, puliremos amorosamente los garrotes. Palo, palo, palo.
3.      Nos manifestamos contrarios al indulto de las reses bravas en las corridas de toros, no soportamos más buenismo bichero, más bambi animalista, más imperio de los cretinos, más tauromaquia ZP, más café descafeinado. El estoque hasta la bola, la mano manchada y el toro rodando. Si la res no es brava, si la res es descastada, si nos vuelven a servir descafeinado frío de sobre, pues que el último apague la luz ya del todo, pero que primero se corra a garrotazos a los responsables. Palo, palo, palo.
4.      Deseamos pronta recuperación a David Adalid, banderillero de la cuadrilla de Javier Castaño herido por un toro de Miura, cogido dos veces, en dos encuentros sucesivos con el mismo animal. Matador y cuadrilla nos regalaron dos tardes en San Isidro el año pasado en las que nos trasportaron a otra época, vimos como cobraban vida en el ruedo aguafuertes de Goya, estampas de La Lidia, esencias de algo eterno y profundamente español. Que rechinen los dientes de los envidiosos, los resentidos, los apalancados, los figuras del mono encaste y los toros elegidos, que por lo que le están haciendo a la fiesta merecen…Palo, palo y palo.
5.      No sabemos que es la España negra, ni sabemos que es la España profunda, ni nos avergonzamos de nuestra ignorancia. Y a todos los modernillos chancleteros, a todos los electrónicos tontunos que hablan tontinglés, a todos los vigoréxicos perseguidores del buen comer, del buen beber y del buen fumar, a toda esa horda armada de piquetas, a todos esos memos promotores del derribo general para construir la Nada, a todos esos reyes de la camiseta, deseamos… Palo, palo y palo.

Firman a continuación en prueba de su adhesión a lo anterior: Alcides Bergamota, Tato, Doroteo, Calvino de Liposthey, don Manolito, don Estrafalario, Argimiro (para o ser menos), Lentini Spotti (por si acaso y a ver si le hacen académico) y un largo etcétera.

lunes, 26 de agosto de 2013

FORZADOS AL MODERNISMO DE CUOTA, UN MAL SUEÑO

Reunión de urgencia. Los redactores de Cepo Gordo son convocados por el Presidium del Círculo Cepogordista. 

Es la primera vez que sucede. Nunca se vió mejor momento para emplear la frase hecha "la tensión se palpaba en el ambiente". 

Alcides comparece tarde, como siempre, pretextando no sé que retraso del tren, Tato, que es uno de los potentados que financian el invento se remueve inquieto en su sillón, Doroteo trata de calmarlo silbando por lo bajinis una copla, Sanglier se agita un poco, como hace a menudo en su charca literaria, tratando de encontrar el hueco en el enorme sofá que le ha tocado en suerte. El humo azul asciende en volutas hacia el techo perdiéndose entre las recargadas tallas del artesonado. El Presidium, trajes oscuros, caras largas y cigarros humeantes permanecen sentados en silencio, con los ojos semicerrados y el gesto adusto que corresponde a todo consejero de alguna institución que se precie. Por fin llega El Escriba que viene, como no, de un funeral o de un versnissage y se queja de haber sido advertido con tan poca antelación. La reunión puede dar comienzo.

El secretario, un abogado joven atildado y con voz de falsete toma la palabra y se dirige al auditorio.

-Señores, nos hemos visto en la obligación de convocarles ante la avalancha de comentarios críticos que los lectores de cepo vienen registrando a propósito de ustedes, de su temas, de sus razones y estilo.

-Pero...trata de decir Alcides que interrumpido de inmediato por el miembro más grueso y ceñudo del Presidium.

- Cállese, especialmente usted debe permanecer en silencio hasta que el secretario concluya su alegato. 

El secretario hace un gesto con la cabeza.

-Como les decía, desde hace unas semanas se ha registrado un creciente y preocupante aumento de quejas por parte de los lectores. Las críticas no nos preocuparían si no fuera porque tras analizar lo publicado en esas fechas por los colaboradores, señores Alcides Bergamota, Doroteo y Sanglier, hemos de admitir que las quejas son justificadas. Tras un detenido análisis en el que han participado algunos asesores externos que figuran entre lo más granado de la progresía social y literaria (y que dicho sea de paso nos han cobrado un pico...largo por el detallado estudio de folio y medio) hemos llegado a la conclusión de que en manos de ustedes Cepogordo se ha convertido en una publicación apolillada y carca. Ustedes sólo hablan de toros y de libros, de cigarros, de asuntos inguinales, de autoproclamadas grandezas históricas y heráldicas, de noticias provincianas que a nadie interesan. Exaltan ustedes con total impudicia las virtudes del chocolate con picatostes, del vino tinto, del queso en aceite, del bacalao al pil-pil, de la caza a mano y con galgo, del libro intonso, de la monja de clausura, del conquistador español, del Tercio y la pintura negra, todo esto resulta IN-TO-LE-RA-BLE.

El secretario, que se está gustando en la faena, se detiene unos segundos para beber unos sorbos de agua mineral y referescarse la incipiente calva con una toallita de colonia Loewe que extrae del bolsillo interior de la chaqueta. Tras apretarse el nudo de la corbata con gesto mecánico retoma la palabra. 

Alcides, Doroteo y Sanglier, sentados en primera fila contienen a duras penas sus respectivos ataques que se manifiestan en una gama cromática que pasa del bermellón al grana. Tato, con la boca abierta, da la sensación de haber sufrido una apoplegía, el aspecto de El Escriba no trasluce ningún síntoma de cabreo, se limita a tomar notas pulcramente en su cuadernillo, a saber que terribles represalias está pergeñando en su cerebro.

-Les recuerdo a ustedes que Cepo Gordo se instituyó para ofrecer un canal independiente de comunicación que permitiera opinar de manera libre sin prescindir de las necesarias convenciones del mundo actual y con un respeto exquisito a los valores del mundo moderno, en especial la igualdad valorativa de todas las opiniones, el multiculturalismo, la defensa de la opción LGBT...

El discurso es interrumpido por un bramido -al unísono- que escapa de las gargantas de Alcides y Sanglier. Doroteo comienza a patear y Tato sólo es capaz de ponerse en pié y gritar "¡Jamás!, con mi dinero eso si que no, ¡Jamás! El Escriba llama por teléfono a un Notario amigo y le pide que acuda de inmediato.
El secretario, petrificado ante el bramido de la raza, se ve alzado por cuatro manos que lo zarandean hasta bajarlo del estrado. Los miembros del Presidium contemplan la escena con indiferencia, han vivido tanto.

Reducido el secretario al que han amordazado con un pañuelo de Doroteo y han atado con los cordones de la cortina más cercana, Alcides toma la palabra situándose frente a la mesa que ocupa el Presidium.

-Señores, no sabemos de dónde ha salido éste mequetrefe ni tampoco de dónde ha sacado doctrinas tan desviadas y lamentables. Cuando ustedes nos ofrecieron su desinteresado apoyo económico para financiar la difusión de nuestro órgano de expresión cepogordista, nunca, y repito, nunca, se acordó un ideario modernista y desnaturalizado, inhumano y antiespañol. Nuestro benefactor aqui presente -se dirige con un gesto hacia Tato, que sigue el discurso petrificado, haciendo gala de una generosidad rayana en la prodigalidad cubre los modestísimos gastos de nuestra publicación y distribución ordinaria. Si accedimos a recibir la ayuda y colaboración de su grupo Internacional de Ideas y Publicaciones Culturales, fue porque consideramos la oportunidad de hacer llegar nuestras modestas inquietudes a nuestros hermanos de Iberoamérica y America del Norte que a tenor de las estadísticas nos siguen con devoción. Ahora bien, si su colaboración estaba viciada de inicio y su aparente munificencia no era sino un pretexto para corromper nuestros espíritus y torcer nuestras voluntades, entonces, yo, Alcides Bergamota - ¡El Grande! gritaron Doroteo, Tato y Sanglier al unísino- reniego de ustedes, reniego de esta colaboración maléfica y prefiero mil y una veces regresar a nuestro estadio anterior dónde difundíamos nuestras ideas e inquietudes desde la tranquilidad espiritual y económica, desde la modestia y austeridad que son propias a la provincia hispánica..Dicho ésto Alcides tomo asiento con la mayor dignidad y encendió una perla de González Márquez.

Al punto tomó la palabra Sanglier que con tono poco amable se dirigió al Presidum que continuaba inmóvil y humeante.

-Señores, y les llamo así por emplear un trato convencional, ya que al parecer gustan tanto de los convencionalismos, a lo dicho por mi maestro, amigo y compañero de redacción Alcides Bergamota no cabe añadirle ni quitarle nada. Quiero meramente dejar constancia de que hemos sido engañados de forma artera. Ustedes prometieron una colaboración sin condiciones, hicieron protestas de devoción ante nuestros textos, nuestros gustos y pareceres que dijeron compartir. Cuales son sus razones ya no me interesan. Al dejar hablar a ese pelele que denominan secretario y al convocar esta reunión con intención malévola y nulo aprecio por las buenas formas se han retratado ustedes y el ánimo que les dirige. Desde hoy pueden dar por finiquitada nuestra relación y no les quepa duda que cualquier intento de presión será severamente reprimido por la vía de la ley y por la vía de los hechos. En resumen, que como se vuelvan a presentar en cualquier acto cepogordista les vamos a partir la cara y no se pongan farrucos con esos escoltillas horteras que les acompañam porque no conocen todavía a los hermanos Mendicutía y a los cofrades del Santo Niño de la Roca que llevan treinta años jugando a pelota sin vendajes.
Tras esta amable intervención, Sanglier tomo asiento junto a su amigo Alcides que sonreía con simpatía al tiempo que agitaba la humeante perla en señal de victoria.

Doroteo y Tato se pusieron de pie al unísono como movidos por el mecanismo de un gigantesco e invisible resorte.

- Secundamos lo dicho - dijo Doroteo, de inmediato Tato tomo la palabra:

- Financiaré con sumo gusto la edición nacional de Cepo como hasta ahora y prometo a los presentes que buscaré suscriptores entre lo más granado de mis amigos, socios y clientes a fin de lanzar la edición americana por nuestros propios medios, sin necesidad de partenershipes ni jointes-ventures ni gentlemanes-agreements. ¿Queda claro?. Pues eso.

 Terminada la intervención de Tato, que causó hondo pesar en el Presidium a juzgar por el aspecto de unos rostros, poco antes esculpidos en roca que comenzaban a agrietarse, se escuchó la voz clara y bien modulada de El Escriba que desde el fondo de la sala:

- Y sepan ustedes y quede reflejado en el acta, que desde hace una hora y pico está presente en la reunión a petición mía Don Isidoro Vaca de Parladé y Tritón de Riofrío, notario de Madrid y entrañable amigo, que procederá a levantar acta de esta reunión-trampa, de este inequívoco intento de extorsión.

Los rostros del Presidium comienzan a resqubrajarse. Veo narices desprenderse, orejas sin lóbulo, arcos occipitales caer sobre el tapete verde que cubre la mesa....en ese instante me despierto. ¡Que horror! ¡Menuda pesadilla! Ayer no debí de cenar tanto, Alcides y Doroteo son una mulas, a quien se le ocurre cenar torreznos y atascaburras y zamparse un Reblochon entero de postre, ahora, bueno estaba muy bueno, riquísimo...en fin, ya ha pasado, un vasito de agua y a dormir hasta las siete y media que aún queda un rato. ¡Que gusto da saber que uno es libre para escribir de lo que le interesa y hablar de lo que le apetece..! En fin, mañana será otro día y si alguien se siente incómodo con los cepogordistas y las cepogordadas que se compre el Telva o El Pais o cualquier panfletillo modernista, que gustan mucho...abur que me quedan dos horitas, ¡que maravilla!

Sanglier.