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martes, 26 de enero de 2016

EL TORERO Y LA HIJA DEL TORERO.


No nos resistimos a añadir unas líneas al hilo de la actualidad más miserable y frívola. Una de las formas que adopta el dinosaurio cuyo alimento preferido es la libertad, es esta: El torero Francisco Rivera publica una foto suya toreando con su hija en brazos. Las redes sociales le agreden y le insultan. Hasta aquí, el funcionamiento normal de las redes sociales, el incauto y la horda, pues las llamadas redes sociales se utilizan en gran medida para insultar.

 

Por otra parte la foto no tiene nada extraño, para un torero torear una becerra con la niña en brazos es como para el cateto llevar a la niña en bicicleta, sólo que el torero va correctamente vestido y está en buena forma física y el cateto irá con unas mallas negras marcando indecorosas masas de carne descontrolada, tocado con una gorrita de béisbol regalo de su ferretería preferida y sentando cátedra de buenos sentimientos. No queremos añadir nada más aquí sobre lo que pensamos de los dos mundos enfrentados por la fotografía. Daría para infinidad de acotaciones. Y mire, no es que este torero amigo de la farándula nos caiga especialmente bien, pero es que no es esa la cuestión.

 

Dónde empiezan las cosas a torcerse es cuando los representantes del poder público deciden echarse al ruedo para comentar la noticia como los demás. Tiene especial interés lo dicho esta mañana por el actual Ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, por ser –en teoría- un representante de lo que se ha venido llamando, para entendernos, la derecha. Pertenece a un partido que se supone es liberal-conservador (al menos según su programa electoral del 2011), aunque de hecho es un partido social-demócrata más, como hemos podido comprobar todos.

 

El Sr. Alonso dice algo así como: “Fue un riesgo innecesario.” Podría haber dicho simplemente: “El Sr. Rivera es un torero profesional y asumo que sabe lo que hace perfectamente, yo no tengo porque meterme en su vida privada ni valorar como educa a sus hijos, cada uno es libre de hacer lo que le parece dentro de los límites que todos conocemos. Es usted una cotilla y parece mentira que me pregunte esto. Me da además la impresión de que si la misma foto se la hubieran hecho montando en bicicleta usted no me preguntaría nada. Me parece que es usted una hipócrita, una farisea”. En cambio, con lo que ha dicho, participa junto con las redes sociales en al acoso al torero (no es casualidad que la víctima del asunto sea un torero, por mucho que sea también un personaje del revisterío más infame).

 

Con la segunda frase, hubiera dado un poco de doctrina, que falta hace, argumentos para el debate en lugar de sumarse a la masa progre y vociferante, y una alegría a sus posibles votantes. Los votantes de un partido normal pueden ser muchos millones (lo demuestran las elecciones del 2011 y la mayoría absoluta del PP), los votantes de un partido como el actual PP son muchos menos. No porque España sea de izquierdas, sino porque una gigantesca bolsa de voto busca candidato. Lo encontró mal que bien, a la contra o tapándose la nariz, en la UCD de la Transición, en el PSOE de Felipe o en el PP refundado por Aznar.

 

Nos fijamos en este ejemplo del PP no por manía persecutoria sino porque, hasta hace poco, podía representar una opción de cierta solvencia en varios órdenes (formación, ideas, principios), cuando la izquierda llevaba ya años más allá del monte. Pero a fuerza de sembrar sal…hemos llegado a esto. Al final el ministro y el podemita no son lo mismo, pero ya no andan lejos el uno del otro. Y de trasfondo, un nuevo escándalo de corrupción.

 

Mientras la tropa arremete contra los demás al son que tocan las ideologías totalitarias y los populismos de todo orden (animalistas, marxistas, liberticidas, niveladores, capadores, igualitaristas, de género, etc.) que reaparecen como espectros venidos de la noche de los tiempos guadaña en mano, los mismos fantasmas con distinto sudario, España es saqueada por una tropa de ladrones de todos los partidos a cuyo lado los cuarenta ladrones de Alí Babá serían unas monjitas de la caridad.

Alcides Bergamota el Grande .

¿ESPAÑA ES DE IZQUIERDAS?


Cada vez que en política nos encontramos con una situación difícil como la actual, sale a relucir la idea de que “está claro que España es de izquierdas”. No sabemos si la afirmación es el resultado de un sesudo análisis. Parece que no. Es más bien una afirmación simplona, casi una muletilla de tertulia. Permite a quien la usa quedarse tranquilo y resignarse, al interiorizar la impresión de que no hay nada que hacer, y de que lo que sucede es el resultado de un determinismo cuasi genético contra el que no se puede luchar. De esta manera, la inacción –incluso la intelectual- queda justificada. Podemos seguir viendo el fúbol y quedando con los amigos en los mil saraos que nos arrebatan cada semana dónde nos convenceremos unos a otros que no hay nada que hacer.
 Por otra parte, la frase viene a ser algo así como la renuncia a esforzarse por entender lo que está pasando. Al pronunciarla, se suspende el juicio, se termina la conversación, se pone fin a cualquier esfuerzo por entender lo que sucede. No se intenta ni siquiera un análisis de los resultados electorales, de los años pasados, del funcionamiento de las sociedades democráticas, etc. Quien afirma que España es de izquierdas, parece que no llega ni a hacerse una pregunta tan sencilla como esta: ¿Cuándo gana el PP por mayoría absoluta aplastante con un programa que, por simplificar, podemos calificar de derecha clásica, entonces que es España? ¿Ya no es de izquierdas? Parece sencillamente que España no es de izquierdas ni de derechas, sino que el electorado –una parte muy mayoritaria del electorado- es bastante maduro, reflexiona, y reacciona frente a lo que ve, llámese corrupción, inacción, o traición a un programa electoral por el partido gobernante. La mayoría vota por reacción, vota contra. Esto es algo bastante sencillo de ver y común a todas las democracias.  
 
Por el contrario, a lo que parece que estamos asistiendo realmente es a la crisis de un sistema. Una crisis clásica, de las que se describen en los libros de historia. La democracia no es nada sin la libertad y el estado de derecho. Cuando los partidos políticos se apropian del estado de derecho en beneficio propio, rompiendo de común acuerdo, por turnos, las reglas del juego, la libertad retrocede a toda velocidad y el sistema que la sustenta en lugar de perfeccionarse y mejorar, se va deteriorando y perdiendo credibilidad. El tema de la partitocracia lo estudiamos en primero de carrera de derecho, hace muchos años, años en los que ya varias voces advertían de lo que estaba pasando: La supresión de la división de poderes por la reforma de la ley orgánica del poder judicial promovida por el PSOE de González y Guerra y que el PP nunca se atrevió –o nunca quiso, más bien- a corregir; el doctorado honoris causa otorgado por la Universidad Complutense a Mario Conde, vulnerando los estatutos de la universidad y con presencia del entonces Rey, etc. Y como consecuencia lógica de lo anterior, la aparición de la corrupción a una escala desconocida entonces. Además el inmenso problema de las autonomías, otra forma de apropiación de lo público por los partidos políticos y de profundo retroceso de la libertad en todos los ámbitos, con el caso paradigmático, pero no excepcional, de las autonomías catalana y vasca, con un fenómeno terrorista nunca claramente combatido, ni siquiera desde el punto de vista intelectual y moral y demasiado a menudo considerado con benevolencia, sibilinos matices o indiferencia. Y luego…el 11-M. Se trata de una de esas situaciones tantas veces descritas por los libros de historia, tan déja vue, pero que al leer sobre el pasado, uno piensa que nunca le tocará vivir… y de repente está aquí. Como el dinosaurio de Monterroso.
Alcides Bergamota el Grande.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

CANCÚN (UNA CRÓNICA DEL TIET).


CANCÚN

            En nuestra vida en común, la Tieta y yo hemos coincidido en repartirnos las tareas o negociados de una forma práctica.
            Una de esas tareas era y es evidente la organización de las vacaciones y viajes de placer.
            Tengo que reconocer que para esta tarea soy absolutamente nulo. Me da pereza moverme, carezco de imaginación, etc, etc. Por eso, el negociado vacacional y de ocio fue adjudicado sin discusión a la Tieta
            A finales de julio y primeros de agosto, nos decantamos por descubrir Turquía. Un par de días para patear Estambul y una semana en una gulet turca recorriendo la costa disfrutando de la naturaleza, mar y el baño.
            A la vuelta de ese viaje, que resultó estupendo, la Tieta emocionada por lo bien que se lo había pasado, decidió que cambiáramos de aires e irnos a la Rivera Maya para conocer los restos de esa antigua civilización. Como el año pasado estuvimos en Camboya y pudimos contemplar lo que queda de la cultura jmer, pensamos que era una buena oportunidad para ver la maya y compararlas.
            Total, que de la noche a la mañana nos liamos la manta a la cabeza y contratamos el viaje objeto de esta crónica o narración.
            Salimos de Madrid el lunes, 12 de agosto del corriente año.
            Primera parada: aeropuerto de Barajas, Terminal 1; volamos con Air Europa, ya que Iberia ha cancelado todos sus vuelos al Caribe, al parecer para evitar pérdidas.
            Primera estación puerta de embarque, la compañía aerotransportadora tiene a la misma hora, más menos, el embarque de los vuelos a Ciudad de México, La Habana y Cancún, con lo que el caos es mucho más que considerable y el retraso ídem.
            Tanta reforma y malgasto de dinero en el Aeropuerto de Barajas y te encuentras con unos mostradores de embarque minúsculos donde dos empleados de la compañía en cuestión pretenden embarcar trescientos borregos a base de comprobar manualmente la tarjeta de embarque y cortar la misma. Pedales, pedales.
            Evidentemente no tuvimos la suerte de tener asignado un finger, autobús puro y duro para tropocientos borros; caray no vamos a poner las cosas fáciles, que el personal se lo cree y luego exige demasiado
            Una vez estabulado el ganado, se despega; nunca a la hora prevista claro, esto no es Suiza, coñe; hay que guardar las esencias patrias.
            Al poco tiempo de vuelo, el aire acondicionado estalla a plena potencia y parece que estamos en la cámara frigorífica de una carnicería.
            La Tieta, que es magra de carnes, no como su marido que está en posesión de una nutrida capa aislante, se abalanza sobre la bolsa de la manta y la almohada. Rasga con ímpetu el plástico,    saca la manta, la despliega y se arrebuja.
            Alarido de indignación, la manta tiene más manchas que una cobertera cuartelera después de una guardia. Queja inmediata a la aeromoza, la cual con gran profesionalidad se extraña ya que vienen de la limpieza. Se obtiene un juego nuevo en mejores condiciones. Menos lamparones
            El marido tiene que reconocer que al final del viaje y pesar de su capa protectora, tuvo que hacer uso de su manta ante la nevera que era el avión. Eso sí, sin hacer indagaciones acerca de su estado de limpieza
            De la comida más vale no hablar, es mejor olvidar, sobre todo si vienes de volar con otra compañía. Las comparaciones son odiosas, nunca mejor dicho.
            La tripulación de cabina, como ahora se les llama, pasa ofreciendo los auriculares para poder escuchar la película. El que escribe estas líneas, ingenuo él, solicita un par de ellos; cortésmente se le entregan e inmediatamente se le comunica, con gran sonrisa, que son seis euros por aparatito; devolución al canto y mordida de lengua ante el conato de estafa.
            Advertencia, si vuelas con Air Europa llévate los cascos, en caso contrario, si quieres oír música o ver la película, pagas. Ni en Iberia llegaban a tanto. Ahora no lo sé, pero me temo que camino llevan.
            El vuelo largo y pesado, poco espacio de asiento y de avión, con lo que ni siquiera te aliviaba levantarte a estirar las patas.
            Llegada a Cancún airport; desembarco por finger; control de pasaportes y entrega de la hoja de visado de entrada -te devuelven la mitad para la salida-, recogida de equipajes; el tiempo de entrega no le tiene nada que envidiar al nuestro benemérito Barajas.
            Salida pasando por el control de aduana con entrega de formulario debidamente relleno; pregunta de la funcionaria si tenemos algo que declarar, la respuesta la omito, nos indica que pasemos y no nos manda al escáner, bien; enfilamos la salida con las maletas felices y contentos y ¡hay!; otra proba funcionaria para a la Tieta, la ha visto cara de sospechosa; al final sólo quiere  que le enseñe el contenido del bolso y no la maleta, revuelve el bolso y da luz verde.
            Para mí que quería cotillear el bolso de la Tieta.
            Una vez fuera de la terminal buscamos y encontramos al pavo del tour operador, el cual nos manda al bus correspondiente.
            Me encargo de la tarea de la carga del equipaje en el buseto y el conductor amablemente me advierte que allí sólo funcionan con propinas, que no se me olvide. Le agradezco su amable información, cagándome en sus muertos por dentro ya que más que una información parecía un exigencia y asegurándome que las maletas no se quedaran en el aeropuerto
            Traslado del aeropuerto hasta el hotel en el autobús con el amable panchito detallándonos las maravillas del lugar, la comida, la bebida, con gran insistencia en las curdas que se agarra el personal de visita.
            Muy ameno, sobre todo después de más de nueve horas de viaje. Total que después de otra hora de traslado llegamos a nuestro flamante hotel.
            Nos recepcionaron con el brazalete verde y a la habitación.
            Una habitación grande, pero sin un espejo de cuerpo entero con gran indignación de la Tieta, con unos inmensos ventanales que  aunque dan a la “selva” no puedes tener los estores levantados porque el personal del hotel pasa por delante y te contempla en paños menores o ni eso.
            El mobiliario y el equipamiento no se corresponden con lo que se le supone a un hotel de cinco estrellas superior.
            Nos habíamos venido convenientemente pertrechados con un ladrón, con el fin de poder enchufar varios aparatos electrónicos a la vez: móviles, e-books, el net-book del Tiet, cepillo de dientes.
            Oh sorpresa, se supone que el hotel es de una empresa española, del Grupo Piñeiro, y que un mogollón de clientes somos españolitos, pues bien, los enchufes son de clavija tipo yaqui, premonición de lo que vendrá después.
            Como ya es tarde, casi las diez de la noche hora local, nos dirigimos al restaurante del lobby del hotel para poder cenar algo y luego pedir un adaptador en recepción.
            Comida: la impresión del primer día que luego se confirma es la siguiente: presentación buena, apariencia digna de un restaurante de veinticinco estrellas Michelin. Adriá se pondría verde de envidia ante las altas cotas de innovación culinaria y sin nitrógeno. La comida no sabe a nada, absolutamente a nada; comes pescado porque en el cartelito pone pescado, pero podía ser rana peluda; da igual.
            La cerveza es tan floja que tienes la impresentable sospecha de que es sin alcohol. En fin. Dónde estaba la buena, simple y sabrosa comida de la gulet turca, incluso se echa de menos la cerveza Efes turca que al lado de ésta es toda una bendición.
            Hago solemne promesa de calzarme tres Mahou de tercio al llegar a Madrid.
            Después del pienso antes reseñado, preguntamos en recepción por el adaptador; con toda cortesía se los remite a la tienda del hotel donde por un módico desembolso de veinticinco pesos obtenemos el codiciado trofeo electrónico.
            Retirada a la habitación; vaciamiento del equipaje y disposición al sueño.
            Día siguiente, 13 de agosto, a las siete de la mañana nos dirigimos a desayunar; se advierte la Tieta y el Tiet son madrugadores. Se reitera la opinión sobre la comida. El Tiet decide probar la fruta y aquello no sabía a nada, ni a fruta ni a tropical. Resultado: el Tiet prescinde de la fruta y se centra en el bacon.
            Acabado el desayuno nos dirigimos a una reunión importantísima fijada por Soltour a las nueve de la mañana para darnos la información sobre el hotel, servicios, etc. En realidad la charla era para encajarnos las excursiones que ofertaban durante una hora en una sala a temperatura bajo cero, con gran cabreo de la Tieta y mío.
            Después a recepción ya que en la publicidad del hotel se decía que teníamos wifi gratis.
            Sorpresa, durante la noche han cambiado de servidor y no hay Dios que se conecte. Total tropocientos pavos acosando al técnico, el cual no se aclaraba tampoco.  Después de hora y media, se consigue una conexión, pero los problemas pervivirán durante toda la estancia. La conexión se cae cada dos por tres. Si sales de la habitación o del lobby, tienes que volver a conectarte de una manera farragosa y lenta, dependiendo del humor que tenga el invento. Es decir, purito Internet de cinco estrellas plus hispano-charro.
            Se me olvido comentar que la noche de la llegada observamos que la caja fuerte no cerraba; hubo que llamar a la recepción y que enviaran al técnico. Comprenderán ustedes que no podíamos dejar toda la ferralla y la artillería de la Tieta encima de la cama.
            Total que entre pitos -reunión- y flautas -conexión wifi-, se nos pasó la mañana en blanco, perdida vamos.
            La comida en el mismo plan, siesta y posterior baño en la piscina del hotel. Acotamos el tema: tres charquitos con una profundidad de 1,25 mts; vamos que ni siquiera me ahogo yo y tengo facilidad para ello.
            Monumental cabreo sobre todo de la Tieta que es una apasionada de la natación.
            Miércoles 14, decidimos acercarnos a la playa para lo cual hay que coger una especie de trenecito ya que el hotel no está a pie de playa como aparecía en Internet.
            Llegamos a la playa, a la zona acotada para uso exclusivo de nuestro hotel y la impresión es que se trata de un Benidorm pero sin rascacielos. La playa estrecha, pero mucho, mucho; llena de tumbonas de hoteles y la gracia es estar allí sentado bebiendo, todo el rato ofreciéndote de beber eso si no te acercabas tú a pedirlo.
            La zona de baño acotada y de poca profundidad, me explico no podías nadar lejos y como la profundidad era escasa, la nadada era imposible. Más cabreo de la Tieta, la cual se puede hacer nadando Valencia-Ibiza ida y vuelta. En fin. Propaganda engañosa.
            Volvimos al hotel y nos dimos otro remojón en las piscinas
            Comida y siesta. A las diecisiete horas desplazamiento hasta el Spa para masaje. Una hora de placer. Las chicas profesionales.
            Yo escogí uno para mis pobres piernas, que era mi primera vez. La suavidad y la caricia de esas manos eran fabulosas; te descansaba un montón; el único problema era cuando esas manos subían y se acercaban a ciertas partes, entonces unos músculos se relajaban y otros se tensionaban.
            Volvimos a la habitación felices, descansados y contentos.
            Pero esa felicidad duró poco. Intentamos abrir la caja fuerte y nones. Llamada correspondiente; no se preocupe le mando un técnico. Veinte minutos después nuevo toque de atención; ídem a la hora.
            Aparece, veloz, panchito Fidel, de seguridad, el cual nos la “arregla”; el problema era que la alfombrilla de la caja tocaba la cerradura y la bloqueaba. Tiet y Tieta se miran diciendo nos está tomando el pelo.
            Se va Fidel y la caja de inmediato se vuelve a bloquear. Llamada a recepción con exabrupto incluido y aparece el técnico de mantenimiento. Vistazo al tema y reclama la presencia de Fidel. Como el panchito veloz la ha tocado antes, él no puede hacer nada si el otro no está presente. Invasión de competentes nos suelta el mozo. Sic
            Reclama por walkie al Fidel el cual se hace el loco. Fidel Fidel, reclama el técnico, “los invitados están molestos” le dice y el otro que ahorita voy.
            El técnico, ante nuestra asombrada presencia se comunica por el walkie con otro pavo explicándole el asunto y que le apriete al Fidel. Llaman a la habitación por teléfono y el técnico se precipita a coger el mismo como si fuera su casa.
            Por fin aparece el de seguridad y arregla el invento; después de severas advertencias por mi parte de que cómo la caja se vuelva a fastidiar le monto el pollo en recepción.
            Esa misma noche nos lo cruzamos y el careto que tenía no era de lo más amigable
            Total otras dos horas perdidas con la caja fuerte de un magnífico hotel de cinco estrella plus.
            Esa noche sobre las veintidós horas comienza a llover; por la madrugada empieza a caer más fuerte, a la mañana siguiente el diluvio es de impresión.
Jueves, 15 de agosto, cumpletacos del Tiet, miras por la ventana y observas una cortina de agua. Como la cosa no decae, agarras el paraguas que tienes en el armario -cortesía del Grupo Piñeiro-, y sales de la habitación a recorrer el camino hasta el restaurante donde pesebreas el desayuno, un agradable paseo de unos 300 metros que en esas condiciones es todo menos divertido. Una vez en el lobby del hotel nos enteramos que tenemos encima una tormenta tropical con una duración aproximada de tres días. ¡Tócate los collons, lorito!
            Panorama cojonudo: la luz que se va cada dos por tres, el Internet no iba a ser menos, el servicio tampoco. El luces que ideó el hotel no pensó en el tema, así que aparte de las habitaciones y de los restaurantes no hay más que un sólo sitio cubierto, el famoso y repetido lobby, que además está abierto por dos lados.
            Total: del lobby a la habitación y viceversa con algún desplazamiento más para el condumio.
            A todo esto no nos habíamos traído ninguna prenda de abrigo y menos un chubasquero y de calzado, todo abierto de verano. Un número, tapados con mantas y bajo el paraguas en chanclas caminando bajo la lluvia tipo Fred Astair pero sin gorgoritos.
            Hay que ver lo que dan de sí veinticuatro horas a base de Internet en el móvil y el canal 24 horas de España. Diversión a tope.
            El viernes 16 de agosto más de lo mismo; misma rutina excepto que cambiamos la excursión a Tullum para el domingo; eso de ver las ruinas mayas bajo la lluvia no nos apetecía demasiado y el importe de la excursión no se devuelve por inclemencias meteorológicas. Más toque de collons
Eso sí, nos desplazamos a la Hacienda Sta. Isabel para amenizar el día. Aparte de que seguía la manta de agua, sólo habían unas cuantas tiendas de recuerdos de calidad más bien pobre y precios desorbitados. Por lo menos sirvió para estirar algo las piernas y obtener otro tema de despotrique con que entretener el día
            Al final de la tarde, el diluvio comenzó a amainar y el Tiet y la Tieta, con la indumentaria antes descrita y las chanclas bien húmedas se fueron a dar un paseo con el fin de descargar instintos asesinos.
            El sábado, 17 de agosto, empezó a hacer un tiempo aceptable, con lo que se pudo disfrutar de playas y charcos, perdón,  piscinas.
            Por la tarde – noche, la caja de seguridad se volvió a bloquear. Llamada a recepción, respuesta tipo, nueva llamada, ídem; tercera llamada del Tiet hacia la hora de espera acordándose de toda la familia del panchito hasta sus bisabuelos. Inmediata aparición de otro panchito de seguridad que se supone que arregló la caja fuerte. Decimos que lo suponemos, porque decidimos no volver a utilizarla. Inmediata llamada de recepción a ver si había llegado el técnico. En fin, ¡buen servicio!
            El domingo cogimos un bus y nos llevaron a la excursión de Tullum. Los restos arqueológicos impresionantes e interesantes. La charla del guía, premiosa a más no poder, con un calor y una humedad que castigaban duro.
            Acabado el rollo macabeo o mayabeo, nos bajamos a la playa, encontrando la Tieta un lugar muy apropiado para dejar los bártulos y darnos un chapuzón. Chapuzón que duro más o menos hora y tres cuartos, hasta la hora en que volvía el bus. No había quién saliera del agua ante el castigo de Lorenzo. El Tiet nunca ha estado tanto tiempo seguido en remojo.
            De vuelta al bus, la Tieta se merendó un coco preparado sobre la marcha por indígena local con precio yanqui. Debía estar muy bueno y refrescar bastante, puesto que no dejó una gota. Sequito lo dejó.
            A la vuelta al hotel seguimos en remojo hasta la hora de la comida, de la que no se da cuenta, por no repetir.
            Por la tarde más piscina y remojo que Loren apretaba.
            Cenita y al catre que al día siguiente volábamos de vuelta.
            Lunes, 19 de agosto, desayuno y vuelta a la chambre para hacer las maletas que dejamos en la puerta para que se las llevaran; dejamos la habitación para las doce –la cuenta se pagó el día anterior, apostilla para los mal pensados-, y nos aposentamos en la piscina hasta la hora del pienso
            Pienso y más piscina hasta la hora de salida en bus para el aeropuerto.
            El trayecto en bus se hizo bastante pesado, una hora y media.
            A la entrada de Playa del Carmen nos paró un control de la policía municipal mexicana; la Tieta se mosqueó y salió blandiendo el paraguas cortesía del Grupo Piñeiro que distraídamente se había venido con nosotros.
            El control nos dejó pasar ipso facto. A la salida de la ciudad había otro control de la misma pasma que pasamos sin detenernos. Habían sido convenientemente avisados y el retén esperaba formado, en posición de firmes y primer tiempo de saludo, mientras un mariachi atacaba un corrido y la Tieta saludaba, toda digna ella, con  su paraguas del Grupo Piñeiro desde la trasera del bus.
            Al Tiet se le saltaban las lágrimas de emoción.
            Desembarco en el aeropuerto de Cancún y espera para la facturación. Sólo estaban operativos cuatro puestos de Air Europa para todo un avión de más de 400 plazas y los autobuses vomitaban personal en cantidad, formándose una cola considerable.
            Tardamos un huevo y la yema del otro en facturar –no comprendo esas familias de dos personas que acarrean cuatro maletones, colapsando el embarque.
            Suerte que el Tiet, después de mucho bregar con su teléfono móvil y el Internet del hotel, el día anterior había conseguido reservar los asientos, que si no!!
            Acabamos de facturar justo cuando era la hora del embarque así que nos dirigimos a la puerta un poco apurados. Allí vimos una cola de pelotas y tuvimos la seguridad de que aquello iba para largo, así que nos dedicamos a cotillear las tiendas de la terminal y cumplimentar algún encargo fastidioso y poco agradecido
            El viaje de noche aburrido; la comida peor que a la ida y más escasa; la tripulación más borde; menos mal que la gente se dedicó a dormir o intentarlo y no a montar jarana.
            Llegada en hora, incluso adelanto, en Madrid – Barajas. Los consabidos veinte minutos de rodadura por el aeropuerto hasta llegar al finger.
            Parada del aparato y todo el mundo preparado para saltar fuera del bicho. El Tiet descubre, mirando por la ventanilla, dos picoletos esperando a la sombra.
            Pasa el tiempo y se ordena al pasaje que vuelva a sentarse: nuestro piloto ha detenido el aparato de forma tal y que hay que moverlo con carrito o tractor porque el finger no encaja y no se puede abrir la puerta.
            Por fin, desplazada la aeronave, encajado el finger, abierta la puerta, salimos en estampida hacia el control de pasaportes y recogida de equipajes.
            Para variar, las maletas tardaron cuarenta minutos y venían por entregas como las telenovelas.
            Una vez en casa, pensamos recomendar encarecidamente la Rivera Maya a todos nuestros enemigos en la plena seguridad de que disfrutarán como nosotros.
            Al resto y, en especial a los íntimos, se les escribe este relato para que vayan avisados.
Madrid, sin fecha.

jueves, 4 de julio de 2013

Comida Homenaje a Don Alcides Bergamota ofrecida por el Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil

Recibimos en la sede de Cepo una misiva de nuestro ilustre amigo don Andrés de la Pomarada y Rodriguez de Villafranca, que nos escribe desde su solar en el corazón de la Fidelísima Vardulia con el propósito de hacernos partícipes de una noticia que nos llena de satisfacción.

En su última sesión plenaria, los socios del Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil han acordado por unanimidad organizar una comida homenaje en honor del Ilustrísimo Señor Don Alcides Bergamota y tienen el placer de invitar a todos los cepogordistas a participar en tan magno evento que se celebrará D.m. el próximo sábado 13 de julio a la una y media de la tarde en la sede del Círculo situada en el número 3 de la calle Infantes de Lara de la capital várdula.

Nuestro amable amigo ha tenido a bien adelantarnos una copia del menú que pasamos a transcribir:

Entremeses fríos y calientes

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Sopa bullabesa con costrones

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Tortilla en salsa de pepitoria

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Cangrejos de río picantones

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Delicias de rape en salsa verde

Bacalao al pil pil y Club Ranero

Cocochas de merluza rebozadas

Anchoas al estilo de Jolaseta

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Carrillera de ternera estofada

Solomillo "Kaiser Guillermo" con riñón en brocheta

Paletilla de cordero lechal al horno

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Quesos del país:oveja curado, Picón-Tresviso y cabra fresco

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Natillas

Arroz con leche

Tarta Panchineta caliente

Paris-Brest con helado de café

Milhojas de crema

Delicias de Antibes en isla flotante

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Bizcochos borrachos de Guadalajara

Piononos de Santa Fé

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Vino blanco y tinto obsequio de la Cooperativa Santo Niño de la Roca.

Café y licores por gentileza de Don Atilano Candelaria, agricultor y propietario de la bodega tomellosera Hermanos Candelaria




Cigarros Partagás de la afamada casa Cifuentes & Cia proporcionados por el Círculo Cepogordista de Vardulia

A los postres nuestro amable anfitrión don Andrés de la Pomarada se dirigirá a los invitados con una loa y aprecio de don Alcides Bergamota, acompañada por los compases de la marcha "Alcides, eres el más grande" compuesta por nuestro bardo local, Telesforo Acebuche, e interpretada al piano por la ñiña Etelvina Rodriguez de Villafranca.

Todos aquellos cepogordistas que deseen participar en tan magno evento deberán comunicarlo a la Secretaría del Círculo de Estudios Heráldicos y Gastronómicos Marqués de Casa Pil-Pil con antelación suficiente.

sábado, 29 de junio de 2013

LA FERIA DEL LIBRO

Hace unos días terminó la feria del libro de Madrid. Y como entre las manías del cepogordista se encuentra la manía libresca, en la forma de afecto desordenado, mezcla de extravagancia y tendencia al furor, decidió acudir a darse una vuelta, para saciar la vista de libros y disfrutar también del resto del espectáculo. No sabe que parte le ha gustado más.

Era una de esas tardes de verano inclemente, repentino, como si nos hubieran echado a todos una gruesa manta de la más compacta lana. Luz lechosa, difuminada, engordada por el bochorno. Libros por todos lados, y también multitud de tipos. Con el calor, sensación de poca ducha y demasiada chancleta. Tatuajes, piernas peludas, y no sólo las de ellos, también ellas, sobre todo en las casetas progres, aquellas de grupos editoriales de ultraizquierda presididas por efigies del Che, que siguen predicando la ruina del mundo con absoluto orgullo y entusiasmo. Y es gracioso que sigan en un combate que en realidad, a día de hoy tienen ganado, puesto que estatismo, dirigismo, progresismo y nihilismo están a la orden del día. Pero como buenos iluminados, ellos a lo suyo. Pronto no quedará nada que derribar y no sabemos que harán con la maza. Tato dice que se la me… Bueno las cosas que dice Tato a veces es mejor no repetirlas. Tampoco era demasiado bonita la caseta de una editorial o librería, no recuerda el que esto teclea, para gais. Ya me entienden, asuntos de maricones. Pasamos corriendo. En general, tal vez por el calor traicionero que se nos echó encima sin avisar y cogió a la gente desprevenida y sin los afeites convenientes, vimos fealdad, bastante fealdad. ¡Que viva el Tercio y se mueran los feos! gritaba el otro día Curro en A mí la legión. Pues de cumplirse el deseo hubiera quedado la feria mermada de público, la verdad. Pero estas pequeñas cosas, estos detalles inevitablemente observados por el cepogordista son la excepción, y dan color solanesco a la feria. También lo dan las absurdas colas, a pleno sol, en plena cocción, para conseguir la firma de no se sabe que autor juvenil que está de moda. Afortunadamente, no sabemos ni quién es ni que ha escrito En la caseta Verde, libro sobre reflexoterapia o masaje sexual. Pues claro, que puede esperarse acudiendo a la caseta verde. Otro detalle verde fue el libro escrito por Giovanni Verga titulado Eros que publica Gadir. Hay cierta lógica entre el apellido del autor, uno de los grandes de finales del XIX italiano, y el título del libro. Por supuesto lo hemos comprado. Veamos una de sus frases: “Las primeras inquietudes del corazón depositaron en su mente la semilla funesta del análisis”. Gadir publica la pequeña colección El Bosque Viejo, grandes autores clásicos para todas las edades, es decir, para niños. Pequeños libros bien editados, bien ilustrados, atractivos con magníficos textos accesibles, que nos permiten huir de la espantosa literatura infantil (así la llaman), con su horrible desfile de brujas buenas, lobos tímidos y otras cursilerías, ñoñeces y demás. Ya lo decía don Wenceslao: “No es fácil escribir un libro de lecturas para la infancia. Muchos creen que para esto basta con que el autor carezca absolutamente de talento. Es un error.” Para el que tenga curiosidad remitimos a la entradita dónde copiamos el resto de las palabras de don Wenceslao: http://cepogordo.blogspot.com.es/search/label/Wenceslao%20Fern%C3%A1ndez%20Florez. Cuando la bruja deja de serlo, cuando el lobo es cariñoso, el gigante va al psicólogo para curar su miedo a la oscuridad y el ogro hace pasteles vegetarianos, es decir cuando se subvierten las categorías, se vacían de principios y sentido y el cuento se convierte en una gilipollez, en una moralina ñoña que nada refleja de nada, el siguiente paso cuesta abajo es que Blancanieves se lie con todos los enanos a la vez, la Bella Durmiente sea una militante lesbiana, los tres cerditos, pues imaginen ustedes, y Caperucita Roja decida con el lobo aplicarle a la abuelita un tratamiento al amparo del derecho a la eutanasia (adquirido por la nieta, ¿por qué no?), que ya es hora que la vieja nos deje la casa. Así que para huir de todas estas horrible cuestiones, el Bosque Viejo, de Gadir.

Las casetas, en el tramo más largo de la feria, formaban un pasillo muy largo por el que se movía la masa de visitantes, de una caseta a otra. En ese pasillo, salvo por momentos en que corría el aire, se concentraba el calor, por estar cerrado, y por la acumulación de gente. Hubo momentos en que pensó el caminante que circulaba por un pasillo entre dos chiqueros. Sin embargo, algunos de los paseantes se distinguían del resto por su elegancia o su porte. Un chico alto y bien vestido, pantalón y camisa en tonos marrón claro caminaba erguido y no sudaba, indiferente a su alrededor, con los ojos puestos en los libros. Otro personaje trotaba cargado de bolsas, se veía que iba a tiro hecho a darse el atracón, vicioso él. Vestía traje bien cortado de tres piezas, impecable barbita rala, nudo de corbata sencillo que desde que lo hizo por la mañana no se le había movido y llevaba una novia que cual mora trotaba detrás de él, como podía, intentando no perder rueda. Un grupo de señoras charlaba en un descanso, y era como para quedarse mirando: peinado de peluquería, collares de perlas, pendientes de perlas, vestidos, sobriedad, elegancia, sonrisas, iban luego a merendar juntas, seguro. A lo lejos, Martínez Campos a caballo, seguía un año más ahí, en su eterna caballada.

La feria parece que remonta, que ha ido bien. Ha conseguido más ventas que el año pasado. Al parecer, un nueve por ciento más. Y es que, según nos explican, la gente ha acumulado títulos. Es decir, en esta feria del 2013, ha pedido títulos del 2012. Es decir, la tropa se ha estado aguantando las ganas y ahora se gasta el dinerillo. Para que luego se meta la gente con España y los españoles. Mientras tanto, una administración local, destina hace unos días 484.716 euros en forma de subvención a la “mejora de la alfabetización mediática” con el fin, entre otros, de contribuir a “revelar la identidad propia” de los habitantes de esa región española (parece ser que no acaban de conocerse a sí mismos del todo). Estas son las dos Españas. Las del personal que acude sudoroso a la feria a comprar los libros del año pasado y la de los sacamantecas demagogos. No hay otras y no las ha habido nunca.

Dice Tato que al que le vuelva a sacudir con eso de las dos España para explicar lo que pasa hoy le devuelve el golpe, pero con la bota y en todo el hocico. Doroteo ha dicho que a esas ferias que no va, que son para las masas, que a él con la biblioteca de su casa la basta y le sobra y que sólo puede leer en libros encuadernados en piel, porque si no le pican las manos y estornuda.