lunes, 25 de abril de 2022

Veneno en el poligó. Para la sección buen comer, de el Heraldo de Nava.

Se puede comer mal y aún peor, que es lo que me ha pasado hoy. Un solomillo cubierto de extrañas partículas que se desprendían al cortarlo, como finas láminas de teflón. La reducción al Pedro Ximénez no era tal, más que reducir habían regado el plato con un chorro de brandy caliente y barato, en el que flotaba el arroz peor cocido que imaginarse pueda. Para rematar, dos rodajas de piña vieja, es decir bastante pasada. Una de las rodajas con pinta de haber pasado bajo el grifo después de caer al suelo. Menos mal que los estertores provocados por el más infecto café que se haya servido nunca a un cliente desarmado e incauto han hecho olvidar rápidamente todo lo anterior.

miércoles, 20 de abril de 2022

Un 26 de septiembre.

Una señora con una pequeña maceta en la mano cruza la calle de Alcalá, ya completamente taurina al acercarnos a la plaza. 

Una señora cargando con una gigantesca maceta cruza la calle. La maceta además de enorme va llena de tierra negra en la que crece lo que parece un madroño. Para quedarse mirando desde luego. Alcalá es ya completamente taurina al acercarnos a la plaza y hay un ambiente festivo, sosegado por el aire otoñal. Se oyen un par de olés dirigidos a la señora, admirativos de su fuerza hercúlea. Acelera el paso.

Solazo, pero otoñal. 

Se oye comentar: vaya carteles que nos ha metido el puto gabacho. 

El picador abusa y se oye: ¡es que no distingue entre vale y dale! 

¿¡Dónde iba!? ¡A por el bajonazo, hay tunante, se te han visto las ideas!

Israel de Pedro torea a caballo estupendamente -eso que es tan raro que ocurra- y se lleva una ovación. Hay que ver como acaricia al caballo luego. 

Colombo se lleva un olé, en plan chufla, al girar sobre si mismo para banderillear. Las pone todas a toro pasado el tío.



lunes, 4 de abril de 2022

LA POÉTICA DE SINFOROSO GARCÍA POTE. XVI

Todos los días al salir de aquella rotonda con el coche vemos la tapia. Es de ladrillo rojo, viejo, de un hermoso color, surge como de entre los árboles, tal vez el resto de una edificación desaparecida o la parte visible de una fábrica escondida por la vegetación. Tiene la forma de la fachada de los templos jesuitas del barroco, sin el tamaño por supuesto, dos pináculos a los lados terminados por redonda bola, un gran ojo de buey y la impresión de ser una supervivencia de algo hermoso, entre tráfico, ruido, caos.

jueves, 24 de marzo de 2022

Caballería roja. Genaro García Mingo, para el Heraldo de Nava.

Lectura de Caballería roja, de Isaac Babel. Uno de esos libros que están en casa y que estaba convencido de haber leído sin que me hubiera impresionado. Un error. Ni el primer cuento. Debió de llegar a casa y pillarme luego una temporada de esas en que todo se revuelve y trastoca. No estaba ni siquiera en el estante de sus compatriotas, pero el otro día haciendo orden lo encontré y lo coloqué en su sitio. Hay libros que parece que nos llaman desde los anaqueles. Este es un caso. Le dedicaron uno de los programas[1] que escucho en el coche cuando circulo por ahí y al llegar a casa lo empecé y con él estoy. Uno de los entrevistados lo había analizado con minuciosidad y conocía, además, la biografía de Babel al dedillo, señalando episodios y referencias de cierta turbiedad. Esto ponía de los nervios a los otros dos contertulios, tan admiradores del texto que no podían aceptar claroscuros en la vida del autor que, puesto que era tan excelente escritor, no podía ser sino una víctima del estalinismo. El otro insistía en sus dudas, daba detalles, que ponían a los otros de uñas. Y no lo hacía a la manera de hoy, por condena retroactiva ni corrección política, sino por afán de exactitud, de verdad, de conocimiento del personaje (si bien puede discutirse -como desde siempre se hace a la manera de Proust y Sainte-Beuve- si eso es importante o no para valorar la obra). Una de las cosas que dijo me pareció evidente, obvia, aunque a los otros les escandalizaba. Vino a decir más o menos que Babel se alistó en la caballería roja para escribir, porque necesitaba sangre. Dicho de otra manera, había visto cosas tan fuertes, tan terribles, que necesitada mantener el nivel de tensión, de horror para suscitar la escritura, como para mantener la pulsión de escribir. Los otros se horrorizaban y sin embargo resulta obvio que es perfectamente posible, aunque sea terrible. La presencia del judío como víctima es sobrecogedora y terrorífica, despreciados, insultados, degollados, tanto por bolcheviques como por polacos. De que manera contrastan los espléndidos paisajes tan magníficamente evocados, la veneración de los cosacos por sus caballos, con la más completa miseria, la violencia y el más absoluto desprecio por la vida humana. Todo el libro es un gran sable ensangrentado agitándose y golpeando sin cesar entre espléndidas llanuras, puestas de sol, trigales y pueblos reducidos a cenizas.



[1] Alain Finkielkraut s'entretenait avec le regretté Pierre Pachet, écrivain et essayiste, et Adrien le Bihan, écrivain, traducteur, à propos de la vie et de l'œuvre d'Isaac Babel (1894-1940)


martes, 8 de marzo de 2022

Don Álvaro y la cocina y alguna cosa más.

Cunqueiro sobre la cocina: “… conviene decir que ha sido en la cocina donde el hombre –el civilizado, el que viene desde Platón hasta Proust, para quedarse solo con dos P; el que construyó las catedrales, fundó las universidades, hizo las Cruzadas e inventó el soneto- puso más imaginación, mucha más que en el amor o que en la guerra”. Del mismo: “Ahora me doy cuenta de que la cocina es, sobre todo, un placer intelectual”. Y de nuevo: “Encuentro mutilado y corto el libro de ficción cuyos protagonistas no comen ni beben. (…) Un maestro en esto fue Balzac, que sabía dibujar un personaje por sus comidas o por sus vinos”. Y finalmente, otra vez de don Álvaro: “…si me hallase a las tantas de la noche en la redacción de un periódico y su director solicitase de mí un artículo de la máxima actualidad, sin vacilar lo escribiría sobre las peregrinaciones a Compostela.”

Citado por Miguel González Somovilla, en la edición de la antología de artículos periodísticos publicada por la Biblioteca Castro.

viernes, 25 de febrero de 2022

Sustitutivo.

Es peligroso para el espacio del cual disponemos en casa, comenta Bergamota, que los libros funcionen como sustitutivo. Por ejemplo, leemos sobre el pintor Edouard Vuillard, vemos sus cuadros en alguna fotografía por la red, queremos un cuadro, no podemos tenerlo, compramos un libro sobre su obra. Oiga, esto no puede ser. Desde luego que no. 




miércoles, 23 de febrero de 2022

Pesadilla del traje. De los cuadernos de Alcides Bergamota. Época de hierro. Cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.

El traje parece que destiñe, se mueve. Bajan los pantalones, desplegándose, como si creciera la tela. Es de un azul tan oscuro que se acerca al negro, es casi una mancha de tinta china, fresca, húmeda, derramándose. Desaparecen los zapatos, disuelta su forma por la negrura de la tinta, desaparecen los puños de la camisa, demasiado corta, tragados por las mangas negras, demasiado largas, como un borrón que se extiende cuanto más se corrige. Va difuminándose la cabeza, comida por la sombra que sube, color asfalto, superponiéndose traje y pavimento en una extraño abetunamiento, hasta tragarse definitivamente al infortunado.

Eso te pasa por no gastarte los cuartos. Tío rata. O por no ir en pantalones cortos, como todo el mundo. Es lo que se lleva ahora.