jueves, 10 de mayo de 2018
martes, 8 de mayo de 2018
EL PELAGATOS RABIA (una de cigarropipismo). Cortesía comos es habitual de Calvino de Liposthey.
[Una nota sobre tabaco extraída del dietario del gran polígrafo custodiado por el señor Liposthey.]
Todos los
fumadores de pipa, inconscientemente, aprietan las nalgas al fumar porque tienen
el secreto temor de que venga alguien y con la pipa les haga cierta cosa
nefanda.
Cuando el
pelagatos enciende un habano y a la tercera calada se da cuenta de que no quema
parejo, se enfada. Mira el cigarro, sopla sobre el pie del tabaco tratando de
extender la combustión hacia la parte que no se ha encendido. Se disgusta, se
impacienta. Enseguida asegura que el cigarro está mal fabricado, que no ha sido
bien torcido. Habla de castigos ejemplares. Es posible, a veces, que exista un
pequeño nudo que afecte a la combustión porque impide que el tiro abarque todo
el cigarro. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la culpa la tiene por
supuesto la impaciencia del pelagatos que no se toma las cosas con calma ni
presta atención al momento importante que es encender. Varias soluciones son
posibles: el vecino del pelagatos puede sacarse del bolsillo de la chaqueta unas
gigantescas tijeras, de esas de sastrería, y con un golpe rápido y seco,
procurando no llevarse las narices del energúmeno, cortar el cigarro del
pelagatos por la mitad, si es posible más cerca aún de la cabeza del puro, es
decir de los morros del quejica. Esto se debe hacer con rapidez y una sonrisa
fría, soltando la frase siguiente: Ya verá usted como ahora todo va mejor. Y no
se queje más por favor.
Una
alternativa también violenta seria levantarse, quitarle al pelagatos el cigarro
de la boca y tirarlo al suelo para a continuación pisarlo con rabia infantil.
¡Ya verá como ahora no tiene problemas de tiro!
Más señorial
sería acercarse con educación y ofrecer al atroz sujeto que abandone el puro
que no consigue fumar correctamente y que elija uno de nuestra gran petaca de
cuero de Rusia generosamente tendida. Sin que por supuesto este gesto pueda dar
pie a tuteo de ninguna clase. Le pediremos a Herminio que lo encienda para el
señor. No, no proteste, Herminio lo hace como se hacía antes, algo que veo
usted desconoce. Herminio encienda el cigarro. Herminio acerca la llama al
tabaco, lo mece suavemente y cuando se produce el humo con rapidez corta la
perilla y se lo tiende al pelagatos asombrado, para que este tire del cigarro
hasta asegurar el encendido definitivo.
Pero de todas las soluciones, sin duda la mejor
es enseñar al pelagatos a encender el cigarro correctamente.Comentario a un comentario sobre un artículo de blog, puesto al día entre corchetes irrascibles.
Genaro García
Mingo 09/06/15 15:16
Desde luego
que el tema es interesante, pero requiere mucha sutileza y matices su
tratamiento, tanto en el análisis que no es nada sencillo (enhorabuena por el
intento) como en los comentarios. Aunque yo preferiría que se usaran afirmaciones
demostradas y no generalizaciones abusivas y tópicos. Si empezamos con "la
sempiterna incultura española" del comentario vamos mal. Supongo que
Falla, Turina, Albeniz o Granados si que se habían parado a escuchar a Liszt, a
Schubert o a Brahms, vamos digo yo. [Comentario adicional en una tarde
violenta: ¡Vamos digo yo! y tiene suerte de que esto sea una charla digital,
si no saltaba la barrera armado con un leño de encina y te repasaba los lomos a
palos, leña, leña, leña.]
jueves, 3 de mayo de 2018
Tipos circulistas. Una conferencia de Alcides Bergamota. Parte I.
TIPOS
CIRCULISTAS
[Sobre
la pantalla del auditorio se proyecta la cita siguiente:
“Los que hoy
vivimos no tenemos a quien imitar sino a quien sufrir”
Diego de Torres
Villaroel
Visión y visitas
de Torres con don Francisco de Quevedo por la Corte.]
He aceptado dar
esta pequeña charla en el marco de estas jornadas deleznables con el firme
propósito de contribuir poner remedio a la verdad que expresa la cita que la
encabeza, aunque nada firme dura. [La
dicción no es del todo precisa, pero se le entiende con claridad]. No le
falta razón a don Diego de Torres y si sólo se sufriera por la falta de
ejemplaridad pública, contentos estaríamos, pero es que además somos acosados
de forma casi cotidiana por un sinfín de mentecatos, en forma de personas
físicas, personas jurídicas e instituciones administrativas, a menudo
combinadas entre sí y avanzando con estrategia coordinada [Se levantan entre los asistentes los primeros murmullos, por el momento
denotan perplejidad. Se ha oído
claramente un ¿Pero que dice este tío?]. Y estamos solos. La sátira
española ha ido desapareciendo para dejar paso a una cosa a la que hay que
referirse con la palabreja “buenismo” [El
conferenciante escupe a un lado por la comisura de los labios y se pasa la
manga del traje por los labios ¿o deberíamos decir los morros? Se oyen varias
interjecciones y gestos de desaprobación, la primera fila ha dado un respingo].
Esto del buenismo que ha colonizado los medios de comunicación de masas y la
mente de las masas es una cosa cretina, acrítica, roma y pringosa. [Crece la agitación, el personal se yergue
para prestar mayor atención. El conferenciante hipa]. Don Diego de Torres
es el autor del libro “Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber”,
con el que el la gente decente del siglo XVIII pudo sentirse reconfortada. Pero
ha pasado el tiempo, y hoy el nuevo índice de libros prohibidos funciona a
pleno rendimiento, extendiéndose a las ideas. Dan el tono las tontiministras,
las culibajas de cuota, zerapias, feotas, odiosas. Así que el saldo es negativo
por el momento. Pero no hay que dejarse arrastrar por la ola de necedad, ni
desanimarse, achicamos agua con energía y proponemos remedios. [La agitación es completa. Se ha oído un “¡decente
lo será tu padre!”. Un lacayo de la fundación ha salido corriendo del auditoría
para dar aviso al ayuntamiento de lo sucede. El conferenciante agita los brazos
en alto para hacer callar a la gente y parece que la ola queda por un rato
contenida].
El modesto propósito
de esta charla, y de las que seguirán a la vista del interés que parece que
suscita, no es más que presentar a la juventud despistada modelos ejemplares a
los que poder asirse en momentos de zozobra. Personajes virtuosos, rectos, de
integridad evidente, a veces limitada a un campo en el que su excelencia
resulta obvia. A veces, como en el caso del personaje que presentamos hoy, nos
limitaremos a proponer un sencillo ejemplo de prestancia física, de cuidado
estético, de noble porte, que pueda servir de remedio para jóvenes descarriados
(de esos que enseñan a la par el calzoncillo y la hucha de los ahorros) o
desaliñados provectos (de los que seducidos por el horror contemporáneo piensan
que ha llegado el momento de abandonar la corbata). [Nuevo rebrote de indignación y primeros silbidos, pero por encima de
los silbidos se oyen fuertes aplausos. El fondo de la sala se ha llenado de
gente de lo más atildada. Todos llevan corbatas estrictamente anudadas, trajes
bien cortados, alguna chaqueta de tweed, pelo corto peinado a raya la mayoría,
sombrero otros. Se ve incluso un inexplicable abrigo loden - de color verde
como se sabe-. Aunque la mayoría son bastante jóvenes, todos parecen aquejados
de algún problema locomotor pues cada uno de ellos, sin excepción, agarra con
fuerza un grueso bastón nudoso].
[El conferenciante prosigue.]
Una galería de
personajes, en fin, que delimiten ese tipo humano, físico, estético, incluso
espiritual, que admiramos, con el que nos sentimos sanamente identificados y un
poco más acompañados en el cotidiano batallar con la piara social. [Nuevamente gritos y silbidos tapados por los
aplausos que llegan desde el fondo de la sala y hacen volver la cabeza a las
juventudes progresistas. Desde que ha empezado la conferencia saltan como
grillos sobre sus asientos.]
[Se proyecta la siguiente fotografía que el
conferenciante pasa a comentar de manera prolija].
Las cualidades
de nuestro tipo ejemplar de hoy son evidentes. No necesitan comentario, son
obvias, muchas y magníficas y saltan a la vista. Sin embargo, nos piden un
esfuerzo justificativo de la elección, unas líneas. Piensa quien les habla que
el despiste es mucho, mayúsculo. Muchos podrían quedar con la mandíbula
descolgada contemplando la fotografía sin entender nada, con el hilillo de
babeja a punto. Evitemos semejante estampa y situación tan embarazosa.
Expliquemos por qué nuestro amigo, ya lo es un poco, merece figurar en esa
galería de tipos escogidos en lugar preeminente. Vamos allá. [Desconcertado el auditorio por la fotografía
se ha hecho el silencio, pero se masca la tensión. Se han unido al grupo del
fondo dos personajes también atildados, ambos con corbata de lazo, lo que
irrita especialmente a la juventud progresista e incluso a la que no lo es. Su
problema locomotor debe ser, por la edad, más grave, porque sus bastones son
verdaderamente gigantescos.] Continuará.
viernes, 20 de abril de 2018
Tipos Circulistas: una conferencia de Alcides Bergamota. Introducción.
Nuevamente
debemos agradecer a la paciencia y tenacidad de Calvino de Liposthey el haber
rescatado esta conferencia de las primeras con que se dio a conocer el gran
polígrafo. Seamos indulgentes con el texto que adolece de los defectos propios
de la juventud y de las circunstancias en que se escribió. Dejemos que Calvino
de Liposthey nos ponga en antecedentes.
Una conferencia de Alcides Bergamota El Grande: Tipos Circulistas.
Introducción, por Calvino de Liposthey, editor.
Se encontraba Alcides Bergamota
en una época de tribulaciones personales, incluso, porque no decirlo, en plena
zozobra. Separado de su mujer que había iniciado la consabida batalla legal, y completamente
desorientado, había caído en las redes de Toñi la Roja. Conocen nuestros
lectores más aficionados a la petite
histoire los detalles de esta relación que ya se han evocado de manera pormenorizada
en otros episodios de la biografía del gran polígrafo. Sólo recordaremos, para
que se comprenda mejor lo sucedido con esta conferencia, que Toñi la Roja era
lo que podríamos llamar un animal del sistema. Entiéndase esto a derechas
(dicho sea sin segundas). Toñi la Roja era una auténtica experta en drenar hacia su
bolsillo toda clase de subvenciones, ayudas y subsidios, ya fueran otorgados
por administraciones locales, regionales o nacionales. Por aquel entonces no había
dado todavía el salto internacional ni lanzado su proyecto de ONG. Por el momento
su golpe más sonado había sido la restitución a su asociación cultural -fundada
en 1985- de bienes incautados en el año cuarenta, al terminar la guerra civil.
La jugada había sido maestra, pues incluía un inmueble completo en el corazón
de una ciudad de provincias. Retorcía el derecho con pasmosa habilidad, sirviéndose
de las normas como un tahúr de una baraja de cartas marcadas. Y movía hilos,
cientos de hilos, descomunales madejas tejidas con ficciones jurídicas,
testaferros, entidades de toda clase, fotografías comprometedoras y grabaciones
sonrojantes. Al parecer, su físico escultural había tenido mucho que ver en su
ascenso fulminante. Precursora de la batalla social, en la época en que andaba
enredada con un Bergamota hundido, su asociación para la defensa de la mujer
discriminada y la lucha por la paridad se había metido en la buchaca una jugosa
subvención. Se les había confiado la organización de una jornada cultural para
la juventud progresista que tendría lugar durante la semana de fiestas de aquella
capital de provincias. Había que llenar la jornada y que mejor que pedirle a un
Bergamota en horas bajas y pasado de copas una arenga para esa juventud moderna,
desinhibida, rompedora, folladora y guay. Perdonen, pero es que la cosa se
planteó en esos términos. Toñi le plantó en el salón de sesiones y se largó a
otra cosa. Lo que podrán leer a continuación es el resultado. Los incidentes
que siguieron a la sesión, verdadera algarada que se había ido fraguando
mientras un Bergamota calentado con bastante brandy soltaba su irónica
provocación, terminaron con la llegada de la policía que se encontró la casa de
la cultura patas arriba, verdadero campo de batalla humeante dónde nada quedaba
en pie: butacas arrancadas, cristales rotos, cortinas ardiendo. Además,
robaron el proyector.
miércoles, 18 de abril de 2018
Divagación. Al hilo del siempre brumoso perfil biográfico del gran Bergamota.
No hay duda de
que los conocimientos pacientemente acumulados durante la época infausta en que
tuvo que trabajar por cuenta ajena para ganar su sustento, habían provisto al gran
Bergamota de un conocimiento del mundo de primera mano, práctico y feroz. Con
un punto infecto, hediondo, desolador y otro hermoso, lírico, enternecedor, que
de todo hay en la mesocracia burocrática. Había podido mirar a sus anchas, con
todo el detenimiento. Un conocimiento al que no hubiera accedido aislado en las
alturas de la soñada torre de marfil, o retirado en una ermita intelectual, en
Coyoacán o en San Ángel…¿Perdone pero lo de Coyoacán y lo otro a que viene? Me entran ganas de mandarle a tomar el aire, pero se
lo voy a decir. Es de un poema de Octavio Paz, cito de memoria. Lo he metido
aquí a capón porque me gusta pronunciarlo en voz alta con el hermoso acento de
los mejicanos refinados. Ahh... Ya sé que usted esto no lo puede entender, es lógico
pues nunca le han presentado a ningún mejicano educado y es una pena para usted
porque se pierde una gran obra de la Hispanidad. ¡Me zahiere usted sin piedad! Así soy yo, implacable tras años de servicio lacayuno.
En cuanto noto debilidad ataco, como en el patio del más cruel de los colegios.
Para compensar le diré que el título del poema es Vuelta. Hombre eso se agradece. ¡De nada, caray! Por su culpa nos hemos desviado de
la cuestión inicial, que era proseguir con los apuntes biográficos del gran
polígrafo.
Es lo que pasa
cuando se escribe a escondidas y a salto de mata.
viernes, 13 de abril de 2018
LA MANZANA
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