miércoles, 27 de febrero de 2019
miércoles, 20 de febrero de 2019
Apuntación antigua. De los diarios de A. Bergamota Elgrande.
A la
hora de comer, en el restaurante, indescriptible escena en la mesa de al lado porque el camarero
explica que para dividir la cuenta cada uno tiene que decirle lo que ha comido.
Unos jovenzuelos de pinta siniestra, trajes de medio pelo y corbatas exageradas, le dicen de todo con grandes aspavientos,
con expresiones que revelarían su zafiedad y grosería rabiosamente actuales si
uno no pudiera verles. Que les vio. Me hubiera gustado levantarme a montar la
gorda. Pero se encargó Tato al dirigirse a uno de ellos, al de traje más feo y corbata más chillona y relamida: “niño ponnos un café
cortado y luego te vas a fregar, y –refiriéndose a su acompañante- no te
traigas fulanas al trabajo que te podemos despedir”. En la mesa de al lado dos
matrimonios. Entre los cuatro les falta poco para juntar los trecientos años.
Su tema de conversación es la salida de Morata del Real Madrid. Así están las cosas.
LAS CASILLAS. Cuestiones de mundialismo.
El agua
mineral se sirve de forma tan ruidosa, a chorro libre, que cubre la voz del
conferenciante. Una voz por otra parte débil, más para susurrar escondido que
para arengar a las masas que tan necesitadas están de que alguien les grite. El
poder de la gorda que se sirve litros y litros de agua mineral es tal, es como
ver un elefante conectando la trompa a un surtidor, que remata la jugada
dejando caer con fuerza terrible la enorme botella sobre la mesa. Ante el
estallido vibra toda la sala, sus vecinos respingan, a un tío cursi se le caen
las gafas y pone un mohín tan atroz que su vecino no lo puede resistir y
violento le amenaza con un enorme puño cerrado. Pasado el momento, la onda de
violencia provocada por el paquidermo con vestido de flores se extingue.
Prosigue la charla sobre procesos. Hay que marcar las casillas, todas las
casillas, con un lápiz y por orden… ¿Y si las marco con la minga no vale? Esto
lo ha pensado el enano de delante, se ha notado, pero como es como los demás,
se calla. Está sentado entre el largo y la gorda, el jirafa y la elefanta. En esta
selva el viene a ser una hierba, una hierba, alta para ser hierba, seca,
crujiente. En cualquier momento lo arrancan del asiento para zampárselo y aquí
se arma una de miedo, con el enano pataleando por los aires, apretado por la
trompa del elefante que lo agita como un sonajero para llevárselo a la picuda
boca. Cuello de toro se está durmiendo. Es normal, ahora se están describiendo
todas las casillas, cada una y su contenido. Hay ciento diecisiete. Es mejor
marcarlas rellenándolas con un aspa, con un aspa. Con un punto no, porque es
confuso. Al saludarle antes se notaba la falta de un dedo, un rasposo vacío que
daba escalofríos. Seguimos con las casillas. Excelente exposición sustentada
por todos los hábitos verbales del anglosajón para quien todo es global, mundial,
todo son lecciones aprendidas, mejores prácticas, si, no, hacer no hacer… Con
ayuda de unos buenos carros de combate todas las artes salen mejor.
Al cumplirse
la tercera hora de conferencia sobre procesos y casillas, y pese a la
abundancia de agua mineral, ya han muerto dos oyentes. Uno se ha desplomado
sobre la mesa, con la cabeza sobre el cuaderno. De forma bastante discreta,
todo hay que decirlo. Como estaba sentado no se ha notado mucho. Parce que se
ha quedado dormido, pero le sangran las orejas. Ha reventado por dentro en la
casilla ochenta y dos, faltaba poco. El otro se desliza de la silla y cae
debajo de la mesa, desaparece tragado, escondido por el mantel. No le
encontrarán más que al día siguiente, al oponerse su grosura inerte al avance
del aspirador. Hay un panorama de cráneos pelados, sobre gruesas nucas, con el
cogote surcado de rollizas arrugas. Ya lo decía Pardo Bazán, nosotros vamos a
los toros mientras ustedes beben solitarios hasta perder el conocimiento,
perseguidos por sus ligas antialcohólicas.
jueves, 14 de febrero de 2019
lunes, 4 de febrero de 2019
GLOBULOFF.
Extracto de
una carta del crítico Vasili Globuloff dirigida al gran polígrafo en
contestación al envío por éste de unos primeros textos. Sucedía esto años
atrás.
Vasili Globuloff. |
No cabe duda
de que su texto denota una mente confusa que no ha llegado nunca a estructurarse
ni a formarse del todo, carece de fundamentos, de orden, de método. Y ya es
tarde querido amigo. Abandone. No queremos chupatintas, picaflores, capones de granja.
No se sostienen las editoriales con estos textos. Y si además es usted como
sospecho un hombre blanco, heterosexual y feo no hay nada que hacer. No se
hacen negocios con estos materiales. Yo tengo necesidades, ¡mi dacha en Crimea! Tengo que pagar
muchas bufandas, cuentas de muchos números. ¡Yo soy el gran Globuloff, crítico!
lunes, 28 de enero de 2019
Noticias.
Veamos a
continuación como Clarín, riéndose con acidísimo sarcasmo de los lectores de un
casino provinciano, describe en realidad nuestro mundo digital, pretendidamente
tan liberador y revolucionario:
“Estos y otros
lectores asiduos se pasan los periódicos de mano en mano, en silencio,
devorando noticias que leen repetidas en ocho o diez papeles. Así se
alimentaban aquellos espíritus que antes de las once de la noche se van a
dormir satisfechos, convencidos de que el cajero de tal parte se ha escapado
con los fondos. Lo han leído en ocho o diez fuentes distintas. Todos estos
caballeros respetables y dignos de estima viven esclavos de tamaña servidumbre,
la servidumbre del noticierismo cortesano. Mucho más de la mitad del caudal
fugitivo de sus conocimientos consiste en los recortes de la Correspondencia que los periódicos
pobres se van echando, como pelotas, de tijeras en tijeras.”
Leopoldo Alas
Clarín, La Regenta. Edición de la fundación José Antonio de Castro, pág. 152.
viernes, 25 de enero de 2019
BARES.
Hemos comido
un bocadillo, acodados a la barra del bar. Frente a nosotros en los impolutos
estantes, dos botellas de chinchón. Más lejos, ya en la impoluta cocina, un
rayador de queso, de los buenos. Televisiones encendidas, con el sonido
apagado, y de repente un hilo musical a toda. Como compañía, el periódico
Marca, con lo que se logra la completa bajada a los infiernos. Bocadillo de
lomo, cerveza. A nuestro lado una botella de plástico bastante bonita sirve de
depósito de corchos de vino usados, todos de espléndidas marcas. Una tía
grandota pide chupitos y la cuenta. Nos llaman cariño y mi rey, al despedirnos.
Así es, increíble. Toda dignidad perdida. El paseo de vuelta con destino a
continuar empujando la piedra por la cuesta, cual Sísifo o Tántalo, lo damos a
cuarenta grados, bajo un sol de justicia. Andamos como metidos en un horno
luminoso. A la hora del desayuno pasamos del Chinchón a la ginebra. En un
estante contamos hasta trece marcas distintas, de Bulldog a Larios. Mirando un
poco a la izquierda, nuevo estante con nueva remesa de botellas, también de
ginebra, otras tantas marcas. Bien surtido el bar. La camarera dice que no ha
pegado el ojo. Que estuvo viendo películas y que se tomó un café tarde y que la
cafeína tan tarde ya se sabe. ¿La leche como la quiere? La quiero normal. ¿Oiga
y normal que es? Bueno, póngala templada. Se oyen murmuraciones por los dos
lados, sin mirarse a los ojos, mientras se sirve la leche normal.
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