martes, 6 de diciembre de 2011

Carteles de toros


Del cartel anunciando una corrida de toros para el 30 de mayo de 1836:

“Sigue la prohibición de los encierros públicos, y de que nadie arroje a la Plaza cosa alguna, ni baje a ella hasta muerto el último Toro. Se prohíbe también sin distinción de clases, con inclusión de la militar, el que pueda permanecer persona alguna entre barreras durante la función. Asimismo se prohíbe el uso de chivatas, palos o garrotes, y sólo se permitirán bastones de adorno. Las patrullas celadoras cuidarán de que tenga efecto esta determinación, y los contraventores serán corregidos como corresponde.”

Otro cartel anunciando un festejo en Madrid –corrida de la Beneficencia- para el día diez de junio de 1888. Se anunciaron cuatro espadas: Rafael Molina (Lagartijo), Manuel García (El Espartero), José del Campo (Cara-Ancha), y Rafael Guerra (Guerrita), con toros del Duque de Veragua. Puede leerse una advertencia legal semejante a la anterior:

“Se previene al público de orden de la Autoridad: 1º Que no se lidiará más número de toros que el anunciado.- 2º Que si algún toro se inutilizase en la lidia no será reemplazado por otro.- 3º Que está prohibido arrojar al redondel cualquier objeto que pueda perjudicar a los lidiadores o interrumpir la lidia.- 4º Que se usarán banderillas de fuego para los toros que no hayan tomado más de tres varas.- y 5º que nadie podrá estar entre barreras sino los precisos operarios, ni bajar de los tendidos, hasta que el último toro esté enganchado al tiro de mulas.”

Se ve que las costumbres se han suavizado y el público aquietado un poco, pues no hay referencias a garrotes ni a otras armas contundentes, con las que el público se tiraría al ruedo a lidiar por su cuenta o se daría de palos a la primera ocasión. En cambio, lo que en el segundo aviso trata de prevenirse es el lanzamiento de objetos perjudiciales. A falta de poder propinar garrotazos, lanzamos lo que se tercie. Por ejemplo un botijo. Lo que de uno a otro cartel no ha cambiado son los intentos de acceder al callejón de la plaza (“entre barreras”), suponemos que al amparo de algún conocido, de alguna “influencia”.

Como decíamos, las costumbres se han suavizado y hasta llegar a hoy, mucho. Habrá que alegrarse por ello. Pero a veces uno siente nostalgia. Hay tanto cursi en Las Ventas, tanta mula. ¡¡Que pena no poder ya calentarle los riñones al vecino, manejando con saña de aficionado apasionado un fuerte bastón!! ¡¡Unos bastonazos, sólo diez o doce, aunque sean con bastón de adorno!!

Tato

Y con esto termina el segundo número por fin.


En el próximo número de la gaceta el Sr. Director, desaparecido hasta la fecha, responderá a las insidias vertidas contra él y a las cartas recibidas.

El Círculo no se hace responsable de las opiniones y comentarios vertidos en las colaboraciones.
Hasta dónde conoce, piensa sinceramente que las aportaciones, al menos las escritas, son originales.
Quedan reservados todos los derechos sobre los textos.
Segunda edición limitada de ocho ejemplares.

Más cosas del segundo número, del 2009 (no podemos más).


Perros, coyotes y circulistas (y el camarada narcóticus)

Me alegra que por fin el camarada Narcóticus haya dado rienda suelta a sus obsesiones, animando por fin esta pequeña y exhausta tertulia. Me pregunto si nos quedarán fuerzas para chupar del cigarro cuando se inaugure el Pigeonnier.

Él dice la lucha, la herida venganza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Señores, es extraordinario, el cepogordismo avanza sin detenerse. Para compensar.

He aprovechado mi hora de comer para dar una vuelta a pie por los alrededores y tomar un poco el fresco. Sentado en un banco me he comido primero un reconfortante bocadillo de bonito, pimientos y cebolla frita. Me ha dado tiempo a leer dos monstruosos relatos del enloquecido Edgar Allan Poe. Lectura terrorífica bajo el cielo plomizo, con el otoño batiéndose en retirada ante el avance por fin despiadado del general invierno. Lectura muy propia trabajando en este barco fantasma lleno de orates, de chiflados aterrorizados que pasean su miedo y su pequeñez por los pasillos, mientras afilan uñas y cuchillos. Me cruzo can Jacorra y Jacaza que taconean bestiales. He paseado luego por los jardines abandonados, árboles crecidos, descomunales, un tulipero de Virginia entre las nubes, setos tupidos e infranqueables, gama extraordinaria de colores, matiz otoñal, como si hubiera una única mano detrás de cada planta, de cada árbol, arreglando nubes, luz, aire. El silencio era absoluto, las calles estaban desiertas hasta un punto en que parecían abandonadas, los jardines vacíos, lujo muerto, ambiente tenebroso. Parecía como si toda la zona residencial hubiera sufrido un terrible accidente, y hubiera quedado perdida en el medio de la nada, desconectada de todo. Tal vez eso suceda incluso en los días más soleados, porque al final esos inmensos enjambres de casas que no acaban de formar una ciudad, en la que no puede haber urbanidad, puesto reina en la calle el coche vacío, acaban por formar un lugar extraño, en el que se crece faltando algo que los padres tendrán que afanarse por sustituir, para no crear seres socialmente deformes. Volviendo a mi paseo: se oían mis pisadas sobre la arena húmeda, y sensación maravillosa, se me encendía la cara por la mezcla de frío y humedad. Guardado Poe en el bolsillo, no sé que fatalidad ha guiado mis pasos hasta un indescriptible centro comercial, diseñado como si de una cárcel de castigo se tratara. El edificio prematuramente envejecido da la espalada a todos los jardines que le rodean, enseñando una pared de aberturas sórdidas, tapizada de carteles anunciando las tiendas del interior. Me acerco a mirar. Escaleras de barandillas oxidadas y baldosas quebradas de un blanco sucio que me reciben al salir de la humedad viva, del barro y la hierba de los jardines. Y mientras me acerco se acentúa la sensación de haber abandonado ya completamente España. He entrado sin darme cuenta en los Estados Unidos, en aquél recuerdo, en la sensación de que todo es presente, no hay pasado ni futuro, ni proyectos, sólo una demasiado apacible ciudad residencial, poblada de solitarios gordos en chándal rosa, dónde no se ve a nadie. Al acercarme veo anunciada una Academia Coleman, y ya en la puerta Flores Vanessa. La flor esencial es la dueña, todo poder y vitamina. Una vez dentro, en dos alturas, como las dos galerías de metal y blanco de una cárcel, sin contacto ni aperturas sobre el exterior, multitud de puertas, de otras tantas tiendas que parece cerradas o en liquidación, un par de cafeterías sórdidas –todo lo es a la fuerza en semejante edificio-, una oficina de pago al extranjero, y hasta una asociación de consumidores de productos ecológicos de nombre algo así como espiga o avena. El edificio, semi vacío, parece habitado por fantasmas, que ni se hablan ni se ven unos a otros. Vuelvo al jardín y a pasear entre las casas, cerradas todas ellas a cal y canto, personas echadas, luces apagadas. Sólo a ratos algún resplandor. Quien sabe lo que habrá detrás de cada pared. Presto oído pero no llegan a oírse jadeos, ni se asoman al balcón ansiosas, excitadas por el aburrimiento. Total ausencia de lujuria en este jardín frío y callado. No sabe uno al final si ha transitado en realidad por un tercer relato de Poe. Así sería sin duda, a no ser por la cara del que escribe estas letreras, que sigue fresca y viva, con algo del color que le han dejado el frío, las cuatro gotas de lluvia, las avanzadillas del invierno.
NBF

Más cosas del segundo número. Las recomendaciones del 2009 bien sirven para el 2011.



RECOMENDACIONES LITERARIAS PARA UN OTOÑO LLUVIOSO

CUANDO LLEGA EL FRIO Y ARRECIA LA TORMENTA  LO MEOR ES REFUGIARSE EN LA MADRIGUERA Y SENTARSE FRENTE A LA CHIMENEA CON UN BUEN LIBRO Y UN CIGARRO SUAVE...Y DE NO HABER ALCANZADO LA EDAD PARA LANZAR AL AIRE EL HUMO AZUL, BIEN VALE UNA BUENA TAZA DE CHOCOLATE CALIENTE.

Para padres deseosos de formar niños cultos, educados y sensibles. Para tíos que desean evitar la pesadilla tecnológica, para abuelos que no deseen arruinar el cerebro de sus nietos y para cualquier amante de la imaginación y la belleza, ahí van unas cuantas recomendaciones de clásicos infantiles de fácil adquisición en cualquier librería hispana.

HISTORIAS DE WINNY DE PUH
A.A.Milne.
Editorial Valdemar, Madrid 2006.

EL VIENTO EN LOS SAUCES
Kenneth Grahame.
Editorial Valdemar, Madrid 2003 (tapa dura y magnificas ilustraciones) y Madrid 2008 (tapa blanda).

Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas / Al otro lado del espejo
Lewis Carroll
Ediciones Valdemar 2006.
EL DRAGON PEREZOSO
Kenneth Grahame.
Editorial Parramon 2004

EL DISPARATARIO (The book of nonsense)
Edward Lear
Tusquets Editores 1984


PETER PAN
James Barrie
Editorial Valdemar 2001 (tapa dura) y 2004 tapa blanda
Y especialmente para las niñas...que siempre son, como sus mamas, tan particulares, un clásico de una gran dama rusa contemporánea de nuestro admirado Balzac… seguro que a las abuelitas les trae agradables recuerdos...

Les Malheurs de Sophie, La fortune de Gaspar, Le general Dourakine, Un bon petite diable, etc...
Comtesse de Segur. Hay una edición de las obras completas en 3, Relie 2009.

EN PROXIMAS ENTREGAS RECOMENDAREMOS OBRAS DEL RICO ARSENAL HISPANICO Y MUCHAS MAS DE LA TRADICION CLASICA PARA NIÑOS Y PADRES POR IGUAL.

Varias cosas del segundo número


Carta al Director.  Sr. Director,
La solución al acertijo publicado en la página 11 de Cepo Gordo (nº1) parece sencilla pero no lo es. Se ha convertido en una obsesión ya que no consigo resolverla. Para tratar de distraerme he dedicado una tarde a preparar la terrina de perdices, cuya receta facilita en la página tercera de su revista. El médico que me salvo de la oclusión intestinal me recomienda cancele mi suscripción y pase una temporada larga tomando las aguas en algún balneario lejano.
Atentamente, Avelino García Torpedo – Licenciado.

LA SOLUCIÓN (POR FIN) A UN PROBLEMA DE LOGICA

            El problema de lógica viene recogido en el Libro de Tabucchi, “La gastritis de Platón”, visto que ningún lector ha sido capaz de resolver el problema, la solución es la que sigue:
¿Qué pregunta debe de formular el condenado para salvarse del patíbulo? deberá preguntar a uno de los dos centinelas cuál es la puerta que según su compañero conduce a la salvación (o al patíbulo) y después elegir la puerta contraria a la que le sea indicada.
            Si se dirige al guardián sincero, éste, refiriendo lealmente la mentira de su compañero, le indicará la puerta equivocada.
            Si se dirige al guardián mentiroso,  éste, refiriendo engañosamente la verdad de su compañero, le indicará la puerta equivocada.
            En conclusión: resulta necesario en cualquier caso cambiar de puerta.
            Moraleja: para llegar a la verdad, resulta necesario en cualquier caso trastocar la opinión de una opinión.

CEPO y el humo azul


CEPO más cosas del segundo número.


CRONICA DE UNA GUARDIA

               Hace unos meses, en la última reunión lúdica del círculo, en un ambiente de sana camaradería e insana polución medioambiental, se encargaron las colaboraciones para el siguiente número del Cepo.
               Juraría, entre la nebulosa de mis recuerdos aumentada con la edad y el deterioro de mi neurona, que me asignaron la “Crónica de una guardia de extranjería”
               Salvedad: a toro y ron pasados, el tema me carece sumamente ameno e interesante para los lectores. Mi consejo: pasen directamente al siguiente artículo y archiven cuidadosamente el mío en la papelera.
               Hace ya tiempo que me dedico a estos asuntos de extranjeros –entre otras cosas para poder llevarme algo a la boca- y os puedo asegurar que en mis primeras guardias, el ojo estaba abierto y la mano, pluma en ristre, preparada a las siete de la mañana, esperando una llamada del Colegio de Abogados indicándome dónde tenía que acudir y “los clientes” que tenía que “defender”.
               Evidentemente, el tiempo pasa y las costumbres se relajan y las mías no van a ser menos.
               Después de estas breves líneas introductorias, sólo para rellenar papel, entraremos en materia.
               Hagan ustedes un ejercicio de imaginación mental, los que puedan, y sitúense en los primeros días de agosto de 2009, vacaciones, el despacho casi cerrado y el ilustre Letrado roncando a más y mejor en la cama junto a su legítima. Santa y sufrida ella.
               En determinada hora de la mañana, no se puede precisar, pero desde luego no eran las siete, llamada al canto. El Sr. Letrado se levanta como un resorte al toque de corneta y contesta.
               Mmmmm, diga. Don ………. le llamo del Colegio que está usted de guardia. Vaya por Dios, a ver cuénteme.
               Le voy a dar las seis asistencias juntas (el Letrado se espabila, hombre esto empieza bien, las seis juntas, no me van a tener el día corriendo por la provincia, digo Comunidad Autónoma), le toca Barajas (la cagamos) y las personas son……………………………
               ¿En Barajas donde? pregunta solícito el Letrado oliéndose la tostada; respuesta en la T4. Entonces el Letrado, ilustre donde los haya, se acuerda de la familia del empleado del Colegio, sus ascendientes y descendientes incluidos, hasta la cuarta generación.
               El Ilustre Letrado desayuna, se asea, se viste –inciso como no va a tener que ir al Juzgado, el atuendo es fresquito y deportivo-, recoge sus papeles, un libro, sale a la calle, compra el periódico, coge el Metro y se planta en la T4. Sin prisa.
               Una vez en ese edificio tan bonito pero tan inútil, pasa por Comisaría –agradables y monos los chicos, qué buen humor tienen esa mañana-, le dan al Letrado su permiso especial para transitar por las instalaciones reservadas del complejo, evita el chequeo corporal por la puerta reservada al personal autorizado aeroportuario; cola y manoseo que se evita ¡todavía hay clases!; empieza a recorrer pasillos, escaleras, baja a los sótanos y coge el tren que une la T4 con el “satélite”.
               Para el resto del personal no iniciado en estas lides. A los que no dejan pasar en la T4, los retienen en unas dependencias ubicadas en el “satélite”. Muy modernas, se inauguraron hace un año. Eso sí, se acabaron con retraso porque a causa del pepino de ETA en el aeropuerto, no había dinero para acabar estas obras y las paralizaron. ¿Les suena estos de algo? ¿La falta de numerario? (Acepción 3ª del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, limpia, fija y da esplendor).
               El Letrado, despejado, ilusionado y lleno de vigor y energía, se adentra por los pasillos del satélite, pasa los controles de pasaporte al revés, de dentro a afuera, se encuentra fuera del territorio del Reino de España (los de izquierdas que se jodan), y entra en las dependencias de la Brigada de Fronteras. Hora sobre las once treinta de la mañana de un jueves. La guardia empezó el día anterior a las 22 horas.
               Me presento. Buenas que soy el Letrado del Colegio. Muy bien pues espere por ahí que dentro de un rato empezamos.
               Efectivamente, a los tres cuartos de hora empezamos, tres mujeres guineanas, una uruguaya y otra de la cual no me acuerdo su nacionalidad.
               El interrogatorio de las tres guineanas es penoso, una de ellas, el dueño de una discoteca –con una lista de antecedentes en España que podía servir de borrador a Saramago para sus pestiños (que se j… el Tesorero)-, la había dejado preñada y la remitía para Valencia a abortar; otra madre de familia a intentar ganarse la vida para alimentar a su familia y al parásito del marido, etc.
Lo normal, ninguna reunía las condiciones para poder entrar, así que todo se resume en un mero formulismo teatral, donde los actores somos el poli malo, el abogado bueno y el retornado convenientemente pasado por la piedra sin distinción de sexos. Igualdad pura.
               La chica uruguaya tenía tela, aunque en ese momento no sabía cuanta, contó que venía invitada por su jefe a Palma de Mallorca como premio a su gestión laboral. Un poco difícil de creer.
               Una vez que les notifican el acuerdo de denegación de entrada y retorno, rellenar con ellas los papeles de justicia gratuita, etc.
               El Letrado les pone en lugar bien visible su sello. Nota del autor. Las normas del Colegio prescriben que les debes dar tu nombre, teléfono, dirección, número de fax, correo electrónico, el del Colegio. Vamos como si en lo profundo de Bolivia o de Guinea tuvieran esas facilidades.
               Les explica que para que les den la justicia gratuita tiene que remitir al Letrado o al Colegio de Abogados, copia completa de su pasaporte, certificado de empadronamiento en España y certificado de vida laboral expedido por la Tesorería General de la Seguridad Social. Los últimos dos documentos muy fáciles de conseguir en Bata. ¡Viva al Administración y la burocracia!
               (Perdones ustedes el desahogo)
               Total que el Letrado se ha mandado fabricar un sello con todos los datos necesarios y lo planta en los papeles de los pav@s. Es enorme, y los funcionarios policiales se quedan con la boca abierta, pero reconocen su utilidad y en el fondo les da envidia.
               No piensen mal los lectores, el sello se pone en los papeles, aunque a veces dan ganas de ponerlo en la frente u otro lugar que dejo a su imaginación.
               Bien, es la hora de comer, las tres de la tarde y queda un pavo, un turco kurdo, al que hay que esperar traductor, el cual se dejará caer para las cuatro de la tarde.
               Vale se dice el Letrado, vamos a menear el bigote. Sale de las dependencias, pasa las garitas del control de pasaportes y se dirige a buscar algún lugar donde den comida, la que sea. No hay que ser demasiado exigentes.
               Después de intensas gestiones, se le informa que los únicos abrevaderos están donde las puertas de embarque, a los cuales no puede acceder por no disponer de billete de avión. La  autorización de la Comisaría me la puedo meter por donde quiera.
               Solución, coger el tren, volver a la Terminal T4, comer algo, volver a coger el tren y regresar. Todo facilidades.
               El intérprete se retrasa y nos pone de mala leche a todo el personal, al Letrado y a los policías. Sobre todo porque tiene plaza en un avión a las seis de la tarde, todo hay que decirlo.
               Mientras tanto, se pone al Letrado en antecedentes, se trata de un kurdo que está mal de la chota, volaba de Estambul a Rabat y en la escala en Madrid, decide que está mal y que se queda para le atienda un loquero. A todo esto, le han tenido que suministrar calmantes porque está agresivo y no saben si quiere pedir asilo o la va a emprender a guantazos con todos. Total un cromo.
               En la espera, empiezan las llamadas del jefe de la uruguaya, un empresario suizo de cuyo nombre no quiero acordarme, que lo que dice la uruguaya es verdad, que él la trae como premio por lo bien que trabaja, ta, ta, ta. En realidad la trae para que le trabaje en una fiesta que daba en su casa de Calviá.
               Se le dice que me mande la documentación por correo electrónico y que ya veré lo que se puede hacer.
Seguimos con el kurdo, efectivamente chota total; el intérprete es  turco y saltan chispas a cuenta de la nacionalidad que debe figurar en los papeles oficiales. Como el intérprete está tocando los…… cojo al toro por los cuernos y de acuerdo con la funcionaria policial ponemos  lo que nos da la gana.
               Como el kurdo habla francés, conversamos y dejamos al tocapelotas del traductor aparte.
               A todo esto, varios policías observando de reojo por si el pavo se ponía violento.
               Indirectamente por parte del Letrado y los funcionarios de policía se le indica al chota si necesita algo más, si quiere pedir alguna cosa, ya sabe…. El chota ni se entera, así que se le dice por las bravas que o pides asilo o te embarcamos en el siguiente avión camino de Turquía.
               Tranquilícense los lectores: no hubo acoso policial ni coacción física o moral. Simplemente se le ayudó a tomar una decisión.
               Cae del guindo y pide asilo., Todos respiramos y al Letrado le toca de propina una ración de besos de agradecimiento.
               La pena es que no se atendió la sugerencia de mantener retenido al intérprete unos días para meditar.
               Vuelta al despacho; examino la documentación de la uruguaya y veo que la embarcan a las dos de la madrugada.
               Escrito mierdero y cagando el producto vacuno de color blanco, el Letrado se sube a Plaza de Castilla, al Juzgado de Guardia para solicitar a SSª que impida el embarque.
               Una vez en el Juzgado, comentario, vaya era raro que hoy no hubiéramos tenido una solicitud de esas. El escrito pasa al Juez, pasa el tiempo, entran funcionarios judiciales con bolsas de comida, se cierra el Juzgado, la gente que espera fuera y cuya categoría social está en la mente de todos se amotina. Un picoleto de edad provecta los trata de calmar con razones y buenas palabras. ¡Cómo ha cambiado el Cuerpo!
               Por fin a la una de la madrugada me comunican que el Juez acepta la petición de medidas cautelarísimas y que la pava se queda. Mientras firmo la notificación del Auto del Juez, me piden el  número de fax de la T4 porque no les entra el fax.
               Llaman a Barajas y se monta la bronca entre el Juzgado y el funcionario de policía, SSª se pone al teléfono y le monta el pollo al madero. Total la dejan en tierra en el último momento con un cabreo importante. Sigue el culebrón. El viernes, llama la uruguaya, que ha hablado con su jefe y que se quiere volver. Uno se acuerda de su familia y de la del jefe.
               Los maderos de Barajas dicen que hay una orden judicial y que por mucho que ella se quiera volver, que narices. Lógico, se les ha fastidiado el retorno la noche anterior, billete de avión, asistente social, policías para el traslado a la aeronave, etc. Todo el operativo. Contentos.
               El sábado ante la insistencia del jefe se acude al Juzgado de Guardia a solicitar a la Jueza de turno que revoque las medidas, explicándole el problema. Muy comprensiva con el Letrado, deniega la petición cagándose en los muertos de la uruguaya por tener a orza a todo el mundo con sus cambios de opinión.
               Por fin el lunes se acude a los Juzgados de lo Contencioso, se averigua a qué Juzgado ha correspondido esa pieza de medidas urgentes, se habla con el Juez sustituto y se hace una comparecencia del Letrado con todos los escritos presentados manifestando que la pava renuncia y quiere retornar. A última hora de la mañana el Juez dice que bueno, que no hace falta la vista con el Abogado del estado y la pava presente y que la retornen.
               Como mera anécdota, son vacaciones judiciales y sólo se tramitan estas medidas y vulneración de derechos fundamentales, por lo que en los Juzgados hay escasez de funcionarios y en todo el edificio de jueces. A todo esto se supone que la guardia son 24 horas y finalizaba el jueves anterior a las 22 horas. La Santa con un cabreo del 357 Magnum ya que le había prometido que después de la guardia, es decir el viernes, cerraba la barraca por vacaciones.
               Para conocimiento de los sufridos lectores sólo un pequeño detalle sobre el jefe de la uruguaya; se trata de un  importante empresario suizo que pensaba que la justicia española era como un reloj de su tierra.
               Al finalizar estas evocadoras líneas, me sigo acordando de la parentela del suizo y de la uruguaya con ganas.

Un saludo del abuelo cebolleta del siglo XXI