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sábado, 29 de junio de 2013

LA FERIA DEL LIBRO

Hace unos días terminó la feria del libro de Madrid. Y como entre las manías del cepogordista se encuentra la manía libresca, en la forma de afecto desordenado, mezcla de extravagancia y tendencia al furor, decidió acudir a darse una vuelta, para saciar la vista de libros y disfrutar también del resto del espectáculo. No sabe que parte le ha gustado más.

Era una de esas tardes de verano inclemente, repentino, como si nos hubieran echado a todos una gruesa manta de la más compacta lana. Luz lechosa, difuminada, engordada por el bochorno. Libros por todos lados, y también multitud de tipos. Con el calor, sensación de poca ducha y demasiada chancleta. Tatuajes, piernas peludas, y no sólo las de ellos, también ellas, sobre todo en las casetas progres, aquellas de grupos editoriales de ultraizquierda presididas por efigies del Che, que siguen predicando la ruina del mundo con absoluto orgullo y entusiasmo. Y es gracioso que sigan en un combate que en realidad, a día de hoy tienen ganado, puesto que estatismo, dirigismo, progresismo y nihilismo están a la orden del día. Pero como buenos iluminados, ellos a lo suyo. Pronto no quedará nada que derribar y no sabemos que harán con la maza. Tato dice que se la me… Bueno las cosas que dice Tato a veces es mejor no repetirlas. Tampoco era demasiado bonita la caseta de una editorial o librería, no recuerda el que esto teclea, para gais. Ya me entienden, asuntos de maricones. Pasamos corriendo. En general, tal vez por el calor traicionero que se nos echó encima sin avisar y cogió a la gente desprevenida y sin los afeites convenientes, vimos fealdad, bastante fealdad. ¡Que viva el Tercio y se mueran los feos! gritaba el otro día Curro en A mí la legión. Pues de cumplirse el deseo hubiera quedado la feria mermada de público, la verdad. Pero estas pequeñas cosas, estos detalles inevitablemente observados por el cepogordista son la excepción, y dan color solanesco a la feria. También lo dan las absurdas colas, a pleno sol, en plena cocción, para conseguir la firma de no se sabe que autor juvenil que está de moda. Afortunadamente, no sabemos ni quién es ni que ha escrito En la caseta Verde, libro sobre reflexoterapia o masaje sexual. Pues claro, que puede esperarse acudiendo a la caseta verde. Otro detalle verde fue el libro escrito por Giovanni Verga titulado Eros que publica Gadir. Hay cierta lógica entre el apellido del autor, uno de los grandes de finales del XIX italiano, y el título del libro. Por supuesto lo hemos comprado. Veamos una de sus frases: “Las primeras inquietudes del corazón depositaron en su mente la semilla funesta del análisis”. Gadir publica la pequeña colección El Bosque Viejo, grandes autores clásicos para todas las edades, es decir, para niños. Pequeños libros bien editados, bien ilustrados, atractivos con magníficos textos accesibles, que nos permiten huir de la espantosa literatura infantil (así la llaman), con su horrible desfile de brujas buenas, lobos tímidos y otras cursilerías, ñoñeces y demás. Ya lo decía don Wenceslao: “No es fácil escribir un libro de lecturas para la infancia. Muchos creen que para esto basta con que el autor carezca absolutamente de talento. Es un error.” Para el que tenga curiosidad remitimos a la entradita dónde copiamos el resto de las palabras de don Wenceslao: http://cepogordo.blogspot.com.es/search/label/Wenceslao%20Fern%C3%A1ndez%20Florez. Cuando la bruja deja de serlo, cuando el lobo es cariñoso, el gigante va al psicólogo para curar su miedo a la oscuridad y el ogro hace pasteles vegetarianos, es decir cuando se subvierten las categorías, se vacían de principios y sentido y el cuento se convierte en una gilipollez, en una moralina ñoña que nada refleja de nada, el siguiente paso cuesta abajo es que Blancanieves se lie con todos los enanos a la vez, la Bella Durmiente sea una militante lesbiana, los tres cerditos, pues imaginen ustedes, y Caperucita Roja decida con el lobo aplicarle a la abuelita un tratamiento al amparo del derecho a la eutanasia (adquirido por la nieta, ¿por qué no?), que ya es hora que la vieja nos deje la casa. Así que para huir de todas estas horrible cuestiones, el Bosque Viejo, de Gadir.

Las casetas, en el tramo más largo de la feria, formaban un pasillo muy largo por el que se movía la masa de visitantes, de una caseta a otra. En ese pasillo, salvo por momentos en que corría el aire, se concentraba el calor, por estar cerrado, y por la acumulación de gente. Hubo momentos en que pensó el caminante que circulaba por un pasillo entre dos chiqueros. Sin embargo, algunos de los paseantes se distinguían del resto por su elegancia o su porte. Un chico alto y bien vestido, pantalón y camisa en tonos marrón claro caminaba erguido y no sudaba, indiferente a su alrededor, con los ojos puestos en los libros. Otro personaje trotaba cargado de bolsas, se veía que iba a tiro hecho a darse el atracón, vicioso él. Vestía traje bien cortado de tres piezas, impecable barbita rala, nudo de corbata sencillo que desde que lo hizo por la mañana no se le había movido y llevaba una novia que cual mora trotaba detrás de él, como podía, intentando no perder rueda. Un grupo de señoras charlaba en un descanso, y era como para quedarse mirando: peinado de peluquería, collares de perlas, pendientes de perlas, vestidos, sobriedad, elegancia, sonrisas, iban luego a merendar juntas, seguro. A lo lejos, Martínez Campos a caballo, seguía un año más ahí, en su eterna caballada.

La feria parece que remonta, que ha ido bien. Ha conseguido más ventas que el año pasado. Al parecer, un nueve por ciento más. Y es que, según nos explican, la gente ha acumulado títulos. Es decir, en esta feria del 2013, ha pedido títulos del 2012. Es decir, la tropa se ha estado aguantando las ganas y ahora se gasta el dinerillo. Para que luego se meta la gente con España y los españoles. Mientras tanto, una administración local, destina hace unos días 484.716 euros en forma de subvención a la “mejora de la alfabetización mediática” con el fin, entre otros, de contribuir a “revelar la identidad propia” de los habitantes de esa región española (parece ser que no acaban de conocerse a sí mismos del todo). Estas son las dos Españas. Las del personal que acude sudoroso a la feria a comprar los libros del año pasado y la de los sacamantecas demagogos. No hay otras y no las ha habido nunca.

Dice Tato que al que le vuelva a sacudir con eso de las dos España para explicar lo que pasa hoy le devuelve el golpe, pero con la bota y en todo el hocico. Doroteo ha dicho que a esas ferias que no va, que son para las masas, que a él con la biblioteca de su casa la basta y le sobra y que sólo puede leer en libros encuadernados en piel, porque si no le pican las manos y estornuda.

domingo, 23 de junio de 2013

CONFERENCIA EN JUNIO

Conferencia en junio. Una gorda polaca les enternece porque es gorda y ama a los Estados Unidos y ama más aún a la empresa, a la corporación. Es gorda y sonríe como una gran magdalena rellena de chocolate, es un gran muffin como se dice ahora. Todos sonreímos. Pero antes de seguir criticando o describiendo con la ojeriza que provocan el cansancio y las formaciones cerradas, pensemos un poco de dónde venimos todos. Antes de que llegaran estos sonrientes y bélicos norteamericanos, con sus principios, su inocencia y su organización, todos cosechando patatas, en el mejor de los casos, y ahora hablando inglés. Termina la gordita. Gran aplauso. Ya nos hemos ablandado y ya la queremos un poco, la formación cerrada hace su efecto y ya no es la gorda sin más, le hemos cogido afecto, tierna gordita, gorrionciote. Pero no sólo porque enternece, sino porque es una fiera eficaz, y cosecha más gavillas de trabajo que otras cinco personas juntas, es una apisonadora laboral, dicho sea sin segundas y sin faltar. Sube al estrado un enano cabezón con apellido insoportablemente italiano y un careto de norteamericano que apenas se puede resistir: estructura cuadrada, cráneo al descubierto pelado a máquina, quijada, pómulos salientes, hoyuelos por todos lados boca mascadora. Más adelante le sigue un tal Ajgndhmidfgghghr, un indio de la India que ha dejado las sectas y el acerado kriss y acepta por unos días cenar pasta y ensaladas en lugar de ojos de carnero y cerebro de mandril viejo al curry. Y aquí estamos los dos, hermanados por el Gran Hermano para el que todos trabajamos y al que todos queremos entrañablemente.

Como puede verse, el cronista, que diría el gran don Camilo, está un poco hasta las narices de la cháchara internacional, de la corporación, de la jerga, de sus recomendaciones, de sus amenazas y de su cariño. Pero el cronista, como don Desiderio Papús Garriga[i], necesita llenar la despensa a fin de mes. Así es la vida, y suerte que tiene el cronista, que por lo tanto se ha pasado la semana sonriendo y dando conversación, doblando el espinazo ceremonioso, como si recogiera patatas, y dando las gracias en tres idiomas y en el lenguaje de los signos, y a Dios el primero.


[i] “Don Desiderio Papús Garriga, cabeza visible de familia numerosa, se había pasado la existencia tratándole de buscar una raíz científica al hecho — sucesivo e inexplicable — de llegar todos los meses a fin de mes.” El Hacendista. Nuevo Retablo de don Cristobita. Camilo José Cela. Editorial Destino.

sábado, 22 de junio de 2013

NUEVAS IRAS CONTRA ALCIDES BERGAMOTA

Nuevo intento de agresión contra don Alcides Bergamota.- Los periódicos de la mañana se hacen hoy eco de un nuevo intento de agresión contra el conocido y eximio publicista Alcides Bergamota, maestro de polígrafos, así como de la provincial intervención de doña Casiana Martínez y Remondo que evitó males mayores (al menos para el Sr. Bergamota).

Sucedieron los hechos mientras el eximio publicista se encontraba en el Casino Libertad, pronunciando la conferencia esperada desde hace meses con el título “España en Europa un análisis del marasmo contemporáneo”. El salón de actos se encontraba abarrotado de gente, dada la inusitada expectación provocada por la comparecencia del gran publicista, la fama de sus sonoras intervenciones públicas, el título de la conferencia y la excepcional presencia de nuestro protagonista, como bien saben nuestros lectores desde hace ya años retirado en las soledades de su vida provinciana, rodeado de unos pocos y escogidos amigos. Se encontraban los pasillos del salón de conferencias llenos de la gente que no había encontrado asiento y tuvieron que dejarse abiertas las puertas de la sala para que la masa congregada en la entrada del casino pudieran seguir la conferencia pronunciada por el gran Bergamota que arrancó entre la mayor expectación, un silencio general y ciertos murmullos que anunciaban ya tormenta. La presencia de un muy nutrido grupo de representantes de las llamadas juventudes de nuestros partidos políticos, no anunciaba nada bueno. Pese a que las juventudes de nuestra partitocracia la forman gentes de mediana edad y que a menudo peinan canas, su edad media no es tanta que necesiten ayudarse para andar de gruesos bastones. En la tribuna de oradores, el gran Bergamota se encontraba flanqueado, a derecha e izquierda por sus entrañables amigos, Tato y Doroteo. Conocedor el público del gusto por lo antiguo que caracteriza a dicha pareja, nadie se sorprendió del todo de que vistieran coselete, guantelete de hierro, y estuvieran tocados ambos de sendos morriones con plumas rojigualdas. Nuestro enviado especial asegura haber oído a uno de ellos que a él no le volvían a cazar desprevenido. Como suele ser habitual, transcribimos a continuación las palabras con las que se interrumpió la conferencia y se inició el motín (sin perjuicio de que más adelante, cuando hayamos logrado hacernos con una copia del texto completo de la conferencia, lo publiquemos en su integridad):

-          Ante todo lo que está pasando hoy en España, entiéndase, en Europa, pues el fenómeno es el mismo, como por ejemplo que el partido que nos gobierna, aquél que los ingenuos todavía identifican con una derecha conservadora, cuando es en realidad un atroz partido socialdemócrata más, hay que recordar sobre todas las cosas que “el mundo es un lugar sonriente” en palabras de San Agustín.

A los primeros gritos, al sentir el primer objeto volar por los aires, al notar que se blandían los bastones y que la masa iniciaba un movimiento hacia el conferenciante, Doña Casiana de Melis y Martínez de Remondo se levantó y su sola e imponente presencia detuvo por un momento la avalancha, momento decisivo que permitió a la tribuna iniciar sus movimientos de retirada. El agresor más osado, una sabandija tiñosa secretario de las juventudes del PP (Partido Progre) quiso arrollar a doña Casiana e incluso faltarle al respecto con insultos alusivos a la natural y hermosa corpulencia de señora tan prócer. Fue derribado de un bolsazo, que detuvo del todo el movimiento de la masa. La falange de amigas de doña Casiana, imponentes, formó a su alrededor. El eximio publicista, sus amigos, y el director del Casino Libertad pudieron salir de la ratonera y marchare a cenar como previsto, si bien con la hora adelantada. En el coche, Doroteo se palpaba el bolsillo comprobando que los largos vegueros de la Vuelta de Abajo que fumarían a los postres se encontraban intactos. Nuestro enviado especial ha sabido, por una amiga de doña Casiana, que poco antes de acudir a la conferencia de Alcides Bergamota, la noble señora había recogido en Billares Ruiz seis bolas de billar, de pulido marfil, para el juego de casa, que llevaba en el bolso cuando lo utilizó para parar la embestida de la sabandija tiñosa, que a estas horas se recupera lenta pero satisfactoriamente en el hospital.
El Eco de la Provincia

sábado, 16 de febrero de 2013

PASEO

Cuando echa a andar monte arriba el cepogordista lleva en la retina las alturas nevadas del puerto de la Fuenfría, y en las piernas, que se acobardan un poco, el recuerdo de la ascensión. Luego se le ponen delante la inmensidad de los pinares ya por la tarde y las curvas cerradas de la diminuta senda nevada por la que descendieron como cabras hacia las Dehesas, ya de vuelta. Al hombre le había rozado una bota y lo pasó mal. El cepogordista lleva muchas cosas en la retina pero su caletre da para expresar pocas. Así es. En el recuerdo lleva también la belleza y la alegría española de los libros de andares de don Camilo. ¡Del olvidado don Camilo! Y se le vienen a la mente ahora, en esta mañana de sol, de primavera adelantada. El viaje a la Alcarria y el viaje por Castilla la Vieja. Lo habrá notado el lector si no es muy lerdo. Al recordarlos, siente un punto de envidia, pero no de envidia carpetovetónica, no le desea a don Camilo que se tuerza un tobillo o que le roce la bota, ni que le escuezan los muslos puestos en carne viva por un mal calzón. No. La envidia es sólo del silencio, de las soledades, de las distancias recorridas a pie, y del fumeque sentado al pie de algún árbol, o sobre una peña, un honrado Farias seco, apuntalado con papel de fumar. Le hubiera gustado al cepogordista acompañar a don Camilo, silencioso, al menos durante una jornada. Y se le vienen ahora a la mente las páginas, las vivas y hermosas páginas de esos libros de andares por España. Don Camilo, ya saben, aquél hombre grandón que escribió también La Colmena, Mazurca para dos muertos, el prodigioso charlador, el de Papeles de Son Armadans, el inventor de los más extraordinarios nombres. Parece a veces que la gente está a otra cosa.

Trepamos entre robles y fresnos, entre las rocas hasta la silla. Las piernas se esfuerzan y el corazón late y uno siente que la vida se renueva. Luego sigue el paseo regalando rincones y vistas, enmarcados por las moles de granito repartidas como a capricho. La mole de piedra a nuestra dercha siempre, y del otro lado el horizonte se extiende multiplicado por la altura, con la ciudad inmensa perdida entre los brillos del sol que sale tranquilo, como de charla con un resto de nubes que difuminan un panorama que hoy no tiene la nitidez de otros días. Pero que con este día de interludio primaveral se hace querer. Las cumbres nevadas presiden el camino. El paisaje, las vistas, el aire, son un regalo. En palabras del viejo cascarrabias que es Baroja: El Guadarrama resplandecía azul como una piedra preciosa.

Los compañeros del cepogordista, pues no ha venido solo, van a su aire, como es lógico. Otros no han venido. Al cepogordista le gustaría zaherirles un poco, fustigarles con la vara de avellano retórica, azuzarles. Sabe que no vendrán, y que no debe zaherirles. Así es la vida. Pasan delante del inmenso y solitario cedro, se detienen a escuchar los trinares de pájaros que no se muestran, huele de pronto a establo limpio, anunciando la proximidad de una vaquería, siguen hasta llegar al pueblo, donde toman un café. Digamos la verdad, el cepogordista y sus compinches se ven a sí mismos como altos exploradores, como a Valdivia en el Chaco y, aproximándonos en el tiempo, se mueven convencidos de hacerlo con el sigilo de Perro de la Pradera, el guerrero Crown o del trampero Sam Minard, calzado de silenciosos mocasines. Sin embargo sus andares son más bien los de Bisonte que se tropieza. Arrastran los pies, dan pisotones, y arman una escandalera con bastones de duro hierro y afiladas puntas, que repiquetean sobre el granito milenario, al que tratan de arañar rabiosos, gimiendo y vibrando, y a los que han quitado las conteras de coma, como el macarra le quita el silenciador a la moto, para decir aquí estoy yo. Así que los pájaros, no es extraño que no se dejen ver. A media distancia, los habituales mirlos de pico naranja, y un poco más allá, cornejas o urracas, triscando por el campo, con esos saltos de andar como sobre zancos de muelle.

Pero no seamos injustos. El cepogordista y sus compañeros distan mucho de ser eso que se conoce como domingueros. Son inofensivos, y hasta una bendición para la sierra. Han cuidado su atuendo y evitado licras y tejidos chillones; no llevan gorritas de beisbol con publicidad de una constructora, ni radio, ni cascos, ni juegan con el móvil que va en silencio. En su inocencia, llevan en el bolsillo derecho del abrigo unos buenos prismáticos. La senda es amable y no tiene peligro. El único riesgo proviene de unos como ciclistas. Son una gente rara, que zumba con la cabeza gacha, como sin mirar. Un carnero los mira pasar mientras trisca una hierbitas y surge la comparación obvia (y ofensiva para el carnero). Nos avisa de su acometida el ruido infernal, como a desguace, que monta el aparato negro sobre el que van cosidos. Negro el aparato y negros ellos. Un par de veces hemos tenido que dar un brinco a un lado. Son gente que ha mutado, el cuerpo enfundado en ropas prietas que se ajustan a las más variadas carnes que puedan imaginarse y que les han salido como una segunda piel. Llevan plástico, gafas de sol, cascos, decenas de cremalleras y unas como botitas de fierro enganchadas a los pedales. Para colmo, llevan el trasero reforzado, como forrado de un corcho sujeto por dentro de un horrible pantaloncito que seguramente llamarán culotte. Pasan bufando, y como un resto de su antigua condición, se les escapa un saludo, un “buenos días”. Lo sueltan al adelantarnos como ruidosas exhalaciones y esas dos palabras invitan pese a todo a un cierto optimismo. Al segundo les hemos perdido de vista, al momento nos hemos olvidado de ellos, los pájaros siguen cantando, el granito sigue quieto, ya pisamos las grandes losas fuertes y pulidas de la calzada romana, la hermosa e indiferente calzada que marca el camino desde hace dos mil años, y que recuerda al cepogordista las vanidades del momento presente, la fugaz hermosura del mundo. Por el cielo planean dos rapaces inmensas, la cola en forma de uve, el pico curvo, fuerte y corto, los extremos de las alas dentados en redondo, el plumaje del dorso es pardo y negro el resto. El caletre del cepogordista que no es el de don Camilo y no da para identificarlas, y tampoco da para inventarse el asunto. El cepogordista lleva días más bien centrado en el tejón, y se ha dejado el libro de aves. Porque el tejón es un mamífero con el que el cepogordista se identifica especialmente. Pero esto es otro cuento. La pareja de rapaces planea en lo alto por los caminos del aire, delante del Guadarrama que brilla azul y orlado de blanco como una piedra preciosa, como ingrávidas y de otro mundo, como si durante estos años hubieran estado allí siempre, acompañando a la calzada romana, para asombro de caminantes.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Diátriba (no lea usted que es alma sensible).

El pobre Mariano, o el memo de Mariano, según se quiera abordar la cuestión, no deja de ser un Zapatero, sin la pluma, pero un Zapatero al fin y a cabo, aunque sin el aire femenil y cretinoide. Al menos de puertas afuera y mientras tiene la boca cerrada, escondida tras la barba. Cuando la abre, vuelve Bambi, porque en rigor el discurso viene a ser el mismo, es decir nada. La nada. Sus palabras producen una succión de la materia que deja tras de sí el vacío, el desierto, el fin de occidente, la pura masa sin forma alguna. Cuesta creer que alguien pueda tener la cabeza tan hueca o tanta falta de vergüenza, tanto cinismo. La oquedad bajo la tapa del cráneo es tan inmensa que se oye retumbar el eco sin encontrar obstáculo: no hay una convicción, ni un principio, ni una idea, ni una creencia. Oiga usted, mire usted, a mí me parece, yo creo que he sido justo… Nada. Ausencia de discurso, todo es falso menos un poco, y las mismas falacias lógicas que utiliza el que me pone el café en el bar por la mañana, para defender a su equipo de fútbol: le han roto la pierna cuando iba a meter gol, pero eso no tiene nada que ver… He incumplido todas mis promesas pero he cumplido con mi deber... ¿? En fin. No merece la pena.

Retrocedamos unos años. 1547. Algunos progretones nos niegan, niegan a España, nada ha existido. La historia militar no tiene buena prensa por aquí, pero es interesante, porque al sumergirnos en un acontecimiento tan concreto como una batalla o una campaña militar nos facilita fotografías de ese instante, descripciones exactas de quienes estaban presentes cuando fue disparada la instantánea. Y así, en la campaña que llevo a cabo Carlos V contra la liga de Esmalcalda, y que acabó con su victoria en Mühlberg, resulta curioso comprobar, al examinar la fotografía, cuantos de sus protagonistas son españoles. Así puede verse al maestre de campo Álvaro de Sande, al mando del tercio formado por soldados reclutados en gran parte en Hungría, los cuales, poco amigos de los alemanes y por tanto del Imperio, entran en la batallada al grito de “¡España, España!”. En las escaramuzas que preceden a la gran batalla, Álvaro de Sande encabezaba una encamisada llevada a cabo por unos mil arcabuceros españoles que atacan el campamento enemigo sembrando el pánico. Luis de Ávila y Zúñiga dejó escrita una crónica de la campaña en la que participó activamente: de la guerra de Alemaña hecha de Carlo V Máximo Emperador Romano Rey de España. Está fechada en Venecia al año siguiente de Mühlberg, en 1548. El duque de Alba era el principal comandante del ejército imperial, directo asesor del emperador. El cruce del río Elba por el ejército de Carlos V fue posible gracias a la hazaña de once soldados españoles quienes, con las espadas en la boca, cruzaron a nado el rió para apoderarse de los pontones retirados por el ejército protestante que mandaba el grueso Juan Federico, príncipe elector de Sajonia. Se montaron un poco más lejos, río abajo, y permitieron cruzarlo. Una vez derrotados los protestantes y capturado el grueso elector, su custodia fue confiada a Alonso Vivas, maestre de campo del tercio de Nápoles, es decir, de un tercio de infantería española. El lugar dónde al terminar la batalla acampó el emperador, ya de madrugada, fue denominado por la población local Spennsberg, versión dialectal de Spanierberg o monte de los españoles. Más tarde, una de las condiciones de la capitulación de la ciudad de Wittemberg fue que en ella sólo entraran tropas alemanas del Emperador, pero no las españolas. En la campaña de Mühlberg participaron los tercios de Hungría, Nápoles y Lombardía, también conocidos, como era habitual en aquella época, por el nombre de sus comandantes, respectivamente los tres maestres de campo, Sande, Vivas y Arce. En fin, hasta aquí, un poco de color español, en su versión más limpia y positiva.

El que quiera saber un poco más del tema puede consultar Mühlberg, 1547, por Mario Díaz Gavier, publicado por editorial Almena en su estupenda serie Guerreros y Batallas. Sí señor.

jueves, 6 de diciembre de 2012

CARGAS A LA BAYONETA

De la correspondencia de Espartero a su mujer.

-          ¿Quién el torero?
-          ¡No! ¡El famoso general! …

He escarmentado bien a la canalla (30 de marzo de 1834)
La canalla fue bien escarmentada como lo será siempre (12 de abril de 1834)
La canalla me teme más que al diablo (6 de mayo de 1834)
Los rebeldes me tienen un terror pánico (1 de junio de 1834)
Yo en persona cargué a la bayoneta (6 de agosto)
Yo salí sin pérdida de consideración pues no resiste nadie la impetuosidad de mis cargas a la bayoneta (15 de noviembre)

Tato, siempre tan fino le comenta al Doroteo mientras repasan esta correspondencia:

-    Oye, esto de tanta carga a la bayoneta en las cartas dirigidas a su mujer… ¿no irá con segundas?
-    Hombre! Pues claro que no, si fuera por ahí hubiera escrito sable en ristre…

Monarquía


De las memorias del editor y poeta barcelonés Carlos Barral. Si tenemos fuerzas lo comentaremos en otra ocasión.

“De vez en cuando eran los monárquicos los acosados por los provocadores. Pero evidentemente sólo había monárquicos por causa de vanidades sociales. El monarquismo, como el polo, es un sport de las buenas familias que no suele implicar ninguna idea. En aquellos años llevar en la solapa una J y un tres en romanos entrelazados en forma de lira era mucho más un signo de elegancia que una afirmación política. Esa lira y una pluma de perdiz en la cinta del sombrero –que barbaridad, había olvidado que gran número de estudiantes llevaban sombrero, qué tiempos- indicaban más que el fervor de don Juan, el pretendiente, que se veraneaba en Puigcerdà y que se poseían fincas. Lo que defendían a puñetazos los llamados monárquicos contra los zafios falangistas era generalmente una partícula postiza de los apellidos o un marquesado pontificio. No, apenas había nadie con ideas.”

Carlos Barral
Años de penitencia
Tusquets Editores
Primera edición 1990.

sábado, 17 de noviembre de 2012

AUNQUE SE EXPLICA POR SI SOLO EL TEXTO

 ...le ponemos esta entradilla:

Aún hoy, una mayoría de conversaciones, y en plena crisis sobre todo las que a España y a los españoles se refieren, se articulan de la forma en que lo hacían las discusiones de estos jovencillos de 1940, que tan bien se describe a continuación.

“Hablábamos de vez en cuando de política (…). Una y otras opiniones muy flacas y asentadas en muy pocos datos. Hablar de política era sobre todo remontarse a generalidades históricas, un tema que tienta mucho a esa edad, y defender las banderas de las civilizaciones con las que cada uno simpatizaba. Antonio y yo éramos furiosamente pro-franceses y anglófobos, pero en mí apuntaba una subsidiaria debilidad por el mundo germánico. Román era pro-anglosajón sin indulgencia para los continentales. Es curioso, de pronto, darse cuenta de la cantidad de energía mental y de derrochada pasión que se invierten en estos vicios, tributarios, como los fanatismos de cualquier tipo, de las limitaciones de información o, mejor dicho, de la exclusiva incidencia de una información limitada a un área de posibilidades. Generalmente esos furores histórico-geográficos están casi unánimemente determinados por la identidad de las lenguas a las que cada cual tiene acceso. Y lo grave que suelen constituirse en deformaciones permanentes por más que una cultura más universal las disimule.”

Carlos Barral,
Años de penitencia
Tusquets Editores

sábado, 25 de agosto de 2012

RECREO

No hay mucha originalidad en lo que sigue, como no suele haber demasiada originalidad en las cosas. No es el mirar una cuestión de extravagancia. Está todo inventado, pese a lo mucho que esto fastidia a algunos.

Ya que nuestro govern no ha tenido a bien, Cepo Gordo en su modestia si quiere aprovechar la efeméride de las Navas. Mariano y los tecnócratas de ático céntrico no habrán oído hablar del asunto, y si les suena habrán pensado que vaya rollo, o que ahora no toca… Nosotros pensamos que sí que toca, como tantas otras cosas, las más importantes, que esta tropa está dejando pasar de largo.

Se imaginan, la víspera del aniversario, el día 16 de julio de este mismo año, al presi en un programa especial de televisión arengando a la patria, explicando que España es, y lo que es, y diciendo luego:

-          Bueno y ahora les dejo con un magnífico documental sobre las Navas de Tolosa y mañana a la misma hora les convoco aquí, en TVE1 para explicarles la reforma de la Ley Electoral y de toda la organización territorial y del sistema administrativo nacional, regional (entiéndanme, lo que hasta hoy han sido las autonosuyas) y local. Además les comentaré el plan para el cierre de las televisiones públicas y de todas las entidades empresariales de titularidad pública no sometidas a control administrativo. Diré algo sobre la aplicación a raja tabla desde ahora, por este Gobierno, de la ley, de las sentencias de los tribunales y de la dotación de recursos a los mismos, de la independencia del poder judicial y del principio de subsidiariedad, dejando de competir la administración, con el dinero de todos, con la sociedad civil y del punto final a todo el abanico de subvenciones a los coleguis…Ya me entienden, sindicatos, partidos políticos, titiriteros y culturetas, yernos. Ya lo sé, dos guardaespaldas, un chaleco antibalas y coche blindado durante dos años, hasta que el personal se acostumbre a tener los pies en el suelo, pero son éstas las servidumbres de la política. El que quiera dineros para una película o para un catálogo, que haga algo que le guste al público. En consecuencia, para liberar recursos y que la sociedad privada pueda asumir estas tareas, les diré algo también de la primera bajada de impuestos de la legislatura. Buenas noches y hasta mañana. Por cierto, ¡Viva España!, así tranquilamente.

Pero en fin, a lo que íbamos, para darnos un poco de tono muscular en el ánimo y la moral. De la Crónica General, la arenga de Alfonso VIII a punto de comenzar la batalla de las Navas de Tolosa:

Amigos, todos nos somos españoles et entráronnos los moros la tierra por fuerça…

Recordaremos para quien no lo sepa (que serán muchos), la fecha de la batalla, 1212, siglo XIII. Recordaremos también, porque la tropa sabe más bien poco, que el ejército cristiano lo formaban el Rey de Castilla, Alfonso VIII (abuelo de San Luis de Francia), Pedro II de Aragón y también Sancho VII de Navarra, apodado el fuerte. Son los tres reyes. Junto a ellos, los principales de cada reino. Destacan, con Pedro de Aragón, García Romero, Jimeno Cornell, Miguel de Lusia, Aznar Pardo, Guillermo de Cervera, el conde de Ampurias Ramón Falcón, Guillermo de Cardona, los obispos García de Tarazona y Berenguer de Barcelona; con Alfonso, el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, cronista de la empresa, los de Sigüenza, Palencia, Ávila, de la caballería seglar de Castilla, los condes Fernando, Álvaro y Gonzalo de Lara, Rodrigo Díaz de los Cameros, Gonzalo Ruiz y sus hermanos, Diego López de Haro, señor de Vizcaya y con el quinientos caballeros... También las órdenes militares, la del Temple, la del Hospital, la de Calatrava y la de Santiago. Formando la masa del ejército, bien entrenadas y pertrechadas, fundamentales, decisivas, las milicias concejiles, formadas por villanos, artesanos y baja nobleza. Participaron al menos las de Almazán, Atienza, Madrid, San Esteban de Gormaz, Cuenca, Huete, Ayllón, Alarcón, Ávila, Medina del Campo, Segovia, Valladolid, Olmedo, Arévalo, Béjar, Plasencia, Cuéllar, Berlanga, Toledo, Nájera, Logroño, Soria... Gallegos, asturianos, además algunos caballeros leoneses y portugueses a título personal, alguno también de allende los Pirineos, de los que no se volvieron cuando Alfonso VIII puso coto a sus excesos y ansias de botín antes de librada la batalla.

No podemos dejar de mencionar entre los caballeros portugueses a Tructesindo Ramires, glorioso antepasado de nuestro amigo Gonzalo Ramires.

Nos ha gustado esto de Cristòfor Despuig en su obra Los colloquis de la insigne ciudad de Tortosa:

aquesta provincia (se refiere a Cataluña) no sols és Espanya mas és la millor Espanya

Y para terminar, Antonio de Nebrija:

Los miembros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y adjuntaron en un cuerpo y unidad de reino, la forma y trabazón del cual así está ordenada que muchos siglos, injurias y tiempos no lo podrán romper ni desatar.

Recomendamos al paciente cepogordista que haya llegado hasta aquí, la lectura del libro de Miguel Angel Ladero Quesada titulado Lecturas sobre la España histórica, publicado por la Real Academia de la Historia en su colección, estupenda, Clave historial. Es un libro, claro, sencillo, lo que es de un mérito extraordinario porque no aborda cuestiones que lo sean. El autor escribe bien y hace gala de una capacidad de síntesis y una claridad de exposición que no son siempre fáciles de encontrar y hay por último una finísima y discreta, pero muy clara, hilazón, a lo largo de todo el libro, entre los temas y las épocas que estudia y el momento presente. No digo más.

martes, 21 de febrero de 2012

El carácter nacional

Determinar el carácter nacional mediante una medición, francamente, me parece difícil. ¿Una estadística del cinismo o de la caballerosidad? Me parece más fácil sumar sardinas que sumar tipos de carácter. ¿Vamos a decir que en España hay tantos kilos de cínico, tantos de idealista, tantos de hipócrita? ¿Y las combinaciones entre sí? ¿Cómo las medimos? La verdad es que sería divertido. Pero no pasa de ser un juego y un desahogo, insisto que muy divertido y, a veces, orientativo. Pero pierde todo valor cuando se pretende convertir el juego en una certeza, o cuando se usa como en España normalmente para ponernos verdes a nosotros mismos con las más categóricas afirmaciones sobre nuestra forma de ser, siempre negativas. En general, en nuestro caso, la apreciación negativa de nuestro supuesto carácter suele ir acompañada, normalmente, de una enmienda a la totalidad al resto (educación, cultura, sociedad, historia, etc.). El otro día en las memorias de un señor respetable pude leer que “En España no hemos tenido administración”. Y se queda tan ancho. A bote pronto y para refutar la enormidad se me ocurría pensar en las leyes de Indias y en la organización de todo el territorio americano tras el descubrimiento, que digo yo que no es mal ejemplo de administración, tal vez sólo superado por la Roma antigua. En conclusión, el carácter nacional es un mito, simpático, interesante, muy a menudo útil como indicación o aproximación a una realidad, pero nada más.

miércoles, 18 de enero de 2012

Pontevedra en palabras de Alvaro Cunqueiro, reconfortantes ahora que el invierno aprieta.

Por veces me tienta atribuir ciertas ciudades a una estación del año; hay ciudades que son del dorado otoño, como un vino de Borgoña, y otras ciudades las doy al estío o al invierno. Pontevedra, como Florencia y el albariño de Arbo, sea por siempre para la primavera. Pero —¿por qué no hacer más sutil el calendario?—, para la primavera romántica. Para la primavera romántica de la deliciosa aguada de Pietro María Baldi. Nunca he visto más bella a Pontevedra, y me place imaginar que también la encontró hermosa Cosme III de Médicis en aquella mañana del marzo de 1669: cuánto más que el río Lérez tiene el color mismo de los ojos de las pálidas y frías princesas de Orleáns...
«Pontevedra», Faro de Vigo, 18 de noviembre de 1950.
En El pasajero en Galicia, p. 168.


TODO TIEMPO PASADO


Respecto de la foto de un poco más abajo y del título de la entrada que se refería a una España mejor, queremos hacer una aclaración para que cesen ya los ataques y las agresiones de que estamos siendo objeto por parte de la horrenda muchedumbre que vigila con saña todo lo que en este modesto rollo se anota… No queríamos decir que todo tiempo pasado fuera mejor, no caemos en simplezas como esa, sabemos que de todo hay y no negamos que en algunas cuestiones se ha avanzado y hasta mucho. Sólo nos referíamos a que detrás de la sonrisa maravillosa de don Alvaro, de la terciada y más escondida de don José y de las gafas de don Gonzalo se encuentra tres obras literarias como tres castillos que son un regalo para quien sepa y pueda leerlas. Y preferimos esos tres monumentos literarios, con los que hemos pasado horas de verdadero gozo, sintiéndonos habitantes del mismo país, a las obras que nos ofrecen ahora, las de periodistas y divulgadores con poquito que decir. Les ahorramos nombres. No nos ataquen más, no, que no todo tiempo pasado fue mejor, lo sabemos.

(por cierto que los tres tienen aspecto limpio y nos gustan la pulcritud, el corte de los pantalones, la chaqueta de punto amplia, las americanas más ceñidas, la corbata sin mayor importancia, los cigarros en la mano, la ausencia de ropajes semideportivos, de telas supersónicas y licras de colores chillones).

lunes, 21 de noviembre de 2011

Alejado de la actualidad.


12 de abril de 2011.- Encuentro por fin la carta de José Antonio a Rafael Sánchez Mazas de la que hablaban el otro día en la conferencia de Aquilino Duque. Es la que sigue:

CARTA A RAFAEL SÁNCHEZ MAZAS
Prisión Provincial de Alicante, 19 de noviembre de 1936.
Querido Rafael:
Voy a escribir muy pocas cartas, pero una ha de ser a ti. Desde que nos separamos quedó cortada nuestra comunicación, ya que, aunque recibí cartas tuyas, creo que no logré hacer llegar a tus manos ninguna de las dos que te escribí. Sirva ésta para anudar ese cabo suelto y para dejarlo ya anudado hasta la eternidad. Perdóname –como me tenéis que perdonar cuantos me conocisteis– lo insufrible de mi carácter. Ahora lo repaso en mi memoria con tan clara serenidad que, te lo aseguro, creo que si aún Dios me evitara el morir sería en adelante bien distinto. ¡Qué razón la tuya al reprender con inteligente acierto mi dura actitud irónica ante casi todo lo de la vida! Para purgarme quizá se me haya destinado esta muerte en la que no cabe la ironía. La fanfarronada sí, pero en ésa no caeré. Te confieso que me horripila morir fulminado por el trallazo de las balas, bajo el sol triste de los fusilamientos, frente a caras desconocidas y haciendo una macabra pirueta. Quisiera haber muerto despacio, en casa y cama propias, rodeado de caras familiares y respirando un aroma religioso de sacramentos y recomendaciones de alma, es decir, con todo el rito y la ternura de la muerte tradicional. Pero ésta no se elige: Dios quizá quiera que acabe de otro modo. Él acoja mi alma (que ayer preparé con una buena confesión) y me sostenga para que la decorosa resignación con que muera no desdiga junto al sacrificio de tantas muertes frescas y generosas como tú y yo hemos conmemorado juntos. Abraza a nuestros amigos de las largas tertulias de la Ballena, empezando por el tan querido canciller don Pedro Mourlane. Dos abrazos especiales para José María Alfaro y Eugenio Montes, a quienes no sé si podré escribir, pero a quienes recuerdo de todo corazón. Y que a ti, a Liliana y a tus hijos os dé Dios las mejores cosas.
Un fuerte abrazo, Rafael.
JOSÉ ANTONIO

Carta de José Antonio a Rafael Sánchez Mazas. De "José Antonio" de Julián Pemartín. Col. "Temas españoles". Madrid, 1953. Se alude a dos anteriores misivas: son las que fueron dirigidas a Pamplona y a Roma, lugares donde José Antonio suponía refugiado a Sánchez Mazas

lunes, 14 de noviembre de 2011

El segundo número - una reflexión del 2009


Sabemos de donde venimos y nos tememos a donde vamos.
Una breve reflexion sobre el estado de la España actual

No puede decirse que en España hayamos comenzado el nuevo milenio con buen pie. Los errores y horrores que nos despidieron a fines del convulso siglo veinte se reproducen como las colas rotas de un gigantesco reptil venenoso. Se ataca a la vida; aborto, eutanasia, genética. Se ataca la libertad; expresión y opinión, educación, tabaco. Se ataca la propiedad; impuestos injustos, presupuestos abusivos etc...
La Historia de España en el siglo veinte ha sido la de una nación que perdió el rumbo, se vio abocada a una guerra civil (la peor de las guerras posibles), evito caer en las garras del comunismo y vio como un Movimiento en el que pocos creían pero del que muchos vivieron (y viven hoy todavía) fue degenerando en una suerte de quiste maligno cuyas propias células lo devoraron dejando un tejido infecto que ahora, a duras penas, cubre los huesos pelados de un ente amorfo, difícil de nombrar.
España, una vez mas esta en crisis, y al revisar la Historia de los últimos siglos uno piensa si ha dejado de estarlo en algún momento. Lo que hace particularmente desagradable la nueva ola de degeneración social es la atonía de los españoles, su inacción, su total falta de sangre para levantarse ante el cúmulo de desastres (los materiales son los menores) y desatinos con los que convivimos cada día.
Triste país, pobre sociedad la que nunca se levanta ante una injusticia. ¿Dónde están los genes de Fuenteovejuna?
No hay sociedad que pueda, en buena ley, reclamar una población formada en exclusiva por gigantes como Guzmán el Bueno y los héroes de Baler, pero tampoco puede llegarse al extremo de aceptar, como se acepta hoy día, una nación poblada de sombras mudas, de impositores silentes, de votantes ovinos, de consumidores convencidos.
En los últimos cinco años he asistido en compañía de un entrañable amigo a varias de las manifestaciones que han convocado a españoles de todo origen y condición en torno a cuestiones fundamentales; libertad, seguridad (lucha contra el terrorismo), libertad de expresión y defensa de la vida. En cada ocasión mi sensación ha sido la misma; ¿en que país vivimos y que sociedad conformamos que debe manifestarse para perseguir a un asesino? ¿Qué clase de gentes somos que hemos de reclamar el derecho a vivir o a recibir la educación conforme los principios que cada familia determine?
El que esto lea y sea amigo de la polémica podría argumentar en mi contra que si ha habido manifestaciones, mis diatribas ante el inmovilismo del rebaño hispánico son injustificadas.
Lamento adelantar a este posible polemista que las manifestaciones a las que me refiero han reunido a un número relevante pero insignificante en comparación de los muchísimos millones de silentes, cuando no claudicantes, conciudadanos.
Como uno duerme cada vez menos, piensa cada vez mas y lee por ahí lo que le deja la falta de tiempo y las obligaciones impositivas, últimamente me ha dado por repasar la Historia de nuestros infortunios patrios y en tal búsqueda he encontrado no se bien si el alivio o el horror al constatar que nuestra lamentable época, si bien particularmente siniestra, no presenta novedad alguna en cuanto al sanchopanzismo de nuestros conciudadanos.
Sirva de muestra un botón tomado de la pluma del genial don José Pla, el cual en una de sus desgarradoras crónicas de 1931, narra la primera jornada en la que ardieron las iglesias de Madrid. Con su inimitable y fácil pluma, el escritor ampurdanés describe la escena ante el edificio del convento de los jesuitas de la calle Floren llamas.  El pueblo de Madrid (en sentido extenso y amplio del termino) reunido ante el fuego observa entretenido el incendio sin hacer ademán de sofocarlo ni protesta de horror o indignación, ante la afluencia cada vez mas numerosa de curiosos comienzan a reunirse los vendedores ambulantes de toda suerte de productos desde churros y buñuelos hasta cordones y retratos.
Hoy no se queman iglesias porque la izquierda radical ha aprendido mucho tras la caída del comunismo y la sinarquía sabe que vale mas la revolución silenciosa y eficaz a través del mercado, porque además les rinde pingues beneficios. 
La peor herencia del actual gobierno no será la ruina económica (cuyos mimbres ya dejó plantados el anterior) sino su transformación de la sociedad en una suerte de poza hedionda donde el aborto se convierte en anticonceptivo, el terrorista recibe una pensión pública y la pareja gay adopta un niño a modo de juguete.
Mientras esto sucede, el pueblo español, que ha mudado los churros y los cordeles por la televisión de pago y la pizza a domicilio, contempla y paga en silencio, sin hacer ademán de sofocar el fuego y sin apenas protesta, excepto la de unos cuantos, muy pocos, los únicos que gracias a un milagro mantienen su condición de hombres libres y quieren vivir en una sociedad ordenada y no bajo la dictadura de la idiocia y el mal.
Sólo Dios sabe que dirán los historiadores del futuro de esta época lamentable, pero si existen y son serios, mucho me temo que nada bueno. Espero sinceramente que les sorprenda, como a mí, el grado de inacción y degeneración al que hemos llegado, esa será la prueba de que el bien al final vence, la luz se impone a la oscuridad y la esperanza en la victoria final de la vida es lo único que ningún gobierno, partido o sinarquía pueden arrebatarnos.
Para el lector de estas líneas que piense que el tenor del texto es excesivo y el autor escribe engolfado en alguna suerte de pesimismo rencoroso o bajo los efectos de un exceso de alcohol, le prescribo que abra el periódico impreso o digital que quiera y repase cuatro páginas al azar, con eso tendrá suficiente.

Sanglier.