Últimamente
el diario neoyorquino The New York Times no deja de darnos motivos para el
comentario.
La última aportación consiste en la publicación de un artículo de
opinión titulado “Spanish Prisioners” y firmado al alimón por Ricard González y
Jaume Clotet. El texto íntegro puede consultarse en el link http://www.nytimes.com/2012/10/03/opinion/a-new-call-for-catalonias-independence.html.
Los
autores del artículo comienzan el mismo con una afirmación que no responde
exactamente con la realidad de lo sucedido. La primera en la frente. Dicen los
señores González y Clotet que Artur Mas convocó elecciones como reacción a la
manifestación independentista del 11 de septiembre. El propio Artur Mas declaró
que la convocatoria anticipada de elecciones se debía a "La combinación
de la impresionante manifestación y la negativa a negociar el pacto fiscal me
obligan a ser coherente con mis ideas y compromisos".
El pacto fiscal, es
decir “la pela”, esa es la cuestión que pone al señor Mas los pelos de punta ya
que si no recibe dinero de la opresora España va a tener que explicar a sus
funcionarios y enchufados varios que no
cobran porque no hay dinero y lo peor no es que no haya dinero sino explicar el
por qué y en qué se lo han gastado…o dónde está.
Si bien los autores
hablan de las transferencias fiscales, de la necesidad del pacto y de cómo
Cataluña pone más de lo que recibe etc…etc… todo lo que indican no deja de ser
casi punto por punto la ya conocida y habitual doctrina nacionalista en materia
de desequilibrio en la relación Cataluña – España que este sector plantea.
El siguiente punto es
aún más increíble ya que dicen que Cataluña perdió su soberanía nacional tras
ser derrotada por la Monarquía española en 1714. Los señores González y Clotet
vuelven en este punto a seguir la doctrina nacionalista al uso que supone una
absoluta falsificación de la historia. A lo que se refieren es a la abolición
de fueros por los Decretos de Nueva Planta promulgados por Felipe V tras su
victoria en la Guerra de Sucesión. La abolición de los fueros, si bien
lamentable represalia de Felipe V ante los territorios que le hicieron frente
y que adaptó en cierto modo un modelo
similar al de la monarquía francesa, no
supuso la conquista de la soberanía nacional catalana por la simple razón de
que Cataluña ya llevaba siglos integrada en España a través de la unión de las
coronas de Castilla y Aragón.
Unas líneas después
los autores añaden otro tópico nacionalista basado en una media verdad, la
represión franquista de la cultura catalana. Si bien es cierto que el
Movimiento gestionó muy mal el, por otra capital, asunto de las culturas y lenguas regionales
(Catalán, Gallego y Vasco, fundamentalmente) y que amparados en la situación
determinados sujetos tuvieron comportamientos indeseables hacia la lengua y
cultura catalanas y hacia determinados catalanes, lo cierto es que durante la
época de Franco no se orquestó el genocidio cultural y lingüístico que los
apologetas del nacionalismo catalán predican. Cualquiera que se aproxime con
honradez intelectual al asunto podrá comprobar cómo durante los años de la
dictadura el catalán fue hablado, escrito y publicado. Son interminables los
ejemplos de las manifestaciones culturales en catalán, desde los coros y danzas
(y no me refiero sólo a los de la Sección Femenina) hasta la ingente actividad
cultural que se desarrollo en Barcelona desde los primeros años cincuenta
incluyendo editoriales que publicaban exclusivamente en catalán, premios
literarios para obras en lengua catalana y un largo etcétera.
El siguiente
comentario surrealista de los autores se centra en lo que ellos denominan la
campaña anti catalanista iniciada a raíz de la modificación del Estatuto en
2006. Si estos señores, como otros tantos que no ven mas allá de la playa de la
Barceloneta, tuvieran un mínimo de conciencia crítica, se darían cuenta que en
España no hay ninguna campaña anti catalanista, lo que hay, en la mayor parte
de los casos es un hartazgo mayúsculo ante la plasta continua de los políticos
catalanes que usan el victimismo cómo escusa para seguir viviendo del
presupuesto.
La parte final del
artículo se dedica a presentar la secesión catalana como una especia de panacea
económica y política cuyos beneficios para la comunidad son infinitos. A juicio
de los autores, el nacimiento del nuevo estado catalán dentro de la Unión
Europea no es sólo posible jurídica y económicamente sino deseable ya que
supone un acto de justicia. Reconocen que la Constitución Española no contempla
esa posibilidad pero eso no les impide reclamar una solución política que de respuesta
a las demandas de Cataluña.
Si bien no es nada
nuevo no deja de resultar lamentable que un periódico publique artículos
saturados de falsedades históricas fácilmente verificables. Los autores
presentan sus tesis sustentadas todas y cada una de ellas en la más estricta
observancia del libro de estilo del catalanismo militante del siglo XXI.
Ese movimiento que
ellos tanto valoran y defienden sienta sus reales en una serie de conclusiones
fruto de la manipulación de la Historia y de la tergiversación de los datos
económicos.
La reforma del
Estatuto que el Presidente Zapatero impuso en 2006 ante el silencio cómplice de
muchos y la posterior sanción del desacreditado órgano constitucional dio carta
de naturaleza jurídica algunas de estas desaforadas ensoñaciones, pero una cosa
es que vivamos en un país donde la ley se retuerce a gusto del oportunismo
político y otra cosa es que ese sueño corresponda con la realidad.
Los extremistas
catalanistas pasan por alto con demasiada facilidad que Cataluña no posee una
soberanía propia que radica solamente en los catalanistas partidarios de la
secesión, sino que el famoso “derecho a decidir” empleando terminología
nacionalista es, en todo caso, un derecho que ostenta la comunidad nacional, es
decir España, ya que ha sido el pueblo español en el que están incluidos los
catalanes el que ha otorgado el régimen bajo el que se amparan y que intentan
dinamitar desde dentro.
En mi última entrada en
Cepo dedicada a estos asuntos manifesté mi duda de que la Banda del Empastre
que lleva las riendas de esta cuadriga desbocada fuera a ser capaz de enderezar
el rumbo de los acontecimientos.
Mucho me temo que teniendo
en cuenta el estado de cosas del Mundo, la internacionalización del problema no
sólo no beneficiará la resolución de éste asunto sino que vendrá a añadir más
dudas y quebrantos.
Ojalá me equivoque
pero creo que debemos armarnos de paciencia ante la que se avecina tanto desde
dentro de nuestras fronteras como de allende los mares.
Sanglier.
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