Hemos leído a la frívola, elegante y decadente Nancy Mitford a la que nos gusta nombrar usando la extinguida “che”: Nanchy Michtford. Al hacerlo, Nanchy Michtford engorda de repente cien kilos. Justino Polardi Mar del Plata les quiere. Esteeee. Miren, miren las patorras simpáticas de esta tipa entre balancín y peonza y no menos amable, que oscila en frenético vaivén al patearse la calle. A no ser por el firme contrapeso de su inmensa pompa trompicaría de súbito, rompiéndose los morros a cada paso. Justino Polardi ha quedado agotado. Tiene los pies minúsculos. Visión de porcelanas, infinitos juegos de incalculable valor repartidos por todos lados, sobre las mesas, los sillones, sobre las mesas, el borde de las ventanas, las camas: Tobe-yaki Meissen, Sajonia, Noritake, Quing, Alcora, Buen Retiro, Sargadelos, Sèvres, Limoges, Chelsea, Vincennes, Capodimonte… Deslumbrado, Bergamota oye a la condesa decir “¡¡uhh cuanto polvo, cuanto hay que fregar!!” y de repente la visión tiembla, tazas y platos se quiebran violentamente, saltando por los aires y toda la imagen se resquebraja reducida a polvo que a su vez se esfuma. La condesa es pateada. Corre por la casa ladrando mientras Bergamota dispara la posta. Polardi aconseja terapia con voz lejana y de ultratumba. Debés dejar la bebida y la lechuga, sobre todo la lechuga que es alucinógena, dejá el fumeque de una vez, ¿oís?
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viernes, 4 de septiembre de 2020
lunes, 29 de julio de 2019
Responso de San Antonio (de los diarios de A. B. E.).
Cenamos
ayer en casa de la Condesa. En el piso que conserva en la capital, salvado de
la ruina familiar. Además de Doroteo y Calvino se acercaron Norma Desmond –mote
con el que cruelmente identificamos a doña María Tecla Ruibarbo Colmenares,
siempre tan joven a sus cien años- y don Manolito. Don Estra sigue ingresado en
la clínica tras su último estallido de cólera esteparia y no pudo acudir, claro.
A Tato no le dio la gana salir de Nava.
Se
mencionó durante la conversación el responso de San Antonio de Padua. Lo leímos
en voz alta después de cenar. Los señores fumábamos un cigarro; a poca
distancia tronaba la música tachundera de una embajada, recibiendo no sabemos
si a vips –como se dice ahora- o a masas plebeyas. El contraste entre la
estruendosa música y el hermoso y sencillo responso era evidente. Este es el
texto:
Si
buscas milagros, mira,
Muerte
y error desterrados,
Miseria
y demonios huidos,
Leprosos
y enfermos sanos.
El
mar sosiega su ira,
Redimense encarcelados;
Redimense encarcelados;
Miembros
y bienes perdidos
Recobran
mozos y ancianos.
El
peligro se retira,
Los
pobres van remediados;
Cuéntenlo
los socorridos,
Díganlo
los paduanos.
El
mar sosiega su ira,
Redimense
encarcelados;
Miembros
y bienes perdidos
Recobran
mozos y ancianos.
Gloria
al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo
El
mar sosiega su ira,
Redimense
encarcelados;
Miembros
y bienes perdidos
Recobran
mozos y ancianos.
Ruega
a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo,
Para
que dignos así
De
sus promesas seamos. Amen.
¿Y
que es un responso? Lo define el diccionario de la Real Academia como “responsorio que, separado del rezo, se dice
por los difuntos”, definiéndose a su vez responsorio como “en el rezo, serie de preces y versículos que
se dicen después de las lecciones en los maitines y después de las capítulas de
otras horas”. Es decir, formaría parte de la Liturgia de las Horas u Oficio
Divino, un antiguo libro de oración de lo que un día fue la Cristiandad.
sábado, 14 de junio de 2014
NICANORA
Atardecer de tormenta, un aire cálido juguetea por el jardín sobre el que se cierne la penumbra del anochecer.
- Si,
hazme tuya, ya noto tu fuego.
- Allá
voy, como en las novelas.
- Como
las princesas raptadas, llámame princesa…
- ¡Princesa!
- Tiemblo…
- ¡Si,
si, princesa Nicanora!
- ¿?
- Nicanora
no puedo más, no voy a dejar ni el carné de identidad, te vas a enterar…
- ¿Pero
cómo que Nicanora?
- Calla
sultana…
- ¿Sultana?
¿Nicanora? – mete el codo- pero yo esperaba algo.., no sé más romántico, más, otra cosa, …
- No
me frenes Nicanora que me pierdo...
- Pero
bueno, quita, con lo que me gustaba lo de princesa, princesa Jocelyne… que se
yo, Sigrid, Rosebud…
- ¡¡Pero
Nicanora que me cortas las alas con tanto recelo!!
- Calla
quita –ahora hinca el codo con mala idea- ¡Nicanora! Y esos giros de arriero…
- A lo mejor preferías Teofrasia…
- Miserable,
con lo lanzada que estaba, el fuego, la pasión, me sentía ligera... ¡Largo! - jugando con el codo le derriba cayendo encima-.
- ¡Pero
que ligera! Si pesas 100 arrobas, un quintal. ¡Claro que me voy! Quita de encima, ¡¡Mafixio!!
La
condesa se despertó tocando con las yemas de los dedos la fresca marquetería de
su mesilla de noche Decó, única concesión a la modernidad en su magnífica casa
Carlos IV, la Bombonera.
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