Todavía recordaba el gran Bergamota su primera noche electoral.
Vendrían muchas más. Fue por supuesto arrastrado por Toñi la Roja. A Toñi todo
el tinglado y el fondo del asunto le importaban poco. En cambio, sabía
perfectamente como servirse del sistema y conocía la importancia de jugar el
juego aceptando las reglas propuestas. Tenía muy claro el camino a sus abrigos
de visón. Probablemente este punto, lo de los abrigos, era uno de los pocos
errores cometidos por Toñi en su frío análisis del juego, uno de los pocos
aspectos en que se quedaba corta o llegaba tarde, incapaz de prever la rápida
llegada de los partidos ecológicos, de las candidaturas animalistas. Cosas de
la edad, generacionales. Toda la vida persiguiendo el visón, no lo pensaba
cambiar por la sudadera con capucha.
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Turba electoral (en reposo). |