El 28 de septiembre de 2012 el conocido diario norteamericano The New York Times publicó un artículo firmado por Doreen Carvajal y Raphael Minder titulado “Chastened King Seeks Redemption, for Spain and His Monarchy”.
El artículo, bajo la apariencia de favorecer al monarca contiene una serie de noticias y valoraciones que dejan tanto al Rey como a España por los suelos.
El papel de Juan Carlos I desde que sucediera a Franco como Jefe del Estado ha sido objeto de numerosas y encendidas controversias. Si bien el “pacto” en cuya cúspide esta la “corona restaurada por mor del invicto caudillo” ha silenciado eficacísimamente las numerosas y crecientes informaciones acerca de las presuntas implicaciones del monarca en toda suerte de asuntos bastante graves, en los últimos años venimos asistiendo a un alzamiento del velo protector que está dejando ver las partes más pudendas del entramado.
Dejando de lado las decisiones y actuaciones de Juan Carlos I en cuanto jefe del estado y árbitro de la política y el rumbo nacional (no debe olvidarse que la única razón de ser de su nombramiento como sucesor a título de rey era precisamente salvaguardar la integridad de la Nación y los principios sobre los que sustentaba la misma) que son, pueden y deben ser objeto de un meditado y profundo análisis que se nos antoja poco favorable, lo que nos parece reseñable es su actuación privada en la que se ha conducido con un secretismo y unas maneras que recuerdan más a las formas de un líder de estado bananero que a un monarca de una de las monarquías más antiguas y antaño prestigiosas del mundo occidental.
La acusación fácil de los monárquicos lanares según los cuales airear los asuntos del monarca es criticar a la Corona y por ende a España y su triunfal monarquía parlamentaria resulta inválida en cuanto carente de todo rigor. Deberían ser precisamente aquellos que consideran favorablemente y desean la pervivencia de la institución los que debieran criticar con mayor energía las actuaciones del rey que en muchos casos no favorecen en absoluto ni a la monarquía restaurada ni a la imagen de España.
El artículo del N.Y. Times no tiene desperdicio e incluye algunas “perlas” entre las que a mi juicio cabe resaltar dos por su especial gravedad; uno se refiere a la fortuna atribuida a la Familia Real y el otro incluye unas declaraciones efectuadas por una señora que se presenta como princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein y que al parecer acompañaba al séquito real durante su reciente visita a Nueva York. Copio a continuación los textos literales extraídos del artículo publicado en la página web del diario:
(..”The king is widely valued in business circles for acting as a sometime deal maker and economic ambassador for his nation, but how he has amassed his substantial personal wealth remains secret. The Spanish royal family’s wealth has been estimated at up to $2.3 billion, a sum that supporters contend was inflated by the inclusion of government properties.”)
(“Along on the expedition was a German princess, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, 47, and her young son and former husband. The Spanish gossip press labeled her the monarch’s longtime mistress — something she denied in an interview. She also denied that she had somehow benefited from her association with Juan Carlos through a now defunct Spanish-Saudi investment fund.
Ms. Sayn-Wittgenstein called the king a family friend and described her role on other royal trips as a strategic adviser to the Spanish government through her company, Apollonia Associates, which offers advice about high-end Middle East deals.
“The king is a national treasure,” she said. “When he walks into a room, he radiates warmth and charisma and he connects with everybody. Nobody remains untouched by it.”…)
Que yo sepa estas informaciones no han sido al día de hoy desmentidas ni comentadas por la Casa del Rey o al menos no mediante una nota de prensa que figure publicada en la página web de la Institución, por tanto he de entender que el que calla otorga y no hay nada de lo dicho que sea manifiestamente falso ni escandaloso para el monarca ya que de ser así habría manifestado su contrariedad y rechazo.
Lo grave de este asunto no es que el Rey de España quede como Rufete en Lorca sino que esta situación deja constancia del lamentable nivel de España como sociedad. Que una nación occidental moderna tenga a su cabeza a un señor que presuntamente se ha dedicado a los negocios al amparo de su cargo y que se dedique a viajar por el mundo acompañado por una señora que se presenta como “asesora estratégica del Gobierno español” sitúan nuestro país en el nivel de monarquía bananera.
El asunto es grave y me gustaría saber quien le ha concedido a esa señora el título de asesora estratégica y se aclare de qué Gobierno habla. Dado que sus actuaciones han recaído cronológicamente en el periodo de las presidencias de los señores Rodriguez Zapataero y Rajoy Brey, imagino que se podrá mostrar al pueblo que paga sus impuestos el contrato de representación de la señora en cuestión y los términos del mismo. Que yo sepa ese tipo de representaciones requieren el acuerdo político y el respaldo legal y mucho me temo que de haber sólo hay lo primero y de tapadillo.
El asunto no pasaría de ser un lamentable incidente con tintes de corrupción si no fuera por que el periódico norteamericano se permite comentar que la señora en cuestión ha sido bautizada por la prensa española como la “mistress” vulgo “querida” del monarca.
Dejando de lado si esto es cierto o no, sorprende la absoluta falta de reacción por parte de los estamentos públicos. No hace falta ser monárquico, ni republicano, ni autocrático ni anarquista para comprender la gravedad de fondo del asunto.
A esto se une el aspecto antiestético y desagradable que no creo deje indiferentes ni a la reina ni a sus hijos.
En una España rota y quebrada con gravísimos problemas sociales, institucionales y económicos, éste tipo de situaciones cobran una relevancia enorme.
Se me antoja que todo esto no es sino la verificación pública de que lo mal hecho en el ejercicio de lo público no es sino trasunto de lo mal hecho en lo privado y que asistimos entre atónitos y cabreados al ocaso de una figura controvertida y muy hispánica cuya repercusión es inmensa por la deuda que tiene contraída con la Historia y el comportamiento que le es exigible por su título y posición.
Ante este estado de cosas, no creo que resulte excesivo pedir alguna reacción y muy especialmente una profunda reflexión.
Para que España salga de su grave crisis (la económica no es ni con mucho la más importante) conviene que la sociedad empiece por demandar a sus gobernantes una actitud digna y un compromiso profundo. Si el sistema actual les concede el poder y el presupuesto para el bien público, es lícito que ambos, fuerza y dinero sean empleados correctamente y que sus actuaciones brillen por su limpieza sin que puedan infundir dudas o sospechas.
Sin estos mimbres no habrá posibilidad alguna de regeneración verdadera y la cosa pública y privada se irá disolviendo en una miasma de confusión, ruina y apatía.
Sanglier.
Habéis empezando arreando al pobre Garci, luego os habéis crecido con el gobierno, atancando a Mariano y a Soraya, brillante abogada del estado por cierto, la envidia ciega, y ahora esto, asalto a la monarquía, libela que algo queda. Como decía el otro ¡¡Vaya tropa!! Os seguiremos la pista, por reirnos un rato.
ResponderEliminarSanglier, Tato, Alcides, suponemos que soy la trinidad de este hojilla incorpórea, en realidad uno, uno y trino. A ver si vamos a tener que tirar del hilo, de la manta, de la colcha. Os refugiais en el odioso anonimato para verter vuestro veneno. El que esto escribe también lo hace, cobarde y cauto. Esto es la cloaca de la denuncia.
ResponderEliminarLos comentarios que se reciben encierran un cierto tufillo fascistoide de escaparate. Siempre con la misma historia, España está llena de "franquitos" con carné del PP, del PSOE y demás partidos que se sublevan en cuanto perciben un mínimo de libertad de expresión. Ánimo al Cepo y sus redactores, el vuestro es un espacio de libertad de pensamiento y opinión.
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