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jueves, 1 de septiembre de 2022
Nota de los diarios de Alcides Bergamota Elgrande. Época de hierro. Cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.
miércoles, 10 de noviembre de 2021
Apuntes en la bahía, un verano.
El mejor banco del paseo lo tienen unos viellos, a la sombra, pero con las vistas. O, dicho de otra manera, las mejores vistas y además a la sombra. Son muy cucos y les admiramos. Unos novios se dan el pico, llevan un perro de la correa. Por favor, ese lenguaje. Familia de tres generaciones, hablan nuera y suegra, no hay duda, se nota. El abuelo en cochecito, como el nieto. Un pescador, gente que para a mirar la vista sobre la bahía, recreándose. Dos amigos y dos que todavía no son novios, pero casi. Tres niñas redondas. Macarras haciéndose un selfi. Abuela en silla de ruedas, le da el aire. Sol, brisa. Matrimonio primitivo, los dos con el móvil y el con una panza de aquí a Roma.
La gorda poética que contemplaba la tarde luminosa se ha marchado y la pipa se acaba. Los barcos entran en la bahía a motor. El pescador a lo suyo, cruza el cielo una gaviota. Una chica posa, cruzada la pierna. Madre con niños se sientan en el banco de al lado. Madre con niños se sienta en el parapeto. Una paloma zurea y el que esto escriba, con la pipa, posa también.
martes, 20 de agosto de 2013
Refutaciones y confusiones.
Refutación y confusión de voces. Alcides Bergamota se niega, se opone, rechaza, da marcha atrás y reniega de cualquier actividad pública, de cualquier aspaviento veraniego, de cualquier culo al aire. Bergamota disiente rechaza y se niega de nuevo. Ni aparece, ni concede entrevistas ni permite que a él se aluda. En su exilio provinciano está. Y ahí ha pasado el verano y el estío y luego pasará el otoño. Sólo una escapada, completamente anónima, escondida y subversiva, para asistir entre bastidores al concierto de Miguel Poveda en el festival de cante de las minas, en la Unión, Murcia. Le sacaron Tato y Doroteo escondido en el maletero del coche y de la misma forma volvió a refugiarse tras los altos tapiales de su refugio rural, provinciano, olvidado, polvoriento, desconocido, la finca el Ácaro, la quinta la Calavera, Villanabo. Por lo tanto nada de villas, nada de playas, nada de finezas ni cotteries, ni cesiones ni concesiones. Nada es verdad en los rumores que propaga gente interfecta, gente baja, gente esparragosa que no sabe atarse las agujetas del zapato plasticoso. Detestamos los zapatos plasticosos. Los veranos se han pasado siempre en Papalaguinda, en Arroyopuercas, en Celada del Camino, en Matamoros o en Jodeviejas, sitios fetenes que no necesitan alabanzas ni explicaciones. Así es la vida, así semos todos, así de burros, y de … Ya sabe usted querido amigo, con la edad, uno va viendo las cosas con más perspectiva, con el tiempo y la experiencia llega la sabiduría, con cuenta gotas, eso sí, y a uno cada día le gustan más la oración silenciosa, las Iglesias vivas, el exabrupto, los cigarros habanos y nuestro brandy y su armagnac, oiga que está de llorar, un lagrimita más, sólo una, excelente cigarro, maravillosas volutas, mire como vuelan en redondo, y la compañía de usted, oiga, no se paga con dinero.
Es usted un frívolo oiga.
No se lo permito y yo refuto además ese tonillo rústico que le da usted a su verano, puesto que detrás de esos nombres de parodia, usted esconde y disfruta de la paz, del silencio, del paseo meditativo, del recogimiento en un hortus conclusus cuya belleza no cabe en estas letras, viejo hipocritón, sírvase una copilla, y caliente un poco el divino licor sujetando la copa en su manilla sarmentosa. Fumemos, fumemos, viejo sapo.
Tirititan, tan, tan. Tirititan, tan tan.
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