¡Que
calor…! exclamó Tato al llegar. Vengo de una comisaría de policía de presentar
una denuncia. Calor, calor y calor. En el pasillo principal de la Fundación,
nuevamente, pájaro y pájara timándose con descaro. Se notaba que bajo una
conversación insulsa de míseros cotilleos, latían las irrefrenables pulsiones
de la naturaleza, la llamada a la polinización, ¡la gallina y el pavo real! Sin
embargo, escéptico, Doroteo comentaba: ¿Pero que pavo ni que nada? ¡¿Pero tú
has visto la pluma del pájaro?! Esta chica, la pobre es que no se entera.
Maricón perdido y ella poniendo ojitos de ¡soy tuya Fermín!
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