jueves, 3 de mayo de 2018

Tipos circulistas. Una conferencia de Alcides Bergamota. Parte I.


TIPOS CIRCULISTAS
[Sobre la pantalla del auditorio se proyecta la cita siguiente:
“Los que hoy vivimos no tenemos a quien imitar sino a quien sufrir”

Diego de Torres Villaroel
Visión y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la Corte.]


He aceptado dar esta pequeña charla en el marco de estas jornadas deleznables con el firme propósito de contribuir poner remedio a la verdad que expresa la cita que la encabeza, aunque nada firme dura. [La dicción no es del todo precisa, pero se le entiende con claridad]. No le falta razón a don Diego de Torres y si sólo se sufriera por la falta de ejemplaridad pública, contentos estaríamos, pero es que además somos acosados de forma casi cotidiana por un sinfín de mentecatos, en forma de personas físicas, personas jurídicas e instituciones administrativas, a menudo combinadas entre sí y avanzando con estrategia coordinada [Se levantan entre los asistentes los primeros murmullos, por el momento denotan perplejidad. Se ha oído claramente un ¿Pero que dice este tío?]. Y estamos solos. La sátira española ha ido desapareciendo para dejar paso a una cosa a la que hay que referirse con la palabreja “buenismo” [El conferenciante escupe a un lado por la comisura de los labios y se pasa la manga del traje por los labios ¿o deberíamos decir los morros? Se oyen varias interjecciones y gestos de desaprobación, la primera fila ha dado un respingo]. Esto del buenismo que ha colonizado los medios de comunicación de masas y la mente de las masas es una cosa cretina, acrítica, roma y pringosa. [Crece la agitación, el personal se yergue para prestar mayor atención. El conferenciante hipa]. Don Diego de Torres es el autor del libro “Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber”, con el que el la gente decente del siglo XVIII pudo sentirse reconfortada. Pero ha pasado el tiempo, y hoy el nuevo índice de libros prohibidos funciona a pleno rendimiento, extendiéndose a las ideas. Dan el tono las tontiministras, las culibajas de cuota, zerapias, feotas, odiosas. Así que el saldo es negativo por el momento. Pero no hay que dejarse arrastrar por la ola de necedad, ni desanimarse, achicamos agua con energía y proponemos remedios. [La agitación es completa. Se ha oído un “¡decente lo será tu padre!”. Un lacayo de la fundación ha salido corriendo del auditoría para dar aviso al ayuntamiento de lo sucede. El conferenciante agita los brazos en alto para hacer callar a la gente y parece que la ola queda por un rato contenida].

El modesto propósito de esta charla, y de las que seguirán a la vista del interés que parece que suscita, no es más que presentar a la juventud despistada modelos ejemplares a los que poder asirse en momentos de zozobra. Personajes virtuosos, rectos, de integridad evidente, a veces limitada a un campo en el que su excelencia resulta obvia. A veces, como en el caso del personaje que presentamos hoy, nos limitaremos a proponer un sencillo ejemplo de prestancia física, de cuidado estético, de noble porte, que pueda servir de remedio para jóvenes descarriados (de esos que enseñan a la par el calzoncillo y la hucha de los ahorros) o desaliñados provectos (de los que seducidos por el horror contemporáneo piensan que ha llegado el momento de abandonar la corbata). [Nuevo rebrote de indignación y primeros silbidos, pero por encima de los silbidos se oyen fuertes aplausos. El fondo de la sala se ha llenado de gente de lo más atildada. Todos llevan corbatas estrictamente anudadas, trajes bien cortados, alguna chaqueta de tweed, pelo corto peinado a raya la mayoría, sombrero otros. Se ve incluso un inexplicable abrigo loden - de color verde como se sabe-. Aunque la mayoría son bastante jóvenes, todos parecen aquejados de algún problema locomotor pues cada uno de ellos, sin excepción, agarra con fuerza un grueso bastón nudoso].

[El conferenciante prosigue.]

 Una galería de personajes, en fin, que delimiten ese tipo humano, físico, estético, incluso espiritual, que admiramos, con el que nos sentimos sanamente identificados y un poco más acompañados en el cotidiano batallar con la piara social. [Nuevamente gritos y silbidos tapados por los aplausos que llegan desde el fondo de la sala y hacen volver la cabeza a las juventudes progresistas. Desde que ha empezado la conferencia saltan como grillos sobre sus asientos.]

[Se proyecta la siguiente fotografía que el conferenciante pasa a comentar de manera prolija].

Las cualidades de nuestro tipo ejemplar de hoy son evidentes. No necesitan comentario, son obvias, muchas y magníficas y saltan a la vista. Sin embargo, nos piden un esfuerzo justificativo de la elección, unas líneas. Piensa quien les habla que el despiste es mucho, mayúsculo. Muchos podrían quedar con la mandíbula descolgada contemplando la fotografía sin entender nada, con el hilillo de babeja a punto. Evitemos semejante estampa y situación tan embarazosa. Expliquemos por qué nuestro amigo, ya lo es un poco, merece figurar en esa galería de tipos escogidos en lugar preeminente. Vamos allá. [Desconcertado el auditorio por la fotografía se ha hecho el silencio, pero se masca la tensión. Se han unido al grupo del fondo dos personajes también atildados, ambos con corbata de lazo, lo que irrita especialmente a la juventud progresista e incluso a la que no lo es. Su problema locomotor debe ser, por la edad, más grave, porque sus bastones son verdaderamente gigantescos.] Continuará.

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