Para
evocar el paseo por tierras del Duero de hace unos días, por la Tordesillas
vallisoletana, por la Toro zamorana, haría falta contar, por ejemplo, con don
Alvaro Cunqueiro, que buen conocedor de aquellas tierras lo haría a las mil
maravillas, y sabría tejer la más fina de las telas literarias, con urdimbre
hecha de la evocación de todo aquél mundo visitado. En Tordesillas la curva del
Duero, los álamos de la ribera y, después de cruzado el puente, la vieja ciudad
y enseguida, ¡las Claras! Si quiere usted dárselas de entendido local diga tan
sólo ¡las Claras!, para referirse al Real Monasterio de Santa Clara, clausura
de monjas clarisas que hoy es propiedad de Patrimonio Nacional. Viven en él
todavía las Clarisas. La visita es deslumbrante. Desde sus terrazas se domina
una vista sobre el río llena de sosiego. El río que lleva siglos pasando, forma
amplísima y como gentil curva por Tordesillas, y se hace delante del monasterio
más lento y recogido. El rio, las riberas, la vega. Por allí la Virgen de la
Peña, dónde el pinar y la encina andan mezclados todavía, por allá el puente medieval
de diez altísimos ojos, por dónde durante siglos ha bajado el Toro de la Vega,
camino de la arena y del pinar. San Antolín, Santa María, Santiago, la plaza
mayor, la casa del tratado, palacios, plazas, huellas todavía muy vivas de la MVY
ILVSTRE, ANTIGVA, CORONADA, LEAL Y NOBILÍSIMA ciudad de Tordesillas que desde
hace años viene sufriendo el más atroz y miserable acoso que se pueda imaginar,
con motivo del torneo del Toro de la Vega. Si fuera necesario demostrar hasta
qué punto nuestra época se ha hecho profundamente intolerante y falsa, haciendo
plenamente suya la puritana hipocresía anglosajona, bastaría referirse al acoso
y persecución sufrido por Tordesillas, a la forma en que se ha ofendido,
perseguido, insultado y humillado a sus vecinos y con ellos a tantas otras
personas, aficionados a los toros, conocedores y defensores del torneo o
simplemente amigos de la vieja ciudad, aficionados a los festejos populares o a
un mundo distinto al que nos quieren imponer por la fuerza animalistas radicales,
violentos buenistas y medios de
comunicación, de una vacío y falta de sustancia simplemente insoportables.
Pero
si de la mano de don Álvaro quisiéramos volver al pasado, que es también
nuestro presente en la medida en que puede servirle de fundamento, evocaríamos
a los alarifes mudéjares traídos por Pedro el Cruel (o el justiciero, según) para
levantar el originario palacio. Y como no mencionar a la deslumbrante María de
Padilla, cuyo nombre por si sólo es motivo de ensoñación, inseparable del
desdichado y terrible rey Pedro. La colección de pintura del Monasterio es
riquísima. A través de las tablas flamencas llegaremos a los Reyes Católicos, a
la reina Juana y al Tratado famoso en el que los monarcas ibéricos hicieron del
mundo repartimiento. Desde aquellas alturas caemos en la Tordesillas de hoy perseguida
por los sayones e hipócritas, por gentuza innombrable de la que se hacen eco y
a la que corean unos medios de un nivel ínfimo, ante la indiferencia general.
En otros tiempos, un motín con cien palos bien repartidos habría puesto las
cosas en su sitio. Una nueva Fuenteovejuna. ¡Ganas no han faltado! ¡Que
hubieran dejado que los mozos de Tordesillas se las entendieran con la horda
taladrada antitaurina y se seguiría celebrando el torneo! Pero no, ahí ha
estado la policía, para proteger precisamente a los agresores, a los que
insultaban y escupían a la gente del pueblo, a los facinerosos de crestas de
color y taladros en narices que en una curiosa y temible inversión de valores,
son ahora a los que hay que proteger y a los que finalmente el Partido Popular
de Castilla y León ha hecho caso. No pudieron con el Toro Vega ni el Papa ni
Felipe II, tampoco lo logró el Generalísimo, en fecha más reciente. Han tenido
que ser estos tiempos tan fatuos y mediocres, de los que esta historia es un
símbolo, los que impongan la tiránica voluntad de unos (minoría o mayoría,
tanto da) a un pueblo en el que la discusión no estaba ni siquiera planteada.
Plaza Mayor de Tordesillas.
Rincón
El Río
El Duero desde Las Claras...
Portón de entrada, empedrado, parra.
El Toro.
AL PRIMER SÍNTOMA CONSULTA UN ABOGADO.
ResponderEliminarAbogacía Preventiva anticipación a problemas y conflictos legales.