Gran parte de lo que sabemos de las andanzas del
Gran Polígrafo se debe a los trabajos, ímprobos y discretos, llevados a cabo
por Calvino de Liposthey. También es sabido que, entre el gran Alcides
Bergamota y el propio Calvino, existe una sólida y honrada amistad, que de alguna
manera ha puesto cierto coto a las investigaciones del biógrafo. Bergamota no
ha transigido nunca con la publicación de su imagen y Calvino de Liposthey ha
cumplido fielmente con esa condición que le permite, a cambio, seguir espigando
en el inmenso archivo bergamotiano, depositado como se sabe en casa de Doroteo,
en Nava de Goliardos. Allí ocupa parte de un cuarto grande del ala este de la
casa. Ya se imaginan que en una choza no vive Doroteo. Pero a lo que íbamos.
Si del personaje principal no contamos sino con
algún vago principio de retrato realizado a hurtadillas con un lápiz mordido,
obra de admiradores torpes, sin embargo, de los otros personajes vinculados a
Nava y a la egregia figura tenemos alguna cosilla. Van llegando a manos de
Calvino de Liposthey lo que se supone deberían ser retratos de varios de los
personajes principales del pequeño círculo y aledaños. Nosotros, haciendo gala
de una recomendable prudencia, dudamos, en varios casos, de la autenticidad de
estas identificaciones, ya sean retratos artísticos o fotografías, que por el
contrario creemos que contribuyen sobre todo a mantener el juego del despiste, la
gallina ciega y el escondite que practican sin cesar los habitantes de Nava,
por aquello del ¡déjeme usted en paz! ¡oiga!
Con todas las salvedades y reticencias damos hoy un
par de muestras del material que nos ha llegado. El primero, de mediocre
ejecución, nos lo quieren meter de matute como retrato de Tato, cosa del todo
imposible si recuerdan ustedes quien es y cómo es Tato. Nos han pedido hasta
precio. Hemos contestado que nos lo quedamos por cuatro buenos palos que nos
dejen dar a su autor.
Con la segunda muestra entraríamos ya en el terreno
de la fotografía, tan cercano a las exhibiciones obscenas, al espionaje, ariete
para el asalto a la intimidad y burla a la civilización. Un invento nefasto. Las
que nos llegan aseguran que son tomadas a Cambises García Lardón, alias el
Zuavo, aprovechando un descuido mientras visitaba una exposición y estaba
reconcentrado. A todas luces se han utilizado artimañas de toda clase: cámaras
ocultas, teleobjetivos y demás espantos. En este caso, debemos rendirnos a la
evidencia de que puede existir cierta verosimilitud en las fotografías, y es
posible, por algunos detalles que sólo el ojo entrenado del observador más
experto podrá captar, que se trate de El Zuavo. Sin ánimo de convertir esto en
una revista de cotilleos, si nos llega material adicional, les iremos
informando.
La primera. Supuesto retrato de Tato (improbable):
A continuación El Zuavo en la exposición (más
probable acierto):
Y al final, de regalo, unos que se habían colado en la exposición, haciéndose los entendidos:
Los tres últimos tienen desde luego aspecto de ser unos canallas, sobre todo el del puro. ¿Como le han dejado entrar a la exposición con un puro si está prohibido? Los otros dos, además de canallas parecen un poco idos... Tal vez sean dos tontos sin más..
ResponderEliminar!!Además con chalina!!
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