LOS PRESUPUESTOS GENERALES

El cepogordista no quiere politizarlo todo. La política, que es importante, no debe pringarlo todo. Sin embargo, todavía no le ha vuelto la cabellera a su sitio y todo el flequillo sigue de punta, de la impresión producida por la presentación de los presupuestos generales del Estado. El único consuelo es no haber votado a esta pandilla de ceros a la izquierda, si a la izquierda: el transparante Rajoy, que no tiene sólido más que el puro que tiene el descaro de fumarse por la calle, mientras nos impide a los demás fumar en un barete; la ridícula Soraya, ridícula y engolada y atontada y casada en el Brasil; el bochornoso Guindos, ministro de ático céntrico, en fin. El gasto público aumenta, ¡¡aumenta!! Los famosos recortes son los sablazos que nos dan en el bolsillo, a los funcionarios profesionales, a los pobres de las nóminas, a través de IRPF, más retenciones para la seguridad social, IVA, IBI, multas (que no dejan de ser un impuesto más), impuestos sobre el tabaco, impuestos sobre la copilla de turno, impuestos sobre la gasolina, etc. Pero ahí sigue toda la estructura administrativa, todas las comunidades autónomas, y pidiendo dinero a mansalva, las diputaciones, los cientos de ayuntamientos inviables, los diputados nacionales y autonómicos a cientos, los concejales a miles, las televisiones públicas, las empresas públicas, los empleados públicos, etc. Y mientras tanto a la sociedad civil la esquilma este gobierno de funcionarios sin una idea propia, acomplejados, culturalmente nulos, que han comprado toda la mercancía ideológica revenida de la más rancia y repugnante izquierda de europa que es la española. Y todos a rendir un último (¡y tan sentido!) homenaje al infame Carrillo. Y los bancos españoles con un plan "B", de salida del Euro, vuelta a la Pela, y devaluación de un treinta por ciento. Y estos callando, mintiendo y esperando que con el tiempo todo se pase. Hay un problema de instituciones y de estructura como la copa de un pino, del que se da cuenta hasta el más bobo, pero esta tropa, con el registrador a la cabeza y la Soraya de intelectual, y Montoro enloquecido y con negocietes familiares en energías renovables al parecer, piensan que la viga carcomida que es clave del edificio, y que ha cedido ya, con el tiempo y cerrando los ojos, volverá a enderezarse. Estamos que fumamos en pipa, pero como es un género que trabajamos poco, encenderemos el más grande y duradero de los habanos, que desde hace tiempo, a la vista de lo anterior, nos trae de Cuba, de contrabando, la tía Enriqueta (es una tía de Tato de la que ya hablaremos otro día, con una biografía de los más encendida). La tía Enriqueta dice que no deja de ser una paradoja que Franquito acabara de levantar una clase media para que la pandilla esta de la transición se la cepille, para que cuando el gusanillo que ha dormido en la crisálida de estos cuarenta años despierte y la rompa se encuentre convertido en una mariposa con acento argentino, o venezolano, o de méjico, en la más completa ruina, pero eso sí, con un buen nivel de inglés. La tía Enriquete es que es muy literaria en sus comparaciones.

Doctor Bergamote, don Alcides.