martes, 27 de noviembre de 2018

Jacobus miles Christi (del Heraldo de Nava).


(Entre paréntesis: yo estoy contra el moro; mis abuelos de todas las ramas van hartos de probar que no tenían ni gota de sangre de moro, para poder servir a la Católica Monarquía con la espada y el navío, en el Santo Oficio y en la Orden, con el rojo lagarto en el pecho. Eso que anda de moda de los lazos de sangre y de espíritu con el moro, a mí no me toca en nada. Más de la mitad de la contextura hispánica, social e intelectual, residió durante siglos en no tener nada que ver con el moro, en darle, aún muerto, gran lanzada, y en cogiéndole vivo, Fe católica, tocino y vino tinto. Aún lo dicen por tierras que fueron frontera, y en las Américas de nuestros galaicos linajes militares: “Te he de dar Fe católica y tocino”. Así, pues, revuélquese entre las patas del caballo jacobeo el moro enturbantado.)
Alvaro Cunqueiro,
Por el camino de las peregrinaciones.
Alba Editorial, 2004, primera edición.
Citado del artículo Peregrinos a la mesa (1957).
- Y con perdón, claro.
- ¡Desde luego para mí un bálsamo, oiga!
- ¡Que me dice!
- ¡Lo que oye!
- Y al que no le guste, se le aplica la susodicha receta. Pues eso.


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