España, nación europea por mucho que digan lo contrario, no es una excepción. Por estas tierras también se practica la farsa política disfrazada de democracia.
Las gentes pensantes y algunos votantes se contentan con la monserga del mal menor y vamos tirando con eso, con el mal, que es "menor" y molesta un poco, pero (creen algunos) no mata. El aborto mata todos los días y es un tema que "repugna" y del que no se habla. ¡No nos moleste con esas cosas que se nos corta la digestión!
La vida cotidiana del español va transcurriendo de las "Fiestas" (antes Navidades) a las vacaciones (antes Semana Santa) hasta las VACACIONES (el verano, ¡dulce tiempo de tumbona y paella!) pasando por el halloween, el día del padre, el de la madre, la fiesta de la comunidad, el día de los enamorados y el día del "orgullo", no "me se olvide" esa fiesta tan querida hoy día por tirios y troyanos.
El bípedo pensante (raro) y lector (aún más raro) asiste impotente al triste y gravoso teatrillo de los políticos profesionales que se dedican a la progresía subvencionada.
Uno entra en un partido, medra, obtiene poltrona y a cambio de que predique el pensamiento único de la izquierda universal tiene garantizado un salario generoso y un amplio catálogo de prebendas, incluido el derecho al púlpito de las memeces que es en lo que se han convertido la mayor parte de los medios de comunicación.
Paradojas de la modernidad, si no fuera por lo digital aquí no se alzaría una sola voz disonante. Ni una.
Escribí hace tiempo que me entristecía ver como los medios de la jerarquía (Cope, 13TV) lejos de apoyar la buena doctrina y dar voz al pensamiento católico (que existe y de excelente calidad) se afanaban en incidir en la pésima conciencia generada en los años del palio y el brazo en alto. ¿hasta cuando seguirán haciéndose perdonar su obvio alineamiento con los únicos que no querían convertirlos en mártires?
La Europa oficial, que es la madre de todos los teatrillos siniestros, tiembla ante la posibilidad de que gane en Francia el Frente Nacional.
Macron es el delfín que garantiza la continuidad del teatrillo. Le Pen no es Juana de Arco, sino el resultado de una sociedad que revienta por los cuatro costados.
Lo triste es que Francia haya quedado reducida a Macron y Le Pen. Pero no nos agitemos demasiado, ha pasado otras veces. Recuerden que Francia estuvo partida en dos y que ha sido tierra asolada por guerras y revoluciones. Los nobles y burgueses que aplaudían el fin del antiguo régimen están hoy representados por la masa amorfa que avala el triste y gravoso teatrillo.
Si tenemos gambas y cañero de birra fría ¿de qué nos quejamos?
Si nos pagan las clases municipales de pilates y el viaje del Imserso ¿de qué nos quejamos?
Si podemos liarnos hoy con la vecina y mañana con su hijo y pasado con la abuela a la que toda la vida conocimos como Paco "el bastones" ¿de qué nos quejamos?
Si podemos divorciarnos express y cagarnos de palabra y obra en todos los símbolos y esencias de la olvidada Patria ¿de que nos quejamos?
Si tenemos (por fin) una "reina" plebeya y progre ¿de que nos quejamos?
Etcétera...
El triunfo del pensamiento único es hoy día total.
Las disidencias (incluida la mía) son eso, disidencias.
En la URSS al disidente le pegaban un tiro o lo mandaban a Siberia a purgar sus males. En la China con la que todo el orbe hace negocio el disidente es un candidato a la caja de pino o a la húmeda celda junto al río Ling-Po. El pabellón de jade es ahora el pabellón de titanio y la silla de mano del mandarín se fabrica en Reino Unido, Italia o Alemania. A modernos no les gana nadie, pero disidentes no, eso no se puede tolerar.
Si el nuevo Frente Popular llegara al poder, volvería la burra al trigo y comenzarían las purgas y los juicios sumarísimos. Los productores del teatrillo se creen que a ellos no les iban a tocar ni el pelo ni la dehesa, pero están en un craso error, serían de los primeros en ir de cabeza a la trituradora coronada por la siniestra palabra "pueblo".
El pensamiento único de la izquierda no ha perdido su raíz totalitaria. Al final la cuestión consiste en hacerse con el poder para mandar, decidir, controlar y purgar el alma de los que se resistan a convertirse en siervos de la república del pueblo.
Mientras, cada día se ofrece la función del teatrillo. Un teatrillo caro, muy caro que, claro está, solo pagamos unos cuantos, para eso estamos, para pagar y callar la boca.
Me parece bien desahogarse, pero análisis poco y luego, encima, por lo que se ve ¡ a los toros! Mucho cabreo sin justificar y luego ... De fiesta.
ResponderEliminarhttp://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com.es/2017/05/dos-mujeres.html?m=1
ResponderEliminarhttp://salmonetesyanonosquedan.blogspot.fr/2017/05/azucar.html
ResponderEliminar¿¿Y bien?? ¿Propuestas? Democracia orgánica, Franco, vuelta al antiguo régimen, sociedad estatal? Y quien va a mandar, tu por ejemplo? Un poco se seriedad.
ResponderEliminarYa veo así que la solución es irse a los toros... Muy bien, muy bien.
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