Se ha aceptado como un principio indiscutible la falacia de que hoy día vivimos en un régimen de absoluta libertad como hasta ahora nunca habíamos conocido.
Los mismos mentecatos que se creen esa falacia (muchos de los que la propagan no se lo creen por la sencilla razón de que saben que es falso y se prestan a la difusión de esa mentira por puro interés dogmático y crematístico) repiten , cacareando como gallinas cluecas, que desde que España "es europea" y "moderna" en este país por fin se puede vivir en libertad.
Podría poner innumerables ejemplos que demuestran la falsedad de esos asertos. No diré nada acerca de la europeidad histórica de España o de la modernidad...en fin no quiero aburrir al amable lector desmontando memeces propias de gente que no solo no lee o lee poco y no entiende sino que no quiere entender porque, en el fondo, hay mucha revancha social e intelectual, mucho complejo de inferioridad y mucho mierda que ha pisado alfombra y se le han atragantado los tratamientos y las prebendas.
Centrándome en la refutación de lo que podemos llamar "la sociedad de la libertad ilimitada" (que suena a cuento chino como el Pabellón de la Bondad Infinita o El jardín del placer inenarrable) voy a compartir un pequeño ejemplo, una anécdota minúscula, una nadería comparada con otros ejemplos que podría poner de reducción cuando no eliminación de la libertad y el libre albedrío. Una anécdota que, por cierto, está íntimamente vinculada a este movimiento de auténtica libertad que es el cepogordismo.
Hace años, no muchos, un grupo de amigos y conocidos se reunía en torno a una tertulia bimensual en la que se adquirían cigarros habanos, se hablaba de tabaco, de toros, de política, de literatura y de todo lo que a cada uno de los contertulios le daba la santa gana.
Esa tertulia, reunida en torno al Círculo del Humo Azul, auténtico convento de libertad, sin estatutos ni alta en registro alguno y en la que el mérito personal carecía por completo de relevancia, se reunía en un amable y espacioso local abierto al público dónde tras el reparto de la compra cigarrera se procedía a consumir un modesto menú a base de raciones y vino tinto y posteriormente se fumaba un cigarro con una copa hasta que la tertulia se daba por concluida.
Los tertulianos, circulistas e invitados, eran de personalidad, origen y orientación política heterogénea:conservadores, liberales, socialistas, tradicionalistas, ácratas, poetas-anarquistas, todos los planteamientos estaban permitidos y eran acogidos con ecuanimidad, salvo dos, los de los liberticidas, ingenieros sociales y forjadores de voluntades y almas y los del odio a España.
La vida de esta tertulia fue perdiendo pulso gracias a la acción liberticida de los poderes públicos en su ejercicio de pastores de almas, de conductores de la vida privada, de violadores de la libertad individual y del libre albedrío.
Primero fue el incremento continuo y desmesurado del precio de las labores.
Gracias a la siniestra decisión del Gobierno Aznar que privatizando Tabacalera regaló por cuatro monedas de plata un enorme pedazo de la Historia de España y malbarató la sangre, el sudor y las lágrimas de millones de españoles amortizado en el capital de esa santa y noble empresa, comenzó el principio del fin para el fumador tradicional en España.
Tras la unión con Seita, la creación de Altadis y ya ultimamente la venta del negocio a la Imperial Tobacco, la calidad, precio y variedad de las labores habanas no ha hecho sino empeorar.
Para que los memos se enteren de cómo son las cosas, copio literalmente el texto que en su sección de historia, dedica la página de Imperial Tobacco a la adquisición de la 5 veces centenaria Tabacalera, empresa depositaria de un patrimonio material y cultural de imposible valoración (la negrita es mía):
In April 2007 Imperial entered the profitable USA tobacco market through the acquisition of Commonwealth Brands, the fourth largest cigarette manufacturer in the country.
This was followed in January 2008 by the acquisition of Altadis, the world's fifth largest cigarette manufacturer, owner of the iconic Gauloises cigarette brand, and the world leader in cigars.
Esto es lo que merece la Tabacalera privatizada y unida a la enana francesa Seita, tres líneas...pobre España.
Hace años, no muchos, en España un cigarro lo fumaba el portero, el oficinista, el notario del primero y el grande de España del principal. Se vendían cigarros sueltos en el fútbol, los toros, los frontones, las verbenas. Se fumaban y regalaban cigarros en las bodas, los bautizos, las comuniones, las puestas de largo, los ingresos en las academias militares, las despedidas de soltero, las tomas de posesión y hasta en los funerales. El cigarro se regalaba al secretario del juzgado y al manijero, al mozo de cuadra y al juez de paz, al guardia civil y al peón caminero.
El concepto de cigarro "premium" era desconocido e incomprensible.
Cigarros los había buenos y malos, más baratos y más caros, fabricados a máquina o hechos a mano, españoles, filipinos o cubanos..pero no "premium".
Alfonso XIII fumaba Maria Guerrero igual que un torero o un secretario de ayuntamiento. Un general de artillería se fumaba una Faria en el cafetín de oficiales, mientras un teniente de caballería sevillano encendía un lonsdale de Partagás después de haber ofrecido a la concurrencia, tirando de petaca repujada, de cuero viejo que había hecho la guerra de África con su abuelo. Eso era democracia y libertad, lo demás, humo y falsedad.
Así que a medida que subió el precio del cigarro y los impuestos del tabaco, las compras del Círculo menguaron y las tertulias se espaciaron.
El Círculo estaba formado exclusivamente por profesionales y asalariados; abogados, médicos, pequeños empresarios, ejecutivos.... todos los partícipes se ganaban la vida honradamente y pagaban sus impuestos, no había políticos ni sindicalistas ni enchufados de gobierno ni institución pública alguna, por ende su renta provenía del trabajo y sus gastos eran los normales de un padre de familia, de un español normal que no puede costearse cigarros de 10, 15 o 20 euros.
La puntilla fue otro liberticidio, en éste caso promovido desde el gobierno socialista, masónico y gnóstico de Rodriguez Zapatero. ZP y sus ministras del hot yoga, la dieta de la alcachofa y la portada de revista, prohibieron fumar en bares y restaurantes.
Ese fue el momento en el que la tertulia dejó de existir. La tertulia se basaba en comprar tabacos, fumarlos juntos y hacerlo en un lugar público donde cualquiera pudiera participar con libertad y comodidad. Se acabó.
Los prescriptores de la vida privada, los curas-de-almas del socialismo, velando por la salud del contribuyente, prohibieron fumar, pese a que yo he visto con mis propios ojos una concentración de jerifaltes de ese partido fumando Montecristos en el mismo lugar dónde se reunía la tertulia.
Pasan los años, y llegó Mariano al poder por mor de una mayoría absoluta. Mariano, empedernido fumador de Lusitanias, que en público y privado había insinuado que cambiaría la ley para volver al sentido común anterior dejando que los locales abiertos al público habilitaran zonas de fumadores. Pues no, señores, Mariano en ésta, como en tantas otras cosas no ha cumplido lo prometido, eso si el es "muy serio" y fuma sus Partagás en la Moncloa cuando le viene en gana que para eso es presidente, un "ser superior" y el si tiene derecho a fumar puros, y por supuesto, "premium".
La muerte de la tertulia del Círculo del Humo Azul no pasa de ser una anécdota más de las muchas vinculadas al liberticido que venimos sufriendo desde hace décadas, una ínfima mácula en la montaña de lodo que nos aplasta, pero es un ejemplo de como los poderes públicos monopolizados por los enemigos de la libertad acaba cercenando la libertad individual y dejando, de paso, sin negocio a estancos y restaurantes que han visto como los clientes huían y las tertulias desaparecían.
Cuando se dice que vivimos hoy una libertad nunca vista no es cierto, nuestra humilde tertulia podría haber existido sin mayores problemas desde Fernando VII y hubiera podido celebrarse durante periodos de monarquía,dictadura, república, franquismo, restauración juancarlista....y a partir de entonces, con las nuevas promesas de libertad llega el periodo oscuro de la cura de almas laica, de substitución de Dios por el Pueblo Soberano, que no es sino un remedo laico que permite al que manda hacer lo que quiere con el dinero de unos mentecatos que, mientras tanto, aplauden, babean y se hacen fotos con el heredero y la periodista.
El estanco "otrora proveedor del Círculo"
Mire querido amigo. Resígnese. Ha pasado usted como los demás a siervo de la gleba. Para sobrevivir hay que abrazar la clandestinidad, la evasión fiscal, el disimulo y el secreto.
ResponderEliminar