Por no tener, ya no tenemos ni a García Serrano ni a Palomino ni a Vizcaíno Casas para que novelen con ironía y agudeza las rarezas de ésta España incomprensible e incomprendida. Se echa de menos ese género literario que en otras partes se cultiva con asiduidad y que aquí hemos perdido por aquello de la corrección política.
La masa plumífera airea su cabreo con Gallardón porque su proyecto de Ley de Enjuiciamiento Criminal supone un ataque a la libertad de información. Yo no he visto semejante proyecto (gente que si conoce algo me comenta que es un espanto, cosa que viniendo de dónde viene no me extraña demasiado) y a mi, la verdad la cosa me hace gracia.
Vaya por delante que cuando me refiero a medios, hablo de las "marcas" y sus periodistas afiliados y que ésto es válido para cualquier formato de difusión; prensa escrita y digital, radio y televisión.
Los medios españoles se caracterizan por practicar el banderismo y cercenar la libertad de expresión. Aquí no publica/habla nadie que no esté en el pesebre correspondiente y las opiniones independientes sólo se admiten si vienen de instancias intocables y aún así con todas las trabas y reparos posibles. Estos mismos medios-maquinas de censurar ponen ahora el grito en el cielo porque aparentemente se van a tratar de impedir los salideros que horadan las cañerías de la justicia.
A mi juicio el debate no está en que el gobierno trate de amordazar a la prensa, cosa que dudo ya que éste gobierno no es capaz de amordazar ni al gato, sino en otro plano bien distinto y es que los medios se han acostumbrado a airear los asuntos que les parecen oportunos sean o no de interés nacional y causen o no daños a terceras personas.
Los medios son los arietes que emplea cada bando político-económico-de poder para arrearle al contrario en todos los cuernos o para amedrentar al díscolo, al protestante, al héroe anónimo que quiere ser independiente y no convertirse en un chupa-culos-consumista-mudo-pero-sonriente.
Antes de reclamar que no les amordacen, lo que deberían hacer los medios es reflexionar, si pueden y quieren acerca de lo que están haciendo.
Resulta lamentable y criticable que las partes de un procedimiento se enteren de lo que sucede en el mismo a través de la prensa. Aquí la responsabilidad es compartida entre los profesionales de la justicia y los medios. A unos se les debería sancionar duramente por filtrar información de sumarios e investigaciones, a los otros se les debería de exigir un poco más de profesionalidad, seriedad y criterio antes de dar pábulo a informaciones filtradas.
Una cosa es el periodismo de investigación y otra cosa muy distinta la filtración interesada e indiscriminada de informaciones que sacadas de su contexto pueden conducir a la lesión de intereses personales.
¡Cuantas veces se han publicado nombres de personas sin conexión alguna con el hecho delictivo cuya reputación ha quedado manchada! ¿Quién repara eso? ¿Como? unas meras líneas en un rinconcito de la edición que nadie lee.
Lo que deberían de hacer los medios, en vez de exteriorizar su supuesto cabreo para con Gallardón y Mariano (los pobres son dos obedientes servidores de la corrección política más exquisita) es llevar a cabo una profunda reflexión acerca de su función y el papel que están jugando en la sociedad.
Salvo honrosas excepciones, la mayor parte de los medios se dedican a propalar las ideas más siniestras, las opiniones más desviadas, la bajeza más lamentable. Dan espacio y cobijo a lo más degenerado de la sociedad y son incapaces de dar tres líneas a nadie que esté "al otro lado" de la corrección que marca su tribu, la que sea.
Por si fuera poco su nivel como artefacto intelectual ha caído tanto que lo que explican ya no interesa ni a las criaturas pre-edípicas. Los mismos argumentos y los mismos argumentadores se recuecen día a día en una gigantesca marmita de mediocridad. Han sellado herméticamente puertas y ventanas para que no entre una sola ráfaga de aire fresco no sea que vayan a darse cuenta de que huele a podrido.
Otro aspecto lamentable es la horrible opinión que deben tener del pueblo español y de sus lectores/oyentes/espectadores. Cada día aumenta más el espacio destinado al chisme, al tráfico de curiosidades inguinales, a la propagación de aberraciones conductivas, al aplauso de lo hortera, lo feo y lo humanamente más bajo.
No puede ser verdad que al lector español de hoy día sólo le interese la basura, más bien creo que son los medios los que están sumidos en tal crisis de identidad que son incapaces de darse cuenta que su mundo no es el mundo, por eso cada día venden menos.
Me consta que hay muchos intereses detrás de esa cloaca,la mayor parte inconfesables.Intereses de los que los propios medios no dicen ni mu, aunque serían dignos de una primera plana.
No espero que los medios hagan la reflexión que sugiero, soy un poco tonto pero no tanto, lo que si espero es que el pueblo que lee y piensa los vaya expulsando de sus preferencias y que poco a poco su crisis les obligue a mejorar ofreciendo los contenidos que la gente si merece y necesita y dando paso a quién tiene algo que decir y no a repetidores del guión pre-establecido de esta arcadia postmoderna.
Sanglier.
Pero Sanglier, querido amigo, no, no, muy mal, querido, muy mal. ¿Se dio un golpe en el balero? ¿Le golpió algún malevo? No mirá, no Sanglier. ¿Pero en qué mundo vivís? ¿Qué es esta pendejada de pedir honradez, ética, rectitud a la gente? ¡Y a un periodista! Sanglier, de veras, no sea latoso. Para estas simplezas no se arremangue la camisa ni se ponga los manguitos. Vos sos un exquisito Sangli, no querés mancharte las manos, estás teñido de un idealismo mantecoso e indigerible que te incapacita para una crítica razonable en materia política, pues la crítica debe basarse en un conocimiento al menos aproximado de la realidad sobre la que quiere tratar. Mirá Sangli, los políticos, la prensa, los jueces, los agentes de la vida pública, en líneas generales son basura, plumíferos corruptos muchos de ellos. Pero hay excepciones Sangli, hay gente honrada, dura, tenaz. Y si esa gente honrada dispone de un sistema sobre el que poder apoyarse, que funcione, unos pocos, esos pocos honrados, pueden enderezar las cosas. Ya sabes vos, además, la cosa de la división de poderes: con el poder dividido, los corruptos se devoran entre sí. Por eso, Sangli, no se pierda en vanos, en pueriles idealismos: no permita que cuenten con su apoyo para concentrar poderes, no se convierta por cantaletas y pataletas en seguidor involuntario de la horrible Cristina Kitchner, que quiere destruir Clarín, aquí en la Argentina. No señor, defienda la división de poderes, defienda el cuarto poder para que las hienas se devoren entre sí y haya una oportunidad para el ciudadano honrado que labura sin tregua. Abrí los ojos, bajá de la nube Sanglier, no jodás. Y perdoná este voseo inclemente. Cosas de la red.
ResponderEliminarPuedo decirle que no me interesa nada su blog, pero mucho menos me interesa la libertad de prensa. Es algo de lo que hace mucho hemos prescindido por aquí en Catalunya y nos va mucho mejor. Por lo menos a mi y a los míos. Mire Sanglier, criatura del bosque, siga trabajando que yo tengo que cobrar muchos impuestos para mantener a la familia, la casa de Llavaneras, la masía para el fin de semana, los viajes pijos al extranjero y demás ya sabe. Y además, me fumo de vez en cuando un buen cigarro que están por las nubes. Me voy a cenar a sitio caro con la Dolors.
ResponderEliminarTenga uste cuidao señor independentista con los gastos y el despendole a ver si va a tener que poner a Dolors a trabajar en una sauna de esas que tanto abundan en su desarrollado paraiso
EliminarNo le falta razón en parte, sobre todo en lo de revisar los medios su propio papel en todo este tinglado que se derrumba. Bien visto.
ResponderEliminarEste cepogordista, un poco inquieto, sólo puede acudir a don Camilo para resolver el misterio de nuestro seguido catalán o supuestamente catalán. Podría tratarse de don Desiderio Papús Garriga, protagonista de un cuento de don Camilo titulado el Hacendista. Veamos:
ResponderEliminar“Don Desiderio Papús Garriga, cabeza visible de familia numerosa, se había pasado la existencia tratándole de buscar una raíz científica al hecho — sucesivo e inexplicable — de llegar todos los meses a fin de mes.”
Nos dice el autor que “su señora, doña Eleuteria Cotobás de Papús” era “igual que un asno sólo que menos fuerte.” Uno piensa que tal vez le pase esto a nuestro comentarista, que sea igual que un asno pero menos fuerte.
Lo del amigo del río de la Plata es otro asunto. Además se explica un poco mejor