NOTA URGENTE DE LA REDACCIÓN:
Queridos Circulistas, queridos cepogordistas, queridos lectores y colaboradores:
La gravedad de lo acontecido nos obliga a recordad una norma básica para contribuir a esta modesta pero honrada gacetilla:
Recordamos a ustedes que las contribuciones deben ser originales, y como suele ser costumbre es necesario que el autor cite las fuentes de las que bebe cuando incorpore ideas o pasajes de otros autores a los que debe nombrar. Todos sabemos que no hay sino tradición o plagio. Cepo Gordo se inclina sin fisuras por la primera. Por eso, ante las aportaciones de uno de nuestros colaboradores, sin duda aquejado de algún trastorno pasajero, ha cundido de nuevo la alarma en la Redacción. Seremos discretos y no daremos nombres. No señalaremos con el dedo que es de mala educación. Todos tenemos nuestras debilidades, es cierto, pero es necesario informales de que, una vez más, la Redacción se ha visto obligada a rechazar varios textos firmados por un Circulista que en plena paranoia literaria ha enviado como propios textos de varios moralistas franceses, unos párrafos de Gracián (no breves por cierto), la primera página de La Regenta (La heroica ciudad dormía la siesta, etc.), seis páginas calcadas de las memorias del marqués de Bradomín (rebautizado Celemín para despistar), y hasta unas páginas de ¡¡Colette!! y ¡dos recetas de la Maquesa de Parabere!
Afortunadamente la Redacción está alerta y no le cuelan una. Pero esta alucinada chifladura empieza a producir los primeros perjuicios: Uno de los redactores, ante la sorpresa y el enfado, al fruncir la nariz dejo caer los quevedos al suelo y se le han hecho añicos. Otro dijo que no había visto nada igual desde que “en tiempos de Papá…” y la perorata fue de hora y cuarto, hubo que asistir al resto. Toda paciencia tiene un límite. Queda advertido el insensato.
La Redacción.
¡¡Cuánto golferío!!
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