lunes, 14 de noviembre de 2011

El segundo número - una de toros.


De como el toro se hace torero

Los asiduos a los festejos taurinos hemos asistido desde hace unos años, como indican fielmente las encuestas, a un declive apabullante en la calidad de dicho arte, ¿porqué?, nadie tiene la respuesta. Unos dicen que es porque los toreros ya solo piensan en el dinero y han perdido la “fe” en la fiesta, tomándose tan magna representación como si fuese una función de un espectáculo más. Sinceramente no creo que les falte algo de razón, efectivamente los toros no son un espectáculo mas, no solo se trata de una fiesta lúdica, se trata en definitiva de un duelo, sobre el que planea permanentemente la muerte, entre la fuerza bruta y la inteligencia del ser humano, es una confirmación y al mismo tiempo explicación  del porque el ser humano, ha podido moldear a su antojo este planeta en el que vivimos, poniéndose por encima del resto de los habitantes de este mundo, creando una sociedad de convivencia y desarrollo, en definitiva, superándose como simple ser vivo y convirtiéndose en ese “algo mas”. La fiesta de los toros nos lo recuerda, nos recuerda como no es necesario poseer la fuerza para poseer el dominio y el control. Con un simple “trapito” somos capaces de domar y conducir la fuerza bruta y acabar venciéndola. Todo ello engalanado de una estética, pulida por los años y las generaciones, que hacen de este espectáculo algo único, único por su belleza, inteligencia y riesgo.

Pues bien todo ello esta paulatinamente siendo dejado de lado, ¿porqué?, pues porque en ese combate desigual, en el que la inteligencia vence a la fuerza como he dicho anteriormente, ese combate dominado por el hombre, esta siendo poco a poco dominado por el animal, no porque estos hayan ganado en casta, todo lo contrario desafortunadamente, sino porque el hombre esta perdiendo la batalla de los conceptos, de el porqué debe existir esta fiesta. La necesidad de la fiesta taurina no es únicamente la diversión, si no el seguir demostrando que el hombre es capaz de conducir los destinos del mundo, es capaz de invertir el orden establecido, haciendo que 600kgs de carne a toda velocidad se pasen por donde El quiere, vayan donde El quiere y hagan lo que El quiere.

Si dejamos que el toro se haga torero, la fiesta taurina perderá su sentido, perderá su concepto del que he hablado y que la ha hecho tan única, no hay otros ejemplos en el mundo en el que vivimos de esta cualidad humana. Si el hombre pierde esta batalla al toro, esta perdiendo la batalla por si mismo, por sus valores, valores de valentía, inteligencia y  belleza, todos ellos integrados en este arte.

No dejemos que el toro se haga torero dejando decaer este maravilloso ejemplo de superación, si perdemos esta batalla nos habremos quedado sin algo fundamental en la esencia del ser humano, la victoria de la inteligencia.

Doc

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