jueves, 1 de septiembre de 2022

Nota de los diarios de Alcides Bergamota Elgrande. Época de hierro. Cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.

Mientras cojo un vaso de agua en el pasillo oficinesco oigo lo que dice una chica relativamente joven, empleada de por aquí, que habla por el móvil sin recatarse. Utiliza dos nombres femeninos, algo así como Marina y Luz. A las dos asocia la bonita expresión “dar por el culo…”. Parece que podría tratarse de dos niñas a las que hay que dejar con alguien en estos días veraniegos tan odiosamente complicados. Dice la tipeja: - Si te dejo con Marina, pfff, da mucho por c… En cambio, Luz no es porculera. Utiliza la expresión con toda naturalidad, sin bajar la voz, como algo absolutamente habitual. Debe de ser prima carnal de la tiorra que en el tren exhibía muslazos que restregaba contra la tapicería del asiento. Además, iba descalza, con una pierna recogida, cruzada bajo el muslo de la otra, lo que le permitía irse tocando el pie todo el rato, con mirada ensimismada. ¡Menuda familia! Estamos en un punto en que la gente no es más sucia ni más chusma porque no le dejan, pero supongo que bastaría un pequeño impulso de nada para dar el siguiente paso que prefiero no imaginar. 

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