Boceto para relatillo al estilo ruso del siglo XIX: Arcadio Melón
viaja a otra ciudad para un proceso judicial y por primera vez vestir la toga.
Rico palacio de justicia aunque la ciudad es de madera, restaurante en la
planta baja (para que agradecidos los jueces no encarcelen). Por su falta de
pericia y sus ganas de hacer bien las cosas, queriendo llegar puntual se cuela por
las puertas del palacio de justicia aprovechando la ausencia del portero que
nunca está en su puesto. Antes de que abran, las broncas; subida y bajada a por
las togas, puertas cerradas, el juez no llegará a la hora prevista (comentarios
insidiosos sobre sus juergas); encuentro con el abogado de la parte contraria,
vertido de insidias; ante el secretario: la toga no hará falta, Arcadio
Polidoro intenta guardarla en el bolsillo del pantalón, se azora. La toga es
inmensa y el bolsillo pequeño, la toga está sudada, la escena es absurda, del
bolsillo del pantalón de Arcadio Polidoro asoma la toga como una negra nube,
como una siniestra bata. El abogado contrario se ríe, con risita conejil. Al
secretario del juzgado se le hinchan las venas y quiere poner de patitas en la
calle a Polidoro. Pero Polidoro ha perdido el conocimiento, víctima de la
timidez, de la congoja, del azoramiento, del pánico, su organismo ha cedido.
Yace desmayado en medio de la sala de audiencias. ¡Es un escándalo! dice el
abogado contrario ¡Es un borrachín descarado!
Muy bueno y muy fino. A ver si lo desarrollas. Excelente el asunto de la toga y los sofocos. Yo también me sofoco. Una admiradora. Margarita X.
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