Varia de pipismo.
Entre las cartas recibidas animándonos a volver a distribuir Cepo
alguna contenía sugerencias de posibles temáticas cepogordistas. Una de ellas
quería algo así como historias de una pipita cerda. Esto es intolerable, y como
es lógico la carta con tan fea sugerencia ha ido a parar al tacho, al cubo de
la basura vamos. Sin embargo la cuestión pipista, a secas, siempre es sugerente
y damos a continuación algún material selecto, y tabién disperso, aprovechando que con la llegada
del otoño, la pipa parece recuperar un lugar más natural, más sereno, entre los
hábitos del fumador. Empezamos.
Pipa antigua.
La carga de caballería que decidió la batalla de Rossbach dio comienzo
con un gesto ciertamente teatral, a la par que simbólico. El general prusiano
Seydlitz para dar la señal de lanzarse al galope lanzó su pipa encendida al
aire. No hizo falta más. El gesto podría glosarse largamente. Imaginemos al
soldado fumando a caballo, en silencio, esperando el momento. Detrás de él, los
regimientos formados esperando la orden que no ha de tardar. Es noviembre y
hace frío. Las volutas de humo blanquecino apenas se distinguen sobre el cielo lechoso
de aquél día y el olor del tabaco se mezcla con el de los animales inquietos. Etcétera. Era el año de 1757. Sin necesidad de extenderse, no hay
duda de que llega sin dificultad al corazón de todo cigarropipista. Damos a
continuación dos imágenes del célebre momento, tomadas del óleo pintado por el
pintor romántico Anton von Werner.
Más cercano a nosotros, y desde luego no se trata de un terrible prusiano, el escritor
John Le Carré enciende su pipa, de lado.
Colección particular.
A continuación, bonitos dibujos alusivos al arte del fumeque pipista, cedidos graciosamente por un coleccionista que nos pide que no divulguemos su nombre. Le preocupa que intenten robarle, hay mucho apache suelto.
Honoré.
A continuación, bonitos dibujos alusivos al arte del fumeque pipista, cedidos graciosamente por un coleccionista que nos pide que no divulguemos su nombre. Le preocupa que intenten robarle, hay mucho apache suelto.
Honoré.
Lobo de mar.
Para finalizar un pipista de la Armada, que podrán ver ustedes si se
acercan a nuestro Museo de la Marina. Me indican que hay uno parecido en la
sala de la Marina del castillo de Moulinsart.
- Aunque el calor no se va, lo cierto es que ya está aquí la luz del otoño.
- ¡Pero hombre! ¡Por favor! Califique hombre, califique. Diga por ejemplo: ya está aquí la suave luz otoñal, la dulzura otoñal que todavía…
- Gilipollas. Ya está calificado.
Los fumadores de María te despreciamos.
ResponderEliminar