El Mopas no es otro que Guy de Maupassant, francés de Normandía, cazador, piragüista, aficionado al esgrima y al tiro con pistola, funcionario del ministerio de la marina y sobre todo escritor. Los cepogordistas le conocen sencilla y familiarmente como Mopas, o El Mopas. De la misma forma que se permiten tratar con cortés y educada familiaridad al más grande, al querido Pepe Queiroz, que no es otro que José María Eça de Queiroz. Los cepogordistas son así de confianzudos, pero todo dentro de un orden, y siempre con la nube de humo de por medio, que impone una distancia ligera, azulona y apenas perceptible, pero suficiente.
-¿Que estás leyendo? le pregunta un cepogordista a otro.
El aludido sujeta el cigarro con los dedos índice y corazón de la mano derecha, expele el humo del cigarro, y entornando los ojos contesta:
- Una genialidad del Mopas, una más.
Mopas es fuera de serie, uno más. Asombroso, variado, acerado, sentimental, duro, sensible, terrorífico, y gran conocedor de hombres y mujeres, sin que junto a lo más tenebroso falte nunca el sentido del humor, la belleza, la más delicada sensibilidad.
Recordamos al leer al gran Mopas al gran amigo que al hablarnos del escritor, con la mirada encendida y en muy breves palabras, nos lo volvió a poner en mente. Y de ahí a su lectura unos días.
Y como botón de muestra, el extraordinario principio de uno de sus extraordinarios relatos, titulado Palabras de amor.
Dimanche.
Mon gros coq chéri,Tu ne m'écris pas, je ne te vois plus, tu ne viens jamais. Tu as donc cessé de m'aimer ? Pourquoi ? Qu'ai-je fait ? Dis-le-moi, je t'en supplie, mon cher amour ! Moi je t'aime tant, tant, tant ! Je voudrais t'avoir toujours près de moi, et t'embrasser tout le jour, en te donnant, ô mon coeur, mon chat aimé, tous les noms tendres qui me viendraient à la pensée. Je t'adore, je t'adore, je t'adore, ô mon beau coq.
Ta poulette,
SOPHIE
El Mopas es un genio. Si yo fuera el Gros Coq caería rendido de inmediato a los pies de la poulette Sophie.
ResponderEliminarEl cuento en su conjunto supera la carta inicial, porque lo que ocurre en realidad es que al protagonista le molesta un poco el apodo, y en general que su contraria hable, porque considera que lo que dice (estilo gros coq y poulette) no está a la altura de su físico ardiente y que es mejor que calle y evita llamarle, en pleno ardor, cosas como "mon lapin" y demás. En fin, fantástico cuento. El pobre Mopas acabó mal de la chaveta, la sífilis y la genética familiar se aliaron contra el.
ResponderEliminar