El
historiador de origen granadino Roberto Villa García acaba de publicar en la
editorial Espasa el libro titulado “1917. El Estado catalán y el soviet
español”.
De
la entrevista con el autor que publica el medio digital Todo Literatura
(https://www.todoliteratura.es/) destacamos lo siguiente:
“Realmente
lo que se ha publicado sobre la revolución española de 1917 era desenfocado,
incompleto y fragmentario. Cuando te acercas a aquellos acontecimientos, te das
cuenta de que no se conocen con el detalle con el que conocemos, por ejemplo,
lo sucedido de 1931 en adelante. Sólo sabemos generalidades y no pocos hechos
han sido sometidos a tergiversaciones partidistas”, sostiene Roberto Villa
García. En su opinión “la encrucijada actual que se nos plantea a los
historiadores es si volvemos a las fuentes para establecer con precisión hechos
y procesos, con la aspiración de conocer qué sucedió en realidad, o si vamos a
conformarnos con los relatos y las narrativas, esto es, si vamos a permitir que
la historia de nuestro siglo XX sirva sólo para fabricar una Memoria oficial y,
a través de ella, una coartada para legitimar determinadas causas políticas del
presente.”
Realmente,
el historiador en su contestación nos da la clave de como enfocar las cosas,
tanto para quien quiera dedicarse a la historia profesional o simplemente
acercarse a ella como lector.
El
autor de la entrevista es Javier Velasco Oliaga. Puede leerse completa en https://www.todoliteratura.es/noticia/54541/entrevistas/entrevista-a-roberto-villa-garcia:-hasta-la-publicacion-de-este-libro-no-se-conocia-lo-que-sucedio-en-nuestra-revolucion-de-1917.html.
Un
ejemplo extremo para ilustrar lo anterior sería el de las famosas fotos de
Stalin. Como es sabido, Stalin ordenaba que se retocaran las fotografías en las
que aparecía para eliminar de ellas a los colaboradores que habían caído en
desgracia o a los que había mandado asesinar. El ministerio de la verdad de
1984 de Orwell actuaría de la misma forma. Pues bien, el álbum de fotografías retocadas
de Stalin en su conjunto constituye un relato. Sin embargo, la realidad, los
hechos, estarían en las fotos sin retocar, tal y como las tomó el fotógrafo.En
las conversaciones sobre historia entre aficionados y en muchos de los libros
escritos por divulgadores o por sesudos historiadores resulta asombroso ver
como predomina el relato. Se prescinde de los hechos que sean necesarios para
encajar el relato en el propósito buscado, desaparecen perspectiva, matices,
hechos. La historia comparada es por supuesto inexistente. Esto sucede a veces
por pura ignorancia. Por ejemplo, cuando se dice que España es un mosaico de
naciones y esto se afirma apoyándose en la existencia de algunas lenguas
regionales, como si estas lenguas no existieran en el resto de Europa. El que
esto afirma simplemente no sabe, no es consciente o no recuerda que, en Italia,
Alemania, Reino Unido e incluso Francia con otros matices, las lenguas
regionales son más numerosas que en España, tienen más vigor y hasta hace poco
faltaba un idioma común como el español, papel asumido por el alto alemán o el
toscano cuyo uso se generaliza y estandariza sobre todo a partir del siglo XIX.
En otros casos, no se trata de ignorancia sino de mala fe, sectarismo o
servicio a una causa ideológica (no la llamemos política) o monetaria. Ambas
suelen ir de la mano.