lunes, 2 de mayo de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
FUGA LENTA. Juan Martínez de las Rivas. Editorial Acantilado.
No
hay duda de que llevamos una vida poliédrica, seguramente inarmónica, aunque
sin llegar al estado patológico. Por un lado el correteo. Por otro lado ese sin
fin de cosas tan apretadas en el tiempo que consideramos nuestro. Esa apretura
acaba por contagiarlas del correteo de la otra vida, que se insinúa también en
la de aquí, en la de hora. Sibilinamente, la vida de allí nos cuela en la de
aquí el desorden. La curiosidad y las ganas pueden más que las fuerzas y el
tiempo. ¿O tal vez es el tiempo el que a todos derrota? Seguramente sea así,
jugando con nosotros al ratón y al gato. Lo hace mutando, alargándose y
acortándose cada vez más, y disimulando que se acorta, que se escapa como la
arena entre los dedos. Oiga eso de la arena entre los dedos está muy visto ya.
En mi pueblo no hay arena, sólo unos cantos rodados que para que le cuento. Por
mucho que abra los dedos no pasan. No divague. Pues bien, entre ese desorden se
coló hace unos días todo un libro. ¿Es que es el primero? ¿Es que hacía mucho
que no leíamos un buen libro? No, no se trata de eso. El libro se llama Fuga
lenta y su autor es Juan Martínez de las Rivas. Lo publicó, hace algunos años
ya, Acantilado. Cuando se habla de un libro con los amigos la opinión inmediata
suele reducirse a calificarlo de bueno o malo. Fuga lenta no es sólo un buen
libro. Su autor ha sido capaz de poner por escrito con verdadero acierto un
mundo, un universo completo, como traído intacto y corpóreo, del fondo de la
memoria. Y al pasar las páginas se despliega ante nosotros, entero, completo,
explicado. Y se presenta con imágenes de una delicadeza que resultan asombrosas
cuando se piensa que Juan, el narrador, asiste en realidad al derrumbamiento de
su entorno familiar más próximo. Y tal vez sea esa la Fuga: La búsqueda del
mundo propio, construir entre los escombros de los adultos. No hay lirismos, tampoco
hay tragedia en la narración, aunque algunos hechos puedan resultarlo, hay
mirada. Lo que nos trae el libro es el mirar de Juan y ese mirar que es agudo,
atento, observador, logra mantenerse limpio. Pasamos en algunos momentos una
cierta ansiedad, pensando que al pasar la página llegará la terrible condena,
el exabrupto, el juicio inapelable. Pero no llega. Página a página, la vida de
Juan, a través de la mirada de Juan. Es tal vez el mayor acierto del libro. El
tono, la voz constante que narra sin estremecerse acontecimientos
dificilísimos. Serena en el fondo y también en la forma. Sin eludir detalle
alguno logra no ser implacable, lo al pensarlos después de terminado el libro
resulta asombroso. El acierto también en el retrato preciso y sereno de un
tiempo que es un poco el nuestro, con matices y distancias, con una diferencia
tal vez de algunos años, no demasiados. Se trata de la pintura lúcida y sentida
de un momento de la vida española, de una vida española. Es uno de sus muchos
logros. ¡Qué agradecidos le estamos por todo lo que nos ahorra, por todo lo que
no es! No es novela negra, no hay detectives en Nueva York, ni mafiosos, ni
millonarios drogadictos, ni intrigas político financieras. Respiramos
aliviados. Un español contemporáneo que se atreve a escribir sobre sí mismo,
sobre su mundo, sobre Madrid, sobre nosotros, y que lo hace sin rencor, sin
juicios, sin teorías. No hay tesis, no hay explicaciones. La vida de Juan
narrada, aceptada y la construcción del mundo personal a la que hemos aludido
ya. No vamos a alargar más el comentario. Aunque podría hacerse. Aludir a la
excelente mano con que se capta y devuelve a la vida a esa sociedad española
que no aguanta ya de pie, y vive de recuerdos y viejas glorias llevando todavía
títulos antiguos o que no lo son tanto, inadaptada, incapaz de transformarse,
educada para un mundo que ha volado; a la pintura fabulosa de la nueva
burguesía de los grandes pisos de la Castellana, retratada de forma magistral
en pocas páginas; al contraste que representan, en el desbarajuste familiar, la
presencia intermitente de los tíos alemanes que aportan un contrapeso de
solidez material, social, de cálida masculinidad, de cosmopolitismo; al retrato
de los padres, de los vecinos, de los compañeros de colegio; a las páginas del
internado de los Jesuitas que merecerían por si solas un comentario aparte; al
contraste con el colegio privado de las afueras de Madrid o el instituto del
barrio; al entramado de relaciones familiares; a los viajes fuera de España; a
la educación recibida. Todo ello con una voz, con un tono, que no nos cansamos
de elogiar y que en su aparente neutralidad, cala en realidad hondísimamente.
Bueno, ¿ya está bien no? Pues eso, hasta aquí. Anímense como se animó el menda
cuando me lo recomendó el amigo Pulardo.
lunes, 18 de abril de 2016
PASEO POR MADRID, segunda partes.
Avisamos al posible curioso de que una de las imágenes puede resultar espeluznante.
LAVAPIES, oiga ustez. ¿Será la calle Sombrerete o la de Tribulete o tal vez la del Olivar?
FUENTE DE CABESTREROS, ESO, CABESTREROS
PLAZA DEL NELSON MANDELA. ESTAMOS EN PLENO TERRITORIO PODEMITA, REINA EL MULTICULTURALISMO, LA CULTURETA CERDA, ES DECIR LA NADA. FIJENSE EN LOS CARTELITOS Y LAS PINTADITAS. LA CALLE ESTÁ LLENA DE REVOLUCIONARIOS DE ESOS QUE ASALTAN EL PRESUPUESTO PÚBLICO QUE USTED SUFRAGA (se oye que le gritan a usted: ¡PRINGAO!) ES EL CLÁSICO "COLOCANOS A TOS" EN VERSIÓN POJJMODERNA SUCIA, IGUAL DE CATETA Y BASTA QUE LA DEL XIX PERO SIN GRACIA NI MAJEZA, SINO NINGUNA DE LAS CUALIDADES CASTIZAS QUE ADORNABAN AL PUEBLO DE MADRID. Y ADEMÁS CON MORALINA ESTRECHA Y MELIFLUA DE SEÑORITA PEPIS DEL PROGRESISMO. AHORA ES CUANDO TRIUNFA EL ANALFABETO INTERNACIONALISTA.
- ¡OIGA NO NOS DE UN MITIN QUE CANSA!
- ¡PUES ME CALLO!
- ESO.
LO MISMO DE ANTES
EN LA PLAZA DE LAVAPIES. EL AMOR A LA ENSEÑANZA DE CIERTA ÉPOCA DE NUESTRA HISTORIA RECIENTE INDUJO A PRENDERLES FUEGO, Y ASÍ SE HAN QUEDADO. NO QUITA QUE EL PASEO MERECE LA PENA, DESEMBOCAR EN LA PLAZA TIENE SU ENCANTO CON UN DÍA DE SOL, Y TODAVÍA TIENE SABOR.
EL GRAN AGUSTÍN LARA.
TE VOY A HACER EMPERATRIZ DE LAVAPIÉS
OYES, MEJOR LO PENSAMOS...PORQUE EN TU ÉPOCA A LO MEJOR, PERO AHORA NO SE YO...
FEDERICO MACARRILLA.
CONVERGENCIA POR LA CALLE DEL OLIVAR.
domingo, 17 de abril de 2016
Paseo por Madrid.
Cuatro fotejos de un paseo por Madrid, tarde de primavera, temperature agradable, gentecilla por las calles, paseando, pasando el rato.
El jardín recoleto.
El jardín escondido.
Y tiene empedrado... ¿Que más queremos?
CASA
FONDA
CHISTERA Y CIGARRO
pero solo en pintura...
VENIDA A MENOS
(vamos digo yo que valdrá más don Hilarión que el Jonidep...o como se diga).
LAVAPIES
(falta hace...)
La taberna de Sánchez
REVISTAS
Por si alguien cree que exagerábamos ayer, hemos
hecho hoy esta foto. Es del escaparate de la librería del CESIC, en la calle
Jesús de Medinaceli:
Es sólo una parte del escaparate, la que corresponde
a las revistas. Pueden distinguirse varios títulos:
Anuario de estudios medievales
Revista internacional de sociología
Cuadernos de estudios gallegos
Hispania Sacra
Revista de literatura
Revista de filología española
Al-Qantara, revista de estudios árabes
Hispania, revista española de historia
Isegoria, revista de filosofía moral y política
Anales cervantinos
Anuario de estudios americanos
Revista de Indias,
Etc.
sábado, 16 de abril de 2016
JUAN DEL ÁGUILA
Los avances en el conocimiento de la historia de
España han sido inmensos en los últimos años y, aunque puede quedar mucho que
hacer, es raro que no podamos encontrar algún escrito sobre aquello que pueda
interesarnos: historia general, cultural, vida cotidiana, mentalidades,
pensamiento político, historia militar, social, geografía, etc. Sin embargo,
parece claro que para que ese conocimiento inmenso que ya existe pase a alimentar
y fundar nuestra mentalidad colectiva tienen que pasar años todavía, si es que
se consigue. Por el momento la tropa sigue atascada en viejos tópicos, con el
cerebro, en materia de historia, patinando, atascado, carente de lógica y ayuno
de conocimientos, tratando de encontrar una clave, un milagro interpretativo
que todo lo explique de un plumazo, simplemente –lo que tiene poco que ver con
conocer y entender la historia- y por supuesto, siempre en negativo. No es la
menor de las paradojas el que todos aquellos que anclados en los tópicos de sobremesa –insistimos
en que se trata casi siempre de burdas y toscas groserías negativas- se
explayan denunciando nuestra supuesta ignorancia no sepan nada de la multitud
de trabajos que sobre historia de España se publican casi a diario: libros de
historia, artículos, ensayos, tesis doctorales publicadas en papel o colgadas
en la red, etc. Pero así son las cosas.
En Septiembre de 1590 una flota española de 37
buques con unos 6.500 soldados abordo desembarca en Nantes, Bretaña francesa,
aprovechando el desgobierno provocado por las guerras de religión en el país
vecino. La expedición ocupa y fortifica varios puertos que se utilizan para
apoyar al partido católico francés y lanzar acciones de saqueo y piratería
contra ingleses y holandeses. ¿Creerán ustedes que fue aquello un gran fracaso?
Pues no señores, aquellas bases estuvieron en poder de España, al mando del
maestre de campo Juan del Águila, hasta la paz de Vervins, que se celebró en
1598… El fuerte construido por Cristóbal de Rojas en Port-Louis (Morbihan)
existe en la actualidad. Desde allí se lanzó una expedición de castigo a
Inglaterra que consistió en el saqueo de Cornualles durante varios días, sin
apenas oposición ni bajas, incluyendo la celebración de una Misa en suelo
inglés. ¿Tiene algún interés recordar esto? Como tales hechos, son sólo una
anécdota, una gota de agua en el mar de la historia. Pero para la mentalidad
cenutria contemporánea son una demostración, una entre muchas, de que las cosas
no sucedieron como la gente cree.
domingo, 10 de abril de 2016
De los diarios de Alcides Bergamota el Grande: un comentario sobre Edmundo Burke.
Estos
fanáticos no tienen escrúpulos en declarar su opinión de que un Estado puede
subsistir sin religión alguna mejor que con religión y que pueden sustituir
cualquier bien que pueda encontrarse en ella por un proyecto de su propia
invención (…).
La lectura de Las reflexiones sobre la Revolución en
Francia, de Edmund Burke resulta apasionante, como la de la mayoría de
clásicos. En un mundo lastrado por la duda constante, cuyos cimientos se
tambalean, resulta conmovedor leer a alguien con convicciones, con una visión
del mundo sólida y claramente fundada. El contraste con lo que vivimos viene a
ser desolador. Más aun, al ver que el libro contiene la explicación y la
refutación de mucho de lo que hoy acontece, pues es evidente que en campos como
la política o la moral, prácticamente todo había quedado establecido ya en la
época en la que escribe nuestro autor. Se explican a la perfección la
manipulación de las masas, los mecanismos de la tiranía, la demagogia, las
maniobras con la que el tirano, individual o colectivo se abre paso, con el
pretexto de cuidar del que va a ser a la postre pisado y sometido sin piedad. Nos
dice Burke: Si mal no recuerdo,
Aristóteles observa que una democracia tiene en muchos puntos un sorprendente
parecido con una tiranía. La revolución francesa aparece como el primer
gran golpe asestado en la obra de destrucción que entonces se inicia y que
habían ido preparando ciertas corrientes de pensamiento. Pero el edificio es antiguo,
bien construido y muy sólido y todavía se tiene hoy, mal que bien, en pie, no
sabemos por cuanto tiempo. El edificio no es otro, claro está, que la Europa
cristiana. Como ejemplo de la claridad y contundencia de su forma de exponer
las cosas damos esta brevísima muestra: “No
presto mucho crédito a quienes me hablan mal de aquellos a quienes van a
despojar de sus bienes.” Mucho de lo que sucede en la actualidad en España,
y también por supuesto en el resto de Europa o en Hispanoamérica, está
claramente explicado en este libro, cuya continuación evidente son los libros
de Tocqueville. ¿Debe uno desmoralizarse por estar viviendo un fenómeno ya
conocido y explicado hace doscientos años? Evidentemente no, porque sólo puede
flojear el ánimo de quien en su absoluta ingenuidad desconozca la naturaleza de
la condición humana. Oiga, se pone usted muy solemne y olímpico. A lo mejor le
apedreamos a la salida. Lo dudo mucho, porque me esperan mis pretorianos con un
carro blindado contra el que nada podrán sus cantos rodados. Por cierto, que
para los que andan flojos de ánimos, Burke apunta, por supuesto, el camino: ¿Es que estos caballeros no han oído nunca,
en el ámbito total de la teoría y de la práctica, que hay algo entre el
despotismo del monarca y el despotismo de la multitud? Es decir, entre el
despotismo de los partidos y el despotismo de la demagogia y el populismo.
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