Una de las cosas que más sorprenden al contemplar el triste espectáculo de la cosa pública es el éxito rotundo de la impunidad.
Llegamos a la conclusión de que el español contemporáneo adora la impunidad, no solo la tolera silente sino que la venera como un derecho consolidado de cualquiera que accede a un cargo público, el que sea. No recurriré al manido "para muestra un botón", mas bien ofreceré unos cuantos botones para tratar de explicar a qué me refiero:
El señor Fernández Ordoñez ex-Gobernador del Banco de España ha sido responsable de una institución bajo cuya supervisión se han llevado a cabo toda suerte de tropelías, al día de hoy ninguna Autoridad ha levantado el dedo para exigirle responsabilidades.
El Honorable Arturo Mas, ha manifestado en reiteradas ocasiones su disposición a incumplir con sus obligaciones legales y ha pasado a la acción de inmediato y no le ha pasado nada; ni remoción, ni instrucción, ni imputación ni nada de nada.
La señora Mintegui, diputada separatista, se enfrente a la policía y se permite palabras y actitudes de chulería tabernaria amenazando con llamar a no se sabe que autoridad superior. Espero que alguien con Autoridad haga algo, hasta ahora, nada de nada.
Y así podría seguir con cientos de diputados, alcaldes, concejales y toda suerte de electos y cargos públicos que no cumplen con la ley y a los que nadie con capacidad les exige ni el cumplimiento ni la responsabilidad derivada del incumplimiento.
¿Qué memez es esa de que en España se quiere construir una sociedad mejor, más igualitaria, más sana...? Paparruchas. Si los responsables de hacer cumplir la ley son los que la violentan cada día en asuntos mucho más importantes que robar una gallina por hambre..¿Qué pretenden hacernos creer?
Lo grave no es sólo que los políticos y enchufados se sientan impunes y actúen como tal, sino que la inexistente "sociedad civil" es decir el honrado y viejo pueblo español está desaparecido.
La mayoría de los que salen a la calle en contra del gobierno son parte del engranaje progre y los que de forma bienintencionada les secundan son víctimas de la ola de desinformación y estupidez que asola la pobre Europa.
La reacción que yo ansío y que barrunto casi imposible es la de la gente sana y cuerda, la de los que trabajan y pagan impuestos, la de los que crían a la familia y tratan de llevar una vida decente y honrada, esos son los que asqueados por la realidad política y acuciados por sus problemas cotidianos permanecen ocultos sin levantar la voz.
Ojalá me equivoque y el pueblo español comience a levantarse para reclamar su legítimo derecho a no vivir bajo el yugo de la corrupción, el latrocinio y la mentira.
Sanglier.