miércoles, 29 de septiembre de 2021
Varios. De los cuadernos del gran polígrafo A. Bergamota. Cortesía de Calvino de Liposthey, biógrafo.
lunes, 27 de septiembre de 2021
Variaciones
HDSP: Hierónimo Danza Sileno y Pérez.
RBT: Roberto Baring Tribulación.
WHB: Werner Homero Bernaldo.
No viajamos, ya sabe. Alcides, detrás de su fachada de amarilla barda, está en realidad estudiando a Elgar. Que ya se sabe de qué forma encaja, tristemente, con su inquietud por la primera guerra mundial. Así que nos pasamos el día envueltos en las variaciones Enigma, descifrando y descifrando, como oscuros agentes de un servicio secreto enclaustrados en la sala de cifras. El concierto para violoncello, que quiere usted que le diga. Lo compuso Elgar en 1918. Deja entrever algo de la nobleza y la pompa de la Inglaterra más altiva, pero todo queda envuelto ya en un aire de tristeza que parece superponerse al ritmo de marcha del segundo movimiento. Elgar escribió en 1917 que todo lo bueno, agradable, limpio y fresco y dulce, está lejos y, en 1919 dejó de componer. Así, hasta su muerte. Oiga, eso no es exactamente así, aunque quede muy bien, muy romántico. Lo que fue un duro golpe para él fue la muerte en 1920 de su mujer Alice, que había sido su gran valedora y apoyo. Y es cierto que supuso un parón en su actividad musical, pero la retomo más adelante. Los dos están enterrados juntos, en un cementerio católico. ¡Pero para que vea usted con que cosas estamos! Está insoportable, pero mañana le dejaremos con su murga y saldremos a dar una vuelta, un paseo revigorizante, un paseo saludable e higiénico.
domingo, 12 de septiembre de 2021
Excursión. De los cuadernos del gran polígrafo A.B.

sábado, 11 de septiembre de 2021
Historia de España. Sin cosillas como esta no se puede entender nuestro siglo XIX, dice Alcides Bergamota.
Benito
Pérez Galdós, La batalla de los Arapiles, Episodios nacionales, primera serie.
lunes, 6 de septiembre de 2021
¿Dónde exiliarse? Comentario a un artículo antiguo, por Genaro García Mingo Emperador.
En
lugar de la reforma que nunca se atrevió a llevar a cabo el PP, con dos
inmensas mayorías absolutas que para eso se le dieron, el 11-M nos trajo a
Zapatero y Zapatero trajo consigo la izquierda de 1934. Es así de triste, la
misma. Y no cabe la excusa de que la trajo para responder a una persecución
fascista o a la opresión de la derechona. No había tal. Fue como durante la II
República. Para la izquierda, la II República debía ser de izquierdas o no ser.
Ganó la derecha en el 33. Contra ese triunfo se organizó el golpe del 34 en
toda España, aunque fuera más virulento en Asturias. Y ahora, nuevamente estamos
en lo mismo, con los mismos actores: izquierda radicalizada, socialistas, comunistas
y separatismos totalitarios de todo pelo con el brazo político de ETA a la
cabeza, todos ellos a la caza de España y de nuestra convivencia. Es así de
triste.
Lo
de acudir al liberalismo -palabra polisémica donde las haya- yo lo entiendo por
su parte como un reflejo para buscar refugio ante el panorama que tenemos
encima, ¡bajo algún techo habrá que cobijarse! Sin embargo, liberalismo y
libertad no son exactamente lo mismo. El liberalismo no deja de ser una
ideología, con todo lo que ello implica de interpretación sesgada y limitada de
la realidad, con un concepto del hombre basado en la libertad negativa que hace
de nosotros mismos el centro y medida de todas las cosas. Mientras hubo una
sociedad tradicional, heredera del cristianismo, que logró mantenerse en pie,
el liberalismo pudo implantarse, sujeto y acotado por creencias que no habían
desaparecido del todo, y que daban lugar a sociedades que no habían perdido ni
estructuras, ni sentido común. Se da la paradoja de que el liberalismo ha
podido implantarse en Europa al amparo de un mundo tradicional al que ha ido
lentamente destruyendo.