Leemos en la prensa lo siguiente (los subrayados son nuestros):
“La Comunidad de Madrid va
invertir 15,1 millones de euros en la rehabilitación de la plaza de toros de
Las Ventas para adecuarla al
funcionamiento de espacios multiusos y adaptarla a la nueva
normativa vigente en materia de seguridad. Así lo acordó ayer el Consejo de
Gobierno, que aprobó el encargo de la redacción del proyecto y de la ejecución
de las obras a la empresa pública Obras de Madrid. (…) Según informa Roberto
Becarés en El Mundo, Las Ventas de Madrid perderá
al menos entre 2.000 y 2.500 de los 23.700 asientos de que dispone”[1].
Esto es una muy mala noticia. No hay ninguna necesidad de reformar la
plaza para que pueda servir como espacio multiusos. La plaza de Las Ventas
debería tener un único y exclusivo uso: la celebración de corridas de toros y
otros espectáculos taurinos de toreo a pie y a caballo (nada de recortes). El
pliego para la concesión de su gestión debería redactarse teniendo en cuenta
este único uso, ajustándose a las posibilidades económicas que la explotación
de festejos taurinos permite.
Espacios multiusos en Madrid, sobran. Los hay a patadas. Esa no es la
cuestión. Nuevamente cortinas de humo, disimulación, medias verdades, oscuridad.
La cuestión es pura y únicamente la pasta
gansa.
Esto que escribimos no es nada original. Lo encontrarán mejor
expresado en varios artículos en la red. Llevamos meses siguiendo este tema en
prensa escrita, digital y radio y aún a riesgo de repetir lo que otros han
dicho sin duda mejor, no queremos dejar de arrimar un poco el hombro.
Por lo que hemos podido entender, hace años, las condiciones
económicas de la gestión de la plaza eran muy sencillas: únicamente festejos
taurinos, repartiéndose los beneficios generados por mitades: la mitad para el
empresario, la otra mitad para el dueño de la plaza, la Comunidad de Madrid.
Pero la rapacidad de nuestros políticos no tiene límite. El pliego preparado
por el equipo del Sr. Ignacio Gonzalez (hoy entre rejas) y no sé si los pliegos
anteriores, adoptó la fórmula de la subasta. El que más dinero ponga sobre la
mesa se lleva la gestión de la plaza. De esta manera, la mera celebración de
espectáculos taurinos no puede garantizar el pago por parte del empresario del
dinero comprometido, por lo que necesita explotar la plaza todo lo posible,
exprimirla como un limón hasta la extenuación mediante su uso para otros
espectáculos no taurinos. Con esos espectáculos se llenan no solo las gradas
sino también el ruedo (para un concierto por ejemplo) y para esos espectáculos
son necesarias otras medidas de seguridad (se multiplica la ocupación de la
plaza) y los permisos del Ayuntamiento… es decir, en estos momentos, de
Podemos…
Por lo tanto el uso de la plaza como espacio multiusos multiplica los
flancos por los que puede ser atacada, como de hecho lo está siendo, de forma
silenciosa y traicionera, por unos y otros. Por los movimientos antitaurinos,
por la rapacidad de los políticos, y también, todo hay que decirlo, por la
rapacidad de las empresas del mundo del toro, interesadas en un negocio de
mayor tamaño al que se llega a través de la fiesta. ¡Simón, ese empresario de
la noche! Pero no hablemos hoy de el.
¡¿Suprimir más de 2.000 localidades?! ¿Qué pasa con los abonados? ¿Qué
pasa con el precio de las entradas que lógicamente subirá? ¿Qué pasa con el
ambiente único de la plaza, con su sonoridad, con el eco de todo lo que sucede?
¿Qué se va a tocar? ¿Es que no nos damos cuenta de que esto, como las ganas de
cubrirla con un tejado, no es más que un ataque contra los toros? Todo son
pretextos –la lluvia, la comodidad- para conseguir dedicar la plaza a otra cosa
que no sean los toros. Con el intento de cubrirla se produjo un milagro y el
tejadillo móvil se derrumbó el día de su estreno. Se ve que en el Cielo el
mundo del toro tiene todavía alguna consideración.
La Plaza de Toros de las Ventas es la plaza de toros más importante
del mundo, pese a todos los peros que se le quieran poner. Es el lugar dónde
toros y afición resisten atrincherados contra toda suerte de ataques, los que
vienen desde dentro, y los que vienen desde fuera. Es la gran plaza de las
600.000 entradas vendidas en San Isidro y que no sólo no vive de subvenciones
sino que da dinero, y mucho, a la Comunidad de Madrid. La reforma que se
propone es un verdadero asalto. ¡Nada más y nada menos que reducir el número de
asientos en más de dos mil con el pretexto de adaptación multiusos! Reducir la
plaza, hacer que mengüe, hacer un poco más difícil al aficionado mantenerse…
Bastaría con pintar, hacer las reparaciones necesarias, limpiar, reparar óxidos
y limpiar cuartos de baño. Sería más barato y, no sirviendo la plaza más que
para ir a los toros, suficiente. De paso se podrían suprimir las adherencias
más modernas y groseras introducidas con pretensiones de darle a la plaza un
aire actual y moderno que es en realidad aroma discotequero de chiringuito
zafio.
Y por favor, que no nos digan que los asientos de la plaza no son muy
cómodos (no sea rata y cómprese una almohadilla) o que la plaza no es moderna,
o que se está muy apretado o que el confort
–vaya palabra- de hoy exige la reforma pretendida. No sean tan pardillos y
que no se la cuelen por ahí, no compren el timo de que la reforma se hace por
nuestro bien, para que estemos más agustito.
No sean tan lelos. Sobre todo si quien se traga esa trola es de los que aparece
por la plaza una vez al año, y poniendo pegas. Si esa es su aportación, creemos
que es mejor estarse callado, chitón. A los que vamos un poco más a menudo la
plaza nos parece suficientemente cómoda, nos gusta un poco de apretura, nos
gusta ese ambiente excepcional que sólo hay en los toros, esa comunión entre
aficionados, el poder departir con el de al lado, porque le tenemos cerca, el
que las apreturas obliguen a ser civilizado, a saludar, pedir perdón, ofrecer
tabaco, compartir aperitivo. Si quiere que le pongan un asiento individual de
plástico y una papelera para las pipas váyase a… ver baloncesto o fúbol. A los aficionados,
la cuestión ésta de la comodidad es lo que menos nos importa, lo primero que se
nos olvida, cuando empezado el festejo en el ruedo se torea.
Por lo tanto, póngase fin a la actual adjudicación (instrumentos
legales habrá sin duda), redáctese un pliego nuevo para la explotación de la
plaza como plaza de temporada, únicamente para festejos taurinos, y convóquese
un nuevo concurso. Espacios multiusos en Madrid sobran. Y eso sí: píntese,
repárese lo necesario y asegúrense el orden y la limpieza.
Para el Heraldo de Nava
Genaro García Mingo Emperador.
[1] Lea
más en http://www.purezayemocion.com/noticia/5212/actualidad/la-comunidad-invertira-151-millones-en-la-rehabilitacion-de-las-ventas.html#xYGm24IGlZ4DctYy.99”
Además van a prohibir fumar y beber alcohol en el coso, menos mal que dejaran el chicle, la cocacola y los bollitos.
ResponderEliminarEn cuanto esté cerrado el coso no habrá suspensiones por lluvia, el viento dejará de existir, nadie podrá gritar y pondrán el aire acondicionado, así que habrá que ir con una rebequilla, termo de chocolate caliente. Será como verlo en la tele una pena.
ResponderEliminarQue comentarios tan siniestros, parece que les hace gracia.
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