Empezaron las llamadas anónimas al poco tiempo de cancelada la gira. Afortunadamente el viejo contestador de Doroteo no fallaba. Saltaba de manera automática, sin dejar sonar el teléfono, por lo que nada perturbaba la quietud de la casa. Sin embargo, a ratos Doroteo, asaltado por morbosa curiosidad, se dedicaba a contestar al teléfono y a pasar mensajes a los aludidos en las llamadas, adoptando aires de estricta telefonista, lo que casaba mal con su grosura. De la mezcla de lo vertido en el contestador y de los mensajes pasados por Doroteo, resulta la siguiente enumeración de anónimas broncas telefónicas:
Mensaje 1. Ha llamado Javier Mancebo Bachiller. Que sois lo que sabéis. Que como coja el látigo vais a saber quién es Bachiller, que de un Mancebo Bachiller no se ríe nadie. Le he dicho que se vaya a tomar por el impúdico.
Mensaje 2. Reviente al hideputa eructador que ha perdido su derecho a vivir en sociedad por su zafio comportamiento jopútico. Saque un palo y a por él, sin piedad a garrotazos. Ley de Linch. Han intentado cerrarme el paso en un oscuro pasillo, sospecho que con intenciones nefandas, he conseguido zafarme y evitar el acoso bujarronil. Estoy perdiendo la razón, tiene usted la culpa, degenerado.
Mensaje 3. Me he encontrado con Javier Jopútico, que dice que qué hay de lo suyo… que por algo llamó ayer. Le digo que de eso nada, que tenemos contestador fetén y que no hay mensaje suyo. Bizquea y babea. Salgo por piernas.
Mensaje 4. Llama Domingo Ignacio Jodirrín y Maninas de Guarro, preguntando por ustedes claro. Dice que le deben dinero. Le he dicho que (i) es imposible que ustedes le deban dinero, con todo lo que me piden prestado a mí; (ii) que es imposible que ustedes hayan contraído deudas con un botarate.
Mensaje 5. Me vuelven a entrar llamadas para ustedes, no soy una centralita oigan. Esta vez una tal Magda Frigedebold, dice que sólo lee a Cervantes y a Stendhal en alemán con letra gótica y que busca hispano acomplejado y calzonazos para darle de patadas en el culo. Le he dicho que llame a una agencia de bujarrones. Demasiada violencia en estas llamadas. Se intuyen grandes dosis de represión.
Mensaje 6. Una voz anónima que susurra siniestra me dice que en el asilo de Pollas en Vinagre (¿o era Nabos en Salmuera?) todavía podéis conseguir plaza (en el caso de Tato con reservas pues su fama le precede) pero que en el de Montalvo del Cojón el café es mucho mejor. Y con decirlo así, susurrado y confidente, el dueño de la voz piensa que sembrará la duda en vuestro espíritu y no os dejará dormir. En los dos lugares oiréis por la noche arrastrar de zapatillas y toses escorbúticas. No merecéis otra cosa dice el susurrante de la voz odiosa. Me recomienda no olvide poner la nota en cuartillas y entregarla sin falta para empezar con la labor de zapa, zámpate lo que te den. Risa histérica, fin de la comunicación.
Mensaje 7. Clorófila Benedito Elesponto de Susa me dice que les conoce a ustedes verdaderamente bien. Dada la mala reputación de Clorófila me sorprende.
Mensaje 8. Me ha llamado Jacinto Putamierda Mancebía, preguntando por vosotros, le he soltado el ya clásico que ni estáis ni se os espera. Ha dicho que a todo gocho le llega su capador y yo he concluido con un “a buen entendedor” puntos suspensivos, oink. Relaciono esta llamada con la anterior y con la número cinco rogando se reporten. Sus amistades son groseras ya en los apellidos.
Mensaje 9. Me ha llamado Javier Jopútico Sabandija, pero no ha querido decir para qué. Le he dicho que no llame más. Ha chiflado con fuerza para intentar dejarme sordo.
Eran tales las ignominias que al poco tiempo la gigantesca cabeza de Bergamota, saturada y oprimida por el vertido de infamias, se inclinaba hacia delante y luego resbalaba hacia los lados, cual melón bamboleándose y a punto de caer de la rama (¡Pero que dice hombre!). Mientras Doroteo continuaba con la lectura y audición de mensajes anónimos, Bergamota maullaba y se iba adormeciendo, evaporándose en el sueño, difuminándose a medida que el dolor le iba privando de corporeidad y disolvía su ser, su pobre ser subrepticio, como vaca que queriendo ya abandonar el nido fracasa en su primer vuelo, con una fuerte costalada (otra vez… ¡Pero oiga..!).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.