Mira que han “sentío” Tato, Alcides y Doroteo no acabar de cuajar la escapada a Bilbao, sobre todo para ver a los Vitorinos, que es de verdad ir a los toros. Emoción y animales enteros, que imponen, y que llegan a la muerte con la boca cerrada. Estuvieron a punto, pero no pudo ser. Alcides está a régimen y le duele un poquito un tobillo, Doroteo aseguraba que tenía plan con una de esas, que van montadas sobre altas plataformas y cortísimos chores. Alcides con mala baba dice que la conoce y que es una de Seseña que se la beneficia tolquequiereee. Doroteo dice que mentira y que lo que más le pone del asunto es que las correas de la plataforma de esparto son de cuero, cuero, y dobles, alrededor del fino tobillo con esclava. Alcides se tapaba la nariz y a punto ha estado la cosa de acabar mal.
En fin, ante semejante panorama, Tato se ha acercado, bien acompañado, a ver una novillada de agosto en Las Ventas. El gran atractivo, para Tato, la ganadería, Villamarta, toros con historia, como lo son los que protagonizarán las novilladas de los siguientes domingos: Prieto de la Cal (casta Vazqueña, duque de Veragua); Partido de Resina (Pablo Romero), Concha y Sierra (también casta Vazqueña). La tarde no nos decepciona, los novillos cumplen, verdaderos toros, por encima de los 450 kilos, dos de ellos de más de 500. Pintas variadas, sobre el negro de Vistahermosa: negro, negro con listón, berrendo en negro y cárdeno salpicado (creo yo). Bien al caballo, y mejor si los hubieran puesto como se debe, parecían justos de fuerzas, abrían pronto la boca, pero luego no se venían abajo. De muchos pies, altos de manos, bastante morrillo, ensillados, con trapío, con presencia y sin una cosa fea.
En la plaza un cuarto o tal vez incluso media, calor, turisteo a tutiplén, muslismo al poder, sólo contrarrestado por el chancletismo, la tropa sudando, las troncas con el pie al aire y todo lo demás, si fuera posible. Afortunadamente, no estábamos solos, a nuestra derecha, una nutrida representación del siete, que pone un contrapunto a la general desidia: aplaudía la gente a una estocada atravesada, se podía ver la punta de la espada saliendo por el costado. Gracias a ellos, a sus protestas, se colocó como debía uno de los picadores y se dejó colocado al toro con distancia. Asistimos a un precioso tercio de varas, lleno de emoción y no sólo por la caída del picador. Toro arrancado de lejos, vara bien puesta en lo alto, picador sujetando, caballo bien movido, eso hasta que el pequeño barullo que se formó al final de la segunda, tapando feamente la salida del toro y dejándose llevar bastante más allá del tercio. En fin, con todos los peros que se les quieran poner, pero gracias al Rosco y a su asociación esto de los toros en Las Ventas aguanta todavía algo. En el tendido, con la emoción se oían gritas de ánimos y jaleo tanto a toro como a picador, buscando el encuentro: “eje toro, vamos ya, jeeee”, “¡¡Vamos caballista!!”...
Queremos dejar constancia de que somos perfectamente conscientes de que detrás de una corrida de Toros hay profesionales que se juegan la vida y que tienen por ello todo nuestro respeto, incluso cuando les criticamos, estudiamos, analizamos o parodiamos. Lo decimos una vez y ya.
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