El campo que nosotros paseamos tiene asfalto y aceras. Por la tarde
del sábado hay menos coches. Donde la anchura de la acera acaba, aparece la
lengua de tierra que a lo largo de la carretera separa la calle del acceso a
las urbanizaciones y que a tramos está ajardinada. Hierba, rosales, algún
arbusto: durillos o aligustres tallados. También hay árboles, y como el aire
está limpio, mirando a lo alto mientras andamos cuesta arriba, nos hacemos la
ilusión de que estamos en la verde campiña, en las sierras, en los montes; que
pisamos arena al andar esta cuesta arriba y que cruje bajo las pisadas, y que
hay hierbas altas que nos rozan al pasar.
Lo cierto es que alguna vez que vamos
a un campo, a cualquiera, tampoco quiere la gente andarlo. Hay que comer,
bregar, fregar y con la sobremesa llega la somnolencia, y luego eso de ponerse
en movimiento es cansado y lo de andar una obsesión. Así que se deja para otro
rato. Por eso nos gusta este campo con su asfalto, su césped, sus durillos y
sus árboles. Porque es un campo posible, real, es el que pisamos, este y no
otro. Con la mirada puesta en las alturas. El viento mece la copa de los
árboles y empuja las nubes de este cielo limpio de otoño; son las mismas nubes de
esos otros campos lejanos, más solitarios y sencillos. En este de aquí no hay
animales, si exceptuamos algún vecino, los perritos tan feos y ridículos, que
pasea la gente y los miembros de alguna secta o tribu urbana que son también
feos, con sus rastas, y como sucios y como los perros llevan correas y cadenas.
Es un motivo más para andarse por las ramas, las copas, las nubes.
Se ha metido
una tarde otoñal, la primera. Viene sin duda con este aire que no llega a frío
pero que ya es fresco, y ha barrido el calor sofocante de esta mañana. Con el
otoño llegan las ganas de pasear, de fijarse en la luz cambiante. Y una cierta
melancolía. Caerán las hojas de los árboles y morirán los viejos, los enfermos,
la gente, por un descuido, por dejarse atrapar en un momento de inadvertencia
por esta como melancolía que trae este aire que no llega a frío, que es impertinente.
El perrito con el que nos cruzamos tiene una buena patada, pero que quiere
usted, pese a ir con los zapatos adecuados, nos aguantamos por aquello de
portarse bien. Se arrastran las primeras hojas por las aceras, parecen de
chopo. Quién sabe. Es este un campo variado: una mimosa asoma por encima de una
tapia; en una parcela cercada cubierta de tamuja vemos casi una pimpollada y,
en una esquina, como saliendo de la pared a ras de suelo, una higuera ya
crecida. Hileras de plátanos robustos, recuperados de la terrible poda de hace
un tiempo, tal vez un año o dos. Hileras de chopos tristones, mecidos por el
aire, vencidos por la luz que declina. Una acacia solitaria puntiaguda, prunos,
arizónicas, gigantescas adelfas, pinos inmensos, y los sauces. Un seto de parra
virgen ya se ha teñido de color rojo vino, o sangre. También hay ciclistas. ¿A
usted le gusta apalear ciclistas? ¡Hombre pero que cosas dice!
Hay también un
jardincillo parroquial. Es casi un amago de jardín, pero con su planta rectangular
delimitada por un seto de mirto se da como aires, como importancia y resulta
atractivo en su altanera modestia. Dentro del seto un abeto y una adelfa por
ahora más alta que el árbol. Tal vez uno de esos abetos navideños, plantado en
el jardincillo al terminar las fiestas. En los jardines de algunos Reales
Sitios, en el siglo XIX plantaron especies de coníferas sin saber muy bien lo
que darían de sí. Hoy son árboles descomunales que parecen como zamparse los
jardines neoclásicos que crecen temblorosos a sus pies. Más allá del seto, una
tapia blanca, de media altura, con verja y arriates de flores, begonias y
tajetes naranjas todavía en flor. Y a un lado un inmenso ciprés o similar, que
nos da idea de lo que podrá llegar a ser el abeto de este pequeño jardín
parroquial. ¿Llegaremos a verlo? Habrá que pasar el otoño primero. Hombre pues
claro, que cosas tiene.
De los diarios del gran polígrafo Alcides Bergamota Elgrande.
(Cortesía de Calvino de Liposthey, anticipo de publicación)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
SI QUIERE ECHAR SU CUARTO A ESPADAS, YA SABE AQUÍ. CONVIENE QUE MIENTRAS ESCRIBA ESTÉ USTED FUMANDO, CIGARRO O INCLUSO PIPA.