domingo, 27 de noviembre de 2016

Excursión II


Se llega a Toro desde Tordesillas en un momento. Nos alejamos del Duero con la carretera, aunque volveremos a verlo al llegar, cuando nos asomemos a las vistas desde el espolón, al lado de la colegiata. Toro se vende. Toro se vende entero, y la impresión que esto produce tiene un punto desolador. El tirón de su vino en los últimos años no ha sido suficiente. Mire dónde mire el paseante verá el terrible cartel de SE VENDE: En la plaza mayor, sobre la puerta del palacio viejo, vecino de la colegiata; en las bocacalles, colgado sobre los portones de viejos palacios, o de casas nuevas, sobre solares arruinados o en edificios nuevos, incluso delante de alguna de las pequeñas casuchas que hay en la cuesta que sube del río. Es cierto que la ciudad sigue en pie y que tiene edificios espléndidos, incluso edificios civiles, que es algo que llama la atención por lo mucho que ha sufrido esta arquitectura a lo largo de los siglos XIX y XX hasta la actualidad: Palacio de las Leyes, la Casa de la Nunciatura, en la calle Judería, el palacio de los Marqueses de Alcañices dónde se celebraron las bodas de la hija de Carlos I, doña Juana, con el príncipe de Portugal don Juan Manuel, en 1552 y dónde murió el valido de Felipe IV, el conde-duque de Olivares, tras ser desterrado por el monarca; el palacio Episcopal o del Obispo fue prisión para el rey Pedro I "el Cruel" –volvemos a encontrarle- hasta que consiguió escapar; el palacio de los Bustamante, dónde estuvo alojada Santa Teresa de Jesús, la Casa de las Bolas, el palacio de los Condes de Fuentesaúco, de los Valparaíso, de los condes de Requena, de los marqueses de Castrillo, etc. Al visitante le gustaría volver a insuflar vida a la dormida Toro, suficiente para que esos palacios no se deterioraran más, para que pudieran quedar de eternos testigos de pasadas grandezas pero también acoger un presente desahogado y digno, tal vez sin grandezas, pero ya sin ruinas. Está por ver que eso sea posible. El visitante sueña con hacer suya una de esas grandes casonas solariegas y darle nueva vida, llenándola de lugares incompresibles para el satisfecho postmoderno: la gran biblioteca, un oratorio privado, distintos salones, un comedor, un salón de fumar, otro de recreo, una galería de pinturas. Mientras tanto Fidelio Lentini Spotti, más práctico, sueña con rentables lupanares.

Desde 1900 Toro no supera los diez mil habitantes residentes, sólo lo consiguió en la década de los sesenta del siglo XX y desde entonces la población ha ido decreciendo lentamente. Y el visitante sabe que no hará nada por levantar Toro, que no puede hacerlo, pero que si pudiera le faltarían ya vigor y voluntad… si apenas logra una mediana glosa de lo visto. El visitante, detrás de sus imaginaciones es, en el fondo, un pelagatos y se rasca la oreja satisfecho como un minino dormilón.

Calle Mayor, al fondo la colegiata.






PALACIOS

















AL FONDO LA VEGA, OASIS DE CASTILLA... (vaya usted a saber).





Ante la muerte de Fidel Castro, oremos por Cuba.

La muerte de Fidel Castro ha propiciado la lógica y esperada marea de reacciones a favor y en contra del tirano que ha gobernado por más tiempo la otrora riquísima y culta provincia española de Cuba.

Para un español que se sabe tal y se enorgullece de las grandes gestas de su Historia, hablar de Cuba es hacerlo de una joya engarzada en el Caribe que hasido y es aún uno de los rincones más españoles que pueden encontrarse en el ancho mundo. 

La herencia revolucionaria resulta espantosa. Analizar el presente cubano y compararlo con el espanto de Batista y la Cuba entregada al mercantilismo yanki y al vicio con dinero de los gánsteres americanos no deja de ser un ejercicio de demagogia progre al wye se han entregado con nauseabundo placer los voceros de la Revolución Cubana.

Asistimos al triste espectáculo del debate público a favor y en contra de una ejecutoria vital y política que el tiempo pondrá en su justo lugar.

Queda Cuba destruida en lo social y empobrecida en lo económico. Sus hijos dispersos por el mundo y su riqueza material y cultural malbaratada por los intereses espurio s de unos y  otros que usan Cuba como una vasija rota con la que atizar en la cabeza al opuesto ideológico.

El juicio que merece la Revolución no puede ser más negativo y el daño causado por Fidel a su tierra encuentra escaso parangón en la América diezmada por regímenes de locura e iniquidad.

Con Fidel se cierra otra de las ventanas de la guerra fría y del mundo dividido en bloques y alineamientos. 

El uso torticero de Fidel y su revolución como icono del progresismo mundial perdurará tanto cuanto sigan existiendo gentes sin cultura ni criterio que se vistan con camisetas del Che Guevara y hagan del sufrimiento ajeno una forma de estar el mundo caracterizada por la superficialidad, el materialismo y la total ausencia de escrúpulos.

El futuro de Cuba permanece como una incógnita dados los numerosos aspectos que aún quedan por despejar en una ecuación sumamente compleja.

Pongamos una vez más a nuestra amada Cuba bajo la protección de su Madre y empleando las palabras del Santo Padre encomendemos el futuro de nuestros hermanos Cubanos en manos de su patrona:

Virgen de la Caridad del Cobre,
Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo, nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.

Excursión I.


Para evocar el paseo por tierras del Duero de hace unos días, por la Tordesillas vallisoletana, por la Toro zamorana, haría falta contar, por ejemplo, con don Alvaro Cunqueiro, que buen conocedor de aquellas tierras lo haría a las mil maravillas, y sabría tejer la más fina de las telas literarias, con urdimbre hecha de la evocación de todo aquél mundo visitado. En Tordesillas la curva del Duero, los álamos de la ribera y, después de cruzado el puente, la vieja ciudad y enseguida, ¡las Claras! Si quiere usted dárselas de entendido local diga tan sólo ¡las Claras!, para referirse al Real Monasterio de Santa Clara, clausura de monjas clarisas que hoy es propiedad de Patrimonio Nacional. Viven en él todavía las Clarisas. La visita es deslumbrante. Desde sus terrazas se domina una vista sobre el río llena de sosiego. El río que lleva siglos pasando, forma amplísima y como gentil curva por Tordesillas, y se hace delante del monasterio más lento y recogido. El rio, las riberas, la vega. Por allí la Virgen de la Peña, dónde el pinar y la encina andan mezclados todavía, por allá el puente medieval de diez altísimos ojos, por dónde durante siglos ha bajado el Toro de la Vega, camino de la arena y del pinar. San Antolín, Santa María, Santiago, la plaza mayor, la casa del tratado, palacios, plazas, huellas todavía muy vivas de la MVY ILVSTRE, ANTIGVA, CORONADA, LEAL Y NOBILÍSIMA ciudad de Tordesillas que desde hace años viene sufriendo el más atroz y miserable acoso que se pueda imaginar, con motivo del torneo del Toro de la Vega. Si fuera necesario demostrar hasta qué punto nuestra época se ha hecho profundamente intolerante y falsa, haciendo plenamente suya la puritana hipocresía anglosajona, bastaría referirse al acoso y persecución sufrido por Tordesillas, a la forma en que se ha ofendido, perseguido, insultado y humillado a sus vecinos y con ellos a tantas otras personas, aficionados a los toros, conocedores y defensores del torneo o simplemente amigos de la vieja ciudad, aficionados a los festejos populares o a un mundo distinto al que nos quieren imponer por la fuerza animalistas radicales, violentos buenistas y medios de comunicación, de una vacío y falta de sustancia simplemente insoportables.

Pero si de la mano de don Álvaro quisiéramos volver al pasado, que es también nuestro presente en la medida en que puede servirle de fundamento, evocaríamos a los alarifes mudéjares traídos por Pedro el Cruel (o el justiciero, según) para levantar el originario palacio. Y como no mencionar a la deslumbrante María de Padilla, cuyo nombre por si sólo es motivo de ensoñación, inseparable del desdichado y terrible rey Pedro. La colección de pintura del Monasterio es riquísima. A través de las tablas flamencas llegaremos a los Reyes Católicos, a la reina Juana y al Tratado famoso en el que los monarcas ibéricos hicieron del mundo repartimiento. Desde aquellas alturas caemos en la Tordesillas de hoy perseguida por los sayones e hipócritas, por gentuza innombrable de la que se hacen eco y a la que corean unos medios de un nivel ínfimo, ante la indiferencia general. En otros tiempos, un motín con cien palos bien repartidos habría puesto las cosas en su sitio. Una nueva Fuenteovejuna. ¡Ganas no han faltado! ¡Que hubieran dejado que los mozos de Tordesillas se las entendieran con la horda taladrada antitaurina y se seguiría celebrando el torneo! Pero no, ahí ha estado la policía, para proteger precisamente a los agresores, a los que insultaban y escupían a la gente del pueblo, a los facinerosos de crestas de color y taladros en narices que en una curiosa y temible inversión de valores, son ahora a los que hay que proteger y a los que finalmente el Partido Popular de Castilla y León ha hecho caso. No pudieron con el Toro Vega ni el Papa ni Felipe II, tampoco lo logró el Generalísimo, en fecha más reciente. Han tenido que ser estos tiempos tan fatuos y mediocres, de los que esta historia es un símbolo, los que impongan la tiránica voluntad de unos (minoría o mayoría, tanto da) a un pueblo en el que la discusión no estaba ni siquiera planteada.

Plaza Mayor de Tordesillas.

Rincón


El Río


 El Duero desde Las Claras...


Portón de entrada, empedrado, parra.

El Toro.

Lluvia


- Es un poco un tópico decir que los días de lluvia y frío, en los que apetece quedarse al arrimo de la chimenea, invitan a la lectura.
- Lo cierto es que sólo leerá, si le dejan, el que haría lo mismo un día de sol.
-El que es un bato, lo es con lluvia o con sol, dará la matraca, molerá en todas las estaciones, bajo todos los climas, majando sin piedad al prójimo.

En estas consideraciones andaban Doroteo y Tato, mientras se acercaban a casa de la Condesa de la Croqueta que les había convidado a cenar. Oiga, eso de convidar es un poco antiguo… Ya estamos. No moleste. Andaban bajo la lluvia sin apresurarse, cobijados bajo un paraguas. Iba Tato envuelto en una zamarra de piel de oveja, con los botones de cuero y el cuello levantado. Doroteo en su abrigo forrado de color gris llevaba además una bufanda al cuello, de las de dos vueltas. No se crea que consistía su conversación en criticar al personal. Los días de lluvia se trataba de elegir la mejor compañía para la lectura.

- Yo creo que para un día como hoy, si la condesa no nos regatea el oporto, el doctor Johnson es una opción excelente.
- Desde luego. Con esta lluvia, con este verdor, con esta humedad, no descartemos tampoco a Cunqueiro con sus historias gallegas o de la materia de Bretaña.
- El Unamuno de Paz en la guerra…
- El García Pavón de Una semana de lluvia…
En el pueblo a oscuras ya se veían las luces de casa de la condesa, y llegada el olor tenue pero persistente, por encima de la humedad, de la chimenea encendida con leña de encina.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Crónica pueblerina, descafeinada, a propósito de un diálogo.


El diálogo que luego se transcribe tenía lugar hace no mucho en el Café de los Goliardos de Nava, dónde se sirven desayunos desde hora muy temprana. Desayunos de lo más variados:

Desde luego podrá usted pedir un café con leche, en taza grande o pequeña, vaso de vidrio grueso o taza de porcelana fina (depende del morrico de cada cual como dice el amigo maño de Sanglier), largo o corto, con leche fría, caliente o templada, de verdad o descafeinado y en este último caso, de máquina o de sobre. Por cierto que la máquina para preparar el café es de la más excelente calidad. También le servirán si lo pide, y con mucho esmero, café sólo. Con su espumilla clara agarrada a las paredes de la taza, el aroma sutil y profundo, el punto de amargor necesario. No necesitará azúcar. Por cierto que el grano de café que se muele para preparar el café es también de la más excelente calidad.

Y si le pide a Quintín, el camarero, que le sirva mariconadas extranjeras (ristretto, machiatto, americano, luongo ma non troppo…) pondrá cara de resignación, pero le dará satisfacción, comentando la jugada con una frase: vamos un café sólo de toda la vida, hay que fastidiarse, menudo pedazo de gil… La última parte la dirá mascullada, entre dientes, de manera que usted, cliente pedorro y maricuelo, no la entenderá. Qintín no es que sea hipócrita y ponga verde a los que se lo merecen por lo bajini. Hipócrita no, pero tonto tampoco. Es ágil para su edad y si le calientan salta la barra de una vez y le cae a trompazos al impertinente contestatario que se le ponga farruco. Dice que eso le hace perder tiempo y que si al pelagatos le da por sangrar por la nariz de la trompada se le puede manchar la chaqueta blanca del uniforme que lleva siempre impoluta. Así que mejor tener paciencia y desahogarse con un murmullo.

En el Café de los Goliardos se sirve también un excelente chocolate, tan espeso como debe. Y los churros, o las porras (según le vaya al morrico de cada cual como dice el amigo maño de Sanglier), son excelentes, servidas por la muy antigua, muy noble y muy leal churrería de Nava de Goliardos.

¿Qué si Nava es un nido de violencia reaccionaria? ¿Lo dice porque Quintín salte la barra de vez en cuando? Pues sí que es usted finolis. Vamos a ver, la barra no hace falta saltarla cuando la gente es educada y se limita a dar los buenos días y a pedir un café con leche, largo de café, en taza de porcelana de la China con dibujos florales (¿le vale de Sajonia que estamos fregando la china?), y una ración de churros, servidos enteros en plato llano aparte. Ningún problema, marchando. ¿Y un dedal de Magno no le apetece, para aclarar? Pues venga.

Muchos clientes habituales del Café de los Goliardos tienen su propia vajilla para desayunar. Doroteo un juego de café de porcelana de Meisen, Tato desayuna en Sargadelos y Bergamota es poseedor de un juego para chocolate del Buen Retiro, una joya que Quintín cuida con esmero. Ahora, si empezamos preguntando que si tiene leche de soja y zumo de maracuyá, pues eso no es faltar pero casi, es ir con el dedillo tenso buscando un ojo para meterle hasta la tercera falange. Y luego las quejas, que si la tortilla de patata no tendrá cebolla, que si el jamón tendrá denominación de origen y oiga ¡a mí me gusta desayunar cereales con pasas y pipas de centeno! Pues oiga usted ahora caballero: ¡Eso que usted pide aquí no se sirve! Y desde ese momento puede pasar cualquier cosa. Y no pida té, que esto no es Rusia. También es verdad que dos veces al año Quintín salta la barra y sacude (sólo un poco) porque sí, automática y aleatoriamente, le toque a quien le toque. Eso ya es un poco desconcertante y hay que darle una vuelta al asunto y ver como se cuece.


Vamos al diálogo. Es transcripción del gran Bergamota que estaba en la mesa de al lado, desayunando con el periódico local, y pegó la oreja, sin poder evitarlo. No se dice en la transcripción quien hablaba, pero cualquiera se lo puede imaginar. Por cierto el periódico que leía Bergamota con el desayuno era La Voz de Nava, vicedecano de la prensa local, unos meses más joven que La Nava Moderna, decano señero y tronador, propiedad de Doroteo. 

 
- Mi zapato preferido es la chinela.
- ¿Oiga pero que declaración es esa? ¡Yo no le he preguntado nada!
- Puesta en pie femenino oiga, ¡que está usted pensando!
- No, yo nada, pero como están los tiempos como están…
- Dice el diccionario que chinela viene del italiano pianella… ¡Que quiere que le diga! Es el zapatito de casa que cuelga de los dedos regordetes del pequeño pie de la Olimpia de Manet.
- ¡Pero bueno! ¡Que se la van los ojos al cielo! Contrólese un poco.
- Uno tiene sus debilidades, sí señor. La chinela juega al escondite, es cerrada pero está suelta, tapa y esconde, pero permite asomarse. Todo lo que hace que el cuadro sea profundamente escandaloso es la presencia de la juguetona chinela, verdaderamente obscena. Es lógico que en su día provocara ese terrible revuelo. El público de entonces captó el asunto perfectamente, supo mirar el cuadro y tuvo ante la pintura una reacción. La pintura no se había convertido todavía en cromo.
- Desde luego tiene usted unas cosas… ¡Debilidades de una naturaleza morbosa! ¡Y las cuenta tan fresco!
- Por supuesto, en esta época de descarado y grosero exhibicionismo yo exhibo como el que más. Yo soy al fin y al cabo un hombre de mi tiempo. Verá usted, yo estoy escribiendo una tesis sobre el pie femenino y el siglo XIX, partiendo de la literatura de Pepe Queiroz…
- ¿El de los mostachos?
- Ese.

Por cierto, el Café de los Goliardos tiene una colección de loza y porcelana expuesta en bonitas vitrinas de marquetería de limoncillo que quita el hipo: China Ming, Sajonia, Meisen, Sevres, Cartuja, Pasajes, Buen Retiro, Talavera, Manises, auténtica Capodimonte napolitana, Wegdwood, royal Albert, en fin, para que les cuento. Pásense un día y lo ven, que merece la pena. Y se toman un café al gusto, que para eso está Quintín, para dar emoción a la vida.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA INCONGRUENCIA DE LA JERARQUIA Y SUS EFECTOS

El canal de televisión 13 TV cuenta entre su accionariado con una participación mayoritaria  de la Conferencia Episcopal Española.

El pasado 11 de noviembre el secretario general de la Conferencia Episcopal Española,  José Gil Tamayo, en su intervención en el Foro de la Nueva comunicación realizó las siguientes declaraciones:

“Nosotros tenemos un mandato que está desde los principios del cristianismo, que es el de comunicar”, subrayó. “Lo hemos hecho a lo largo de la historia con los medios que ha puesto a nuestra disposición la invención humana y lo seguiremos haciendo, pese a quien le pese, y buscando no privilegios, sino los mismos derechos que los demás para expresarnos con libertad en sentido pleno”.
El secretario general de la Conferencia Episcopal afirmó que “los medios se tienen para dos cosas: para ganar dinero o para influir, y nosotros no queremos perder dinero y sí queremos influir”. “Así de claro. Esto es un titular”, remarcó.
(Textos tomados del artículo de Gabriel Ariza publicado en InfoVaticana el 11 de noviembre de 2016)
No pongo en duda que el propósito de la CEE sea el de comunicar a través de 13TV pero lo que si pongo en duda es su habilidad para comunicar los valores adecuados.
Hace pocos días, en el programa El Cascabel del 14 de noviembre conducido por Antonio Jimenez, a invitación del conductor del programa los tertulianos comentaron la ridícula afirmación de Antonio Hernando del PSOE que dijo que pensaba celebrar el "bautizo civil" de su hijo.
Pues bien, ni uno sólo de los presentes fue capaz de hacer un comentario que con claridad explicara la naturaleza sacramental del bautismo y la estupidez radical de la memez progre de un "bautizo civil". Los presentes se limitaron a hacer "chistes" y comentarios más o menos jocosos pero con un nivel de calidad intelectual nulo y con una tibieza absolutamente incalificable.
En España existen varios miles de intelectuales católicos que cultivan las más variadas ramas del saber. No me refiero a curillas inapetentes ni a meapilas afiliados a la mamandurria del profesional catolicismo sino verdaderos y auténticos profesionales de su ciencia y saber que son católicos de verdad y piensan y viven como tales. Estos señores no son invitados nunca jamás a participar en ninguna tertulia (salvo error que muy de vez en cuando se produce) y su voz no se escucha más que en los reducidos círculos dónde su prestigio profesional les hace acreedores de atención.
Es evidente y palmario que los señores responsables del ramo comunicación en la CEE evitan cuidadosamente a esta gente independiente.
No pueden argumentar que no hay nadie. Hay muchos pero no les gustan. No son católicos profesionales ni muñequitas de cera.
 Prefieren reclutar entre la tropa común de indecisos, laicistas profesionales, progres confusos, rojos confesos y demás ralea que puebla los medios de comunicación.
Si el resultado de esta decisión consiste en un mensaje torcido, vacío, hueco, blandito...que se le va a hacer. Ellos lo han intentado, son buenos chicos, son tolerantes, son integradores, son equidistantes....¡son un asco!
La responsabilidad en la que está incurriendo la Jerarquía es enorme. No sólo no son capaces de reconocer el desastre de la gestión de sus predecesores y el estado lamentable de muchas áreas bajo su responsabilidad sino que persisten en transitar los mismos caminos equivocados. Más almíbar, más vaselina, más huevo hilado...y luego se quejarán de los continuos ataques a la Iglesia y a los cristianos. ¡Compren un espejo y mediten sobre la imagen que refleja! 

martes, 15 de noviembre de 2016

Mein poligonen.


Está el poligó (mein poligonen) cobijado esta tarde por el sol que más calienta. Recibirlo de frente, cuando a la sombra hace un frío gélido, es un consuelo. Todo brilla, todo luce y hay incluso que entornar los ojos. Y con los ojos entornados, las aristas del poligó, das mein poligonen, se suavizan, se hacen curvas. Las hetairas son pastoras, la acacia enferma es el tilo secular, las naves tristes son los escaparates de una calle bulliciosa, en el centro de una ciudad alegremente burguesa. Pero cuando el sol se zafa, cuando nos da un quiebro y nos deja en la sombra fría, todos son tubos de escape, papeles que arrastra un aire sucio y tobillero. Auditores y forenses. La rumana de la barra es mona, recia, tiene las uñas pintadas de un rosa nevera, una coleta bien estirada que le achina los ojos y a todos se dirige con la palabra cariño: ¿Te pongo un cortado cariño? Dan ganas de explicarle cuatro cosas amablemente, mire usted señorita en tiempos de don Antonio no se decía como usted dice… Los tres de la derecha le preguntan que si sabe lo que es un guarrillo. ¿Qué es un guarrillo? repite ella primero con curiosidad, luego menos divertida, porque nota que hay algo de guasa. Luego resulta que los pájaros son cazadores y le explican que no es lo mismo un cerdo que un guarro ni que un guarrillo. Así es el poligó. Hay risotadas. Gente fina. ¡Ponme un tercio y un yintoni! ¡Lo saco que comemos fuera! ¿Dónde estabas cariño? (con ese acento del este entre agudo y gutural, mimoso pero con la navaja lista, que en cualquier momento puede hacerse violento). Que he ido a buscar a mi suegra a Atocha, que venía en tren. A Atocha no va a llegar en camello, no te j… Risotadas. Vuelve a calentar el sol, esta vez de vuelta, envolviendo al paseante por completo. Cerrando los ojos, bajo el sol, se suspende el mundo y el poligó es una alegre campiña. Los que estén a veinte grados bajo cero que se j… Esta expresión, la de la jota, es muy del poligó que es un lugar caleidoscópico y que gira y cambia con la luz.