sábado, 21 de febrero de 2015

LA ENTREVISTA

-  Ha dedicado usted una biografía y una obra de teatro a la figura de Ramón Lluis García Vela. ¿Por qué?

-   Sin duda por tratarse de un gran artista polifacético.

-   ¿Un gran artista? Cuéntenos, ¿por qué le considera usted un gran artista? ¿Por qué recomendaría usted su música o sus libros al público o que acudan a la obra de teatro en la glosan su figura?

-  Mmmm. [Silencio embarazoso]. Bueno, es un gran artista porque es, porque es… ¡Porque es de mi pueblo! Es que somos del mismo pueblo. Por eso es.

- Ya veo. No sé si se da cuenta de que tal vez esa no sea un argumento demasiado solvente, demasiado sólido. Nosotros también somos ciertamente partidarios de zafarse del universalismo internacionalista, pero comprenderá que esperábamos una respuesta un poco más armada. La mera pertenencia a la misma patria chica no nos parece suficiente argumento…

-  ¿Cómo qué no? Ha sido un cultivador de lo nuestro, un defensor de nuestra especificidad.

-  Comprendo, ¿pero le convierte eso en un gran artista? El portero de mi casa también es muy específico en sus aficiones.

-  ¡Pero cómo lo pone en duda si recibió todos los premios (tots los premis) oficiales de su región, varias becas de la universidad, y diversas subvenciones de la concejalía de cultura y espectáculos de nuestro pueblo! ¡Un hombre que se pasó toda la vida experimentando! ¡Negándose por amor al arte a dar clase o a trabajar en la mediocridad del cotidiano ganarse el pan! Eso no era para él. Que bien supo entenderlo nuestra administración que tanto se desvela por la cultura. Su primo Genaro casualmente alcalde de nuestro pueblo y concejal de cultura estaba muy unido a él. Tanto que tenían una sociedad limitada juntos, la mitad del capital cada uno. Una gente muy emprendedora, verdaderos empresarios de la cultura si se me permite decirlo así. ¡Y todo por afán de progreso! Hasta una productora de televisión y un casting de artistas.

-  Me sorprende tanta atención por parte de la administración cultural porque hemos oído decir que además de ser autor de una obra más bien corta (novela y media, un poemario raquítico, una colección de canciones obscenas ilustradas por el mismo, y un opúsculo titulado “Posmodernidad y Dimorfismo, una perspectiva socioeconómica”) fue también autor de ciertas fechorías y era mala persona.

-  ¡Pero como se atreve a cuestionar a uno de los nuestros!

-  ¡Oiga que sólo le pregunto por el runrún de la calle! Al fin y al cabo soy periodista y esto es una entrevista para una publicación ligera. Al parecer desahogaba su frustración creativa -tenía las fuentes del arte más bien atoradas según parece- acosando al personal femenino de su alrededor. A una tal Mari Loli, administrativa del Ayuntamiento a cargo durante una temporada de la sala de exposiciones y de la colección de cerámica vernácula casi la deja turulata. Eso nos han contado.

-  Eso es una infamia.

-  ¿Pero no es cierto que le susurraba cochinadas al oído sobre lo que le iba a hacer cuando estuvieran a solas entre la cerámica y que la pobre mujer se tomó una caja de ansiolíticos y casi se va al otro barrio?

-   Nada, nada. La culpa era de ella, que iba provocando. Una tiorra de faldas poco recatadas, y encima se extraña. Menuda cara tiene la gente.

-   Pues al parecer hay un proceso penal en curso… No le digo más.

-   Veo que ha husmeado por todos lados, cual sabueso repugnante en busca de carroña…

-   ¡Oiga un respeto! Que yo no le he faltado. Sólo pregunto, que es mi deber.

-   Nosotros no comentamos la labor que hace la justicia. Mientras no haya sentencia callados, respeto, ¡respeto! Ya me dirá quien le ha ido con los chismes, como sea Nicasio el portero se va a enterar, a la calle. El progresismo y la delación no son compatibles. La Mari Loli era una fresca.

-   Las fuentes nunca se revelan. ¿Cómo que una fresca? ¿Pero qué expresión es esa? Mire que ya nadie habla así, de esa manera. Le puede costar un disgusto con las feministas.

-   ¡Pero que dice! Las feministas son compañeras y distinguen a la legua las provocaciones de una reaccionaria clásica de la agresión a una compañera de la lucha por la igualdad.

-  Bueno, bueno. Volvamos entonces a la obra de este señor. Los argumentos que nos da para justificar su condición de gran arte y alta literatura (o por lo menos de ser una cosa entretenida las novelas) nos siguen pareciendo melifluos y algo esquivos. Como se dice hoy en día, de poco peso…

-   A mí lo que me parece es que ya está bien de ningunearnos y de discriminarnos a los de aquí, con cualquier pretexto. Por ejemplo, esta entrevista en este idioma que es una cosa facha y opresora, ¡¡ya está bien de atropellos!! Hablemos inmediatamente en el idioma local, en lo de aquí. ¡¡Stop bullying!! ¡¡Je suis la Parla Local!! ¡A los tribunales por discriminador, por radical, por genocida cultural! ¡Cómo se atreve a cuestionar la obra de Francesc María Zagaza Tomares, uno de los performers más subvencionados de nuestra democracia, cabeza y alma de toda una red de artistas –sobre todo escultores de rotondas- diseminada y colocada por todas las concejalías, ayuntamientos, governs regionals, televisiones, diputaciós de este país! ¡¡No tengo porque tolerar que me avasalle un plumífero fascista!! ¡Usted nos ataca como siempre han hecho los de su especie, con este idioma y con la inquisición que desentierran contra nosotros en cuanto pueden porque somos diferentes y débiles! ¡Rectifique o llamaremos al dueño de su publicación ligera y se cerrará el grifo! ¡Ni publicidad institucional, ni subvenciones a la diversidad!

-  ¡Li Demana l'humils disculpes!

-  ¡Cómo! ¡En Catalán! ¡Pero por quien nos toma! Esto es una afrente más. Vamos a tener que revisar la deuda historic. En esta comarca nunca hemos hablado catalán, mucho menos español. ¡Nosotros no somos nosotros mismos! ¡Somos un producto de la partenogénesis cultural, hijos purísimos de la democracia! Sin mancha, sin pecado original. Nos deben una reparación. ¡Vaya preparando la chequera!

El periodista es zarandeado, se le echa fuera de la casa de cultura del Ayuntamiento con un terrible portazo. De camino al coche le sacuden además un terrible cantazo que casi lo deja seco.

A cargo del presupuesto público y con una generosa contribución del periódico en el que nunca fue publicada la entrevista, cuyo autor fue despedido, se estrenó hace unos días la performance Instants d'una vida sublim nostra en el teatro de la localidad. Por una lado un caro montaje audiovisual, a cargo de la productora vinculada con los promotores. Por otro, entreverado con las grandes pantallas, un espectáculo intermitente de baile sincopado, a cargo de varios actores que ejecutaron una reinterpretación de un bolero tradicional mientras declamaban párrafos del ensayo Posmodernidad y Dimorfismo. Como la Parla Local la habla poca gente y se entiende mal, se optó por traducir el texto al inglés que es más moderno e internacional. Estuvo en cartel un día. El día del estreno. La sala estuvo casi vacía aunque se habían vendido todas las entradas. Las compraron las diversas administraciones vinculadas con el sector cultural, la gestión del teatro, los deportes y el programa de mejora de la calidad democrática. Pero aunque las repartieron no vino ninguno de los agraciados. Normal, pues ninguno habla inglés y todos estaban un poco desconcertados por no saber si la obra versaba en realidad sobre Ramón Lluis García Vela o sobre Francesc María Zagaza Tomares.

lunes, 9 de febrero de 2015

MADRID (o MADRIT)

Cuando los tiempos son recios. Paseo por el glorioso sur de la espléndida ciudad. 


EL Sagrado Corazón de Jesús.




Los Reyes Católicos, Cisneros, indígenas americanos. 


ESTO LO REGALA MADRID, OIGA USTED.


RECIAS CONCLUSIONES

Adelantamos ahora las recias conclusiones de dos debates distintos, de los que más adelante daremos el detalle, la chicha, aquello que sucedió para que las cosas desembocaran en tanta violencia, en las dos atrocidades que ahora podrán leer. Esto se hace, lógicamente, para picar al verde de la curiosidad al improbable lector.

Primera recia conclusión de una escena oculta.

-          ¡Oiga que yo respeto la diferencia!
-          Es usted un gilipollas.

Segunda recia conclusión de otra escena oculta.

-          Ese es un gran escritor, un hombre profundo, siempre consciente de su arte, siempre buscando, ya me comprende, siempre reflexionando con la mirada perdida, admirable.
-          Créame se equivoca usted. Ese es simplemente y sin lugar a ninguna duda, un gilipollas, y usted también.

jueves, 5 de febrero de 2015

GALERÍA DE TIPOS FÍSICOS EXTINGUIDOS: ITALIA SIGLO XIX



Observen la elegancia de esas puntas que miran al cielo. ¡Y que decir de esa cabeza que es un perfecto huevo sobre un cuello duro que parece la porcelana de una huevera!

El mismo más joven, con pelo y corbata de lazo. Blancura inmaculada.



Federico de Roberto (el de la derecha) y Giovanni Verga (el otro, con sombrero y bastón). Dos tipos físicos que no volverán: la apostura del gran escritor reconocido, la actitud relajada del amigo que no acaba de triunfar y volverá a Sicilia, a ocupar un puesto de bibliotecario en su Catania natal.

Debajo, el mismo en una atuendo voluntariamente antediluviano, que hoy causaría escándalo y despertaría el odio de las masas mesocráticas, la extinción del tipo es completa:


Para terminar, portada de una de sus obras en edición italiana. Está traducida al español, editada por Gadir. Acantilado ha publicado Los Virreyes.  


sábado, 31 de enero de 2015

TERTULIA

Doroteo y la Condesa tiene cada cierto tiempo una tertulia decimonónica. No porque se trate de una tertulia de maneras antiguas, sino porque versa sobre aquel siglo. Se comentan las novelas de entonces. Doroteo y la Condesa consideran, sin ánimo de despreciar a nadie, que sus impresiones sobre aquella literatura y aquél mundo al que vuelven a través de la obra de los autores de aquél tiempo, no pueden ser ni compartidas ni entendidas por quien no pertenezca a una estirpe de cierta prosapia antigua. Para departir con ellos es necesario tener memorias que por los menos se remonten a entonces. Claro que no serán personales, sino familiares. Para estas tertulias, suelen espontáneamente cambiar el tratamiento, y sin darse cuenta se hablan de usted, para pasmo de quien lo oye sin estar iniciado en estas ceremonias.
-            Si querida, es un libro desolador y hermoso a la vez. Gran escritura, gran pintura de aquella sociedad, terrible historia.
-            Que retrato de la condición femenina, Doroteo, ¡Que vida!
-            Un mundo ciertamente implacable para ellas, para la que se atreviera a vivir fuera de la norma.
-            Y que agudísimo análisis de la psicología femenina, del alma de la mujer.
-            Cuanto de lo que pinta sigue siendo actual, ¿verdad?
-            Sin ninguna duda, en la medida en que los sentimientos, por mucho que pueda modelarlos la sociedad tienen una parte eterna, intemporal, que está ahí, más o menos soterrada, pero que vuelve. Esa permanente inquietud, esas ilusiones, ese soñar despiertos...
-            Y si me lo permite, que afán incesante por copular, que desenfreno sexual bajo esas levitas, chisteras, miriñaques, vestidos, faldones, lazos, abanicos y encajes.
-            Desde luego, se queda una pasmada. Pero más asombroso es aún ver a los personajes masculinos llorar, lo que se produce en más de una ocasión a lo largo de la novela. Hay brutalidad bajo esas maneras exquisitas y dolor y una aguda sensibilidad bajo esa brutalidad.
-            Una sociedad compleja, cargada de códigos que la sujetan pero bajo los cuales la vida fluye, como el agua filtrándose por un muro que no puede apenas contenerla. Una superposición de matices, una capa sobre otra, dónde nada es enteramente lo que parece…
-            ¡Como la lasaña! si me permiten ustedes la comparación – dice Tato que ha tomado asiento y emplea el usted de rigor.
-            Pero Tato por favor…
-            No hay duda, querida Condesa, de que este Federico de Roberto es un gran escritor y merece entrar en la Gran Lista con esta obra, La Ilusión.
-            Si Doroteo, pero no es para cualquier paladar, porque el hermoso ritmo de la escritura, la profusión del retrato, los matices, son los propios de aquél tiempo, de un fluir más sereno y lento.
-            Sin duda, sin duda, comenta Doroteo.

Tato, encendiendo un cigarro añade:

-            Pues lean Los Virreyes, ya verán.
-            Tato, es usted una caja de sorpresas.

El intelectual y el paisano.

El cretino artista o EL INTELECTUAL ORGÁNICO:

-           La literatura salvífica.

El comentarista o EL PAISANO:

-           Ya empezamos.

-           Me parece muy interesante destacar…

-           A mí no.

-           El entrecruzado de elementos coincidentes bajo circunstancias colaterales.

-           ¿Vamos a dar una vuelta a ver si nos da el aire?

-           Como latinoamericano mi estancia en París tuvo un carácter iniciático y transgresor, auténtica peripecia vital.

-           ¿Y este gilipollas por qué no se quedaría en casa?

-           El artista en el lugar de privilegio que ocupa es el visionario que nos redime y nos ayuda a ver en nosotros mismos.

-           A mi este señor me molesta y empieza a producirme un cierto mareo.

-           Desde su apartada soledad comprometida (¿Se fija en mi dominio del lenguaje sin significado? Es imprescindible para vivir honradamente del presupuesto público que se forma con la plata que le jalan a usted, personajillo gris, oscuro abejorro productor, persona intrascendente que no se preocupa por las grandes cuestiones del arte… USTED NO SE POSICIONA) el artista otea un mundo de desolación que trasciende con su obra, verdadero manifiesto de una sensibilidad resueltamente moderna.

-           SI ME POSICIONO, dispuesto a patear su gigantesca posadera de chupóptero. Cuando oigo la palabra moderno, salgo corriendo.

-           Voy ahora a hacer pública profesión de mi compromiso inalienable con el Arte y …

-           ¡Mira que pibón! ¡Uy perdone! ¿Decía usted algo?

-           Mi YO está entregado a una búsqueda permanente, sin tregua, incesante, la constante problemática de la contemporaneidad…

-           ¿Y a su edad todavía no ha dado con nada? ¿No será mejor que lo deje ya?

-           Sin duda la literatura y el gran Arte, así entendido con mayúsculas, en su trascender al individuo salvan al autor y nos salvan en lo que sería un ensimismamiento creador, delimitador del absurdo.

-           Es posible que con algodón en los oídos, pero sobre todo corriendo mucho, yo logre salvarme de usted. Si soy rápido, muy rápido, es posible que el vacío que usted representa no me trague.

-           Asomados al abismo, el artista nos sujeta, nos acompaña, en un abrazo salvífico.

-           ¡Qué manía con abrazar! ¡A mí no me ponga las manos encima! Se ve que con usted todo es salvífico, pero yo casi prefiero el abismo.

-           La condición humana que yo vivo dolorosamente, en un sufrimiento interior del que no puedo apenas dar cuenta, es sin duda la materia del Arte, la búsqueda incesante que persigo a través de mi obra trascendente.
-           Cuando la caza de la subvención se hace pornografía.

-           Háblenos del oficio de escritor, de sus pasos en el cine, de su entrega a la cultura: ¿Por qué la palabra? Nos encantan las preguntas apasionantes.

-           Con semejantes preguntas me temo lo peor. Me ha dado una ahorcada al leerla.

-           Sin duda el escritor se busca y de nuevo escribe para salvarse y hacerse mejor. Es sin duda una suerte de primitivo sacerdocio, de apertura hacia el prójimo mediante la palabra, al vaciarse uno mismo en la introspección creadora. El escritor otea desde las alturas ¿me comprende? ¡Hay que reconocerles esto!

-           De nuevo, esto es para salir corriendo y no parar. El sacerdote este querrá que le mantengamos claro, es el correlato lógico de tanta obscenidad. Un paseo por la calle vale más que las obras juntas de tanto sinvergüenza.

-           La falta de reconocimiento social del escritor, de un simple escritor como yo, por ejemplo, que vivo en constante introspección y soy profundamente serio y no me pierdo un sarao, da una idea del déficit democrático que aqueja a nuestra sociedad. En este país no hay cultura sabe usted.

-           ¡¡¡El garrote!!! ¡¡¡¿¿¿Dónde está el garrote para cascar a este memo????!!! (…) Pero vayamos a dar un paseo que hace una bonita tarde, helada y clara, de esas que reconfortan el ánimo.

A la hora de la verdad resulta que el intelectual es funcionario del Ministerio de Kultura, algo que inventaron los bolcheviques, mientras que el paisano es autor de una hermosa obra poética sin pretensiones, que comparte con tres amigos escogidos. Y es el dueño e impulsor de la biblioteca pública de Nava de Goliardos, a la que dedica muchas horas de su tiempo libre, sin catequizar a nadie. En el catálogo de la biblioteca no se encuentran las obras dogmáticas del intelectual profesional, vaya usted a saber por qué.

sábado, 10 de enero de 2015

LA GRAN LISTA

Bergamota aseguraba que no eran realmente de vacación los días de asueto, si no se dedicaba un rato tranquilo a abrir los pliegos de algún volumen intonso. No faltaba ocasión de entregarse a esa labor, pues el legado del tío Semiramis contenía mucho libro virgen, al que nadie había hincado el diente (o metido mano como afirmaba Tato). Semiramis Bergamota, al morir, era dueño de una considerable biblioteca en la que junto con los libros que su sobrino llamaba de lectura, se encontraba una buena proporción de papeles y rarezas, fruto de cierta manía bibliófila contra la que el tío Semiramis había luchado toda su vida a brazo partido. Al final habían vencido los de leer a los papeles y rarezas, que sin embargo no eran pocos. La biblioteca del tío Semiramis había acabado en Nava, unida a la propia del Gran Bergamota, instaladas las dos en la planta del palacio cuyo uso había cedido Doroteo al gran polígrafo. Una de las estancias, amplia, luminosa, de fácil ventilación por los grandes ventanales orientados al Este, había sido convertida en biblioteca y despacho. No era raro que las reuniones entre los tres amigos se celebraran en la biblioteca de arriba, como se la nombraba para distinguirla de la biblioteca de la casa, situada en la planta baja. Bergamota aprovechaba para abrir pliegos con una afiladísima navaja portuguesa de larguísima hoja y cachas de madera clara, mientras se hacía la tertulia. En esos días de asueto, en el que las ocupaciones habituales dejaban sitio a un dulce aunque organizado vagar, solía unirse al grupo la Condesa de la Croqueta. Era una excepción que se admitiera a alguien en la tertulia de la biblioteca de arriba en los días de vacación, y esa excepción tenía lugar, única y exclusivamente, con la Condesa. Fidelio Lentini Spotti, el demonio de los Abruzzos, rabiaba por no haber sido nunca invitado al lugar.

Aparecer la Condesa y lanzarse todos al gran juego era inevitable. Le ofrecían asiento, se sentaban alrededor de la mesa, cogía ella recado de escribir, como le gustaba decir, y daba comienzo la elaboración de la Gran Lista:

-          Hoy nacional, he dicho.
-          ¿Nadie de fuera? ¿Seguro?
-          Seguro.
-          Hombre precisamente llevo unos días con un descubrimiento bueno y …
-          Nacional, narices.

Tato había impuesto delicadamente su criterio, pese a los intentos de Doroteo. Bergamota terciaba asegurando que en cualquier caso la lista nacional era siempre la mejor, la más valiosa, no sólo por la calidad extraordinaria del país de poetas – así se refería a España alguna vez- sino por el idioma. El idioma materno, mascado, esculpido, trabajado, rotundo, aéreo, luminoso.

-          Pues Tato, ¡lánzate hombre! dijo Doroteo un poco picado.
-          Pues claro, ahí voy: García Pavón, un fuera de serie.
-          Hombre claro, pero creo que ya le teníamos dentro de la Gran Lista…

La Condesa se tiró al ruedo:

-          De lo primero en la Gran Lista, Corrochano. ¿Qué es torear? es algo extraordinario, toda una España.

-          Por lo que a mí respecta, incluya usted en la Gran Lista al pintor Solana, por sus libros claro.

Bergamota era un devoto de los escritos del pintor y pasaba horas delante del retrato que Solana había hecho del abuelo de Doroteo: traje azul, mesa de despacho cargada de objetos –purera, habanos, pipero- en la biblioteca del palacio, de la que se veían los estantes, detrás del retratado, atestados de libros.

Finalmente, Doroteo pidió que se incluyera en la Gran Lista a Dionisio Ridruejo por los Cuadernos de Rusia. Pero lejos de dejar aquí la cosa la condesa concedió dos rondas más y así llegaron a la lista el Belmonte de Chaves Nogales; la Vida de Manolo de Pla; Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, de Gabriel Miró (propuestos por varios de los participantes a la vez), el poema de Góngora que empieza con aquello de hermana Marica…, los versos de Francisco de Aldana, El fulgor y la sangre de Aldecoa, y alguna cosa más.

Hasta que con la hora del paseo, se deshizo la reunión.