lunes, 9 de junio de 2014

MIURA III

Y MÁS DE LA DE MIURA...

EL TORO


El segundo de la tarde
Zahonero toro cárdeno bragado meano, 611 kilos, una joya de la Ganadería de los Señores Miura. 
Con toros así la Fiesta no morirá jamás.




Marco Galán.
"el mejor subalterno con el capote de todos los que han pasado por la Feria" según dejó ayer escrito José Ramón Márquez. 
Se pueden decir más alto pero no se pueden expresar mejor.

¡MIURA!

Acudimos ayer a los toros, para despedirnos de la feria de San Isidro con la corrida de Miura. Se oye a la banda tocar desde el tendido, es domingo, y los alrededores de la plaza son un bullir de gente, se presiente un lleno de no hay billetes. Uno de los pocos de la feria. Llena Miura. Antigüedad, 1849. Vemos llegar al crítico que con tanta inteligencia escribe en un periódico de los grandes, hoy que tan mal y tan interesadamente se escribe de toros. El viento le despeina la corona de pelo blanco que recompone con gesto rápido mientras habla con su acompañante, un chico joven al que va explicando una cosa y otra. La plaza tomada por el muslismo contemporáneo. Esperando en Fleming, muslismo con pamela, la sombra del buen doctor parecía alagarse más de la cuenta y maliciosa hacia el muslismo con pamela o pamelomuslismo. Como el viernes pasado, cae el sol a plomo y los tendidos, la plaza entera, están abarrotados. No queda papel dicen a nuestra espalda. Tarde también de extraordinarios cigarrones, público de trabuco y sombrero panamá. En la grada dónde nos sentamos, el muslismo contemporáneo degenera en grosero-muslismo: tres tiorras distraídas se han venido a la plaza en pijama encogido, espectáculo de desaliño poco edificante y más bien sucio. Afortunadamente lo que ocurre en el ruedo capta toda nuestra atención. De seis toros cuatro de bandera y el sexto, de peor condición, humillaba cuando iba toreado. Los cuatro primeros se arrancaban de lejos al caballo, con alegría y poder, empujando con fijeza metiendo los riñones, meneando el rabo. En general muy castigados en varas. Humillaban sin mañas ni malicia ni sentido, con poder. Pero parece que pesó más la leyenda de la divisa y ninguno de los diestros se decidió a aprovechar la ocasión. Tal vez, como en el día de Vitorino, se tratara de una terna que llega hasta dónde llega, es decir con limitaciones técnicas muy claras, con un techo que no logran superar. Con honradez y valor para ponerse delante de estas corridas, pero en una paradoja que es hoy habitual, de alguna manera abocados a no poder sacarles partido, a no triunfar con ellas. El quinto fue devuelto por escaso de fuerzas y con gran prisa por parte de la presidencia que otros días espera y espera. Según un comentario del corrillo de aficionados a la salida de la plaza “había que chulear a Miura”. Como siempre la cuadrilla de Javier Castaño, a excepción de Tito Sandoval mal ayer, dio una exhibición de excelente lidia y toreo entregado, con saber antiguo, a grabado de La Lidia, estampa de majeza goyesca. Ver a Marco Galán colocar los toros en suerte de un solo capotazo amplio y sin violencia, es impresionante. Fernando Sánchez y David Adalid banderillearon poniendo a la plaza de pie. A nuestra espalda un grupo de aficionados de Tarancón pegan la hebra con nosotros y acaban ofreciendo bocadillo, torta de Tarancón y trago de la bota. Cuando al banderillear al sexto se va por fin el sol, un vecino de localidad suelta socarrón a los amigos: no os quejaréis, precios de sol y ahora da la sombra…

Leemos por la noche la crítica que hace Vincente Zabala junior a la tarde de los “Vitorinos”. Viene a ser un texto que bebe en el mismo espíritu que tanto parece escandalizarle. Reprocha al público, al que llama masa, haber convertido la plaza en un circo cruel, y lo hace denigrando al ganado y al ganadero con la misma violencia y saña irracionales que reprocha a la masa. Con el agravante de que se le suponen a él condiciones y conocimiento suficientes para ver algo más, para ayudarnos a indagar y discernir en lo visto. Su crítica es un bajonazo infame, un despachar la tarde con la misma violencia y grosería respecto de la ganadería que fue la de cierta parte del público al pitar tan injustamente a los toreros. Que diferencia con Andrés Amorós. En su artículo en el ABC nos encontramos con una crítica serena y lúcida, en la que como modestamente lo hacíamos ayer, expresa su desacuerdo con las pitadas del público –salvando como nosotros sobre todo a Ferrera y Aguilar-, explicando que se trataba de una corrida muy difícil, pero que por otra parte no es posible que se echen todas las tardes toros sin casta, sin fuerza, sin las condiciones básicas del toro de lidia, si es que el toro debe ser la base de la Fiesta (sobre lo que no puede haber ninguna duda). El cigarro nos ha durado seis toros, una auténtica trompeta de Sancho Panza para una estupenda tarde de toros. En fin.

sábado, 7 de junio de 2014

LA CORRIDA DE VITORINO. De nuevo y por fin, el toro.


Resulta difícil expresar la avalancha de sensaciones vividas ayer, el sinfín de impresiones, de emociones provocadas por esa tarde de Toros. De Toros con mayúscula, se diga lo que se diga y nos pongamos como nos pongamos, la mayoría con el trasero en pompa. Y nos resulta difícil, no sólo por la variedad y abundancia de lo que nos gustaría expresar, sino porque somos apenas aficionados en ciernes con poca costumbre de poner por escrito lo visto en el ruedo. Eso sí, con los sentidos puestos en el toro, siguiendo el consejo de don Gregorio Corrochano.

Uno sale de la plaza derrengado, exhausto, hecho migas física y mentalmente, tal es el esfuerzo de atención que requiere la tremenda exigencia del espectáculo. Y es que no se deja ver si el espectador no pone en ello todo lo que lleva dentro. Han trabajado la cabeza, con todo lo que da de sí la pobre inteligencia que pueda llevar dentro, apoyada en los magros conocimientos que atesora el espectador, pero también las emociones: el corazón, los nervios y la sensibilidad. Si el aficionado sale así del tendido, fundido, ¿cómo saldrá el matador de toros?

Si los toros son el anacronismo por antonomasia, los Albaserrada de Victorino Martin, mejor dicho, los “vitorinos”, son en la actual deriva de un Fiesta que decae, el anacronismo de los toros. No hay hoy quien pueda enfrentarse con solvencia a este ganado que nos recuerda que hubo un tiempo en que el toro bravo atesoraba eso que se llama casta, a este ganado que hoy nos ha sobrecogido, apabullado, arrollado. Run run en la plaza durante toda la corrida, polémica, emoción, verdaderas tertulias improvisadas y encendidas entre cada toro y a la salida corrillos de aficionados que abarrotaban los alrededores de la plaza sin disolverse, un verdadero gentío comentando la tarde, y que seguían allí cuando a la misma hora de otro día se hubieran ya dispersado, o no hubieran llegado a formarse. Cuántas veces hemos salido despacio de la plaza y nos hemos encontrado los alrededores ya desiertos, con algún rezagado corriendo hacia el metro, papeles por el suelo, movidos por el aire y algún programa abandonado, pisoteado.

Ayer por la tarde no se movió de su sitio ni un espectador, no salió nadie al terminar el quinto. Me dirán ustedes que vaya reseña. ¿No habla usted de los toros? Lo que quiero transmitir es lo que sucede cuando hay toro en la plaza, cuando tiene casta, fuerza, poder, presencia, hechuras. Todo lo transforma. En una palabra, emoción, sensación de estar la plaza llena, ocupada, tomada por el Toro.

Se evocaban a la salida nombres de algunos maestros de antes: Ruiz Miguel, Palomar, Esplá, y algunos se acordaban también de Andrés Vázquez y de muchos otros de los que no tomamos nota. Y si se evocaba a aquellos maestros era sin duda por contraste con la terna de ayer, superada en todos los terrenos por una corrida enormemente exigente contra la que los tres diestros se estrellaron. ¿Dónde estaban las figuras? Las figuras que cobran altísimos honorarios a cambio de sumir y mantener la Fiesta en una negra monotonía falta de la menor emoción, que puede sin duda acabar con ella. Figuras que son una amenaza interna para la Fiesta sin duda mayor que la amenaza externa que son los anti-taurinos de toda especie.

Pero sobre los toreros de ayer apresurémonos a puntualizar algo esencial. Nosotros nos quitamos el sombrero y tenemos el máximo respeto por quien sale al ruedo a ponerse delante de una corrida como la de ayer, cuando las mal llamadas “figuras” optan casi siempre por la falta de casta, de fuerzas, de acometividad, llegando a organizar festejos con toros elegidos directamente en el campo, sin sorteo, que ya es el colmo. Figuras que por mediocridad, codicia y falta de respeto a su profesión están sumiendo la fiesta en una monotonía con sensación de amaño que puede ser su final. Por lo tanto nuestro respeto y admiración a Uceda Leal y sobre todo a Antonio Ferrera y a Alberto Aguilar. Y nuestra censura más absoluta y categórica al comportamiento final de una parte del público, quizá lo peor de una tarde tan cargada de emoción y en la que había tanto que ver en el ruedo.

Es habitual que mucho aficionados comenten el deterioro de la plaza de Las Ventas y del público que a ella acude, la proliferación de cubatas y merendolas opíparas que trasiega un público que ni sabe lo que ve ni de esa manera puede verlo. Un público que ahíto y con la boca pastosa exige faena (¡ponte a torear!), así, sin más. Y lo exigía ayer cuando era obvio que era algo que no íbamos a ver, desbordada como estaba la terna, naufragando matadores y subalternos. Pero todos ellos, sólo por estar ahí, dónde nosotros no hubiéramos bajado ni por todo el oro del mundo, merecían al menos el respeto del público. No el aplauso, pero tampoco el insulto. Desde luego se debe exigir a los toreros, sobre todos a tantos que hacen las cosas de una manera engañosa. Pero también hay que saber ver y exigir a quien puede dar y no lo hace o no quiere hacerlo, a quien se reserva o hace trampa. Ni se reservaron ni hicieron trampas Ferrera y Aguilar ayer, es que no pudieron, no supieron. Desde mi punto de vista los dos fueron ayer honrados, que es todo lo que podían darnos.

En cuanto al ganado, les remito a las crónicas que hoy habrá en diversos medios. No las hemos leído todavía, para tratar de no contaminar esta pequeña crónica. Imaginamos que pondrán verde al ganadero, injustamente desde luego. Corrida magníficamente presentada, espléndidos toros, serios, poderosos. En el caballo, varios no pelearon con franqueza pero otros repitieron varias veces, y se les pegó mucho, en la muleta fueron a más, humillando, con casta, pies, fuerza, poder. Bocas cerradas y muertes espectaculares. El quinto tal vez manso, pero no pudimos verlo porque el matador no quiso sacarle de sus querencias y planteó la faena dónde quiso el toro. Primero en la tablas dónde el animal se hizo fuerte al terminar el tercio de varas y se mantuvo durante el segundo y luego en los chiqueros.

Les dejamos con este párrafo de una reseña de Rafael Cabrera, publicada hace unos días, que creemos viene a resumir muy adecuadamente el trasfondo de lo que vimos ayer y el momento que vive la Fiesta, público aparte. Y el domingo Miura si Dios quiere.

“Hace años sabías que un Raúl Sánchez, un Miguel Márquez, un Pedrín Benjumea, un Sánchez Bejarano, un Aurelio García Higares, un El Hencho, un Dámaso Gómez, un Pepe Ibáñez o Juan José, El Regio o El Inclusero y tantos otros lidiadores de más o menos segunda fila, tenían la capacidad y solvencia necesarias para quitarse ésta, o la corrida de El Pizarral, Cortijoliva, El Jaral, la de Sánchez Romero, Villagodio, Frías, Luciano Cobaleda, Arcadio Albarrán, Marqués de Albaserrada, los saltillos de Charco Blanco, los mezclados de Zaballos, la de Camaligera o cualquiera de las que en los años 70 y 80 pisaban el ruedo madrileño en los calores del estío.” Y ayer añadía la gente, un Ruiz Miguel, un Palomares, un …

MISCELÁNEA con recetario de poligó.

Dice Calvino de Liposthey que habrá que contar algún día las tardes de toros del gran Bergamota, de las que da muchas pistas, espigadas aquí y hallá, el material que con paciencia de escribano antiguo va desgranando el devoto biógrafo, y hasta cierto punto, reconocerlo es de justicia, hagiógrafo, de nuestro protagonista, el gran Alcides Bergamota, el grande. Veamos algún ejemplo, sacado de uno de los numerosos cuadernos de apuntes bergamotianos que se conservan en la biblioteca de Nava de Goliardos. NAVA, así sin ese, narices.

Algunos tabacos de pipa huelen extraordinariamente, tanto en la lata como al prender, pero en conjunta la pipa seca los morros.

A la salida de los toros, un grupo de aficionados nobles, encastados pero también con algo de genio, declaran su enfado por lo visto, el estado del público, de la plaza, de España. Teniendo parte de razón o mucha, en cuanto a público y plaza, quizá lo visto en el ruedo no nos desagrada tanto como a ellos. Hablando de que al poco tiempo de adquirido lo de Juan Pedro Domecq se les va de las manos a los nuevos ganaderos, lo explican diciendo que es que ahí dentro, en ese ganado, están metidas todas las castas y que sin la receta original –que sólo tiene el vendedor que transmite las reses pero no libros genealógicos, historia, etc.- enseguida se modifica la mezcla y sale por dónde menos se espera. Hacen toda clase de bromas sobre el símil de la cocina, la receta, el coctel, etc.

Gazpacho al vinagre revirado, con espanto de tropezones a la grasa y cadaver de hortaliza.
Marmitaco con k a la infamia harinosa, en mortaja de pez muerto.

viernes, 6 de junio de 2014

PANORAMAS

Al agitador de la coleta le están sacando sus vergüenzas a base de bien. Ni sus "doctrinas" son originales, ni sus independencias son tales, ni su antisistemismo es el que parece, ya que no es sino un hijo predilecto del sistema de masas -la casta televisiva- y su "lucha por el poder" la está haciendo desde y para el sistema. 

A estas alturas, quien no quiera darse cuenta que es un gran timo teñido de rojo intenso es porque es memo o porque es trucho. Que cada cual elija su opción.

De todo este espectáculo lo más lamentable es comprobar, una vez más, el borreguismo de una parte no pequeña de la población. 

La diferencia social entre la primera transición y la que ahora quieren imponer como segunda transición o revisión radical republicana, consiste a mi juicio en que la sociedad de los setenta y ochenta era mucho más madura, creativa y rica intelectualmente que la del tiempo actual.

Estamos hartos de escuchar que la gente de hoy día está mejor preparada (una cantinela falsa de toda falsedad en cuya refutación no me voy a detener ahora) pero la realidad es que su compromiso ético y político y su capacidad creativa son muy inferiores a las de sus mayores.
Si hay dudas, ruego se compare el panorama artístico en todas sus expresiones: música, pintura, literatura, cine...y no sigo para no abochornar a nadie.

La transición política no fue la maravilla que nos venden, pero la base social sobre la que se edificó me parece bastante superior a la actual.

Los que han votado las opciones antisistema o son gentes enrocadas en mitos ideológicos o son gentes sin suficiente formación para darse cuenta de que están comprando humo. Un humo sucio y peligroso para la salud, mucho peor que el del tabaco, un humo que lleva al totalitarismo, la pobreza, la represión y la fealdad.

En cuanto a los seguidores de las diversas facciones independentistas (catalana, vasca, gallega...) no cabe decir mucho más que no son sino panteistas que ha substituido el credo de sus mayores por la religión del pueblo, paisaje y lengua (no hablan de la raza porque se les rompe el juguete). 

No hace falta mas que palpar el ambiente de los pueblos muy contaminados donde el "ser" independentista es una forma de vivir y entender el mundo que excluye cualquier otra opción intelectual, espiritual y estética. 

Es el triunfo de la tribu, la pasión cegadora por el paisaje como nuevo dios, la lengua como forma de comunicarse con ese nuevo dios que nadie que no es de la tribu posee. En fin, hace falta mucho manicomio, mucha lectura, mucho viaje y sobre todo mucho trabajar duro y dejarse de vivir de los impuestos que pagan los demás.  

CONSTERNACIÓN EN LA CASA DE POMAR. LA TENSION SE MASCA EN EL AMBIENTE. EL CONCURSO DE REINAS MORAS Y SULTANAS RECIBE SU PRIMERA CARTA

Tras la nota publicada ayer por Calvino de Liposthey en la que acusaba al honorable Pomarada de maquinaciones propias de un Richelieu várdulo, una nube de preocupación y tensiones se ha posado sobre los tejados de Villafranca de Pomar.

Se rumorea que el escrito del emérito biógrafo de Alcides Bergamota  ha sumido a Pomarada en la más profunda consternación. 

Si bien no se ha efectuado ninguna declaración pública, desde su casa se ha filtrado una noticia, por confirmar, que apunta a un posible caso de manipulación y suplantación de la personalidad, ya que al parecer el nombre y prestigio de nuestro notable conciudadano ha podido ser empleado con mano artera por algunos jóvenes locales para armar un "concurso de prietas" (así lo han dicho, al parecer, tomando unas copas en el Club Bonni, ayer, a medianoche) y engañar a la bodega Santo Niño de la Roca para que patrocine una francachela cordobesa en compañía de las agraciadas triunfadoras.

Mientras, la dirección del Casino de Villafranca de Pomar nos remite el primer mensaje que les ha llegado y que por su indudable interés periodístico compartimos con nuestros estimados lectores. 


Queridos Señores,

Me llamo Mónica Gugelprieti-Smith, mis amigos me tratan de "Moni", soy nacida en Buenos Aires el 8 de marzo de 1980, licenciada en psicología por la UBA, doctorada en terapia conductiva por la UCLA, magister en relaciones interpersonales en la UPPM (universidad popular de Puerto Madero) ejerzo la profesión de terapeuta con clínica privada abierta en La Recoleta, entre mis aficiones se cuentan el yoga, el pilates, el running, el snowboard y el ala - delta que practico en Neuquén cuando voy a visitar a papá y a la tita Rosa (una morucha con la que se lió mi papá cuando mamá murió atragantada por una pasta de té durante una partida de bridge en el Alvear).

Soy una mujer moderna, comprometida con los challenges de la vida actual y abierta a las experiencias interpersonales enriquecedoras. 

Heredé de mamá una mata de pelo castaño con brillos rojizos y ojos verdes como las aguas de una laguna patagónica (aquí cito al poeta local Ataulfo Silva que me hizo unos versitos siendo chiquita) y de papa una altura considerable y una estructura ósea imponente sobre la que armé un body de ensueño (palabras del presidente del jurado de miss Punta del Este cuando me concedieron el título).

Ha llegado a mi conocimiento su concurso de Reinas Moras y Sultanas, convocatoria que me parece bárbara ya que marida las esencias estéticas de la madre patria con las posibilidades estructurales de la hembra porteño-patagónica.

Antes de remitirles mi formal application letter desearía aclarar un punto relativo al premio. Si bien me pierden las costumbres de la madre patria hay un punto en qué no podré complacerles y es el de asistir a una corrida de toros. A mi el bullfighting me ho-rro-ri-za. Los toreros son chicos guapos y los toros bellísimos, fascinantes, pero la mera idea del ensañamiento me atormenta.

Les propongo que en caso de ganar el concurso, como muy probablemente sucederá, substituyamos la jornada taurina por unas sesiones de kitesurfing en la playa de Tarifa.

¡Estoy loca por unirme a su competencia!

Espero su respuesta a vuelta de correo.

Un beso grande. ¡Chau!
Moni.