jueves, 27 de marzo de 2014

DE LOS FALSOS DIÁLOGOS, OTRA VUELTA DE TUERCA EN TORNO A LA SECESIÓN.

Los periódicos digitales nos informan de las declaraciones que ha hecho esta misma mañana Miguel Roca durante un foro empresarial en Barcelona.

Al parecer, el señor Roca, "padre" de la Constitución de 1978 ha instado al gobierno de España y al de la Generalidad a sentarse a negociar.

Pero vamos a ver, señor Roca, ¿que quiere usted que "negocie" una parte de la Nación española con la otra? 

Roca sabe muy bien que Cataluña no es sino una parte de la Nación española (Articulo 2 de la CE 1978) y su autonomía no les concede un estatuto nacional propio.

Los separatistas quieren que Cataluña deje de formar parte de España. Dejando de lado la opinión que esa postura me merece, esto solo podría suceder si el sujeto de la soberanía nacional (el pueblo español) llega a un acuerdo al respecto.

Como Mas, ERC y el resto de actores del movimiento independentista catalán saben que el pueblo español no les va a regalar una parte de España para colmar sus delirios, han adoptado una estrategia de amenaza e imposición, una política que quiere ser de hechos consumados.

Si el gobierno de Rajoy se sentará "a negociar" como propone Roca de lo que podrían hablar es de dos cosas; o bien de la reforma de la Constitución de 1978 o bien de otras acciones o medidas que no impliquen la reforma pero que endulcen el paladar nacionalista.

Si Rajoy, y esto es política ficción, quisiera caminar por la senda de la reforma, asumiendo que podría ser el final de los cinco siglos de Nación española, no tendría que sentarse ni con Mas, ni con nadie, sino que tendría que presentar una iniciativa ante las Cortes.

Dado que la reforma implicaría una revisión del Título Preliminar de la Constitución, tendría que aplicarse lo establecido en el Artículo 168 de la misma y eso implica la apertura de un proceso que a esas alturas de la historia de España no parece ni sencillo ni muy oportuno, máxime cuando el "detonante" no pasa de ser un capricho glandular de una cuadrilla de extremistas, demagogos y delincuentes.

Si Roca se refiere a que deben sentarse a negociar los políticos Rajoy y Mas para ver como puede "colarse" la reforma de tapadillo (Roca tiene atesorada experiencia en estas faenas ya que lo hizo en la CE de 1978) y así calmar los ánimos de unos y otros, me temo, que las cosas han llegado a un extremo en el que parece muy difícil que lograran su propósito sin generar una situación de inquietud popular de muy difícil manejo.

Otra cosa sería (seguimos con la política ficción) que el PP perdiera por completo la cabeza y que Mariano se abstuviera de hacer nada en absoluto dejando a los independentistas que hicieran su revolución y proclamaran la independencia de facto, e iniciaran una pantomima de ocupación de calles y sedes de órganos del estado. 

Esa opción también se nos antoja difícil ya que el gobierno del PP tendría que ir dejando hacer paso a paso y soportando las consecuencias públicas de su inacción, amén de la desafección interna que esto provocaría.

Dado que no creo que vaya a producirse ni uno ni otro escenario, entonces lo único de lo que pueden hablar Rajoy y Mas es de la cantidad y calidad de la "vaselina" que los presupuestos generales (es decir nuestros impuestos) pueden aplicar a la comezón separatista.

¿De eso quiere usted que hablen Sr Roca? Si es así dígalo, y si no, si a lo que se refiere es a las otras opciones arriba apuntadas dígalo también pero claramente, sin tapujos, sea valiente y díganos, por una vez, lo que piensa de verdad.






martes, 25 de marzo de 2014

LA SEGURIDAD PUBLICA, PRIMER DEBER DEL GOBERNANTE, ANTE LA VERGÜENZA DEL 22 DE MARZO

Las escenas de la paliza propinada por los criminales de extrema izquierda a los miembros de la Unidad de Intervención Policial son escalofriantes y encierran un mensaje intolerable.

La primera y primordial función del gobierno (ya se este municipal, autonómico o nacional) es garantizar la seguridad ciudadana. 

La sociedad otorga al gobierno el ejercicio de la fuerza para garantizar su seguridad.

La educación, la sanidad, la cultura, las vías públicas, todo eso va muy por detrás de libertad y seguridad ciudadanas.

Si no se puede caminar libremente por las calles sin temor a la acción de los criminales la acción de gobierno ha fracasado por completo.

La Policía es y debe ser la representación de la autoridad nacional y por tanto son sujetos que deben gozar de una particular protección y de un prestigio y respeto máximos.

Lo sucedido el sábado pasado en Madrid es, simplemente, intolerable. 

No hay excusas ni explicaciones. Hoy leo en la prensa que existen sospechas de que las órdenes de aguantar y no repeler dadas a los miembros de la UIP se debía a la presencia de observadores internacionales. Espero que no sea cierto, de serlo, justificaría la dimisión de toda la escala de mando del Ministro del Interior para abajo.

El denominado centro derecha encarnado por el PP ha dado numerosas muestras de su tibieza en el uso de la fuerza, es uno de sus típicos y mas peligrosos errores.

Con la seguridad pública no puede jugarse. La actuación policial debe ser rigurosa y contundente. 

La calaña revolucionaria, sea del signo que sea, debe saber que si tratan de tomar la calle e imponer el desorden se encontrarán con la fuerza del orden que se impondrá con todo su vigor, sin ensañamientos ni irregularidades pero con toda contundencia y con el grado de fuerza que sea preciso.

A todos los que se les llena la boca hablando de las democracias de nuestro entorno y mirándose en el espejo del Reino Unido, Francia o Estados Unidos, les recuerdo que en esas naciones que ellos consideran "espejo" el ejercicio de la fuerza en defensa del orden público es algo con lo que no se juega ni se negocia.

Si quieren imitar a otros, que empiecen por imitar lo que es digno de copiarse y no los balbuceos ñoños, las melindres del bostezo y la poltrona, los temores al apelativo. ¡Cuanto mal se hace y se consiente para que a uno no lo bauticen de facha en las televisiones de la progresía!

Sanglier.

OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE

No deja de tener un cierto tinte poético la coincidencia en los homenajes a Azkuna y Suárez. 

Dos personalidades muy distintas, dos situaciones alejadas, dos acciones políticas de muy diferente calado y sin embargo, en ambos casos, han recibido el sincero homenaje por parte del pueblo anónimo, del ciudadano desconocido que sin que nadie le empuje a ello se planta en la calle, en una iglesia, en una plaza y agradece al político que ha hecho algo por el bien común.

Las imágenes de ayer en Bilbao tienen a mi juicio una lectura sumamente positiva. 

Señores del PNV, tomen buena nota, otra sociedad es posible. Revolucionarios de izquierda separatista, tomen nota, la sociedad vasca, la sociedad española no quiere dictaduras marxistas ni proclamas manchadas de sangre inocente. Señores del PSE, ya está bien de hacer la revolución soterrada, ya está bien de alentar odios y divisiones. Señores del PPPV, escojan a los mejores y no aúpen a mas niños inanes sin nada que aportar. 

De todos ustedes depende que en la próxima década se construya otra sociedad, los mimbres existen.

Ayer los Príncipes de Asturias y los representantes del gobierno fueron recibidos en Bilbao entre aplausos y créanlo, los que aplaudían no eran ni votantes del PP ni patriotas de pulserita nacional sino gentes de todo tinte e ideología, muchos nacionalistas vascos, muchos no nacionalistas de esa derecha que no tiene representación, socialistas, no alineados de todas clases, edades y condiciones y una vez mas, mucha gente mayor que ha vivido los últimos sesenta o setenta años en una sociedad enferma y enloquecida y que las han pasado canutas.

Los españoles (ya sea en las provincias vascongadas o en cualquier otro rincón) lo que necesitan y aprecian son políticos decentes orientados al bien común. Están hartos de chorizos, tahures, malenis, mases y demás ralea.

Si no me creen, comprueben ustedes los índices de abstención. Mucha gente no vota porque está harta de los políticos profesionales que sólo buscan mantener su esfera de poder.

En la despedida de Adolfo Suárez las gentes entrevistadas repiten algunas palabras que me parecen capitales: "honradez", "entrega", "valentía", "patriotismo", "diálogo"...

No soy tan inocente como para pensar que a partir de ahora se producirá una catarsis que trocará a los politiquillos de quinta en gigantes, ahora bien, si espero que quede grabada en la mente de las gentes que otras formas son posibles y que el tan denostado pueblo español no es la masa borregil y lamentable que los propios políticos creen y a la que maltratan sin piedad ni vergüenza.

Pasarán los lutos y volverán las gentes a lo suyo. Quizá todo quede en unos efímeros homenajes pero por unas horas se han dejado ver las entretelas de una sociedad latente a la espera de unos líderes que la conduzcan a una situación mejor.

No puedo dejar de consignar el espectáculo lamentable ofrecido ayer en el Congreso por dos personajes como Pujol y Mas. Pujol que sabiendo bien lo que hacía dinamitó el consenso para lanzarse a una loca carrera independentista dejando a su paso un reguero de latrocinios y mendacidades. 

Y Arturo Mas, que de nuevo no perdió ocasión de dar buena muestra de su altura moral e intelectual y  no tuvo empacho en aprovechar que el cuerpo de Suárez estaba aún caliente para emplear su figura como ariete con el que golpear al gobierno e insistir en sus locuras, sus mentiras, su maldad. 
Tan asquerosa fue su intervención que hasta un político de acrisolada doblez como Roca no pudo aguantarse y afeó públicamente la inoportuna y anti estética actuación del representante de todos los catalanes.

Creanme, otra sociedad es posible, sobran ciudadanos pero faltan líderes.

Sanglier.

lunes, 24 de marzo de 2014

ANTE LA MUERTE DE ADOLFO SUAREZ

Ha muerto Adolfo Suárez, Dios lo acoja en su seno.

A escasos metros de mi despacho se agolpan miles de españoles en fila silenciosa. 

En Madrid hace una tarde fría. El cielo amenaza lluvia, es una jornada desapacible de primavera en la que el sol no acierta a imponerse pese a los tímidos rayos que a ratos iluminan el granito del Paseo del Prado. 

Una larga fila de semblantes tristes, gente de edad madura, ancianos, algún joven, los menos. 

Figuras que aguardan en silencio para rendir su homenaje al hombre, al político, al personaje público que fue Adolfo Suárez González. 

Paso a su lado. La mayor parte de los españoles que se alinean forman parte de las generaciones que vieron, escucharon y probablemente votaron a Adolfo Suárez.

No se han cumplido todavía cuarenta años desde aquel histórico 1976 en el que Adolfo Suarez consiguió la aprobación de la Ley de Reforma Político, punto de partida de un "nuevo orden" cuyo siguiente gran hito fue  la Constitución de 1978. 

Dice Ricardo de la Cierva en su Historia total de España que la transición tuvo tres grandes protagonistas: el rey, la iglesia y el ejército y que el papel de Suárez no fue protagonista en cuanto decisivo ya que de no estar él otro hubiera se hubiera ocupado de su papel.

Estoy de acuerdo con Ricardo de la Cierva en cuanto al protagonismo indiscutible del rey, de la iglesia (lamentable papel) y del ejército (no menos triste) si bien discrepo un poco en cuanto a la figura de Adolfo Suárez ya que se me antoja que pocas personas han tenido en su vida la oportunidad de desempeñar un papel para el cual estuvieran mejor caracterizados.

El rey hizo lo que hizo asesorado por otros y en gran medida siguiendo un plan que le era conocido y querido desde muchos años atrás, cuando era aún el heredero por la gracia de Francisco Franco.

Adolfo Suárez fue el brazo ejecutor de los designios del rey, con el que estaba de acuerdo en muchos aspectos y con el que se entendía muy bien.

Adolfo Suárez era un hombre de acción. En sus "años de gloria" desplegó una actividad incansable y asumió muchos riesgos con una audacia rayana en la temeridad.

Adolfo Suárez no era un ideólogo ni un intelectual y sus grandes errores (que no fueron pocos) trajeron causa de su falta de conocimiento, primero de la Historia y luego de la condición humana.

Pienso que Adolfo Suárez actuó movido por buenas intenciones y que en su corazón abrigaba un sueño, quizá algo inmaduro, pero esencialmente noble.

Creyó sinceramente que era posible constituir un nuevo régimen que funcionase mediante un mecanismo democrático de corte parlamentario. Quizá aquí pecaba de desconocimiento acerca de la realidad práctica de las democracias de corte anglosajón.

También es posible que creyera sinceramente que los males causantes del desastre del 36 (muy vivos en 1978) quedarían conjurados bajo el influjo benéfico de la Constitución de 1978.

Lo que estoy seguro es que no esperaba que las fuerzas que se avinieron al consenso de la transición se comportaran con la terrible deslealtad y falta de honradez con la que se comportaron. Esa fue, y no otra, la causa de que la transición haya quedado incompleta.

Adolfo Suárez, una vez completado su papel de líder dinamizador del cambio de sistema fue apartado en una esquina con toda frialdad. 

Sus intentos del CDS no resultaron sino un canto de cisne y al final se echó a un lado para vivir las últimas décadas de su vida peleando contra las terribles enfermedades que asolaron primero su casa y luego a su propia persona.

Considero que los errores de Suárez no fueron tanto por empecinamiento o mala fe cuanto por desconocimiento y muy mal asesoramiento por parte de una mayoría liberal y democristiana que más tarde, de manera individual y fragmentaria ha ido entonando el mea culpa en distintos foros y formas. 

Las soluciones adoptadas en torno a los partidos políticos, el papel del ejército, la querella foral vascongada y navarra, el separatismo vasco y catalán y otros tantos asuntos que siguen hoy sin resolver se apostaron al caballo de la nueva constitución y se pusieron bajo el manto protector del consenso.

Grave error. Las autonomías se emplearon para subvertir el nuevo sistema desde dentro y los garantes del consenso se convirtieron en los primeros conculcadores del mismo.

¡Cuantos palos recibió Adolfo Suárez de sus compañeros de dentro y fuera del hemiciclo! 

Muchos de los que hoy sueltan lágrimas de cocodrilo y cantan las alabanzas del líder difunto han sido Judas y Brutos.

Pese a todo esto, la figura política de Adolfo Suárez sale muy reforzada después de casi cuarenta años de experiencia democrática. Los políticos que le han sucedido no le han llegado ni a la suela del zapato en cuanto a seriedad, compromiso, tesón y patriotismo. Aznar tuvo algunos momentos en que estuvo cerca, luego perdió el paso y se dejo llevar por sendas oscuras y triunfalismos horteras.

No deja de ser curioso que muchos de los errores de Aznar tuvieron las mismas causas que los de Suárez. Poco conocimiento de cómo está organizado el poder mundial, defectuosa calibración de los personajes que le rodeaban y visión muy parcial de la realidad de España.

El legado de Suárez ha tenido un impacto muy limitado en el tiempo y de muy escasa profundidad.

La responsabilidad esencial no fue del todo suya, ni mucho menos. Suárez lideró un cambio de sistema que requería unos políticos con altura de miras y capacidad de servicio y sacrificio. Sucedió todo lo contrario.  

El PSOE hizo la revolución desde dentro y cambió España. Los mandatos combinados de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero
han supuesto la más profunda y vertiginosa alteración sufrida por una nación occidental hasta la fecha. El papel del PP no ha ido más allá del de comparsa acomplejada. 

La responsabilidad de los políticos autonómicos ha sido, igualmente, enorme. La ambición por el poder, la corrupción galopante, la falta de lealtad, la tergiversación han conducido a la situación actual. 

El equilibrio en pro de un bien común por el que luchó Adolfo Suárez no se ha conseguido es por ello que sostengo que la transición quedó incompleta.

El régimen implantado para dirigir la Nación hacia nuevas cotas de desarrollo y progreso se ha utilizado para el enriquecimiento personal, la creación de sistemas clientelares que se han apropiado de los fondos públicos y la destrucción de la unidad.

Muchos de los problemas esenciales que enfrentaba la España post franquista siguen encima de la mesa. Lo grave no es que continúen sin solución sino que se han visto agravados por las sucesivas manipulaciones a las que se han visto sometidos.

Ayer escuché a un comentarista político decir que Adolfo Suárez, antes de que su enfermedad borrara su memoria, había dejado escritos unos cientos de folios con recuerdos, reflexiones y comentarios. No se si esta noticia es cierta y si esas reflexiones verán algún día la luz. Si es así, espero que haya dejado consignadas sus reflexiones acerca de lo sucedido desde su retirada hasta principios del nuevo siglo.

Quizá lo más interesante del legado de Adolfo Suárez sea su imagen de hombre apasionado, pues sin duda lo fue. A la vista de las tristes figuras políticas que pueblan los salones del poder en estos días, la imagen de un político valiente y apasionado resulta sumamente reconfortante. 

Acertadada o equivocadamente, Adolfo Suárez intentó crear un marco nuevo. 

Suárez tuvo fe en la capacidad de sus compatriotas para organizarse sin necesidad de recurrir a deidades tutelares laicas. 

Quizá fue un soñador, quizá fue un inocente, quizá pecó de audaz y le faltó reflexión. 

Es fácil juzgar en la distancia, a toro pasado, y muy difícil trabajar rodeado de intrigas, presiones y muerte. Es importante recordar que durante los gobiernos de Suárez se enterraron, proporcionalmente, a más víctimas de ETA que en todo el resto de ciclos políticos anteriores y posteriores (y eso que los "chicos de la capucha" eran unos luchadores antifranquistas...). 
  
Descansé en paz Adolfo Suárez, un político muy español, un hombre de acción que colaboró con el rey para dar un giro a la Historia de España y cuyo legado político ha quedado sucio y roto en un rincón a la espera de que venga alguien decente a recomponer las piezas y volver a poner la maquinaria en marcha.

Sanglier.

UN BREVE PERO SINCERO HOMENAJE A IÑAKI AZKUNA, ALCALDE DE LA VILLA DE BILBAO, RECIENTEMENTE FALLECIDO

Sirvan estas líneas para rendir un humilde tributo a Iñaki Azkuna fallecido el pasado jueves tras una larga enfermedad.

Si bien su labor política se remonta a los gobiernos de Ardanza con quien colaboró, primero desde la dirección del Servicio Vasco de Salud y luego como consejero de sanidad y secretario general de la Presidencia, fue en su larga etapa como alcalde de Bilbao (el segundo alcalde con mandato más extenso tras Zugazagoitia), cuando dio verdadera medida de sus capacidades como gestor público. 

Azkuna ha sido un caso excepcional por diversas razones. Primero por sus logros, indudables para cualquiera que haya conocido el Bilbao de los ochenta y el de los comienzos del siglo XXI, segundo por su estilo amable y conciliador pero sin renunciar a la seriedad y la firmeza y tercero por su forma de ser el mismo sin claudicar ante las fuerzas internas y externas que le presionaron en muchos casos de forma violenta.

El sincero cariño con el que el pueblo de Bilbao ha despedido a su alcalde deja muy claro que en España no falta gente buena sino libertad en los aparatos de poder que no permiten que personas serias asuman el liderazgo.

El caso de Iñaki Azkuna reviste un particular interés ya que ejerció su labor desde las filas de una formación política que ha recibido, con razón, las más agrias censuras por su desnortada estrategia política. 

Desde que ganó la alcaldía en las elecciones de 1999, con gran mano izquierda, buenas formas y mucho "bilbainismo" Azkuna fue haciendo su propio camino convirtiéndose en un referente de una forma de hacer que despertaba grandes adhesiones en el electorado y envidas y rivalidades dentro de sus filas y en ciertos sectores de frente estrecha que le achacaban una imagen y un estilo poco propios de un "político euskaldun".

Yo creo justamente todo lo contrario. Azkuna fue muy vascongado en su forma de ser y hacer y muy bilbaino en su forma de aparecer y manifestarse.

Azkuna fue el ejemplo vivo de lo que podría ser y sin embargo no es porque faltan gentes de su estatura e inteligencia. 

Me gustaría que el ejemplo de Azkuna sirviera para que los partidos se dieran cuenta de que atrayendo gentes válidas se obtienen mejores resultados, incluso electorales, pero a estas alturas no pienso pecar de inocente, al menos no en estos asuntos.

Me temo muy mucho que ni el PNV ni, por supuesto, el resto de partidos políticos que ejercen su acción en las tres provincias vascongadas, han aprendido mucho del ejemplo de Azkuna. Ojalá me equivoque, estaré encantado de reconocerlo.

Homenaje sentido a este hijo de Durango y excelente alcalde de Bilbao. Su obra quedará como testimonio de que otra forma de hacer es posible.

Los amantes de Bilbao le agradeceremos siempre su labor.

Iñaki Azkuna, goian bego.

Sanglier.

domingo, 23 de marzo de 2014

DE LA FAMOSA REVISTA "EL PÁJARO CANTOR", DAMOS ESTE SUELTO.

El tiempo que hace
Pues mire usted, como todos los años el calor de sopetón, sin avisar. Yo me quería poner este año en forma, para estar preparado cuando llegara la primavera, que la sangre altera (mi prima Gertrudis también, digo que también altera), estar en forma, fit como se dice ahora y correr unas carreras y unos maratones, como el soldado de Milciades y ahora, como todos los que están a la última, la masa vamos. Pero se han adelantado el calor y la primavera y me han pillado con el cocido todavía en la mesa y traje de tres piezas, que con chancletas no pega. Yo también soy masa pero por constitución, y lo digo sin entrar en cosas políticas. Vamos que me gusta la buena mesa. Eso sí, luego hacer una buenas flexiones a ver si me toco las rodillas. Pues eso, calorcillo, calorcete y los primeros árboles en flor, pum, de golpe, sin previo aviso, unas perspectivas que quitan el hipo en colores rosados, blancos, amarillos. A lado de mi casa la calle convertida en un cántico al color: prunos, almendros, mimosas. Y la pajarería venga a cantar. El otro día estaba sentado en un banco terminando un cigarrón y veo un mirlo que andaba rebuscando en la hierba. Con el pico naranja y venga a brincar. Y me dio por hacer lo mismo. Me puse a imitar los movimientos del pájaro y como estoy un poco fuerte, sonaban mis brincos, patapum, patapum. Una señora que estaba en el banco de al lado se asustó, con un ¡huy Jesús! ¿Qué pasa señora no ha visto nunca a un mirlo dar brincos? Se lo dije mientras me lanzaba desde el banco a la hierba dando un salto de circo, como el mirlo. La señora salió corriendo. Total que menuda clase me dio el mirlo, en forma, en forma me pongo si repito. Pero lo que decía, menudo calor, calor, calor, así que me fui a tomar unas cervecillas y luego encendí un Sancho Panza, y a ver pasar la tarde, la pajarería, las mimosas, los prunos, el atardecer, y el calor. Ya caerá una helada, ya.

jueves, 20 de marzo de 2014